Tuesday, November 16, 2021

DAB Español, Miércoles 17 de Noviembre

Día 321, DAB Español, Miércoles 17 de Noviembre

Ezequiel 35:1-36:38; Santiago 1:1-18; Salmos 116; Proverbios 27:23-27 (La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH))









Ezequiel 35-36

La Palabra (Hispanoamérica)

Oráculo contra Edom

 

35 El Señor me dirigió la palabra:

 

2 — Hijo de hombre, ponte mirando a la montaña de Seír y profetiza contra ella. 3 Le dirás:

 

Esto dice el Señor Dios:

Aquí estoy contra ti,

montaña de Seír;

voy a extender mi mano

contra ti; en pura desolación

te voy a convertir.

4

Convertiré tus ciudades en ruinas,

te reduciré a desolación.

Tendrás que reconocer así

que yo soy el Señor.

 

5 Por haber nutrido en tu interior un odio eterno y haber entregado a la espada a los israelitas cuando el día final fueron víctimas de la desgracia y pagaron por su pecado, 6 juro por mí mismo —oráculo del Señor Dios— que te reduciré a sangre y que la sangre te perseguirá; eres rea de sangre y la sangre te perseguirá.

 

7 Haré un desierto desolado de la montaña de Seír; exterminaré al que está de paso y al que vuelve. 8 Llenaré tus montes de heridos; en tus colinas, vaguadas y en todos tus valles caerá gente atravesada por la espada. 9 Te convertiré en eterna desolación, tus ciudades no serán rehabitadas; así reconocerán que yo soy el Señor. 10 Por haber dicho “Las dos naciones, los dos países van a ser míos, vamos a apoderarnos de ellos”, siendo así que el Señor estaba allí, 11 lo juro por mí mismo —oráculo del Señor Dios— que actuaré con la misma cólera y el mismo celo con que tú has actuado contra ellos; de esta manera me daré a conocer a ellos cuando te castigue. 12 Y tendrás que reconocer que yo, el Señor, escuchaba todos tus insultos, cuando hablabas contra los montes de Israel diciendo: “Están desolados, nos han sido entregados para que los devastemos”. 13 Me han desafiado de palabra, no han hecho más que hablar contra mí; lo he oído. 14 Pues esto dice el Señor Dios: Haré de ti una desolación para que todo el país se alegre; 15 del mismo modo que tú te alegrabas de Israel, mi heredad, cuando quedó reducido a desolación, así haré contigo: la montaña de Seír será una desolación, lo mismo que todo Edom. Y reconocerán que yo soy el Señor.

Explicación de la desolación y promesa de restauración

 

36 En cuanto a ti, hijo de hombre, profetiza así sobre los montes de Israel: ¡Montes de Israel, escuchen la palabra del Señor! 2 Esto dice el Señor Dios: Por haber dicho el enemigo de ustedes: “¡Epa!, estas alturas eternas han pasado a ser posesión nuestra”, 3 profetiza y diles: Esto dice el Señor Dios: Puesto que todos cuantos los rodean los han devastado y codiciado, hasta el punto de convertirlos en propiedad de las restantes naciones, blanco de las habladurías y de la difamación de la gente, 4 escuchen, montes de Israel, la palabra del Señor Dios. Esto dice el Señor Dios a los montes, a las colinas, a los valles y vaguadas, a las ruinas devastadas y a las ciudades abandonadas, convertidas en botín y hazmerreír ante las naciones que los rodean. 5 Sí, esto dice el Señor Dios: Movido por el fuego de mi celo, hablo contra las demás naciones y contra todo Edom, que, con el corazón rebosante de gozo y con el alma henchida de desprecio, se apoderaron de mi país como si fuera posesión suya, para entregar su pastizal al pillaje. 6 Por eso, profetiza sobre la tierra de Israel; di a los montes, a las colinas, a las vaguadas y a los valles: Esto dice el Señor Dios: Aquí estoy, hablando lleno de celo y de cólera, pues ustedes han tenido que soportar el ultraje de las naciones.

 

7 Por eso, así dice el Señor Dios: Juro solemnemente que las naciones que los rodean tendrán que soportar sus propios ultrajes. 8 Pero ustedes, montes de Israel, echarán follaje y producirán frutos para mi pueblo Israel, pues está a punto de volver. 9 Aquí me tienen, vuelto hacia ustedes: serán cultivados y sembrados. 10 Multiplicaré los habitantes de Israel; las ciudades serán habitadas y las ruinas reconstruidas. 11 Multiplicaré personas y animales, que serán numerosos y fecundos. Haré que pueblen el país como antaño y mejoraré la situación que tenían antes; así reconocerán que yo soy el Señor. 12 Haré que por ustedes —pueblo mío de Israel— transiten personas. Tomarán posesión de ti, te convertirás en su heredad y no volverás a dejarlos sin hijos. 13 Esto dice el Señor Dios: Puesto que dicen de ti que devoras a la gente y que has dejado a tu nación sin hijos, 14 ten presente que ya no devorarás más gente y que tu nación no quedará sin hijos —oráculo del Señor Dios—. 15 No permitiré que se vuelvan a oír los ultrajes que te dirigen las naciones ni que tengas que soportar los insultos de los pueblos; tampoco tu nación se quedará sin hijos —oráculo del Señor Dios—.

 

16 El Señor me dirigió la palabra:

 

17 — Hijo de hombre, los israelitas contaminaron su tierra con su conducta y sus acciones; su conducta me resultaba impura como una menstruación femenina. 18 Entonces derramé sobre ellos mi cólera, a causa de la sangre que derramaron sobre el país, al que contaminaron con sus acciones. 19 Los dispersé por las naciones y los aventé por otras tierras: los juzgué como merecía su conducta y sus acciones. 20 Cuando llegaron a esas naciones profanaron mi santo nombre hasta el punto de que se decía de ellos: “Son el pueblo del Señor y han tenido que salir de su tierra”. 21 Así que tuve que defender mi santo nombre, profanado por Israel en todas las naciones por donde había ido. 22 Por eso, di a los israelitas: Esto dice el Señor Dios: No hago esto por consideración a ustedes, pueblo de Israel, sino por mi santo nombre, que han profanado en las naciones por donde han ido. 23 Santificaré mi nombre glorioso, profanado por ustedes entre las naciones, y reconocerán las naciones que yo soy el Señor —oráculo del Señor Dios— cuando vean que me sirvo de ustedes para manifestar mi santidad. 24 Los tomaré de entre las naciones, los reuniré de entre todos los países y los traeré a su tierra. 25 Los rociaré con agua pura y los purificaré de todas sus impurezas; pienso purificarlos de todos sus ídolos. 26 Les daré un corazón nuevo y derramaré un espíritu nuevo en medio de ustedes; les arrancaré del cuerpo el corazón de piedra y les daré un corazón de carne. 27 Derramaré mi espíritu en medio de ustedes y haré que se porten conforme a mis normas: respetarán y cumplirán mis leyes. 28 Habitarán en el país que di a sus antepasados; serán mi pueblo y yo seré su Dios. 29 Los pondré a salvo de todas sus inmundicias; haré que el grano abunde y se multiplique, y no dejaré que pasen hambre. 30 Multiplicaré los frutos de los árboles y la cosecha del campo, para que no tengan que soportar de nuevo entre las naciones el oprobio que supone pasar hambre. 31 Entonces se acordarán de su conducta indigna y de sus malas acciones, y sentirán asco de ustedes mismos, de sus pecados y de sus abominaciones. 32 Que quede claro que no haré eso por consideración a ustedes —oráculo del Señor Dios—; avergüéncense y abochórnense de su conducta, pueblo de Israel.

 

33 Esto dice el Señor Dios: El día en que los purifique de todos sus pecados, repoblaré las ciudades y serán reconstruidas las ruinas; 34 la tierra devastada será cultivada, dejará de ser aquella desolación que contemplaban todos cuantos pasaban. 35 Y la gente dirá: Aquella tierra devastada se ha convertido en un jardín de Edén, y las ciudades arruinadas, devastadas y demolidas se han transformado en fortalezas habitadas. 36 Y las naciones que han sobrevivido en torno a ustedes reconocerán que yo, el Señor, he reconstruido lo demolido y he replantado lo devastado. Yo, el Señor, lo digo y lo hago.

 

37 Esto dice el Señor Dios: Todavía dejaré que me busquen los israelitas, de modo que yo los multiplique como si fueran un rebaño humano, 38 un rebaño de reses consagradas, como el rebaño que se concentra en Jerusalén con ocasión de las grandes festividades. De manera parecida, las ciudades arruinadas se llenarán de un rebaño humano. Y reconocerán que yo soy el Señor.

Santiago 1:1-18

La Palabra (Hispanoamérica)

Saludo

 

1 Santiago, servidor de Dios y de Jesucristo, el Señor, saluda a todos los miembros del pueblo de Dios dispersos por el mundo.

I.— UNA FE AUTÉNTICA Y COHERENTE (1,2—2,26)

Fe y sabiduría

 

2 Alégrense profundamente, hermanos míos, cuando se sientan cercados por toda clase de dificultades. 3 Es señal de que su fe, al pasar por el crisol de la prueba, está dando frutos de perseverancia. 4 Pero es preciso que la perseverancia lleve a feliz término su empeño, para que ustedes sean perfectos, cabales e intachables. 5 Si alguno de ustedes anda escaso de sabiduría, pídasela a Dios, que reparte a todos con largueza y sin echarlo en cara, y él se la dará. 6 Pero debe pedirla confiadamente, sin dudar, pues quien duda se parece a las olas del mar, que van y vienen agitadas por el viento. 7 Nada puede esperar de Dios una persona así, 8 indecisa e inconstante en todo cuanto emprende.

Pobreza y riqueza ante Dios

 

9 El hermano de humilde condición debe sentirse orgulloso de su dignidad. 10 El rico, en cambio, que se precie de ser humilde, pues se desvanecerá como la flor de la hierba. 11 En efecto, del mismo modo que, al calentar el sol con toda su fuerza, se seca la hierba y cae al suelo su flor, quedando en nada toda su hermosa apariencia, así fenecerán las empresas del rico.

En medio de la prueba

 

12 Dichoso quien resiste la prueba pues, una vez acrisolado, recibirá como corona la vida que el Señor ha prometido a quienes lo aman. 13 Nadie acosado por la tentación tiene derecho a decir: “Es Dios quien me pone en trance de caer”. Dios está fuera del alcance del mal, y él tampoco instiga a nadie al mal. 14 Cada uno es puesto a prueba por su propia pasión desordenada, que lo arrastra y lo seduce. 15 Semejante pasión concibe y da a luz al pecado; y este, una vez cometido, origina la muerte.

 

16 Hermanos míos queridos, no se engañen. 17 Todo beneficio y todo don perfecto bajan de lo alto, del creador de la luz, en quien no hay cambios ni períodos de sombra. 18 Él, por su libre voluntad, nos engendró mediante la palabra de la verdad para que seamos como primeros frutos entre sus criaturas.

Salmos 116

La Palabra (Hispanoamérica)

Salmo 116 (114—115)

El Señor ha sido bueno conmigo

 

116 Amo al Señor porque escucha

mi voz suplicante.

2

Lo invocaré de por vida,

porque es todo oídos para mí.

3

Las cadenas de la muerte me cercaban,

me alcanzaba la tristeza del abismo,

era presa de la angustia y el dolor.

4

Pero invoqué el nombre del Señor:

“Te ruego, Señor, que me salves”.

5

El Señor es clemente y justo,

es compasivo nuestro Dios.

6

El Señor protege a los sencillos:

estaba yo abatido y me salvó.

7

¡A ver si recobro la calma,

pues el Señor ha sido bueno conmigo!

8

Me ha librado de la muerte,

ha preservado mis ojos de las lágrimas,

mis pies de la caída.

9

Caminaré en presencia del Señor

en la tierra de los vivos.

10

Tenía yo confianza aunque decía:

“¡Qué desgraciado soy!”.

11

En mi turbación exclamaba:

“Todos los humanos mienten”.

12

¿Cómo pagaré al Señor

todos los beneficios que me ha hecho?

13

Alzaré la copa de la salvación,

invocaré el nombre del Señor.

14

Cumpliré al Señor mis promesas

delante de todo su pueblo.

15

Mucho le importa al Señor

la muerte de sus fieles.

16

Yo soy tu siervo, Señor;

soy tu siervo, el hijo de tu esclava;

tú desataste mis ataduras.

17

Te ofreceré un sacrificio de alabanza,

invocaré el nombre del Señor.

18

Cumpliré al Señor mis promesas

delante de todo su pueblo,

19

en los atrios de la casa del Señor,

en medio de ti, Jerusalén.

¡Aleluya!

Proverbios 27:23-27

La Palabra (Hispanoamérica)

 

23

Conoce bien el estado de tu ganado

y presta atención a tus rebaños,

24

pues no es eterna la riqueza,

ni dura para siempre la fortuna.

25

Cuando brote la hierba, crezca el pasto

y se siegue el heno de los prados,

26

los corderos te proporcionarán vestido

los cabritos dinero para un campo;

27

las cabras te darán leche suficiente

para alimentarte a ti y a tu familia,

y para mantener a tus criadas.

La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)

 

La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España

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