Día 347, DAB Español, Viernes 13 de Diciembre
Abdías 1:1-21; Apocalipsis 4:1-11; Salmos 132; Proverbios 29:24-25 (Reina Valera Contemporánea (RVC))
Abdías
Reina Valera Contemporánea (RVC)
La humillación de Edom
1 Visión de Abdías.
Hemos escuchado el pregón de parte del Señor, y se ha
enviado un mensajero a las naciones. Así ha dicho Dios el Señor acerca de Edom:
«¡Levántense, declarémosle la guerra a este pueblo! 2
Como puedes ver, te he hecho pequeño entre las naciones, y estás abatido en
gran manera. 3 A ti, que habitas en las más altas montañas y entre las grietas
de las peñas, y que en tu corazón piensas que nadie te hará rodar por los
suelos, tu soberbio corazón te ha engañado. 4 Yo te haré caer, aunque levantes
el vuelo como el águila y pongas tu nido entre las estrellas.
—Palabra del Señor.
5 »Si por la noche te atacaran ladrones o bandidos,
¿no te robarían sólo hasta quedar satisfechos? Y si a tu viña entraran los
vendimiadores, ¿no dejarían algunas uvas? Pero a ti, Esaú, ¡cómo te han
destruido! 6 ¡Cómo han rebuscado tus posesiones! ¡Cómo han buscado tus tesoros
escondidos! 7 ¡Todos tus aliados te han engañado! Te han hecho llegar a los
extremos! ¡Los que estaban en paz contigo te han vencido! ¡Los que compartían
el pan contigo te han traicionado! ¡Esto es algo incomprensible! 8 ¿Y no haré
yo que en ese día perezcan los sabios de Edom y los prudentes del monte de
Esaú?
—Palabra del Señor.
9 »¡Ay, Temán, tus valientes serán amedrentados! Será
tal el estrago que todos los guerreros del monte de Esaú perecerán. 10 Por
haber injuriado a tu hermano Jacob, quedarás en vergüenza y serás eliminado
para siempre. 11 El día que un ejército extranjero llevaba cautivo a su
ejército, y gente extraña entraba por las puertas de Jerusalén y sobre ella
echaba suertes, tú estabas allí, en primera fila; ¡tú eras también uno de
ellos! 12 Pero no debiste haber sido un mero espectador el día que tu hermano
era víctima del infortunio. No debiste haberte alegrado el día en que se
perdieron los hijos de Judá. No debiste haberte ufanado en el día de su
angustia. 13 No debiste haber entrado por las puertas de mi pueblo el día que
éste fue quebrantado. ¡No, no debiste haberte deleitado con su mal el día que
fue destruido, ni debiste despojarlo de sus bienes en el día de su desgracia.
14 No debiste pararte en las encrucijadas para matar a los que intentaban
escapar. En ese día angustioso, no debiste entregar a los sobrevivientes.
La exaltación de Israel
15 »Ya está cerca mi día contra todas las naciones, y
lo mismo que hiciste se hará contigo; ¡sobre ti recaerá lo que mereces recibir!
16 Así como en mi santo monte ustedes bebieron de la copa de mi ira, también
beberán de ella siempre todas las naciones; la beberán hasta la última gota, y
será como si nunca hubieran existido.»
17 Pero en el monte de Sión habrá un remanente que se
salve; será un remanente santo, y la casa de Jacob recuperará sus posesiones.
18 La casa de Jacob será fuego, la casa de José será llama, y la casa de Esaú
será estopa, y arderán y se consumirán; ni un solo resto quedará de la casa de
Esaú, porque el Señor lo ha dicho. 19 Los del Néguev poseerán el monte de Esaú,
y los de la Sefela a los filisteos; poseerán también los campos de Efraín y los
campos de Samaria, y Benjamín tomará posesión de Galaad. 20 Los cautivos de
este ejército de los hijos de Israel se adueñarán del territorio de los
cananeos, hasta Sarepta, y los cautivos de Jerusalén que están en Sefarad
poseerán las ciudades del Néguev. 21 Entonces vendrán al monte de Sión unos libertadores,
y juzgarán al monte de Esaú, y el reino será del Señor.
Reina Valera Contemporánea (RVC)
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Apocalipsis
4 Reina Valera Contemporánea (RVC)
La adoración celestial
4 Después de esto, miré y vi que en el cielo había una
puerta abierta. Entonces la voz que antes había escuchado, y que era como el
sonido de una trompeta, me dijo: «Sube acá y te mostraré lo que va a suceder
después de esto.» 2 Al instante quedé bajo el poder del Espíritu y vi que en el
cielo había un trono, y que alguien estaba sentado en él. 3 El que estaba
sentado en el trono tenía el aspecto de una piedra de jaspe y de cornalina.
Alrededor del trono había un arco iris, semejante a la esmeralda. 4 Alrededor
del trono había veinticuatro tronos, y en ellos estaban sentados veinticuatro
ancianos, vestidos de ropas blancas y con sendas coronas de oro en la cabeza. 5
Del trono salían voces, relámpagos y truenos; y delante del trono ardían siete
antorchas de fuego, que son los siete espíritus de Dios.
6 Delante del trono había algo que parecía un mar de
vidrio semejante al cristal, y en el centro, alrededor del trono, había cuatro
seres vivientes que tenían ojos por delante y por detrás. 7 El primer ser
viviente parecía un león, el segundo parecía un becerro, el rostro del tercero
era semejante al de un hombre, y el cuarto parecía un águila en vuelo. 8 Cada
uno de los cuatro seres vivientes tenía seis alas, y estaba lleno de ojos por
fuera y por dentro. Día y noche no cesaban de decir: «Santo, santo, santo es el
Señor Dios Todopoderoso, el que era, el que es, y el que ha de venir.» 9 Cada
vez que aquellos seres vivientes daban gloria, honra y acción de gracias al que
estaba sentado en el trono y que vive por los siglos de los siglos, 10 los
veinticuatro ancianos se postraban delante de él y lo adoraban, y mientras
ponían sus coronas delante del trono del que vive por los siglos de los siglos,
decían: 11 «Digno eres, Señor, de recibir la gloria, la honra y el poder;
porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas.»
Reina Valera Contemporánea (RVC)
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Salmos
132 Reina Valera Contemporánea (RVC)
La promesa de Dios a David
Cántico gradual.
132 Señor, acuérdate de David
y de sus muchas aflicciones;
2 acuérdate, Poderoso de Jacob,
de la promesa que te hizo, cuando dijo:
3 «No voy a refugiarme en mi casa,
ni voy a entregarme al descanso;
4 no me permitiré un momento de sueño,
ni pegaré los ojos para dormirme,
5 hasta que el Señor, el Poderoso de Jacob,
tenga un lugar digno dónde residir.»
6 En Efrata oímos hablar del arca,
y la hallamos en los campos del bosque.
7 ¡Vamos! ¡Entremos en el santuario!
¡Arrodillémonos ante el estrado de sus pies!
8 ¡Ven, Señor, a tu lugar de reposo!
¡Ven, con tu arca poderosa!
9 ¡Que tus sacerdotes se revistan de justicia,
y que se alegre el pueblo que te es fiel!
10 Puesto que amas a tu siervo David,
no le des la espalda, que es tu elegido.
11 El Señor le hizo a David un juramento,
del cual no va a retractarse:
«A tus hijos los pondré en tu trono,
12 si ellos obedecen mi pacto.
Yo les enseñaré mis testimonios,
y también sus hijos y descendientes
te sucederán en el trono para siempre.»
13 El Señor eligió a Sión,
y decidió establecer allí su santuario.
14 «En este lugar viviré para siempre;
aquí es donde quiero establecer mi trono.
15 Multiplicaré el alimento de mi pueblo,
para que los pobres se sacien de pan.
16 Los sacerdotes se cubrirán de triunfo,
y el pueblo del Señor cantará de alegría.
17 Allí renacerá el poder de David,
y mantendré encendida la lámpara de mi elegido.
18 A sus enemigos los dejaré confundidos,
pero la corona de David mantendrá su esplendor.»
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Proverbios
29:24-25 Reina Valera Contemporánea (RVC)
24 El cómplice del ladrón se odia a sí mismo,
pues oye la imprecación y guarda silencio.
25 El miedo a los hombres es una trampa,
pero el que confía en el Señor es exaltado.
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