Día 076, DAB Español, Lunes 16 de Marzo
Números 24:1-25:18; Lucas 2:1-35; Salmos 59; Proverbios 11:14 (Nueva Versión Internacional (NVI))
Números 24-25 Nueva Versión
Internacional (NVI)
24
Pero, cuando Balán se dio cuenta de que al Señor le complacía que se bendijera
a Israel, no recurrió a la hechicería, como otras veces, sino que volvió su
rostro hacia el desierto. 2 Cuando Balán alzó la vista y vio a Israel acampando
por tribus, el Espíritu del Señor vino sobre él; 3 entonces pronunció su
oráculo:
«Palabras
de Balán hijo de Beor;
palabras del varón clarividente.
4
Palabras
del que oye las palabras de Dios,
del que contempla la visión del
Todopoderoso,
del que cae en trance y tiene visiones.
5
»¡Cuán
hermosas son tus tiendas, Jacob!
¡Qué
bello es tu campamento, Israel!
6
Son
como arroyos que se ensanchan,
como jardines a la orilla del río,
como
áloes plantados por el Señor,
como cedros junto a las aguas.
7
Sus
cántaros rebosan de agua;
su semilla goza de agua abundante.
Su
rey es más grande que Agag;
su reinado se engrandece.
8
»Dios
los sacó de Egipto
con la fuerza de un toro salvaje.
Israel
devora a las naciones hostiles
y les parte los huesos;
¡las atraviesa con sus flechas!
9
Se
agacha como un león,
se tiende como una leona:
¿quién se atreverá a molestarlo?
¡Benditos
sean los que te bendigan!
¡Malditos sean los que te maldigan!»
10
Entonces la ira de Balac se encendió contra Balán, y chasqueando los dedos le
dijo:
—Te
mandé llamar para que echaras una maldición sobre mis enemigos, ¡y estas tres
veces no has hecho sino bendecirlos! 11 ¡Más te vale volver a tu tierra!
Prometí que te recompensaría, pero esa recompensa te la ha negado el Señor.
12
Balán le contestó:
—Yo
les dije a los mensajeros que me enviaste: 13 “Aun si Balac me diera su palacio
lleno de oro y de plata, yo no podría hacer nada bueno ni malo, sino ajustarme
al mandamiento del Señor mi Dios. Lo que el Señor me ordene decir, eso diré”.
14 Ahora que vuelvo a mi pueblo, voy a advertirte en cuanto a lo que este
pueblo hará con tu pueblo en los días postreros.
Cuarto
oráculo de Balán
15
Entonces Balán pronunció su oráculo:
«Palabras
de Balán hijo de Beor,
palabras del varón clarividente.
16
Palabras
del que oye las palabras de Dios
y conoce el pensamiento del Altísimo;
del
que contempla la visión del Todopoderoso,
del que cae en trance y tiene visiones:
17
»Lo
veo, pero no ahora;
lo contemplo, pero no de cerca.
Una
estrella saldrá de Jacob;
un rey surgirá en Israel.
Aplastará
las sienes de Moab
y el cráneo de todos los hijos de Set.
18
Edom
será conquistado;
Seír, su enemigo, será dominado,
mientras que Israel hará proezas.
19
De
Jacob saldrá un soberano,
y destruirá a los sobrevivientes de Ar».
Últimos
oráculos de Balán
20
Balán miró a Amalec y pronunció este oráculo:
«Amalec
fue el primero entre las naciones,
pero su fin será la destrucción total».
21
Luego miró Balán al quenita y pronunció este oráculo:
«Aunque
tienes una morada segura
y tu nido está sobre las rocas,
22
tú,
Caín, estás destinado al fuego,
y Asiria te llevará cautivo».
23
Entonces Balán pronunció este oráculo:
«¡Ay!,
¿quién seguirá con vida
cuando Dios determine hacer esto?
24
Vendrán
barcos desde las costas de Chipre,
que oprimirán a Asiria y a Éber,
pues ellos también serán destruidos».
25
Después de esto Balán se levantó y volvió a su tierra, y también Balac se fue
por su camino.
Infidelidad
de Israel
25
Mientras los israelitas acampaban en Sitín, comenzaron a prostituirse con las
mujeres moabitas, 2 las cuales los invitaban a participar en los sacrificios a
sus dioses. Los israelitas comían delante de esos dioses y se inclinaban a
adorarlos. 3 Esto los llevó a unirse al culto de Baal Peor. Por tanto, la ira
del Señor se encendió contra ellos.
4
Entonces el Señor le dijo a Moisés: «Toma a todos los jefes del pueblo y
ahórcalos en mi presencia a plena luz del día, para que el furor de mi ira se
aparte de Israel».
5
Moisés les ordenó a los jueces de Israel: «Maten a los hombres bajo su mando
que se hayan unido al culto de Baal Peor».
6
Mientras el pueblo lloraba a la entrada de la Tienda de reunión, un israelita
trajo a una madianita y, en presencia de Moisés y de toda la comunidad
israelita, tuvo el descaro de presentársela a su familia. 7 De esto se dio
cuenta el sacerdote Finés, que era hijo de Eleazar y nieto del sacerdote Aarón.
Finés abandonó la asamblea y, lanza en mano, 8 siguió al hombre, entró en su
tienda y atravesó al israelita y a la mujer.[a] De este modo cesó la mortandad
que se había desatado contra los israelitas. 9 Con todo, los que murieron a
causa de la plaga fueron veinticuatro mil.
10
El Señor le dijo a Moisés: 11 «Finés, hijo de Eleazar y nieto del sacerdote
Aarón, ha hecho que mi ira se aparte de los israelitas, pues ha actuado con el
mismo celo que yo habría tenido por mi honor. Por eso no destruí a los
israelitas con el furor de mi celo. 12 Dile, pues, a Finés que yo le concedo mi
pacto de comunión, 13 por medio del cual él y sus descendientes gozarán de un
sacerdocio eterno, ya que defendió celosamente mi honor e hizo expiación por
los israelitas».
14
El hombre que fue atravesado junto con la madianita se llamaba Zimri hijo de
Salu, y era jefe de una familia de la tribu de Simeón. 15 La madianita se
llamaba Cozbí, y era hija de Zur, jefe de una familia de Madián.
16
El Señor le dijo a Moisés: 17 «Ataca a los madianitas y mátalos, 18 porque
ellos también los atacaron a ustedes con sus artimañas, pues en Baal Peor los
sedujeron, como en el caso de Cozbí, la hija del jefe madianita que fue muerta
el día de la mortandad en Baal Peor».
Footnotes:
25:8 mujer (lectura probable); mujer, por
el vientre de ella (TM).
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Lucas 2:1-35 Nueva Versión Internacional
(NVI)
Nacimiento
de Jesús
2
Por aquellos días Augusto César decretó que se levantara un censo en todo el
Imperio romano.[a] 2 (Este primer censo se efectuó cuando Cirenio gobernaba en
Siria). 3 Así que iban todos a inscribirse, cada cual a su propio pueblo.
4
También José, que era descendiente del rey David, subió de Nazaret, ciudad de
Galilea, a Judea. Fue a Belén, la Ciudad de David, 5 para inscribirse junto con
María su esposa.[b] Ella se encontraba encinta 6 y, mientras estaban allí, se le
cumplió el tiempo. 7 Así que dio a luz a su hijo primogénito. Lo envolvió en
pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en la
posada.
Los
pastores y los ángeles
8
En esa misma región había unos pastores que pasaban la noche en el campo,
turnándose para cuidar sus rebaños. 9 Sucedió que un ángel del Señor se les
apareció. La gloria del Señor los envolvió en su luz, y se llenaron de temor.
10 Pero el ángel les dijo: «No tengan miedo. Miren que les traigo buenas
noticias que serán motivo de mucha alegría para todo el pueblo. 11 Hoy les ha
nacido en la Ciudad de David un Salvador, que es Cristo el Señor. 12 Esto les
servirá de señal: Encontrarán a un niño envuelto en pañales y acostado en un
pesebre».
13
De repente apareció una multitud de ángeles del cielo, que alababan a Dios y
decían:
14
«Gloria
a Dios en las alturas,
y en la tierra paz a los que gozan de su
buena voluntad».[c]
15
Cuando los ángeles se fueron al cielo, los pastores se dijeron unos a otros:
«Vamos a Belén, a ver esto que ha pasado y que el Señor nos ha dado a conocer».
16
Así que fueron de prisa y encontraron a María y a José, y al niño que estaba
acostado en el pesebre. 17 Cuando vieron al niño, contaron lo que les habían
dicho acerca de él, 18 y cuantos lo oyeron se asombraron de lo que los pastores
decían. 19 María, por su parte, guardaba todas estas cosas en su corazón y
meditaba acerca de ellas. 20 Los pastores regresaron glorificando y alabando a
Dios por lo que habían visto y oído, pues todo sucedió tal como se les había
dicho.
Presentación
de Jesús en el templo
21
Cuando se cumplieron los ocho días y fueron a circuncidarlo, lo llamaron Jesús,
nombre que el ángel le había puesto antes de que fuera concebido.
22
Así mismo, cuando se cumplió el tiempo en que, según la ley de Moisés, ellos
debían purificarse, José y María llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo
al Señor. 23 Así cumplieron con lo que en la ley del Señor está escrito: «Todo
varón primogénito será consagrado[d] al Señor».[e] 24 También ofrecieron un
sacrificio conforme a lo que la ley del Señor dice: «un par de tórtolas o dos
pichones de paloma».[f]
25
Ahora bien, en Jerusalén había un hombre llamado Simeón, que era justo y
devoto, y aguardaba con esperanza la redención[g] de Israel. El Espíritu Santo
estaba con él 26 y le había revelado que no moriría sin antes ver al Cristo del
Señor. 27 Movido por el Espíritu, fue al templo. Cuando al niño Jesús lo
llevaron sus padres para cumplir con la costumbre establecida por la ley, 28
Simeón lo tomó en sus brazos y bendijo a Dios:
29
«Según
tu palabra, Soberano Señor,
ya puedes despedir a tu siervo en paz.
30
Porque
han visto mis ojos tu salvación,
31
que has preparado a la vista de todos los
pueblos:
32
luz
que ilumina a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel».
33
El padre y la madre del niño se quedaron maravillados por lo que se decía de
él. 34 Simeón les dio su bendición y le dijo a María, la madre de Jesús: «Este
niño está destinado a causar la caída y el levantamiento de muchos en Israel, y
a crear mucha oposición,[h] 35 a fin de que se manifiesten las intenciones de
muchos corazones. En cuanto a ti, una espada te atravesará el alma».
Footnotes:
2:1 el Imperio romano. Lit. el mundo.
2:5 María su esposa. Lit. María, que estaba
comprometida para casarse con él.
2:14 paz … voluntad. Lit. paz a los hombres
de buena voluntad. Var. paz, buena voluntad a los hombres.
2:23 Todo … consagrado. Lit. Todo varón que
abre la matriz será llamado santo.
2:23 Éx 13:2,12
2:24 Lv 12:8
2:25 redención. Lit. consolación.
2:34 a crear mucha oposición. Lit. a ser
una señal contra la cual se hablará.
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Salmos 59 Nueva Versión Internacional
(NVI)
Al
director musical. Sígase la tonada de «No destruyas». Mictam de David, cuando
Saúl había ordenado que vigilaran la casa de David con el propósito de matarlo.
59
Líbrame de mis enemigos, oh Dios;
protégeme de los que me atacan.
2
Líbrame
de los malhechores;
sálvame de los asesinos.
3
¡Mira
cómo me acechan!
Hombres crueles conspiran contra mí
sin que yo, Señor, haya delinquido ni
pecado.
4
Presurosos
se disponen a atacarme
sin que yo haya cometido mal alguno.
¡Levántate
y ven en mi ayuda!
¡Mira mi condición!
5
Tú,
Señor, eres el Dios Todopoderoso,
¡eres el Dios de Israel!
¡Despiértate
y castiga a todas las naciones;
no tengas compasión de esos viles
traidores! Selah
6
Ellos
vuelven por la noche,
gruñendo como perros
y acechando alrededor de la ciudad.
7
Echan
espuma por la boca,
lanzan espadas por sus fauces,
y dicen: «¿Quién va a oírnos?»
8
Pero
tú, Señor, te burlas de ellos;
te ríes de todas las naciones.
9
A
ti, fortaleza mía, vuelvo los ojos,
pues tú, oh Dios, eres mi protector.
10
Tú
eres el Dios que me ama,
e irás delante de mí
para hacerme ver la derrota de mis
enemigos.
11
Pero
no los mates,
para que mi pueblo no lo olvide.
Zarandéalos
con tu poder; ¡humíllalos!
¡Tú, Señor, eres nuestro escudo!
12
Por
los pecados de su boca,
por las palabras de sus labios,
que caigan en la trampa de su orgullo.
Por
las maldiciones y mentiras que profieren,
13
consúmelos en tu enojo;
¡consúmelos hasta que dejen de existir!
Así
todos sabrán que Dios gobierna en Jacob,
y hasta los confines de la tierra. Selah
14
Porque
ellos vuelven por la noche,
gruñendo como perros
y acechando alrededor de la ciudad.
15
Van
de un lado a otro buscando comida,
y aúllan si no quedan satisfechos.
16
Pero
yo le cantaré a tu poder,
y por la mañana alabaré tu amor;
porque
tú eres mi protector,
mi refugio en momentos de angustia.
17
A
ti, fortaleza mía, te cantaré salmos,
pues tú, oh Dios, eres mi protector.
¡Tú eres el Dios que me ama!
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Proverbios 11:14 Nueva Versión
Internacional (NVI)
14
Sin
dirección, la nación fracasa;
el éxito depende de los muchos consejeros.
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