Monday, November 15, 2021

DAB Español, Martes 16 de Noviembre

Día 320, DAB Español, Martes 16 de Noviembre

Ezequiel 33:1-34:31; Hebreos 13:1-25; Salmos 115; Proverbios 27:21-22 (La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH))









Ezequiel 33-34

La Palabra (Hispanoamérica)

III.— PROFECÍAS DE RESTAURACIÓN Y ESPERANZA (33—39)

Ezequiel, centinela del pueblo

 

33 El Señor me dirigió la palabra:

 

2 — Hijo de hombre, habla a tus compatriotas y diles: Supongamos que ordeno a la espada que ataque un país, y la gente de ese país elige a uno de los suyos y lo nombra centinela; 3 y supongamos que este, al ver que la espada se acerca al país, hace sonar el cuerno para alertar a la gente. 4 Si luego resulta que alguien oye el sonido del cuerno, pero no hace caso y la espada acaba con él, sólo él será responsable de su muerte. 5 Como oyó el sonido del cuerno y no hizo caso, sólo él será responsable de su muerte; en cambio, el que haga caso, salvará su vida. 6 Pero si el centinela ve que la espada se acerca y no hace sonar el cuerno para que la gente se mantenga alerta, si luego la espada mata a alguno de ellos, este morirá por su propia culpa, pero haré responsable de su muerte al centinela. 7 Hijo de hombre, te he nombrado centinela de Israel. Si escuchas alguna palabra mía, alértalos de mi parte. 8 Si digo al malvado: “Eres reo de muerte”, pero tú no lo alertas para que abandone su conducta, el malvado morirá por su propia culpa, mas yo te pediré cuentas de su muerte. 9 Pero si alertas al malvado para que abandone su conducta, aunque él no se convierta y muera por su propia culpa, tú habrás salvado tu vida.

Perversión del pueblo y justicia divina

 

10 Hijo de hombre, di a los israelitas: Ustedes andan diciendo: “Nuestros delitos y pecados nos abruman, y nos sentimos consumidos por ellos. ¿Cómo podremos vivir?”. 11 Tú les dirás: Juro por mí mismo —oráculo del Señor Dios— que no me complace la muerte del malvado; sólo quiero que cambie de conducta y viva. Conviértanse, conviértanse de su malvada conducta. ¿Por qué tienen que morir, pueblo de Israel? 12 Hijo de hombre, di a tus compatriotas: La justicia del justo no lo salvará cuando peque, y la maldad del malvado no le hará sucumbir cuando se aparte de su maldad. Si el justo peca, no podrá vivir apelando a su justicia. 13 Supongamos que digo al justo: “Vivirás”; si él, confiando en que es justo, comete una injusticia, no se le tendrán en cuenta todas sus obras justas, sino que morirá por la injusticia que cometió. 14 Y si digo al malvado: “Eres reo de muerte”, pero se arrepiente de sus pecados y comienza a practicar el derecho y la justicia: 15 devuelve lo que tiene en prenda, restituye lo robado, se conduce según los preceptos que dan la vida y decide no cometer injusticias, seguro que vivirá, no morirá. 16 No se recordará ninguno de los pecados que cometió; puesto que ha practicado el derecho y la justicia, ciertamente vivirá. 17 Tus compatriotas dicen: “No es justo el proceder del Señor”; en realidad, es su proceder el que no es justo. 18 Si el justo se aparta de su justicia y comete una injusticia, morirá por ella; 19 y si el malvado se aparta de su maldad y practica la justicia y el derecho, vivirá por ello. 20 Y aunque insistan: “No es justo el proceder del Señor”, juzgaré a cada uno de ustedes según su conducta, pueblo de Israel.

Toma de Jerusalén y recuperación del habla

 

21 El año duodécimo de nuestra cautividad, el día cinco del décimo mes, vino a mí un fugitivo de Jerusalén anunciando que la ciudad había sido tomada. 22 Aquella tarde, antes de la llegada del fugitivo, la mano del Señor se había posado sobre mí y había abierto mi boca antes de que aquel llegara por la mañana. Después de abrirme la boca ya no volví a quedar mudo.

Desolación del país

 

23 El Señor me dirigió la palabra:

 

24 — Hijo de hombre, los que viven entre ruinas en la tierra de Israel andan diciendo: “Abrahán, que era uno, tomó posesión de esta tierra; y nosotros, que somos muchos, hemos recibido la tierra como heredad”. 25 Pues bien, diles: Esto dice el Señor Dios: Ustedes comen alimentos sin quitarles la sangre, alzan suplicantes sus ojos a los ídolos, cometen asesinatos, ¿y piensan que van a heredar esta tierra? 26 Confían en sus espadas, cometen abominaciones, cada cual deshonra a la mujer de su prójimo, ¿y piensan que van a heredar esta tierra? 27 Y añadirás: Esto dice el Señor Dios: Juro por mí mismo que los que habitan entre ruinas caerán víctimas de la espada, juro que entregaré como alimento a las fieras a los que estén en campo abierto, y que los que se refugian en lugares escarpados y cuevas morirán de peste. 28 Convertiré el país en pura desolación, se acabarán su orgullo y su poder, y los montes de Israel quedarán desérticos, sin nadie que transite por ellos. 29 Y reconocerán que soy el Señor cuando convierta el país en pura desolación, por todas las abominaciones que cometieron.

Reacción ante la predicación

 

30 En cuanto a ti, hijo de hombre, tus compatriotas andan hablando de ti junto a las paredes y las puertas de las casas. Se dicen unos a otros: “Vamos a escuchar qué palabra nos envía el Señor”. 31 Después llegan en masa, se sientan ante ti y prestan atención a tus palabras, pero no las ponen en práctica. Me halagan de palabra, pero luego actúan buscando su interés y su capricho. 32 Y tú te has convertido para ellos en una especie de intérprete de cantos de amor, de hermosa voz, que se acompaña de instrumentos afinados. Ellos escuchan tus palabras, pero no ponen en práctica ninguna de ellas. 33 Pero cuando todo esto se cumpla (y vean que ya se está cumpliendo), reconocerán que ha habido un profeta en medio de ellos.

Los pastores y el Pastor: pasado y futuro

 

34 El Señor me dirigió la palabra:

 

2 — Hijo de hombre, profetiza contra los pastores de Israel; profetiza y diles: Esto dice el Señor Dios: ¡Ay de los pastores de Israel, que se apacientan a sí mismos! ¿No es función de los pastores apacentar el rebaño? 3 Han bebido la leche de las ovejas, se han vestido con su lana y han sacrificado a las más gordas: no han apacentado el rebaño. 4 No han robustecido a las ovejas débiles, no han curado a las enfermas, no han vendado a las heridas, no han recuperado a las descarriadas, no han buscado a las perdidas, sino que las han dominado con dureza y violencia. 5 Han andado dispersas, sin pastor, convertidas en presa de todas las fieras del campo. 6 Mi rebaño anda errante por todos los montes y colinas, disperso por todo el país, sin que nadie se preocupe por él ni lo busque.

 

7 Por eso, escuchen, pastores, la palabra del Señor. 8 Lo juro por mí mismo —oráculo del Señor Dios—: Ustedes han abandonado a mi rebaño a merced del pillaje, hasta convertirlo, por falta de pasto, en presa de todas las fieras del campo; no se han preocupado de mi rebaño y se han apacentado a ustedes mismos, en lugar de apacentar a mi rebaño; 9 pues escuchen ahora, pastores, la palabra del Señor. 10 Esto dice el Señor Dios: Aquí estoy, enfrentado a los pastores. Voy a exigir que me devuelvan mi rebaño, voy a poner fin a su oficio de pastores; ya no volverán a apacentarse a sí mismos; arrancaré a mis ovejas de sus fauces para que ya no les sirvan de alimento. 11 Esto dice el Señor Dios: Yo mismo buscaré a mi rebaño y velaré por él. 12 Del mismo modo que el pastor vela por sus ovejas cuando andan dispersas, así velaré yo por mis ovejas y las sacaré de todos los lugares por donde se habían dispersado en días de densa niebla. 13 Las sacaré de los pueblos y las reuniré de los países; las traeré a su tierra y las pastorearé por los montes de Israel, por las cañadas y por todas las zonas habitadas del país. 14 Las apacentaré en pastos deliciosos, y su majada estará en las altas cumbres de Israel. Reposarán en majada deleitosa y pacerán en tiernos pastos por los montes de Israel. 15 Yo mismo reuniré a mis ovejas y las pastorearé —oráculo del Señor Dios—. 16 Buscaré a las ovejas perdidas y haré volver a las descarriadas; vendaré a las heridas y robusteceré a las débiles. Por lo que respecta a las robustas, las apacentaré como se debe.

 

17 En cuanto a ustedes, ovejas mías, esto dice el Señor Dios: Aquí estoy, dispuesto a juzgar entre ovejas y ovejas, entre carneros y machos cabríos. 18 ¿Les parece poco el delicioso pasto en el que pastan, que encima pisotean el resto de sus pastos? ¿Les parece poco el caudal de agua en el que abrevan, que encima enturbian con sus pies el agua restante? 19 Mis ovejas tienen que pastar lo que ustedes han pisoteado y tienen que beber el agua que sus pies han enturbiado. 20 Por eso, así dice el Señor Dios: Yo mismo juzgaré entre ovejas gordas y ovejas flacas. 21 Puesto que han embestido con el costado y el lomo, y han acorneado a todas las ovejas débiles hasta dispersarlas y expulsarlas, 22 voy a poner a salvo a mi rebaño, para que no vuelva a ser presa de nadie, y voy a juzgar entre ovejas y ovejas. 23 Pondré a su servicio un pastor que las apaciente: a mi siervo David. Él se encargará de apacentarlas y de ser su pastor. 24 Yo, el Señor, seré su Dios; y David será su príncipe. Yo, el Señor, he hablado. 25 Haré con ellos una alianza de paz y expulsaré para siempre del país a las fieras salvajes. Habitarán tranquilamente en la estepa y dormirán en los bosques. 26 Los asentaré en torno a mi colina y haré que la lluvia llegue a su tiempo: será una lluvia de bendición. 27 Los árboles del campo darán su fruto y la tierra producirá su cosecha; así estarán tranquilamente en su tierra. Y reconocerán que yo soy el Señor cuando rompa las ataduras de su yugo y los libere de quienes los mantienen esclavizados. 28 Ya no servirán de botín a otras naciones ni los devorarán las bestias salvajes: vivirán tranquilos sin que nadie los atemorice. 29 Les proporcionaré prósperas plantaciones, de modo que ya nadie muera de hambre en el país, ni las naciones vuelvan a ultrajarlos. 30 Y reconocerán que yo soy el Señor, su Dios, y que ellos, los israelitas, son mi pueblo —oráculo del Señor Dios—. 31 Ustedes son mi rebaño, las ovejas que apaciento, y yo soy su Dios. —Oráculo del Señor Dios—.

Hebreos 13

La Palabra (Hispanoamérica)

Exhortación a vivir como cristianos

 

13 Que no decaiga el amor fraterno. 2 No echen en olvido la hospitalidad pues, gracias a ella, personas hubo que, sin saberlo, alojaron ángeles en su casa. 3 Tengan siempre presentes a los encarcelados como si ustedes mismos se encontraran presos junto con ellos; y también a los que sufren malos tratos, como si ustedes estuvieran en su lugar.

 

4 Que todos respeten el matrimonio y mantengan limpia su vida conyugal, pues Dios juzgará con severidad a los adúlteros y lujuriosos. 5 Que la fiebre del dinero no se apodere de ustedes; conténtense con lo que tienen, ya que es Dios mismo quien ha dicho: Nunca te abandonaré; jamás te dejaré solo. 6 Por eso podemos exclamar llenos de confianza:

 

El Señor es quien me ayuda, nada temo,

¿qué podrán hacerme los humanos?

 

7 Recuerden a los dirigentes que les anunciaron el mensaje de Dios. Tomen nota de cómo culminaron su vida y sigan el ejemplo de su fe. 8 Jesucristo es siempre el mismo, ayer, hoy y por toda la eternidad. 9 No se dejen arrastrar por cualquier doctrina que les venga de afuera. Lo que de veras importa es que la gracia los fortalezca; en lo que se refiere a las reglas sobre alimentos, de ningún provecho han servido a quienes las han observado.

El sacrificio agradable a Dios

 

10 Nosotros tenemos un sacrificio del que no tienen derecho a comer los que ofician en el santuario. 11 Sabido es que los cuerpos de los animales cuya sangre introduce el sumo sacerdote en el lugar santísimo como rito expiatorio por los pecados, son quemados fuera del campamento. 12 Por eso también Jesús, a fin de consagrar al pueblo con su propia sangre, murió fuera de la ciudad. 13 Salgamos, pues, a su encuentro fuera del campamento, compartiendo los ultrajes que él sufrió, 14 pues la ciudad que ahora habitamos no es definitiva, sino que buscamos una para el futuro. 15 Así que en todo momento ofrezcamos a Dios, por medio de Jesucristo, un sacrificio de alabanza que no es otro sino la ofrenda de unos labios que bendicen su nombre. 16 Y no se olviden de hacer el bien y de ayudarse unos a otros, pues esos son los sacrificios que agradan a Dios.

Últimas recomendaciones

 

17 Obedezcan a sus dirigentes y sigan sus instrucciones ya que se desvelan por ustedes como quienes tienen que rendir cuentas a Dios; de esta manera cumplirán con alegría y sin quejas su tarea, pues ¿de qué les serviría a ustedes que ellos lo hicieran a disgusto?

 

18 Nos encomendamos a las oraciones de ustedes, pues aunque confiamos estar limpios de culpa, deseamos comportarnos rectamente en todo. 19 Les ruego, pues, insistentemente que lo hagan así para que pueda volver cuanto antes con ustedes.

Conclusión (13,20-25)

Bendición y doxología

 

20 Que el Dios de la paz, el que resucitó de entre los muertos a Jesús, nuestro Señor, y lo constituyó supremo pastor del rebaño mediante la sangre de una alianza eterna, 21 los ponga a punto para que cumplan su voluntad en toda clase de buenas obras. Que él lleve a cabo en nosotros, por medio de Jesucristo, aquello que le agrada. A él sea la gloria por siempre jamás. Amén.

Nota de acompañamiento y saludos

 

22 Les ruego, hermanos, que acepten de buen grado esta exhortación que les envío acompañada de unas breves líneas.

 

23 Sepan que nuestro hermano Timoteo ha sido puesto en libertad. Si viene pronto, irá conmigo a visitarlos. 24 Saludos a todos los dirigentes y a todos los creyentes en general. Por su parte, los saludan los hermanos de Italia. 25 Que la gracia esté con todos ustedes.

Salmos 115

La Palabra (Hispanoamérica)

Salmo 115 (113b)

Confíen todos en el Señor

 

115 No a nosotros, Señor, no a nosotros,

que sea a tu nombre al que des gloria,

por tu amor y tu bondad.

2

¿Por qué las naciones preguntan:

“Dónde se halla su Dios?”.

3

¡Nuestro Dios está en el cielo,

todo cuanto quiere hace!

4

Los ídolos paganos son plata y oro,

obra de manos humanas.

5

Tienen boca y no hablan,

ojos pero no ven,

6

oídos pero no oyen,

nariz y no pueden oler;

7

tienen manos y no palpan,

tienen pies y no caminan,

con su garganta no emiten sonidos.

8

Sean como ellos quienes los hacen,

todo el que en ellos confía.

9

Israel, confía en el Señor:

él es tu ayuda y tu escudo;

10

casa de Aarón, confía en el Señor:

él es tu ayuda y tu escudo;

11

los que veneran al Señor, confíen en él:

él es la ayuda y el escudo de ustedes.

12

El Señor nos recuerda y nos bendice,

bendecirá a la casa de Israel,

bendecirá a la casa de Aarón;

13

bendecirá a quienes lo veneran,

a los pequeños y grandes.

14

Que el Señor los multiplique,

a ustedes y a sus hijos,

15

que sean bendecidos por el Señor,

creador del cielo y de la tierra.

16

El cielo es del Señor,

la tierra se la dio a los humanos.

17

Los muertos no alaban al Señor,

ni tampoco quienes bajan al silencio,

18

pero nosotros bendecimos al Señor

desde ahora y para siempre.

¡Aleluya!

Proverbios 27:21-22

La Palabra (Hispanoamérica)

 

21

La plata se refina en el crisol, el oro en el horno;

a una persona la pone a prueba quien la alaba.

22

Aunque machaques al necio en un mortero,

no le quitarás su necedad.

La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)

 

La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España

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