Ezequiel 14:12-16:42; Hebreos 7:18-28; Salmos 106:1-12; Proverbios 27:4-6 (Nueva Biblia Viva (NBV))
Ezequiel 14:12-16:42 Nueva Biblia Viva
(NBV)
Contra
falsas esperanzas
12
Luego me vino este mensaje del Señor:
13
«Hombre mortal, cuando la gente de esta tierra cometa infracciones contra mis
instrucciones, yo los aplastaré con mi puño y suspenderé su sustento y les haré
sufrir hambre tanto a las personas como a los animales. 14 Si Noé, Daniel y Job
estuvieran hoy aquí, sólo ellos serían salvados debido su forma de vivir justa,
pero yo destruiría el resto de Israel, dice el Señor Dios.
15
»Cuando yo envíe una invasión de peligrosos animales salvajes para acabar con
la población y dejar la tierra en completa desolación, 16 aun si estos tres
hombres justos estuvieran allí, el Señor Dios jura que no cambiaría la
situación, pues no salvaría a la gente de la destrucción que ha decidido
provocar. Sólo estos tres se salvarían, pero la tierra y sus habitantes serían
devastados.
17
»O cuando yo traiga guerra contra la tierra y mande a los ejércitos del enemigo
a venir y destruir todo, 18 aunque estos tres hombres estuviesen sobre la
tierra, el Señor Dios declara que sólo ellos se salvarían.
19
»Y cuando yo dé rienda suelta a mi cólera enviando una epidemia a la tierra y
la plaga mate tanto a las personas como a los animales, 20 aunque Noé, Daniel y
Job vivieran allí, el Señor Dios dice que sólo ellos se salvarían a causa de su
forma justa de vivir.
21
»Y el Señor agrega: Cuatro grandes castigos aguardan a Jerusalén para destruir
toda vida: guerra, hambre, fieras y plaga. 22 Y si después hubiera
sobrevivientes y vinieran aquí para unirse a ustedes como exiliados en
Babilonia, verían con sus propios ojos cuán perversos son ustedes, y sabrían
que fue justo que yo destruyera a Jerusalén. 23 Estarán de acuerdo, cuando se
encuentren con ellos, de que con toda razón se están haciendo todas estas cosas
a Israel».
Jerusalén,
una vid inútil
15
Luego me vino este mensaje del Señor:
2
«Hombre mortal, ¿de qué sirven las viñas del bosque? ¿Tienen tanta utilidad
como los árboles? ¿Llegan a tener siquiera el valor de una sola rama? 3 ¡No,
pues la madera de las viñas ni siquiera puede ser empleada para hacer estacas
para colgar ollas y cacerolas o ganchos para colgar ropa! 4 Sólo sirve para
hacer leña, y aún así arde en forma muy pobre. 5 Así, pues, ¡es inútil tanto
antes como después de ser echada al fuego!
6
»Esto es lo que yo les quiero decir con esta ilustración, dice Dios el Señor:
Los habitantes de Jerusalén son como las viñas del bosque, ¡inútiles antes de
ser quemados e inútiles después! 7 Y yo me pondré contra ellos para asegurar
que si escapan de un fuego, caigan en otro; y entonces sabrán que yo soy el
Señor. 8 Y yo desolaré su tierra como castigo por su idolatría, dice el Señor
Dios».
Infidelidad
de Jerusalén
16
Luego me vino de nuevo un mensaje del Señor:
2
«Hombre mortal, me dijo, recrimina a Jerusalén por sus horribles maldades.
Comunícales que el Señor dice: 3 ¡Tú no eres mejor que la gente de Canaán, tu
padre debe haber sido un amorreo y tu madre una hitita! 4 Cuando naciste nadie
te cuidó como es debido. Cuando primero te vi, tu cordón umbilical no había
sido cortado, ni se te había lavado, ni frotado con sal, ni fajado, como es la
costumbre en estos casos. 5 Nadie tenía el menor interés en ti; nadie se
compadeció de ti ni te cuidó. En aquel día en que naciste fuiste arrojada en el
campo y dejada para morir.
6
»Pero yo pasé por allí y te vi cubierta con tu propia sangre y te dije: ¡Vive!
7 ¡Florece como una planta en el campo! ¡Y así fue! Creciste y te hiciste
grande, delgada y flexible, ¡una chica realmente hermosa! Y cuando llegaste a
la pubertad tus pechos estaban bien formados y tu vello púbico había crecido;
pero estabas desnuda.
8
»Más tarde, cuando yo pasé y te vi de nuevo, ya tenías edad como para casarte,
y yo tendí sobre ti mi manto como es la costumbre para declarar legalmente mi
voto de matrimonio. Firmé un convenio contigo y llegaste a ser mía. 9-10 Luego,
cuando el casamiento había tenido lugar, yo te di hermosas ropas de lino y
seda, bordadas, y sandalias hechas de fina piel. 11 Te di hermosas joyas,
brazaletes y primorosos collares, 12 un anillo para tu nariz y dos más para tus
orejas, y una espléndida diadema para tu cabeza. 13 Y así fuiste hecha aun más
hermosa con oro y plata, y tus vestidos eran de seda y lino finamente bordados.
Comías los manjares más exquisitos y llegaste a ser más hermosa aún. Parecías una
reina, ¡y lo eras! 14 Tu reputación era grande entre las naciones por tu
hermosura; tu hermosura se veía perfecta debido a todo lo que yo te había dado,
dice el Señor Dios.
15
»Pero luego pensaste que podías valerte sola, y confiaste en tu hermosura, y te
diste como prostituta a cada hombre que pasaba. Tu hermosura era de cualquiera,
si te lo pedían. 16 Empleaste las cosas hermosas que yo te había dado para
hacer altares a los ídolos y para decorar tu cama de prostitución. ¡Increíble!
¡Jamás ha sucedido algo así antes! 17 Tomaste las mismas joyas y adornos de oro
y plata que yo te di e hiciste de ellas estatuas de hombres y les rendiste
homenaje como si fueran dioses, lo que es adulterio contra mí. 18 Empleaste la
ropa finamente bordada que yo te di ¡para cubrir tus ídolos! ¡Y usaste mi
aceite y mi perfume para rendirles homenaje! 19 Colocaste ante ellos
—¡increíble!— la harina fina, el aceite y la miel que yo te di, y los usaste
como ofrenda para ellos.
20
»También tomaste a mis hijos e hijas, los que habías engendrado para mí, y los
sacrificaste ritualmente a tus dioses; y ya no están más. ¿No bastaba con que
fueras una prostituta? ¿Tenías que haber llegado a tal extremo de maldad? 21
¿Debías también sacrificar a mis hijos en el fuego de los altares idolátricos?
22 Y en todos estos años de adulterio y maldad no has pensado en aquellos días
de hace tanto tiempo, cuando estabas desnuda y cubierta con sangre.
23
»Y luego, además de todas tus otras perversidades, ¡ay de ti, dice el Señor
Dios, 24 construiste un espacioso burdel para tus amantes, y altares para los
ídolos en cada calle, 25 y allí ofreciste tu hermosura a cada hombre que
pasaba, en una corriente interminable de prostitución! 26 Y agregaste a tu
lista de amantes a los egipcios, de grandes penes, con quienes te aliaste en tu
prostitución. ¡Mi cólera es grande! 27 Por tanto yo te he aplastado con mi
puño, he reducido tus límites y te he entregado en poder de aquellos que te
odian, los filisteos, y aun ellos se avergüenzan de tu desenfreno. 28 Has cometido
adulterio con los asirios también, haciéndolos tus aliados y rindiendo homenaje
a sus dioses; parece como si nunca pudieras encontrar suficientes dioses
nuevos. Después de tu adulterio allí, todavía no estabas satisfecha, 29 así que
rendiste homenaje también a los dioses de esa tierra de comerciantes,
Babilonia, y aún así no estabas satisfecha.
30
»Qué corazón tan ligero tienes, dice el Señor Dios, para hacer semejantes
cosas, que ni la prostituta más descarada se atrevería a realizar. 31
Construyendo tus altares a los ídolos, tus burdeles sobre cada calle, has sido
peor que una prostituta, ¡tan deseosa de cometer tus maldades que ni siquiera
has cobrado por tu entrega!
32
»¡Sí, tú eres una esposa adúltera, que vives con otros hombres en vez de vivir
con tu propio marido! 33 Las prostitutas cobran por sus servicios; los hombres
pagan con muchos regalos, pero no a ti, al contrario ¡tú les das regalos a
ellos, sobornándoles para que vengan a ti! 34 Así eres distinta de las demás
prostitutas, pues eres tú la que pagas a los hombres para que vengan a ti.
35
»¡Oh prostituta! oye la palabra del Señor, quien dice: 36 Como yo veo tus actos
malvados, tu adulterio con tus amantes, tu devoción a los ídolos y el
ofrecimiento de tus hijos como sacrificio ritual a tus dioses, 37 esto es lo
que voy a hacer: Juntaré a todos tus aliados, esos amantes tuyos con quienes
has fornicado, tanto los que amaste como los que aborreciste, y te desnudaré
ante ellos para que te vean humillada y te avergüences. 38 Te castigaré como
una asesina es castigada y como se hace con una mujer que atenta contra el
matrimonio viviendo con otros hombres. 39 Te entregaré a tus amantes, estas
muchas naciones, para que seas destruida, y ellos echarán abajo tus burdeles y
altares, y te desnudarán y se llevarán tus hermosas joyas, dejándote
avergonzada. 40 Luego te entregarán a la chusma para que te arrojen piedras y
te hieran a cuchilladas. 41 Ellos quemarán tus hogares, castigándote ante los
ojos de muchas mujeres. Y yo me aseguraré de que detengas tus adulterios con
otros dioses, y que termines tu costumbre de pagar a tus aliados para que
acepten tu entrega. 42 Entonces, por fin, cesarán mi cólera y mi celo contra
ti, y me tranquilizaré y ya no estaré enojado contigo.
Nueva
Biblia Viva (NBV)
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Hebreos 7:18-28 Nueva Biblia Viva
(NBV)
18
Así que la ley anterior queda anulada por ser inútil e ineficiente, 19 pues no perfeccionó
nada. En cambio, ahora tenemos una esperanza mejor, por la cual nos acercamos a
Dios.
20
Y esto no lo hizo sin un juramento. Los otros sacerdotes fueron nombrados sin
un juramento, 21 pero este fue nombrado con el juramento del que dijo:
«El
Señor juró, y no cambiará de opinión: “Tú eres sacerdote para siempre”».
22
Por eso, Jesús es el que ahora nos garantiza un pacto mejor. 23 A los otros
sacerdotes la muerte no les permitía continuar con su oficio y por eso llegaron
a ser tantos; 24 pero como Jesús nunca morirá, su sacerdocio es eterno. 25 Por
eso puede salvar para siempre a los que por medio de él se acercan a Dios, ya
que vive para siempre y está pidiendo por ellos. 26 Era provechoso para
nosotros tener un sumo sacerdote así como él: santo, sin maldad, intachable,
apartado de los pecadores y elevado más alto que el cielo. 27 Él no es como los
otros sumos sacerdotes, que tienen que ofrecer sacrificios cada día por sus
propios pecados y luego por los del pueblo. Él se ofreció a sí mismo como
sacrificio una sola vez y para siempre. 28 Porque la ley pone como sumos
sacerdotes a hombres débiles; pero después de la ley vino el juramento que nos
daría al Hijo como sumo sacerdote, hecho perfecto para siempre.
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Salmos 106:1-12 Nueva Biblia Viva
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106
¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor! ¡Qué bueno eres! Tu amor hacia nosotros es
eterno. 2 ¿Quién puede proclamar las proezas del Señor, o expresar toda su
alabanza?
3
Dichosos los que tratan a los demás con justicia y siempre hacen lo que es
justo.
4
Cuando te compadezcas de tu pueblo, acuérdate también de mí, oh Señor; ven a mí
con tu salvación. 5 Hazme compartir el bienestar de tus escogidos, participar
en la alegría de tu pueblo, y alabarte con aquellos que son tu herencia.
6
Mucho hemos pecado nosotros y nuestros padres; hemos hecho mal y actuado con
perversidad. 7 Cuando nuestros antepasados estaban en Egipto, no tomaron en
cuenta los milagros de Dios; pronto se olvidaron de sus hechos bondadosos hacia
ellos. Por el contrario, se rebelaron contra Dios en el Mar Rojo. 8 Pero aun
así Dios los salvó para honrar su nombre y mostrar su gran poder. 9 Ordenó al
Mar Rojo dividirse, y formar un camino seco, tan seco como el desierto. 10 Los
libró de sus enemigos del poder de quienes los odiaban. 11 Luego el agua
volvió, cubrió a sus enemigos; ni uno se salvó.
12
Entonces por fin su pueblo creyó en sus promesas. Finalmente le cantaron
alabanzas.
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Proverbios 27:4-6 Nueva Biblia Viva
(NBV)
4
La ira es cruel y agobiante el enojo, pero ¿quién puede enfrentarse a la
envidia?
5
Es mejor la reprensión franca que el amor en secreto.
6
Son mejores las heridas del amigo que los besos del enemigo.
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