Sunday, November 14, 2021

DAB Español, Lunes 15 de Noviembre

Día 319, DAB Español, Lunes 15 de Noviembre

Ezequiel 31:1-32:32; Hebreos 12:14-29; Salmos 113-114; Proverbios 27:18-20 (La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH))









Ezequiel 31-32

La Palabra (Hispanoamérica)

El faraón: del jardín de los dioses al reino de los muertos

 

31 El año undécimo, el día uno del tercer mes, el Señor me dirigió la palabra:

 

2 — Hijo de hombre, di al faraón, rey de Egipto, y a su ejército:

 

¿A quién compararte en tu grandeza?

3

Pues mira, a un cedro del Líbano,

frondoso y de hermoso ramaje,

umbroso y de espléndida talla,

que mece su copa entre las nubes.

4

Las aguas lo han hecho crecer,

el abismo le ha dado estatura,

haciendo fluir sus corrientes

por abajo, en torno a sus raíces,

al tiempo que extendía sus acequias

a todos los árboles del campo.

5

Así se elevó su estatura

sobre todos los árboles del campo,

sus ramas se multiplicaron,

su ramaje se fue extendiendo

con el agua abundante que le llegaba.

6

En su ramaje anidaban

todas las aves del cielo;

bajo sus frondas parían

todas las bestias del campo;

a su sombra se instalaban

numerosas naciones.

7

Era hermoso por su talla,

por la magnitud de sus ramas,

pues se hundían sus raíces

en aguas abundantes.

8

No lo igualaban los cedros

plantados en el jardín de los dioses;

tampoco podían los cipreses

competir con su hermoso follaje;

los castaños no lucían su ramaje.

Ningún árbol del jardín de los dioses

podía igualarlo en hermosura.

9

Lo hice hermoso, cuajado de fronda,

lo envidiaban los árboles de Edén,

plantados en el jardín de los dioses.

 

10 Por eso, así dice el Señor Dios: Por haberse elevado sobre su talla, haber mecido su copa entre las nubes y haber henchido su corazón de orgullo, 11 lo he puesto en manos de la nación más eminente, para que lo trate conforme a su maldad. Después de haberlo desechado yo, 12 lo talaron los extranjeros más crueles y lo tiraron por los montes. Sus ramas quedaron esparcidas por todas las colinas; su follaje quedó desgajado por todos los barrancos; los pueblos de la tierra huyeron de su sombra, dejándolo tirado.

 

13

Sobre sus restos se reunieron

todas las aves del cielo;

pisotearon sus ramas

todas las bestias del campo.

 

14 Así no se enorgullecerán de su talla los árboles plantados junto al agua ni mecerán su copa entre las nubes; y ningún árbol bien regado se elevará por encima de su altura.

 

Pues todos están destinados a la muerte,

a bajar a lo profundo de la tierra,

mezclados con los seres humanos,

con todos los que bajan a la fosa.

 

15 Esto dice el Señor Dios: El día que [el cedro] bajó al reino de los muertos, hice que el abismo hiciera duelo por él, detuve sus corrientes y cesaron sus caudalosas aguas; en su memoria, cubrí de luto al Líbano y por él languidecieron los árboles del campo. 16 Hice temblar a las naciones con el estruendo de su caída, cuando lo precipité al reino de los muertos junto con los que bajan a la fosa. En el mundo subterráneo se consolaron todos los árboles de Edén, lo más selecto y hermoso del Líbano, todos los árboles bien regados. 17 También estos bajaron con él al reino de los muertos, donde están los muertos a espada, los que constituían su poder y habitaban a su sombra en medio de las naciones. 18 ¿A cuál de entre los árboles del bosque te pareces por tu importancia y tu grandeza? También a ti te obligarán a descender al mundo subterráneo, entre incircuncisos, junto con los árboles de Edén, y yacerás con los muertos a espada. Se trata del faraón y de todo su ejército —oráculo del Señor Dios—.

Elegía final por el faraón

 

32 El año duodécimo, el día uno del duodécimo mes, el Señor me dirigió la palabra:

 

2 — Hijo de hombre, entona una elegía al faraón, rey de Egipto. Le dirás:

 

¡León de las naciones, estás acabado!

Eras un cocodrilo acuático,

chapoteabas en tus aguas,

las enturbiabas con tus patas

pateando su corriente.

3

Esto dice el Señor Dios:

Echaré mi copo para pescarte

en medio de pueblos numerosos;

serás atrapado con mi red.

4

Te dejaré tirado por tierra,

abandonado en medio del campo.

Haré que se ceben en ti

todas las aves del cielo;

haré que se sacien con tu carne

todas las bestias de la tierra.

5

Tiraré tu carne por los montes,

llenaré los valles con tu carroña;

6

empaparé la tierra con tu sangre

que fluirá por los montes

y rebosará por los torrentes.

7

Cuando te extingas, oscureceré el cielo

y haré que se oscurezcan las estrellas;

taparé el sol con nubarrones,

y la luna no emitirá luz.

8

A todos los astros del cielo

enlutaré en memoria de ti;

ocultaré tu tierra entre tinieblas.

—Oráculo del Señor Dios—.

 

9 Llenaré de preocupación a mucha gente cuando lleve la noticia de tu caída a otras naciones, a países que no conoces. 10 Haré que muchos pueblos queden desolados por tu causa; a sus reyes se les erizarán los cabellos por ti, cuando me vean blandir mi espada; temblarán sin parar por su propia vida el día de tu caída. 11 Pues esto dice el Señor Dios:

 

Te atacará la espada del rey de Babilonia,

12

con espada de valientes abatiré a tu tropa,

con espada de la más cruel de las naciones.

Acabarán con la soberbia de Egipto,

su ejército quedará aniquilado.

13

Haré desaparecer su ganado,

que pasta junto a aguas caudalosas;

ya no las enturbiará pie humano,

pezuña de animal no las enturbiará.

14

Entonces amansaré sus aguas,

haré correr su caudal como el aceite

—oráculo del Señor Dios—.

15

Cuando entregue a Egipto a la desolación

y todo cuanto lo habita desaparezca,

cuando hiera a todos sus moradores,

reconocerán que yo soy el Señor.

 

16 Se trata de una elegía que entonarán las capitales de las naciones. La entonarán por Egipto y su ejército —oráculo del Señor Dios—.

Descenso del faraón al reino de los muertos

 

17 El año duodécimo, el día quince, el Señor me dirigió la palabra:

 

18 — Hijo de hombre, entona un canto fúnebre por el ejército egipcio y hazlo bajar, junto con la gente de las capitales de naciones ilustres, al mundo subterráneo, donde están los que han bajado a la fosa. 19 ¿Te crees que superas a alguien en belleza? ¡Pues desciende y ponte entre los incircuncisos! 20 Caerán en medio de las víctimas de la espada: su ejército junto con él. 21 Los soldados más notables dirán de ellos en el reino de los muertos: “Han bajado con sus aliados; yacen entre los incircuncisos víctimas de la espada”. 22 Allí está Asiria y toda su gente en torno a su lecho de muerte; todos ellos han caído víctimas de la espada. 23 Los que llenaron de terror la tierra de los vivos están ahora sepultados en lo más profundo de la fosa. 24 Allí está Elam con todo su ejército en torno a su lecho de muerte; todos ellos han caído víctimas de la espada. Los que llenaron de terror la tierra de los vivos han bajado con los incircuncisos al mundo subterráneo y soportan su deshonor con los que han bajado a la fosa. 25 Se le ha preparado un lecho entre las víctimas; todo su ejército, el conjunto de los muertos a espada, yace ahora en torno a su lecho de muerte; todos son incircuncisos, víctimas de la espada, que llenaron de terror la tierra de los vivos, y soportan su deshonor con los que han bajado a la fosa. 26 Allí están Mésec, Túbal y todos sus ejércitos en torno a su lecho de muerte; todos son incircuncisos, víctimas de la espada, pues llenaron de terror la tierra de los vivos. 27 No yacen con los grandes guerreros del pasado, que bajaron al reino de los muertos con sus armas, a quienes les pusieron sus espadas bajo sus cabezas y sus escudos sobre sus huesos, pues llenaron de terror la tierra de los vivos. 28 Y tú, Egipto, yacerás en medio de incircuncisos, con las víctimas de la espada. 29 Allí está Edom, sus reyes y todos sus príncipes que, a pesar de su valentía, yacen con las víctimas de la espada, entre incircuncisos, con los que han bajado a la fosa. 30 Allí están todos los príncipes del norte y todos los sidonios, que bajaron con las víctimas, a pesar del terror que infundía su valor. Yacen, incircuncisos, con las víctimas de la espada y soportan su deshonor con los que han bajado a la fosa. 31 Cuando el faraón los vea, se consolará de la pérdida de su ejército —oráculo del Señor Dios—. 32 Pues, aunque llenaba de terror la tierra de los vivos, el faraón y su ejército yacerán entre los incircuncisos, junto con las víctimas de la espada —oráculo del Señor Dios—.

Hebreos 12:14-29

La Palabra (Hispanoamérica)

V.— JESUCRISTO, FUENTE Y MODELO DE VIDA CRISTIANA (12,14—13,19)

Fidelidad a la vocación cristiana

 

14 Procuren estar en paz con todos y llevar una vida de consagrados; sin ello nadie verá al Señor. 15 Manténganse vigilantes para que nadie quede privado de la gracia de Dios; para que ninguna planta dañina, capaz de perturbar y emponzoñar a toda una multitud, crezca entre ustedes; 16 para que nadie viva entregado a la lujuria o a una conducta irreligiosa como Esaú que, por un solo plato de comida, cedió sus derechos de primogénito. 17 Más tarde, como saben, quiso recibir en herencia la bendición, pero en vano; aunque lo suplicó entre lágrimas, ya no pudo cambiar lo que había hecho.

 

18 Ustedes no se han acercado a una montaña de esta tierra. No han tenido que enfrentarse a un fuego ardiente, a las oscuras tinieblas o al fragor de la tormenta; 19 tampoco al clamor de la trompeta o al sonido de aquellas palabras que, al oírlo, hizo suplicar a los israelitas que no les hablara Dios. 20 Y es que les resultaba intolerable lo que se les había prescrito: Cualquiera que ponga el pie en la montaña, aunque se trate de un animal, morirá apedreado. 21 Era tan estremecedor el espectáculo, que el mismo Moisés exclamó: Estoy aterrorizado y lleno de miedo.

No rechazar al Señor

 

22 Ustedes, en cambio, se han acercado a la montaña de Sión, a la ciudad del Dios viviente, la Jerusalén celestial, a la multitud festiva de los ángeles, 23 a la asamblea de quienes han sido inscritos como primeros ciudadanos de los cielos, a Dios que es juez de todos, a los espíritus de los que, habiendo vivido rectamente, han alcanzado la meta, 24 a Jesús, en fin, mediador de una alianza nueva, cuya sangre, rociada sobre nosotros, clama con más elocuencia que la de Abel.

 

25 Estén, pues, atentos a no rechazar la voz de Dios. Porque si los que rechazaron a quien hablaba desde la tierra no consiguieron escapar, ¿qué sucederá con nosotros si volvemos la espalda a quien nos habla desde el cielo? 26 Entonces su voz hizo temblar la tierra; ahora mantiene lo que prometió cuando dijo: Haré temblar una vez más no sólo la tierra, sino también el cielo. 27 Con las palabras “una vez más” indica que lo inestable, por ser criatura, va a ser transformado y sólo permanecerá lo inconmovible. 28 Y puesto que somos nosotros los que recibimos ese reino inconmovible, seamos agradecidos, tributemos a Dios un culto agradable con reverencia y respeto. 29 Que no en vano nuestro Dios es un fuego devorador.

Salmos 113-114

La Palabra (Hispanoamérica)

Salmo 113 (112)

Alaben el nombre del Señor

 

113 ¡Aleluya!

¡Alaben, servidores del Señor,

alaben el nombre del Señor!

2

Que el nombre del Señor sea bendecido

desde ahora y para siempre;

3

desde que sale el sol hasta su ocaso,

sea alabado el nombre del Señor.

4

El Señor se alza sobre todas las naciones,

sobre los cielos está su gloria.

5

¿Quién como el Señor, Dios nuestro,

que en las alturas tiene su trono,

6

que se inclina para contemplar

los cielos y la tierra?

7

Él levanta del polvo al pobre,

saca al desvalido del estiércol,

8

para sentarlo con los príncipes,

con los príncipes de su pueblo;

9

él da un hogar a la estéril,

feliz al ser madre de hijos.

¡Aleluya!

Salmo 114 (113a)

Cuando Israel salió de Egipto

 

114 Cuando Israel salió de Egipto,

la casa de Jacob de un pueblo extranjero,

2

Judá se convirtió en su santuario,

Israel en sus dominios.

3

Lo vio el mar y salió huyendo,

el Jordán retrocedió.

4

Como carneros saltaron los montes,

como corderillos las colinas.

5

¿Qué tienes tú, mar, que huyes

y tú, Jordán, que retrocedes?

6

Montes, ¿por qué saltan como carneros

y ustedes, colinas, como corderillos?

7

Tiembla, oh tierra, ante el Señor,

delante del Dios de Jacob,

8

que la roca torna en estanque,

la peña en un manantial.

Proverbios 27:18-20

La Palabra (Hispanoamérica)

 

18

Quien cuida una higuera come su fruto,

quien vela por su amo recibe honores.

19

Como el agua es espejo del rostro,

la conciencia lo es del ser humano.

20

Abismo y Perdición son insaciables,

e insaciables son los ojos del ser humano.

La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)

 

La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España

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