Tuesday, January 19, 2021

DAB Español, Miércoles 20 de Enero

Día 020, DAB Español, Miércoles 20 de Enero

Génesis 41:17-42:17; Mateo 13:24-46; Salmos 18:1-15; Proverbios 4:1-6 (Reina-Valera 1960 (RVR1960))









Génesis 41:17-42

Reina-Valera 1960

 

17 Entonces Faraón dijo a José: En mi sueño me parecía que estaba a la orilla del río;

 

18 y que del río subían siete vacas de gruesas carnes y hermosa apariencia, que pacían en el prado.

 

19 Y que otras siete vacas subían después de ellas, flacas y de muy feo aspecto; tan extenuadas, que no he visto otras semejantes en fealdad en toda la tierra de Egipto.

 

20 Y las vacas flacas y feas devoraban a las siete primeras vacas gordas;

 

21 y éstas entraban en sus entrañas, mas no se conocía que hubiesen entrado, porque la apariencia de las flacas era aún mala, como al principio. Y yo desperté.

 

22 Vi también soñando, que siete espigas crecían en una misma caña, llenas y hermosas.

 

23 Y que otras siete espigas menudas, marchitas, abatidas del viento solano, crecían después de ellas;

 

24 y las espigas menudas devoraban a las siete espigas hermosas; y lo he dicho a los magos, mas no hay quien me lo interprete.

 

25 Entonces respondió José a Faraón: El sueño de Faraón es uno mismo; Dios ha mostrado a Faraón lo que va a hacer.

 

26 Las siete vacas hermosas siete años son; y las espigas hermosas son siete años: el sueño es uno mismo.

 

27 También las siete vacas flacas y feas que subían tras ellas, son siete años; y las siete espigas menudas y marchitas del viento solano, siete años serán de hambre.

 

28 Esto es lo que respondo a Faraón. Lo que Dios va a hacer, lo ha mostrado a Faraón.

 

29 He aquí vienen siete años de gran abundancia en toda la tierra de Egipto.

 

30 Y tras ellos seguirán siete años de hambre; y toda la abundancia será olvidada en la tierra de Egipto, y el hambre consumirá la tierra.

 

31 Y aquella abundancia no se echará de ver, a causa del hambre siguiente la cual será gravísima.

 

32 Y el suceder el sueño a Faraón dos veces, significa que la cosa es firme de parte de Dios, y que Dios se apresura a hacerla.

 

33 Por tanto, provéase ahora Faraón de un varón prudente y sabio, y póngalo sobre la tierra de Egipto.

 

34 Haga esto Faraón, y ponga gobernadores sobre el país, y quinte la tierra de Egipto en los siete años de la abundancia.

 

35 Y junten toda la provisión de estos buenos años que vienen, y recojan el trigo bajo la mano de Faraón para mantenimiento de las ciudades; y guárdenlo.

 

36 Y esté aquella provisión en depósito para el país, para los siete años de hambre que habrá en la tierra de Egipto; y el país no perecerá de hambre.

José, gobernador de Egipto

 

37 El asunto pareció bien a Faraón y a sus siervos,

 

38 y dijo Faraón a sus siervos: ¿Acaso hallaremos a otro hombre como éste, en quien esté el espíritu de Dios?

 

39 Y dijo Faraón a José: Pues que Dios te ha hecho saber todo esto, no hay entendido ni sabio como tú.

 

40 Tú estarás sobre mi casa, y por tu palabra se gobernará todo mi pueblo; solamente en el trono seré yo mayor que tú.

 

41 Dijo además Faraón a José: He aquí yo te he puesto sobre toda la tierra de Egipto.

 

42 Entonces Faraón quitó su anillo de su mano, y lo puso en la mano de José, y lo hizo vestir de ropas de lino finísimo, y puso un collar de oro en su cuello;

 

43 y lo hizo subir en su segundo carro, y pregonaron delante de él: !!Doblad la rodilla!;[a] y lo puso sobre toda la tierra de Egipto.

 

44 Y dijo Faraón a José: Yo soy Faraón; y sin ti ninguno alzará su mano ni su pie en toda la tierra de Egipto.

 

45 Y llamó Faraón el nombre de José, Zafnat-panea; y le dio por mujer a Asenat, hija de Potifera sacerdote de On. Y salió José por toda la tierra de Egipto.

 

46 Era José de edad de treinta años cuando fue presentado delante de Faraón rey de Egipto; y salió José de delante de Faraón, y recorrió toda la tierra de Egipto.

 

47 En aquellos siete años de abundancia la tierra produjo a montones.

 

48 Y él reunió todo el alimento de los siete años de abundancia que hubo en la tierra de Egipto, y guardó alimento en las ciudades, poniendo en cada ciudad el alimento del campo de sus alrededores.

 

49 Recogió José trigo como arena del mar, mucho en extremo, hasta no poderse contar, porque no tenía número.

 

50 Y nacieron a José dos hijos antes que viniese el primer año del hambre, los cuales le dio a luz Asenat, hija de Potifera sacerdote de On.

 

51 Y llamó José el nombre del primogénito, Manasés;[b] porque dijo: Dios me hizo olvidar todo mi trabajo, y toda la casa de mi padre.

 

52 Y llamó el nombre del segundo, Efraín;[c] porque dijo: Dios me hizo fructificar en la tierra de mi aflicción.

 

53 Así se cumplieron los siete años de abundancia que hubo en la tierra de Egipto.

 

54 Y comenzaron a venir los siete años del hambre, como José había dicho; y hubo hambre en todos los países, mas en toda la tierra de Egipto había pan.

 

55 Cuando se sintió el hambre en toda la tierra de Egipto, el pueblo clamó a Faraón por pan. Y dijo Faraón a todos los egipcios: Id a José, y haced lo que él os dijere.

 

56 Y el hambre estaba por toda la extensión del país. Entonces abrió José todo granero donde había, y vendía a los egipcios; porque había crecido el hambre en la tierra de Egipto.

 

57 Y de toda la tierra venían a Egipto para comprar de José, porque por toda la tierra había crecido el hambre.

Los hermanos de José vienen por alimentos

 

42  Viendo Jacob que en Egipto había alimentos, dijo a sus hijos: ¿Por qué os estáis mirando?

 

2 Y dijo: He aquí, yo he oído que hay víveres en Egipto; descended allá, y comprad de allí para nosotros, para que podamos vivir, y no muramos.

 

3 Y descendieron los diez hermanos de José a comprar trigo en Egipto.

 

4 Mas Jacob no envió a Benjamín, hermano de José, con sus hermanos; porque dijo: No sea que le acontezca algún desastre.

 

5 Vinieron los hijos de Israel a comprar entre los que venían; porque había hambre en la tierra de Canaán.

 

6 Y José era el señor de la tierra, quien le vendía a todo el pueblo de la tierra; y llegaron los hermanos de José, y se inclinaron a él rostro a tierra.

 

7 Y José, cuando vio a sus hermanos, los conoció; mas hizo como que no los conocía, y les habló ásperamente, y les dijo: ¿De dónde habéis venido? Ellos respondieron: De la tierra de Canaán, para comprar alimentos.

 

8 José, pues, conoció a sus hermanos; pero ellos no le conocieron.

 

9 Entonces se acordó José de los sueños que había tenido acerca de ellos, y les dijo: Espías sois; por ver lo descubierto del país habéis venido.

 

10 Ellos le respondieron: No, señor nuestro, sino que tus siervos han venido a comprar alimentos.

 

11 Todos nosotros somos hijos de un varón; somos hombres honrados; tus siervos nunca fueron espías.

 

12 Pero José les dijo: No; para ver lo descubierto del país habéis venido.

 

13 Y ellos respondieron: Tus siervos somos doce hermanos, hijos de un varón en la tierra de Canaán; y he aquí el menor está hoy con nuestro padre, y otro no parece.

 

14 Y José les dijo: Eso es lo que os he dicho, afirmando que sois espías.

 

15 En esto seréis probados: Vive Faraón, que no saldréis de aquí, sino cuando vuestro hermano menor viniere aquí.

 

16 Enviad a uno de vosotros y traiga a vuestro hermano, y vosotros quedad presos, y vuestras palabras serán probadas, si hay verdad en vosotros; y si no, vive Faraón, que sois espías.

 

17 Entonces los puso juntos en la cárcel por tres días.

Footnotes

 

    Génesis 41:43 Abrek, probablemente una palabra egipcia semejante en sonido a la palabra hebrea que significa arrodillarse.

    Génesis 41:51 Esto es, El que hace olvidar.

    Génesis 41:52 De una palabra hebrea que significa fructífero.

 

Mateo 13:24-46

Reina-Valera 1960

Parábola del trigo y la cizaña

 

24 Les refirió otra parábola, diciendo: El reino de los cielos es semejante a un hombre que sembró buena semilla en su campo;

 

25 pero mientras dormían los hombres, vino su enemigo y sembró cizaña entre el trigo, y se fue.

 

26 Y cuando salió la hierba y dio fruto, entonces apareció también la cizaña.

 

27 Vinieron entonces los siervos del padre de familia y le dijeron: Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde, pues, tiene cizaña?

 

28 El les dijo: Un enemigo ha hecho esto. Y los siervos le dijeron: ¿Quieres, pues, que vayamos y la arranquemos?

 

29 El les dijo: No, no sea que al arrancar la cizaña, arranquéis también con ella el trigo.

 

30 Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega; y al tiempo de la siega yo diré a los segadores: Recoged primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla; pero recoged el trigo en mi granero.

Parábola de la semilla de mostaza

(Mr. 4.30-32; Lc. 13.18-19)

 

31 Otra parábola les refirió, diciendo: El reino de los cielos es semejante al grano de mostaza, que un hombre tomó y sembró en su campo;

 

32 el cual a la verdad es la más pequeña de todas las semillas; pero cuando ha crecido, es la mayor de las hortalizas, y se hace árbol, de tal manera que vienen las aves del cielo y hacen nidos en sus ramas.

Parábola de la levadura

(Lc. 13.20-21)

 

33 Otra parábola les dijo: El reino de los cielos es semejante a la levadura que tomó una mujer, y escondió en tres medidas de harina, hasta que todo fue leudado.

El uso que Jesús hace de las parábolas

(Mr. 4.33-34)

 

34 Todo esto habló Jesús por parábolas a la gente, y sin parábolas no les hablaba;

 

35

para que se cumpliese lo dicho por el profeta, cuando dijo:

    Abriré en parábolas mi boca;

    Declararé cosas escondidas desde la fundación del mundo.

Jesús explica la parábola de la cizaña

 

36 Entonces, despedida la gente, entró Jesús en la casa; y acercándose a él sus discípulos, le dijeron: Explícanos la parábola de la cizaña del campo.

 

37 Respondiendo él, les dijo: El que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre.

 

38 El campo es el mundo; la buena semilla son los hijos del reino, y la cizaña son los hijos del malo.

 

39 El enemigo que la sembró es el diablo; la siega es el fin del siglo; y los segadores son los ángeles.

 

40 De manera que como se arranca la cizaña, y se quema en el fuego, así será en el fin de este siglo.

 

41 Enviará el Hijo del Hombre a sus ángeles, y recogerán de su reino a todos los que sirven de tropiezo, y a los que hacen iniquidad,

 

42 y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes.

 

43 Entonces los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre. El que tiene oídos para oír, oiga.

El tesoro escondido

 

44 Además, el reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo, el cual un hombre halla, y lo esconde de nuevo; y gozoso por ello va y vende todo lo que tiene, y compra aquel campo.

La perla de gran precio

 

45 También el reino de los cielos es semejante a un mercader que busca buenas perlas,

 

46 que habiendo hallado una perla preciosa, fue y vendió todo lo que tenía, y la compró.

Salmos 18:1-15

Reina-Valera 1960

 

18  Te amo, oh Jehová, fortaleza mía.

 

2

Jehová, roca mía y castillo mío, y mi libertador;

Dios mío, fortaleza mía, en él confiaré;

Mi escudo, y la fuerza de mi salvación, mi alto refugio.

 

3

Invocaré a Jehová, quien es digno de ser alabado,

Y seré salvo de mis enemigos.

 

4

Me rodearon ligaduras de muerte,

Y torrentes de perversidad me atemorizaron.

 

5

Ligaduras del Seol me rodearon,

Me tendieron lazos de muerte.

 

6

En mi angustia invoqué a Jehová,

Y clamé a mi Dios.

El oyó mi voz desde su templo,

Y mi clamor llegó delante de él, a sus oídos.

 

7

La tierra fue conmovida y tembló;

Se conmovieron los cimientos de los montes,

Y se estremecieron, porque se indignó él.

 

8

Humo subió de su nariz,

Y de su boca fuego consumidor;

Carbones fueron por él encendidos.

 

9

Inclinó los cielos, y descendió;

Y había densas tinieblas debajo de sus pies.

 

10

Cabalgó sobre un querubín, y voló;

Voló sobre las alas del viento.

 

11

Puso tinieblas por su escondedero, por cortina suya alrededor de sí;

Oscuridad de aguas, nubes de los cielos.

 

12

Por el resplandor de su presencia, sus nubes pasaron;

Granizo y carbones ardientes.

 

13

Tronó en los cielos Jehová,

Y el Altísimo dio su voz;

Granizo y carbones de fuego.

 

14

Envió sus saetas, y los dispersó;

Lanzó relámpagos, y los destruyó.

 

15

Entonces aparecieron los abismos de las aguas,

Y quedaron al descubierto los cimientos del mundo,

A tu reprensión, oh Jehová,

Por el soplo del aliento de tu nariz.

Proverbios 4:1-6

Reina-Valera 1960

Beneficios de la sabiduría

 

4  Oíd, hijos, la enseñanza de un padre,

    Y estad atentos, para que conozcáis cordura.

 

2

Porque os doy buena enseñanza;

No desamparéis mi ley.

 

3

Porque yo también fui hijo de mi padre,

Delicado y único delante de mi madre.

 

4

Y él me enseñaba, y me decía:

Retenga tu corazón mis razones,

Guarda mis mandamientos, y vivirás.

 

5

Adquiere sabiduría, adquiere inteligencia;

No te olvides ni te apartes de las razones de mi boca;

 

6

No la dejes, y ella te guardará;

Amala, y te conservará.

Reina-Valera 1960 (RVR1960)

 

Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.

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