Día 336, DAB Español, Lunes 2 de Diciembre
Daniel 9:1-11:1; 1 Juan 2:18-3:6; Salmos 121; Proverbios 28:27-28 (La Biblia de las Américas (LBLA))
Daniel
9:1-11 La Biblia de las Américas (LBLA)
Oración de Daniel por su pueblo
9 En el año primero de Darío, hijo de Asuero,
descendiente[a] de los medos, que fue constituido rey sobre el reino de los
caldeos, 2 en el año primero de su reinado, yo, Daniel, pude entender en los
libros el número de los años en que, por palabra del Señor que fue revelada al
profeta Jeremías, debían cumplirse las desolaciones de Jerusalén: setenta años.
3 Volví[b] mi rostro a Dios el Señor para buscarle en oración y súplicas, en
ayuno, cilicio y ceniza. 4 Y oré al Señor mi Dios e hice confesión y dije: Ay,
Señor, el Dios grande y temible, que guarda el pacto y la misericordia para los
que le aman y guardan sus mandamientos, 5 hemos pecado, hemos cometido
iniquidad, hemos hecho lo malo, nos hemos rebelado y nos hemos apartado de tus
mandamientos y de tus ordenanzas. 6 No hemos escuchado a tus siervos los
profetas que hablaron en tu nombre a nuestros reyes, a nuestros príncipes, a
nuestros padres y a todo el pueblo de la tierra. 7 Tuya es la justicia, oh
Señor, y nuestra la vergüenza en el rostro, como sucede hoy a los hombres de
Judá, a los habitantes de Jerusalén y a todo Israel, a los que están cerca y a
los que están lejos en todos los países adonde los has echado, a causa de las
infidelidades que cometieron contra ti. 8 Oh Señor, nuestra es la vergüenza del
rostro, y de nuestros reyes, de nuestros príncipes y de nuestros padres, porque
hemos pecado contra ti. 9 Al Señor nuestro Dios pertenece la compasión y el
perdón, porque[c] nos hemos rebelado contra El, 10 y no hemos obedecido la voz
del Señor nuestro Dios para andar en sus enseñanzas[d], que El puso delante de
nosotros por medio[e] de sus siervos los profetas. 11 Ciertamente todo Israel
ha transgredido tu ley y se ha apartado, sin querer obedecer tu voz; por eso ha
sido derramada sobre nosotros la maldición y el juramento que está escrito en
la ley de Moisés, siervo de Dios, porque hemos pecado contra El. 12 Y El ha
confirmado las palabras que habló contra nosotros y contra nuestros jefes que
nos gobernaron[f], trayendo sobre nosotros gran calamidad, pues nunca se ha
hecho debajo del[g] cielo nada como lo que se ha hecho contra Jerusalén. 13
Como está escrito en la ley de Moisés, toda esta calamidad ha venido sobre
nosotros, pero no hemos buscado el favor[h] del Señor nuestro Dios,
apartándonos de nuestra iniquidad y prestando atención a[i] tu verdad. 14 Por
tanto, el Señor ha estado guardando esta[j] calamidad y la ha traído sobre
nosotros; porque el Señor nuestro Dios es justo en todas las obras que ha
hecho, pero nosotros no hemos obedecido su voz. 15 Y ahora, Señor Dios nuestro,
que sacaste a tu pueblo de la tierra de Egipto con mano poderosa, y te has
hecho un nombre, como hoy se ve, hemos pecado, hemos sido malos. 16 Oh Señor,
conforme a todos tus actos de justicia[k], apártese ahora tu ira y tu furor de
tu ciudad, Jerusalén, tu santo monte; porque a causa de nuestros pecados y de
las iniquidades de nuestros padres, Jerusalén y tu pueblo son el oprobio de
todos los que nos rodean. 17 Y ahora, Dios nuestro, escucha la oración de tu
siervo y sus súplicas, y haz resplandecer tu rostro sobre tu santuario
desolado, por amor de ti mismo, oh Señor[l]. 18 Inclina tu oído, Dios mío, y
escucha. Abre tus ojos y mira nuestras desolaciones y la ciudad sobre la cual
se invoca tu nombre; pues no es por nuestros propios méritos[m] que
presentamos[n] nuestras súplicas delante de ti, sino por tu gran compasión. 19
¡Oh Señor, escucha! ¡Señor, perdona! ¡Señor, atiende y actúa! ¡No tardes, por
amor de ti mismo, Dios mío! Porque tu nombre se invoca sobre tu ciudad y sobre tu
pueblo.
La profecía de las setenta semanas
20 Aún estaba yo hablando, orando y confesando mi
pecado y el pecado de mi pueblo Israel, y presentando[o] mi súplica delante del
Señor mi Dios por el santo monte de mi Dios, 21 todavía estaba yo hablando en
oración, cuando Gabriel, el hombre a quien había visto en la visión al
principio, se me acercó, estando yo muy cansado[p], como a la hora de la
ofrenda de la tarde. 22 Me instruyó, habló conmigo y dijo: Daniel, he salido
ahora para darte sabiduría y entendimiento. 23 Al principio de tus súplicas se
dio la orden[q], y he venido para explicártela, porque eres muy estimado[r];
pon atención a la orden y entiende la visión.
24 Setenta semanas[s] han sido decretadas sobre tu
pueblo y sobre tu santa ciudad, para poner fin a[t] la transgresión, para
terminar con el pecado[u], para expiar la iniquidad, para traer justicia
eterna, para sellar la visión y la profecía[v], y para ungir el lugar
santísimo[w]. 25 Has de saber y entender que desde la salida de la orden para restaurar
y reconstruir a Jerusalén hasta el Mesías Príncipe[x], habrá siete semanas y
sesenta y dos semanas; volverá a ser edificada, con plaza[y] y foso, pero en
tiempos de angustia. 26 Después de las sesenta y dos semanas el Mesías[z] será
muerto[aa] y no tendrá nada[ab], y el pueblo del príncipe que ha de venir
destruirá la ciudad y el santuario. Su fin vendrá con inundación; aun hasta el
fin habrá guerra; las desolaciones están determinadas[ac]. 27 Y él hará un
pacto firme con muchos por una semana, pero a la mitad de la semana pondrá fin
al sacrificio y a la ofrenda de cereal. Sobre el ala de abominaciones[ad]
vendrá el desolador[ae], hasta que una destrucción completa, la que está
decretada, sea derramada sobre el desolador[af].
Visión junto al Tigris
10 En el año tercero de Ciro, rey de Persia, un
mensaje[ag] fue revelado a Daniel, a quien llamaban Beltsasar. El mensaje[ah]
era verdadero y acerca de un gran conflicto[ai]; él comprendió el mensaje[aj] y
tuvo entendimiento de la visión. 2 En aquellos días, yo, Daniel, había estado
en duelo durante tres semanas completas. 3 No comí manjar delicado[ak] ni entró
en mi boca carne ni vino, ni usé ungüento alguno, hasta que se cumplieron las
tres semanas. 4 Y el día veinticuatro del primer mes, estando yo junto a la
orilla del gran río, es decir, el Tigris[al], 5 alcé los ojos y miré, y he
aquí, había un hombre vestido de lino, cuya cintura estaba ceñida con un
cinturón de oro puro de Ufaz. 6 Su cuerpo era como de berilo[am], su rostro
tenía[an] la apariencia de un relámpago, sus ojos eran como antorchas de fuego,
sus brazos y pies como el brillo del bronce bruñido, y el sonido de sus
palabras como el estruendo de una multitud. 7 Y sólo yo, Daniel, vi la visión;
los hombres que estaban conmigo no vieron la visión, pero un gran terror cayó
sobre ellos y huyeron a esconderse. 8 Me quedé solo viendo esta gran visión; no
me quedaron fuerzas, y mi rostro[ao] se demudó, desfigurándose, sin retener yo
fuerza alguna. 9 Pero oí el sonido de sus palabras, y al oír el sonido de sus
palabras, caí en un sueño profundo sobre mi rostro, con mi rostro en tierra.
10 Entonces, he aquí, una mano me tocó, y me hizo
temblar sobre mis rodillas y sobre las palmas de mis manos. 11 Y me dijo:
Daniel, hombre muy estimado[ap], entiende las palabras que te voy a decir y
ponte en pie[aq], porque ahora he sido enviado a ti. Cuando él me dijo estas
palabras, me puse en pie temblando. 12 Entonces me dijo: No temas, Daniel,
porque desde el primer día en que te propusiste en tu corazón entender y humillarte
delante de tu Dios, fueron oídas tus palabras, y a causa de tus palabras he
venido. 13 Mas el príncipe del reino de Persia se me opuso[ar] por veintiún
días, pero he aquí, Miguel, uno de los primeros príncipes, vino en mi ayuda, ya
que yo había sido dejado allí con los reyes de Persia. 14 Y he venido para
darte a conocer lo que sucederá a tu pueblo al final de los días, porque la
visión es para días aún lejanos. 15 Cuando habló conmigo estas palabras,
volví[as] mi rostro a tierra y enmudecí. 16 Y he aquí, uno semejante a un
hombre[at] tocó mis labios; entonces abrí mi boca y hablé, y dije al que estaba
delante de mí: Señor mío, a causa de la visión me ha invadido la angustia[au] y
me he quedado sin fuerzas. 17 ¿Cómo podrá, pues, este siervo de mi señor hablar
con uno como mi señor? Porque a mí en este momento no me queda fuerza alguna,
ni tampoco me queda aliento.
18 Entonces el que tenía semejanza de hombre me tocó
otra vez y me fortaleció, 19 y me dijo: No temas, hombre muy estimado[av]. La
paz sea contigo[aw]; sé fuerte y esfuérzate. Cuando habló conmigo, recobré las
fuerzas, y dije: Hable mi señor, porque me has fortalecido. 20 Entonces él
dijo: ¿Sabes por qué he venido a ti? Ahora vuelvo para luchar contra el
príncipe[ax] de Persia, y cuando yo termine[ay], he aquí, el príncipe[az] de
Grecia[ba] vendrá. 21 Sin embargo, te declararé lo que está inscrito en el
libro de la verdad, pero no hay nadie que se mantenga firme a mi lado[bb]
contra estas fuerzas, sino Miguel, vuestro príncipe.
11 Y en el año primero de Darío el medo, yo mismo me
levanté[bc] para serle fortalecedor y protector.
Footnotes:
Daniel 9:1 Lit., de la simiente
Daniel 9:3 Lit., Puse
Daniel 9:9 O, aunque
Daniel 9:10 O, leyes
Daniel 9:10 Lit., mano
Daniel 9:12 Lit., jueces que nos juzgaron
Daniel 9:12 Lit., de todo el
Daniel 9:13 Lit., ablandando el rostro
Daniel 9:13 O, teniendo entendimiento de
Daniel 9:14 Lit., velando sobre la
Daniel 9:16 Lit., todas tus justicias
Daniel 9:17 Lit., por amor del Señor
Daniel 9:18 Lit., nuestras justicias
Daniel 9:18 Lit., hacemos caer
Daniel 9:20 Lit., haciendo caer
Daniel 9:21 Lit., cansado con cansancio; otra posible
lectura es: se me acercó volando velozmente
Daniel 9:23 Lit., salió la palabra
Daniel 9:23 Lit., eres deseado
Daniel 9:24 O, Unidades de siete, y así en el resto
del cap.
Daniel 9:24 O, impedir
Daniel 9:24 Otra posible lectura es: para sellar
pecados
Daniel 9:24 Lit., el profeta
Daniel 9:24 O, al Santo de los santos
Daniel 9:25 O, un príncipe ungido
Daniel 9:25 O, calle
Daniel 9:26 O, el ungido
Daniel 9:26 O, cortado
Daniel 9:26 O, a nadie
Daniel 9:26 O, guerra será decretada a las
desolaciones
Daniel 9:27 O, cosas detestables
Daniel 9:27 O, que causa horror
Daniel 9:27 O, que causa horror
Daniel 10:1 Lit., la palabra
Daniel 10:1 Lit., la palabra
Daniel 10:1 O, guerra
Daniel 10:1 Lit., la palabra
Daniel 10:3 Lit., pan apetecible
Daniel 10:4 Heb., Hiddekel
Daniel 10:6 O, serpentina amarilla
Daniel 10:6 Lit., como
Daniel 10:8 Lit., mi esplendor
Daniel 10:11 Lit., deseado
Daniel 10:11 Lit., de pie donde estás
Daniel 10:13 Lit., se puso de pie frente a mí
Daniel 10:15 Lit., puse
Daniel 10:16 Lit., como una semejanza de hijos de
hombre
Daniel 10:16 Lit., me han sobrevenido mis dolores
Daniel
10:19 Lit., deseado
Daniel
10:19 Lit., para ti
Daniel 10:20 I.e., ángel satánico
Daniel 10:20 O, salga
Daniel 10:20 I.e., ángel satánico
Daniel 10:20 Heb., Yavan
Daniel 10:21 Lit., se muestre fuerte conmigo
Daniel 11:1 Lit., el ponerme de pie era
La Biblia de las Américas (LBLA)
Copyright © 1986, 1995, 1997 by The Lockman Foundation
1
Juan 2:18-3:6 La Biblia de las Américas (LBLA)
Advertencias contra el anticristo
18 Hijitos[a], es la última hora, y así como oísteis
que el anticristo viene, también ahora han surgido muchos anticristos; por eso
sabemos que es la última hora. 19 Salieron de nosotros, pero en realidad no
eran de nosotros, porque si hubieran sido de nosotros, habrían permanecido con
nosotros; pero salieron, a fin de que se manifestara[b] que no todos son[c] de
nosotros. 20 Pero[d] vosotros tenéis unción del Santo, y todos vosotros lo
sabéis[e]. 21 No os he escrito porque ignoréis la verdad, sino porque la
conocéis y porque[f] ninguna mentira procede de la verdad. 22 ¿Quién es el
mentiroso, sino el que niega que Jesús es el Cristo[g]? Este es el anticristo,
el que niega al Padre y al Hijo. 23 Todo aquel que niega al Hijo tampoco tiene
al Padre; el que confiesa al Hijo tiene también al Padre. 24 En cuanto a
vosotros, que permanezca en vosotros lo que oísteis desde el principio. Si lo
que oísteis desde el principio permanece en vosotros, vosotros también
permaneceréis en el Hijo y en el Padre. 25 Y esta es la promesa que El mismo
nos hizo[h]: la vida eterna. 26 Os he escrito estas cosas respecto a los que
están tratando de engañaros. 27 Y en cuanto a vosotros, la unción que
recibisteis de El permanece en vosotros, y no tenéis necesidad de que nadie os
enseñe; pero así como su unción os enseña acerca de todas las cosas, y es
verdadera y no mentira, y así como os ha enseñado, permanecéis[i] en El. 28 Y
ahora, hijos[j], permaneced en El, para que cuando se manifieste, tengamos
confianza y no nos apartemos de El avergonzados[k] en su venida[l]. 29 Si
sabéis que El es justo, sabéis también que todo el que hace justicia es nacido[m]
de El.
Los hijos de Dios
3 Mirad cuán gran amor[n] nos ha otorgado el Padre,
para que seamos llamados hijos de Dios; y eso somos. Por esto el mundo no nos
conoce, porque no le conoció a El. 2 Amados, ahora somos hijos de Dios y aún no
se ha manifestado lo que habremos de ser. Pero sabemos que cuando El se
manifieste[o], seremos semejantes a El porque le veremos como El es. 3 Y todo
el que tiene esta esperanza puesta en El, se purifica, así como El es puro. 4
Todo el que practica el pecado, practica también la infracción de la ley[p],
pues[q] el pecado es infracción de la ley[r]. 5 Y vosotros sabéis que El se
manifestó a fin de quitar los[s] pecados, y en El no hay pecado. 6 Todo el que
permanece en El, no peca; todo el que peca, ni le ha visto ni le ha conocido.
Footnotes:
1 Juan 2:18 Lit., Niños
1 Juan 2:19 Lit., fueran manifestados
1 Juan 2:19 O, todos ellos no son
1 Juan 2:20 Lit., Y
1 Juan 2:20 Algunos mss. antiguos dicen: vosotros
sabéis todo
1 Juan 2:21 O, sabed que
1 Juan 2:22 I.e., el Mesías
1 Juan 2:25 Lit., nos prometió
1 Juan 2:27 O, permaneced
1 Juan 2:28 O, hijitos
1 Juan 2:28 Lit., no seamos avergonzados de El
1 Juan 2:28 O, en su presencia
1 Juan 2:29 O, engendrado
1 Juan 3:1 Lit., qué clase de amor
1 Juan 3:2 Lit., si se manifiesta
1 Juan 3:4 O, iniquidad
1 Juan 3:4 Lit., y
1 Juan 3:4 O, iniquidad
1 Juan 3:5 Algunos mss. dicen: nuestros
La Biblia de las Américas (LBLA)
Copyright © 1986, 1995, 1997 by The Lockman Foundation
Salmos
121 La Biblia de las Américas (LBLA)
El Señor, guardador de Israel
Cántico de ascenso gradual[a].
121 Levantaré mis ojos a los montes;
¿de dónde vendrá mi socorro?
2 Mi socorro viene del Señor,
que hizo los cielos y la tierra.
3 No permitirá que tu pie resbale;
no se adormecerá el que te guarda.
4 He aquí, no se adormecerá ni dormirá
el que guarda a Israel.
5 El Señor es tu guardador;
el Señor es tu sombra a tu mano derecha.
6 El sol no te herirá[b] de día,
ni la luna de noche.
7 El Señor te protegerá[c] de todo mal;
El guardará tu alma.
8 El Señor guardará tu salida y tu entrada
desde ahora y para siempre.
Footnotes:
Salmos 121:1 Véase la nota al subtítulo del Salmo 120
Salmos 121:6 O, abrumará
Salmos 121:7 O, guardará
La Biblia de las Américas (LBLA)
Copyright © 1986, 1995, 1997 by The Lockman Foundation
Proverbios
28:27-28 La Biblia de las Américas (LBLA)
27 El que da al pobre no pasará necesidad,
pero el que cierra[a] sus ojos tendrá muchas
maldiciones.
28 Cuando los impíos se levantan, los hombres se
esconden;
mas cuando perecen, los justos se multiplican.
Footnotes:
Proverbios 28:27 Lit., esconde
La Biblia de las Américas (LBLA)
Copyright
© 1986, 1995, 1997 by The Lockman Foundation
No comments:
Post a Comment