Deuteronomio 11:1-12:32; Lucas 8:22-39; Salmos 70; Proverbios 12:4 (Reina Valera Contemporánea (RVC))
Deuteronomio 11-12 Reina Valera
Contemporánea (RVC)
La
grandeza del Señor
11
»Amarás al Señor tu Dios, y todos los días cumplirás sus ordenanzas, estatutos,
decretos y mandamientos. 2 Sepan bien hoy, que no estoy hablando con los hijos
de ustedes, los cuales no han sabido ni experimentado el castigo del Señor su
Dios, ni su grandeza ni su mano poderosa, ni su brazo extendido, 3 ni sus
señales ni los hechos que realizó en medio de Egipto contra el faraón, el rey
de Egipto, y contra toda su tierra, 4 ni lo que hizo contra el ejército egipcio
y sus caballos y sus carros de guerra, ni cómo precipitó sobre ellos las aguas
del Mar Rojo, cuando venían en persecusión de ustedes, ni cómo hasta este día
el Señor los destruyó; 5 ni lo que hizo con ustedes en el desierto, hasta
hacerlos llegar a este lugar; 6 ni lo que hizo con Datán y Abirán, hijos de
Eliab hijo de Rubén, de cómo en medio de todo Israel la tierra se abrió y se
los tragó, junto con sus familias, sus tiendas y todo su ganado. 7 Pero ustedes
sí han visto con sus propios ojos todas las grandes obras que el Señor ha
hecho.
Bendiciones
de la Tierra Prometida
8 »Cumplan,
pues, todos los mandamientos que en este día yo les mando cumplir, para que
cobren fuerzas y crucen el río para entrar y tomar posesión de la tierra; 9 y
para que se prolonguen sus días en la tierra que el Señor prometió dar a sus
padres, y también a su descendencia, tierra que fluye leche y miel.
10
»La tierra en la que ahora entras, y que vas a poseer, no es como la tierra de
Egipto, de donde han salido. Allá sembrabas tu semilla, y la regabas con tu
pie, como huerto de hortaliza. 11 La tierra que van a ocupar al otro lado del
río es una tierra de montes y de valles, que se nutre de la lluvia del cielo;
12 es una tierra que el Señor mismo, tu Dios, cuida: desde que el año comienza,
y hasta que termina, los ojos del Señor tu Dios están siempre sobre ella.
13
»Si ustedes obedecen con todo cuidado los mandamientos que hoy les mando
cumplir, y si aman al Señor su Dios y le sirven con todo su corazón y con toda
su alma, 14 yo enviaré a su tierra la lluvia a su tiempo, tanto la lluvia
temprana como la tardía, y ustedes cosecharán su grano, su vino y su aceite. 15
Haré también que en tus campos crezca hierba para tus ganados, y comerás y
quedarás satisfecho. 16 Tengan cuidado de que su corazón no se envanezca, y
ustedes se aparten y sirvan a dioses ajenos, y se inclinen ante ellos, 17
porque el furor del Señor se encenderá contra ustedes, y cerrará los cielos
para que no llueva, y la tierra no dará su fruto, y pronto ustedes desparecerán
de la buena tierra que el Señor les da.
18
»Lleven estas palabras mías en su corazón y en su alma. Átenlas como señal en
su mano, y llévenlas como frontales en medio de sus ojos. 19 Enséñenselas a sus
hijos, y hablen de ellas cuando te encuentres descansando en tu casa, y cuando
vayas por el camino, y cuando te acuestes, y cuando te levantes. 20 Inscríbelas
en los postes de tu casa, y en tus puertas, 21 para que en la tierra que el
Señor juró dar a sus padres sean los días de ustedes, y los de sus hijos, tan
numerosos como los días de los cielos sobre la tierra.
22
»Si ustedes cumplen con mucho cuidado todos estos mandamientos que yo les mando
cumplir, y si aman al Señor su Dios, y van por todos sus caminos, y lo siguen,
23 el Señor por su parte arrojará de la presencia de ustedes a todas estas
naciones, para que despojen a naciones más grandes y más poderosas que ustedes.
24 Todo lugar donde planten su pie será de ustedes, y su territorio se
extenderá del desierto hasta el Líbano y del río Éufrates hasta el mar
occidental. 25 Nadie podrá enfrentarse a ustedes, porque el Señor su Dios
infundirá miedo y temor de ustedes en toda la tierra que pisen, tal y como él
lo ha dicho.
26
»Dense cuenta de que hoy pongo ante ustedes la bendición y la maldición. 27 La
bendición, si ustedes atienden a los mandamientos que yo, el Señor su Dios, hoy
les mando cumplir. 28 La maldición, si no atienden a los mandamientos que yo,
el Señor su Dios, hoy les mando cumplir, y se apartan del camino para ir tras
dioses ajenos que nunca antes conocieron. 29 Cuando el Señor tu Dios te haya
introducido en la tierra de la cual vas a tomar posesión, pondrás la bendición
sobre el monte Guerizín, y la maldición sobre el monte Ebal. 30 Estos montes
están al otro lado del Jordán, tras el camino del occidente, en el Arabá,
frente a Gilgal, junto al encinar de More, ya en territorio cananeo. 31 Ustedes
van a cruzar el Jordán para tomar posesión de la tierra que el Señor su Dios
les da. Tomen posesión de ella, y habítenla, 32 siempre teniendo cuidado de
cumplir todos los estatutos y decretos que hoy he expuesto ante ustedes.
El
santuario único
12
»Éstos son los estatutos y decretos que ustedes tendrán cuidado de poner por
obra todos los días que ustedes vivan en la tierra que el Señor, el Dios de sus
padres, les ha dado en posesión. 2 Destruirán por completo todos los montes
altos y colinas, y todo árbol frondoso, donde sirvieron a sus dioses las
naciones que ustedes van a heredar. 3 Derribarán sus altares, harán pedazos sus
estatuas, echarán al fuego sus imágenes de Asera, destruirán las esculturas de
sus dioses, y borrarán de aquel lugar su nombre. 4 Pero con el Señor su Dios no
actuarán así, 5 sino que buscarán el lugar que el Señor su Dios escoja de entre
todas sus tribus para poner allí la residencia de su nombre, y allá acudirán 6
para llevar sus holocaustos y sacrificios, diezmos, ofrendas elevadas, sus
votos y ofrendas voluntarias, y las primicias de sus vacas y de sus ovejas; 7
allí también comerán ustedes y sus familias delante del Señor su Dios, y se
regocijarán en todo lo que hagan y en lo que el Señor su Dios les haya
bendecido. 8 No harán nada de lo que ahora hacemos aquí, donde cada uno hace lo
que mejor le parece, 9 porque hasta el momento no han entrado al reposo y a la
tierra que el Señor su Dios les da. 10 Pero cruzarán el Jordán, y habitarán en
la tierra que el Señor su Dios les da como herencia, y él los hará reposar de
todos los enemigos que los rodean, y vivirán tranquilos.
11
»En el lugar que el Señor su Dios escoja para poner allí su nombre, llevarán
todas las cosas que yo les mando: holocaustos, sacrificios, diezmos, ofrendas
elevadas, y lo mejor de los votos que hayan prometido presentar al Señor. 12 Y
se regocijarán delante del Señor su Dios ustedes y sus hijos, hijas, siervos y
siervas, y los levitas que habiten en sus poblaciones, ya que ellos no tienen
ninguna propiedad entre ustedes. 13 Tengan cuidado de no ofrecer sus
holocaustos en cualquier lugar que vean, 14 sino que deben ofrecerlos en el
lugar de una de las tribus que el Señor escoja, y allí cumplirás con todo lo
que yo te mando que hagas.
15
»Sin embargo, podrás matar y comer carne en todas tus poblaciones, según lo
desees y según la bendición que el Señor tu Dios te haya dado. De ello podrá
comer quien esté puro y quien esté impuro, como si se tratara de carne de
gacela o de ciervo. 16 Pero la sangre no la comerán, sino que la derramarán
sobre la tierra como si fuera agua. 17 Tampoco comerás en tus poblaciones el
diezmo de tu grano, de tu vino o de tu aceite, ni las primicias de tus vacas,
ni de tus ovejas, ni los votos que hagas, ni las ofrendas voluntarias, ni las
ofrendas elevadas, 18 sino que las comerás delante del Señor tu Dios, en el
lugar que el Señor tu Dios haya escogido; las comerás tú, y tu hijo y tu hija,
y tu siervo y tu sierva, y el levita que habite en tus poblaciones, y te
regocijarás delante del Señor tu Dios por todo lo que hayas hecho con tus
manos. 19 Pero ten cuidado de no desamparar al levita todos tus días sobre la
tierra.
20
»Cuando el Señor tu Dios ensanche tu territorio, como él te lo ha dicho, y tú
digas: “Voy a comer carne”, porque deseas comerla, podrás hacerlo conforme a tu
deseo. 21 Si está lejos de ti el lugar que el Señor tu Dios haya escogido para
establecer allí su nombre, podrás matar alguna de las vacas o de las ovejas que
el Señor te haya dado, tal y como te lo he ordenado, y comer toda la carne que
quieras, dentro de tu ciudad. 22 Podrás comerla como si se tratara de carne de
gacela o de ciervo, y también podrán comerla los que estén puros y los que
estén impuros. 23 Pero debes ser firme en cuanto a no comer sangre, porque la
sangre es la vida, así que no comerás la vida juntamente con su carne. 24 No la
comerás, sino que la derramarás en tierra, como si fuera agua. 25 No la
comerás, para que te vaya bien a ti, y a tus hijos después de ti, si es que
haces lo recto a los ojos del Señor. 26 Pero tomarás lo que hayas consagrado,
junto con tus votos, y las llevarás al lugar que el Señor haya escogido, 27 y
allí, sobre el altar del Señor tu Dios, ofrecerás tus holocaustos, y la carne y
la sangre; allí la sangre de tus sacrificios será derramada sobre el altar del
Señor tu Dios, y entonces podrás comer la carne. 28 Ten cuidado y escucha todas
estas palabras que yo te mando, para que al hacer lo bueno y lo recto a los
ojos del Señor tu Dios te vaya bien siempre, a ti y a tus hijos después de ti.
Advertencias
contra la idolatría
29
»Cuando el Señor tu Dios haya destruido a tu paso las naciones de las que tú
vas a tomar posesión, y las hayas tomado, y te hayas establecido en su tierra,
30 una vez que hayan sido destruidas delante de ti, ten cuidado de no tropezar
al ir en pos de ellas. No preguntes acerca de sus dioses, ni digas: “Así como
aquellas naciones servían a sus dioses, también yo les serviré.” 31 No trates
así al Señor tu Dios, porque ellos hicieron con sus dioses todo lo que es
repugnante, y que el Señor aborrece. ¡Incluso lanzaban al fuego a sus hijos y a
sus hijas, como ofrenda a sus dioses!
32
»Ten cuidado de hacer todo lo que yo te mando que hagas. No le añadas nada, ni
le quites.
Reina
Valera Contemporánea (RVC)
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Lucas 8:22-39 Reina Valera
Contemporánea (RVC)
Jesús
calma la tempestad
22
Un día, Jesús abordó una barca con sus discípulos, y les dijo: «Pasemos al otro
lado del lago.» Y así lo hicieron. 23 Mientras navegaban, Jesús se quedó
dormido. Pero se desencadenó en el lago una tempestad con viento, de tal manera
que la barca se inundó y corrían el peligro de naufragar. 24 Los discípulos
despertaron a Jesús y le dijeron: «¡Maestro, Maestro, estamos por naufragar!»
Entonces Jesús despertó, reprendió al viento y a las olas, y éstas se
sosegaron, y todo quedó en calma. 25 Jesús les dijo: «¿Dónde está la fe de
ustedes?» Pero ellos, temorosos y asombrados, se decían unos a otros: «¿Quién
es éste, que hasta a los vientos y a las aguas les da órdenes, y lo obedecen?»
El
endemoniado geraseno
26
Después arribaron a la tierra de los gerasenos, que está en la ribera opuesta a
Galilea. 27 Cuando él llegó a tierra, vino a su encuentro un hombre de la
ciudad que estaba endemoniado. Hacía mucho tiempo que no se vestía ni vivía en
una casa, sino en los sepulcros. 28 Cuando el endemoniado vio a Jesús, se
arrodilló delante de él, lanzó un fuerte grito, y le dijo: «Jesús, Hijo del
Dios Altísimo, ¿qué tienes que ver conmigo? ¡Te ruego que no me atormentes!» 29
(Y es que Jesús le ordenaba al espíritu impuro que saliera del hombre porque
hacía mucho tiempo que se había apoderado de él. Aunque lo ataban con cadenas y
grilletes, él rompía las cadenas y el demonio lo llevaba a lugares apartados.)
30 Jesús le preguntó: «¿Cómo te llamas?» Y él respondió: «Legión.» Porque eran
muchos los demonios que habían entrado en él, 31 y le rogaban a Jesús que no
los mandara al abismo. 32 Como allí había un gran hato de cerdos que pacían en
el monte, los demonios le rogaron a Jesús que los dejara entrar en ellos; y él
les dio permiso. 33 Una vez fuera del hombre, los demonios entraron en los
cerdos, y éstos se lanzaron al lago por un despeñadero, y allí se ahogaron.
34
Cuando los que apacentaban los cerdos vieron lo sucedido, huyeron y fueron a
contar todo esto en la ciudad y por los campos. 35 La gente salió a ver lo que
había sucedido. Cuando llegaron a donde estaba Jesús, se encontraron con que el
hombre, de quien habían salido los demonios, estaba sentado a los pies de
Jesús, vestido y en su cabal juicio. Y tuvieron miedo. 36 Los que habían visto
todo esto, les contaron cómo había sido salvado el endemoniado. 37 Entonces
toda la gente de la región de los gerasenos le rogó a Jesús que se alejara de
ellos, pues tenían mucho miedo. Así que Jesús entró en la barca y se fue. 38 El
hombre de quien habían salido los demonios le rogaba que lo dejara estar con
él, pero Jesús lo despidió y le dijo: 39 «Vuelve a tu casa, y cuenta allí todo
lo que Dios ha hecho contigo.» Entonces el hombre se fue y contó por toda la ciudad
lo que Jesús había hecho con él.
Reina
Valera Contemporánea (RVC)
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Salmos 70 Reina Valera Contemporánea
(RVC)
Súplica
de liberación
Al
músico principal. Salmo de David. Para conmemorar.
70
Dios mío, ¡dígnate ayudarme!
Señor,
¡ven pronto a socorrerme!
2
¡Que
sean avergonzados y confundidos
los
que buscan acabar con mi vida!
¡Que
retrocedan en vergonzosa derrota
los
que buscan hacerme daño!
3
¡Que
sean derrotados por sus ofensas
los
que se burlan de mí!
4
Pero
que se alegren en ti todos los que te buscan;
que
los que aman tu salvación digan siempre:
«¡Grande
es nuestro Dios!»
5
Pero
yo estoy pobre y afligido;
¡ven
pronto, oh Dios, en mi ayuda!
Tu
eres mi ayuda; ¡eres mi libertador!
¡No
tardes, Señor!
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Proverbios 12:4 Reina Valera
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4
La
mujer noble es corona de su esposo;
la
malvada es como carcoma en sus huesos.
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