Día 181, DAB Español, Sábado 30 de Junio
2 Reyes 17:1-18:12; Hechos 20:1-38; Salmos 148; Proverbios 18:6-7 (Nueva Versión Internacional (NVI))
2
Reyes 17:1-18:12 Nueva Versión Internacional (NVI)
Oseas, rey de Israel
17 En el año duodécimo del reinado de Acaz, rey de
Judá, Oseas hijo de Elá ascendió al trono de Israel, y reinó en Samaria nueve
años. 2 Hizo lo que ofende al Señor, aunque no tanto como los reyes de Israel
que lo habían precedido.
3 Salmanasar, rey de Asiria, atacó a Oseas, lo hizo su
vasallo y le impuso tributo. 4 Más tarde, el rey de Asiria descubrió que Oseas
lo traicionaba, pues este había enviado emisarios a So, rey de Egipto, y además
había dejado de pagarle el tributo anual. Por eso el rey de Asiria mandó
arrestarlo y lo metió en la cárcel. 5 Después invadió el país entero, marchó
contra Samaria y sitió la ciudad durante tres años. 6 En el año noveno del
reinado de Oseas, el rey de Asiria, después de conquistar Samaria, deportó a
los israelitas a Asiria y los instaló en Jalaj, en Gozán (que está junto al río
Jabor) y en las ciudades de los medos.
El pecado de Israel
7 Todo esto sucedió porque los israelitas habían
pecado contra el Señor su Dios, que los había sacado de Egipto, librándolos del
poder del faraón, rey de Egipto. Adoraron a otros dioses 8 y siguieron las
costumbres de las naciones que el Señor había expulsado delante de ellos, como
también las prácticas que introdujeron los reyes de Israel. 9 Además,
blasfemaron[a] contra el Señor su Dios, y dondequiera que habitaban se
construían altares paganos. Desde las torres de vigilancia hasta las ciudades
fortificadas, 10 y en cada colina y bajo todo árbol frondoso, erigieron piedras
sagradas e imágenes de la diosa Aserá; 11 y en todos los altares paganos
quemaron incienso, siguiendo el ejemplo de las naciones que el Señor había
desterrado delante de ellos. Fueron tantas las maldades que cometieron que
provocaron la ira del Señor. 12 Rindieron culto a los ídolos, aunque el Señor
se lo había prohibido categóricamente. 13 Por eso el Señor les dio esta
advertencia a Israel y a Judá por medio de todos los profetas y videntes:
«¡Vuélvanse de sus malos caminos! Cumplan mis mandamientos y decretos, y
obedezcan todas las leyes que ordené a sus antepasados, y que les di a conocer
a ustedes por medio de mis siervos los profetas».
14 Con todo, no hicieron caso, sino que fueron tan
tercos como lo habían sido sus antepasados, que no confiaron en el Señor su
Dios. 15 Rechazaron los decretos y las advertencias del Señor, y el pacto que
él había hecho con sus antepasados. Se fueron tras ídolos inútiles, de modo que
se volvieron inútiles ellos mismos; y aunque el Señor lo había prohibido,
siguieron las costumbres de las naciones vecinas. 16 Abandonaron todos los mandamientos
del Señor su Dios, y se hicieron dos ídolos fundidos en forma de becerro y una
imagen de la diosa Aserá. Se postraron ante todos los astros del cielo y
adoraron a Baal; 17 sacrificaron en el fuego a sus hijos e hijas; practicaron
la adivinación y la hechicería; en fin, se entregaron a hacer lo que ofende al
Señor, provocando así su ira.
18 Por lo tanto, el Señor se enojó mucho contra Israel
y lo arrojó de su presencia. Solo quedó la tribu de Judá. 19 Pero aun Judá dejó
de cumplir los mandatos del Señor su Dios y siguió las costumbres que introdujo
Israel. 20 Por eso el Señor rechazó a todos los israelitas: los afligió y los
entregó en manos de invasores, y acabó por arrojarlos de su presencia.
21 Cuando él arrancó de la familia de David a los
israelitas, estos hicieron rey a Jeroboán hijo de Nabat. Jeroboán, por su
parte, los alejó del camino del Señor y los hizo cometer un gran pecado. 22 De
hecho, los israelitas imitaron todos los pecados de Jeroboán y no se apartaron
de ellos. 23 Finalmente, el Señor arrojó a Israel de su presencia, tal como lo
había anunciado por medio de sus siervos los profetas. Así, pues, fueron
desterrados y llevados cautivos a Asiria, donde hasta el día de hoy se han
quedado.
Repoblación de Samaria
24 Para reemplazar a los israelitas en los poblados de
Samaria, el rey de Asiria trajo gente de Babilonia, Cuta, Ava, Jamat y
Sefarvayin. Estos tomaron posesión de Samaria y habitaron en sus poblados. 25
Al principio, cuando se establecieron, no adoraban al Señor, de modo que el Señor
les envió leones que causaron estragos en la población. 26 Entonces le dieron
este informe al rey de Asiria: «La gente que Su Majestad deportó y estableció
en los poblados de Samaria no sabe lo que requiere el dios de ese país. Por
esta razón, él les ha enviado leones, para que los maten».
27 El rey de Asiria dio esta orden: «Hagan que regrese
a vivir en Samaria uno de los sacerdotes que ustedes capturaron allí, y que le
enseñe a la población lo que requiere el dios de ese país». 28 Así que uno de
los sacerdotes que habían sido deportados de Samaria fue a vivir a Betel y
comenzó a enseñarles cómo adorar al Señor.
29 Sin embargo, todos esos pueblos se fabricaron sus
propios dioses en las ciudades donde vivían, y los colocaron en los altares
paganos que habían construido los samaritanos. 30 Los de Babilonia hicieron a
Sucot Benot; los de Cuta, a Nergal; los de Jamat, a Asimá, 31 y los de Ava, a
Nibjaz y a Tartac. Los de Sefarvayin quemaban a sus hijos como sacrificio a
Adramélec y a Anamélec, dioses de Sefarvayin; 32 adoraban también al Señor,
pero de entre ellos mismos nombraron sacerdotes a toda clase de gente para que
oficiaran en los altares paganos. 33 Aunque adoraban al Señor, servían también
a sus propios dioses, según las costumbres de las naciones de donde habían sido
deportados.
34 Hasta el día de hoy persisten en sus antiguas
costumbres. No adoran al Señor ni actúan según sus decretos y sus normas, ni
según la ley y el mandamiento que el Señor ordenó a los descendientes de Jacob,
a quien le dio el nombre de Israel. 35 Cuando el Señor hizo un pacto con los
israelitas, les ordenó:
«No adoren a otros dioses ni se inclinen delante de
ellos; no les sirvan ni les ofrezcan sacrificios. 36 Adoren solo al Señor, que
los sacó de Egipto con gran despliegue de fuerza y poder. Es a él a quien deben
adorar y ofrecerle sacrificios. 37 Tengan cuidado de cumplir siempre los
decretos y ordenanzas, leyes y mandamientos que él les dio por escrito. No
adoren a otros dioses. 38 No olviden el pacto que él ha hecho con ustedes. Por
tanto, no adoren a otros dioses, 39 sino solo al Señor su Dios. Y él los
librará del poder de sus enemigos».
40 Sin embargo, no hicieron caso, sino que
persistieron en sus antiguas costumbres. 41 Aquellos pueblos adoraban al Señor,
y al mismo tiempo servían a sus propios ídolos. Hasta el día de hoy sus hijos y
sus descendientes siguen actuando como sus antepasados.
Ezequías, rey de Judá
18 En el tercer año de Oseas hijo de Elá, rey de
Israel, Ezequías hijo de Acaz, rey de Judá, ascendió al trono. 2 Tenía
veinticinco años cuando ascendió al trono, y reinó en Jerusalén veintinueve
años. Su madre era Abí hija de Zacarías. 3 Ezequías hizo lo que agrada al
Señor, pues en todo siguió el ejemplo de su antepasado David. 4 Quitó los
altares paganos, destrozó las piedras sagradas y quebró las imágenes de la
diosa Aserá. Además, destruyó la serpiente de bronce que Moisés había hecho,
pues los israelitas todavía le quemaban incienso, y la llamaban Nejustán.[b]
5 Ezequías puso su confianza en el Señor, Dios de
Israel. No hubo otro como él entre todos los reyes de Judá, ni antes ni
después. 6 Se mantuvo fiel al Señor y no se apartó de él, sino que cumplió los
mandamientos que el Señor le había dado a Moisés. 7 El Señor estaba con
Ezequías, y por tanto este tuvo éxito en todas sus empresas. Se rebeló contra
el rey de Asiria y no se sometió a él. 8 Y derrotó a los filisteos, tanto en
las torres de vigilancia como en las ciudades fortificadas, hasta llegar a Gaza
y sus alrededores.
9 En el año cuarto del reinado de Ezequías, es decir,
en el año séptimo del reinado de Oseas hijo de Elá, rey de Israel, Salmanasar,
rey de Asiria, marchó contra Samaria y la sitió. 10 Al cabo de tres años logró
conquistarla. Era el año sexto del reinado de Ezequías, es decir, el año noveno
del reinado de Oseas, rey de Israel. 11 El rey de Asiria deportó a los
israelitas a Asiria, y los estableció en Jalaj, en Gozán (que está junto al río
Jabor) y en las ciudades de los medos. 12 Esto sucedió porque no obedecieron al
Señor su Dios, sino que violaron su pacto. No cumplieron ni pusieron en
práctica lo que Moisés, siervo del Señor, les había ordenado.
Footnotes:
17:9 blasfemaron. Palabra de difícil traducción.
18:4 la llamaban Nejustán. Alt. la llamó Nejustán.
Este nombre suena como las palabras hebreas que significan bronce y serpiente.
Nueva Versión Internacional (NVI)
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Hechos 20 Nueva Versión Internacional
(NVI)
Recorrido por Macedonia y Grecia
20 Cuando cesó el alboroto, Pablo mandó llamar a los
discípulos y, después de animarlos, se despidió y salió rumbo a Macedonia. 2
Recorrió aquellas regiones, alentando a los creyentes en muchas ocasiones, y
por fin llegó a Grecia, 3 donde se quedó tres meses. Como los judíos tramaban
un atentado contra él cuando estaba a punto de embarcarse para Siria, decidió
regresar por Macedonia. 4 Lo acompañaron Sópater hijo de Pirro, de Berea;
Aristarco y Segundo, de Tesalónica; Gayo, de Derbe; Timoteo; y por último,
Tíquico y Trófimo, de la provincia de Asia. 5 Estos se adelantaron y nos
esperaron en Troas. 6 Pero nosotros zarpamos de Filipos después de la fiesta de
los Panes sin levadura, y a los cinco días nos reunimos con los otros en Troas,
donde pasamos siete días.
Visita de Pablo a Troas
7 El primer día de la semana nos reunimos para partir
el pan. Como iba a salir al día siguiente, Pablo estuvo hablando a los
creyentes, y prolongó su discurso hasta la medianoche. 8 En el cuarto del piso
superior donde estábamos reunidos había muchas lámparas. 9 Un joven llamado
Eutico, que estaba sentado en una ventana, comenzó a dormirse mientras Pablo
alargaba su discurso. Cuando se quedó profundamente dormido, se cayó desde el
tercer piso y lo recogieron muerto. 10 Pablo bajó, se echó sobre el joven y lo
abrazó. «¡No se alarmen! —les dijo—. ¡Está vivo!» 11 Luego volvió a subir,
partió el pan y comió. Siguió hablando hasta el amanecer, y entonces se fue. 12
Al joven se lo llevaron vivo a su casa, para gran consuelo de todos.
Pablo se despide de los ancianos de Éfeso
13 Nosotros, por nuestra parte, nos embarcamos
anticipadamente y zarpamos para Asón, donde íbamos a recoger a Pablo. Así se
había planeado, ya que él iba a hacer esa parte del viaje por tierra. 14 Cuando
se encontró con nosotros en Asón, lo tomamos a bordo y fuimos a Mitilene. 15
Desde allí zarpamos al día siguiente y llegamos frente a Quío. Al otro día
cruzamos en dirección a Samos, y un día después llegamos a Mileto. 16 Pablo
había decidido pasar de largo a Éfeso para no demorarse en la provincia de
Asia, porque tenía prisa por llegar a Jerusalén para el día de Pentecostés, si
fuera posible.
17 Desde Mileto, Pablo mandó llamar a los ancianos de
la iglesia de Éfeso. 18 Cuando llegaron, les dijo: «Ustedes saben cómo me porté
todo el tiempo que estuve con ustedes, desde el primer día que vine a la
provincia de Asia. 19 He servido al Señor con toda humildad y con lágrimas, a
pesar de haber sido sometido a duras pruebas por las maquinaciones de los
judíos. 20 Ustedes saben que no he vacilado en predicarles todo lo que les
fuera de provecho, sino que les he enseñado públicamente y en las casas. 21 A judíos
y a griegos les he instado a convertirse a Dios y a creer en nuestro Señor
Jesús.
22 »Y ahora tengan en cuenta que voy a Jerusalén
obligado[a] por el Espíritu, sin saber lo que allí me espera. 23 Lo único que
sé es que en todas las ciudades el Espíritu Santo me asegura que me esperan
prisiones y sufrimientos. 24 Sin embargo, considero que mi vida carece de valor
para mí mismo, con tal de que termine mi carrera y lleve a cabo el servicio que
me ha encomendado el Señor Jesús, que es el de dar testimonio del evangelio de
la gracia de Dios.
25 »Escuchen, yo sé que ninguno de ustedes, entre
quienes he andado predicando el reino de Dios, volverá a verme. 26 Por tanto,
hoy les declaro que soy inocente de la sangre de todos, 27 porque sin vacilar
les he proclamado todo el propósito de Dios. 28 Tengan cuidado de sí mismos y
de todo el rebaño sobre el cual el Espíritu Santo los ha puesto como obispos
para pastorear la iglesia de Dios,[b] que él adquirió con su propia sangre.[c]
29 Sé que después de mi partida entrarán en medio de ustedes lobos feroces que
procurarán acabar con el rebaño. 30 Aun de entre ustedes mismos se levantarán
algunos que enseñarán falsedades para arrastrar a los discípulos que los sigan.
31 Así que estén alerta. Recuerden que día y noche, durante tres años, no he
dejado de amonestar con lágrimas a cada uno en particular.
32 »Ahora los encomiendo a Dios y al mensaje de su
gracia, mensaje que tiene poder para edificarlos y darles herencia entre todos
los santificados. 33 No he codiciado ni la plata ni el oro ni la ropa de nadie.
34 Ustedes mismos saben bien que estas manos se han ocupado de mis propias
necesidades y de las de mis compañeros. 35 Con mi ejemplo les he mostrado que
es preciso trabajar duro para ayudar a los necesitados, recordando las palabras
del Señor Jesús: “Hay más dicha en dar que en recibir”».
36 Después de decir esto, Pablo se puso de rodillas
con todos ellos y oró. 37 Todos lloraban inconsolablemente mientras lo
abrazaban y lo besaban. 38 Lo que más los entristecía era su declaración de que
ellos no volverían a verlo. Luego lo acompañaron hasta el barco.
Footnotes:
20:22 obligado. Lit. atado.
20:28 de Dios. Var. del Señor.
20:28 su propia sangre. Var. la sangre de su propio
hijo.
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Salmos 148 Nueva Versión Internacional
(NVI)
148 ¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor!
Alaben al Señor desde los cielos,
alábenlo
desde las alturas.
2 Alábenlo, todos sus ángeles,
alábenlo,
todos sus ejércitos.
3 Alábenlo, sol y luna,
alábenlo,
estrellas luminosas.
4 Alábenlo ustedes, altísimos cielos,
y ustedes,
las aguas que están sobre los cielos.
5 Sea alabado el nombre del Señor,
porque él
dio una orden y todo fue creado.
6 Todo quedó afirmado para siempre;
emitió un
decreto que no será abolido.
7 Alaben al Señor desde la tierra
los
monstruos marinos y las profundidades del mar,
8 el relámpago y el granizo, la nieve y la neblina,
el viento
tempestuoso que cumple su mandato,
9 los montes y las colinas,
los árboles
frutales y todos los cedros,
10 los animales salvajes y los domésticos,
los reptiles
y las aves,
11 los reyes de la tierra y todas las naciones,
los
príncipes y los gobernantes de la tierra,
12 los jóvenes y las jóvenes,
los ancianos
y los niños.
13 Alaben el nombre del Señor,
porque solo
su nombre es excelso;
su esplendor está por encima de la tierra y de los
cielos.
14 ¡Él ha
dado poder a su pueblo![a]
¡A él sea la alabanza de todos sus fieles,
de los hijos
de Israel, su pueblo cercano!
¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor!
Footnotes:
148:14 ¡Él ha dado … su pueblo! Lit. ¡Él levantó un
cuerno para su pueblo!
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Proverbios 18:6-7 Nueva Versión
Internacional (NVI)
6 Los labios del necio son causa de contienda;
su boca
incita a la riña.
7 La boca del necio es su perdición;
sus labios
son para él una trampa mortal.
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