Saturday, January 29, 2022

DAB Español, Domingo 30 de Enero

Día 030, DAB Español, Domingo 30 de Enero


Éxodo 10:1-12:13; Mateo 20:1-28; Salmos 25:1-11; Proverbios 6:6-11 (Nueva Versión Internacional (NVI))









Éxodo 10:1-12:13

Nueva Versión Internacional

La plaga de langostas

10 El Señor le dijo a Moisés: «Ve a hablar con el faraón. En realidad, soy yo quien ha endurecido su corazón y el de sus funcionarios, para realizar entre ellos mis señales milagrosas. 2 Lo hice para que puedas contarles a tus hijos y a tus nietos la dureza con que traté a los egipcios,[a] y las señales que realicé entre ellos. Así sabrán que yo soy el Señor».

3 Moisés y Aarón se presentaron ante el faraón, y le advirtieron: «Así dice el Señor y Dios de los hebreos: “¿Hasta cuándo te opondrás a humillarte en mi presencia? Deja ir a mi pueblo para que me rinda culto. 4 Si te niegas a dejarlos ir, mañana mismo traeré langostas sobre tu país. 5 De tal manera cubrirán la superficie de la tierra que no podrá verse el suelo. Se comerán lo poco que haya quedado después del granizo, y acabarán con todos los árboles que haya en los campos. 6 Infestarán tus casas, y las de tus funcionarios y las de todos los egipcios. ¡Será algo que ni tus padres ni tus antepasados vieron jamás, desde el día en que se establecieron en este país hasta la fecha!”»

Dicho esto, Moisés se dio media vuelta y se retiró de la presencia del faraón. 7 Entonces los funcionarios le dijeron al faraón:

—¿Hasta cuándo este individuo será una trampa para nosotros? ¡Deja que el pueblo se vaya y que rinda culto al Señor su Dios! ¿Acaso no sabes que Egipto está arruinado?

8 El faraón mandó llamar a Moisés y a Aarón, y les dijo:

—Vayan y rindan culto al Señor su Dios. Tan solo díganme quiénes van a ir.

9 —Nos van a acompañar nuestros jóvenes y nuestros ancianos —respondió Moisés—. También nos acompañarán nuestros hijos y nuestras hijas, y nuestros rebaños y nuestros ganados, pues vamos a celebrar la fiesta del Señor.

10 —Que el Señor los acompañe —repuso el faraón—, ¡si es que yo dejo que se vayan con sus mujeres y sus hijos! ¡Claramente se ven sus malas intenciones![b] 11 ¡Pero no será como ustedes quieren! Si lo que quieren es rendirle culto al Señor, ¡vayan solo ustedes los hombres!

Y Moisés y Aarón fueron arrojados de la presencia del faraón. 12 Entonces el Señor le dijo a Moisés: «Extiende los brazos sobre todo Egipto, para que vengan langostas y cubran todo el país, y se coman todo lo que crece en los campos y todo lo que dejó el granizo».

13 Moisés extendió su vara sobre Egipto, y el Señor hizo que todo ese día y toda esa noche un viento del este soplara sobre el país. A la mañana siguiente, el viento del este había traído las langostas, 14 las cuales invadieron todo Egipto y se asentaron en gran número por todos los rincones del país. ¡Nunca antes hubo semejante plaga de langostas, ni la habrá después! 15 Eran tantas las langostas que cubrían la superficie de la tierra, que ni el suelo podía verse. Se comieron todas las plantas del campo y todos los frutos de los árboles que dejó el granizo. En todo Egipto no quedó nada verde, ni en los árboles ni en las plantas.

16 A toda prisa mandó llamar el faraón a Moisés y a Aarón, y admitió: «He pecado contra el Señor su Dios y contra ustedes. 17 Yo les pido que perdonen mi pecado una vez más, y que rueguen por mí al Señor su Dios, para que por lo menos aleje de donde yo estoy esta plaga mortal».

18 En cuanto Moisés salió de la presencia del faraón, rogó al Señor por el faraón. 19 El Señor hizo entonces que el viento cambiara, y que un fuerte viento del oeste se llevara las langostas y las echara al Mar Rojo. En todo Egipto no quedó una sola langosta. 20 Pero el Señor endureció el corazón del faraón, y este no dejó que los israelitas se fueran.

La plaga de tinieblas

21 El Señor le dijo a Moisés: «Levanta los brazos al cielo, para que todo Egipto se cubra de tinieblas, ¡tinieblas tan densas que se puedan palpar!» 22 Moisés levantó los brazos al cielo, y durante tres días todo Egipto quedó envuelto en densas tinieblas. 23 Durante ese tiempo los egipcios no podían verse unos a otros, ni moverse de su sitio. Sin embargo, en todos los hogares israelitas había luz.

24 Entonces el faraón mandó llamar a Moisés y le dijo:

—Vayan y rindan culto al Señor. Llévense también a sus hijos, pero dejen atrás sus rebaños y sus ganados.

25 A esto replicó Moisés:

—¡Al contrario!, tú vas a darnos los sacrificios y holocaustos que hemos de presentar al Señor nuestro Dios, 26 y además nuestro ganado tiene que ir con nosotros. ¡No puede quedarse aquí ni una sola pezuña! Para rendirle culto al Señor nuestro Dios tendremos que tomar algunos de nuestros animales, y no sabremos cuáles debemos presentar como ofrenda hasta que lleguemos allá.

27 Pero el Señor endureció el corazón del faraón, y este no quiso dejarlos ir, 28 sino que le gritó a Moisés:

—¡Largo de aquí! ¡Y cuidado con volver a presentarte ante mí! El día que vuelvas a verme, puedes darte por muerto.

29 —¡Bien dicho! —le respondió Moisés—. ¡Jamás volveré a verte!

La plaga contra los primogénitos

11 El Señor le dijo a Moisés: «Voy a traer una plaga más sobre el faraón y sobre Egipto. Después de eso, dejará que se vayan. Y, cuando lo haga, los echará de aquí para siempre. 2 Habla con el pueblo y diles que todos ellos, hombres y mujeres, deben pedirles a sus vecinos y vecinas objetos de oro y de plata».

3 El Señor hizo que los egipcios vieran con buenos ojos a los israelitas. Además, en todo Egipto Moisés mismo era altamente respetado por los funcionarios del faraón y por el pueblo.

4 Moisés anunció: «Así dice el Señor: “Hacia la medianoche pasaré por todo Egipto, 5 y todo primogénito egipcio morirá: desde el primogénito del faraón que ahora ocupa el trono hasta el primogénito de la esclava que trabaja en el molino, lo mismo que todo primogénito del ganado. 6 En todo Egipto habrá grandes lamentos, como no los ha habido ni volverá a haberlos. 7 Pero entre los israelitas, ni los perros le ladrarán a persona o animal alguno. Así sabrán que el Señor hace distinción entre Egipto e Israel. 8 Todos estos funcionarios tuyos vendrán a verme, y de rodillas me suplicarán: ‘¡Vete ya, con todo el pueblo que te sigue!’ Cuando esto suceda, me iré”».

Y ardiendo de ira, salió Moisés de la presencia del faraón, 9 aunque ya el Señor le había advertido a Moisés que el faraón no les iba a hacer caso, y que tenía que ser así para que las maravillas del Señor se multiplicaran en Egipto.

10 Moisés y Aarón realizaron ante el faraón todas estas maravillas; pero el Señor endureció el corazón del faraón, y este no dejó salir de su país a los israelitas.

La Pascua

12 En Egipto el Señor habló con Moisés y Aarón. Les dijo: 2 «Este mes será para ustedes el más importante, pues será el primer mes del año. 3 Hablen con toda la comunidad de Israel, y díganles que el día décimo de este mes todos ustedes tomarán un cordero[c] por familia, uno por cada casa. 4 Si alguna familia es demasiado pequeña para comerse un cordero entero, deberá compartirlo con sus vecinos más cercanos, teniendo en cuenta el número de personas que sean y las raciones de cordero que se necesiten, según lo que cada persona haya de comer. 5 El animal que se escoja puede ser un cordero o un cabrito de un año y sin defecto, 6 al que cuidarán hasta el catorce del mes, día en que la comunidad de Israel en pleno lo sacrificará al caer la noche. 7 Tomarán luego un poco de sangre y la untarán en los dos postes y en el dintel de la puerta de la casa donde coman el cordero. 8 Deberán comer la carne esa misma noche, asada al fuego y acompañada de hierbas amargas y pan sin levadura. 9 No deberán comerla cruda ni hervida, sino asada al fuego, junto con la cabeza, las patas y los intestinos. 10 Y no deben dejar nada. En caso de que algo quede, lo quemarán al día siguiente. 11 Comerán el cordero de este modo: con el manto ceñido a la cintura, con las sandalias puestas, con la vara en la mano, y de prisa. Se trata de la Pascua del Señor.

12 »Esa misma noche pasaré por todo Egipto y heriré de muerte a todos los primogénitos, tanto de personas como de animales, y ejecutaré mi sentencia contra todos los dioses de Egipto. Yo soy el Señor. 13 La sangre servirá para señalar las casas donde ustedes se encuentren, pues al verla pasaré de largo. Así, cuando hiera yo de muerte a los egipcios, no los tocará a ustedes ninguna plaga destructora.

Footnotes

  1. 10:2 la dureza con que traté a los egipcios. Alt. cómo me burlé de los egipcios.

  2. 10:10 ¡Claramente se ven sus malas intenciones! Alt. ¡Tengan cuidado; los espera la aflicción!

  3. 12:3 cordero. Alt. cabrito; también en v. 4.

Mateo 20:1-28

Nueva Versión Internacional

Parábola de los viñadores

20 »Así mismo el reino de los cielos se parece a un propietario que salió de madrugada a contratar obreros para su viñedo. 2 Acordó darles la paga de un día de trabajo[a] y los envió a su viñedo. 3 Cerca de las nueve de la mañana,[b] salió y vio a otros que estaban desocupados en la plaza. 4 Les dijo: “Vayan también ustedes a trabajar en mi viñedo, y les pagaré lo que sea justo”. 5 Así que fueron. Salió de nuevo a eso del mediodía y a la media tarde, e hizo lo mismo. 6 Alrededor de las cinco de la tarde, salió y encontró a otros más que estaban sin trabajo. Les preguntó: “¿Por qué han estado aquí desocupados todo el día?” 7 “Porque nadie nos ha contratado”, contestaron. Él les dijo: “Vayan también ustedes a trabajar en mi viñedo”.

8 »Al atardecer, el dueño del viñedo le ordenó a su capataz: “Llama a los obreros y págales su jornal, comenzando por los últimos contratados hasta llegar a los primeros”. 9 Se presentaron los obreros que habían sido contratados cerca de las cinco de la tarde, y cada uno recibió la paga de un día. 10 Por eso cuando llegaron los que fueron contratados primero, esperaban que recibirían más. Pero cada uno de ellos recibió también la paga de un día. 11 Al recibirla, comenzaron a murmurar contra el propietario. 12 “Estos que fueron los últimos en ser contratados trabajaron una sola hora —dijeron—, y usted los ha tratado como a nosotros que hemos soportado el peso del trabajo y el calor del día”. 13 Pero él le contestó a uno de ellos: “Amigo, no estoy cometiendo ninguna injusticia contigo. ¿Acaso no aceptaste trabajar por esa paga? 14 Tómala y vete. Quiero darle al último obrero contratado lo mismo que te di a ti. 15 ¿Es que no tengo derecho a hacer lo que quiera con mi dinero? ¿O te da envidia de que yo sea generoso?”[c]

16 »Así que los últimos serán primeros, y los primeros, últimos».

Jesús predice de nuevo su muerte

17 Mientras subía Jesús rumbo a Jerusalén, tomó aparte a los doce discípulos y les dijo: 18 «Ahora vamos rumbo a Jerusalén, y el Hijo del hombre será entregado a los jefes de los sacerdotes y a los maestros de la ley. Ellos lo condenarán a muerte 19 y lo entregarán a los gentiles para que se burlen de él, lo azoten y lo crucifiquen. Pero al tercer día resucitará».

La petición de una madre

20 Entonces la madre de Jacobo y de Juan,[d] junto con ellos, se acercó a Jesús y, arrodillándose, le pidió un favor.

21 —¿Qué quieres? —le preguntó Jesús.

—Ordena que en tu reino uno de estos dos hijos míos se siente a tu derecha y el otro a tu izquierda.

22 —Ustedes no saben lo que están pidiendo —les replicó Jesús—. ¿Pueden acaso beber el trago amargo de la copa que yo voy a beber?

—Sí, podemos.

23 —Ciertamente beberán de mi copa —les dijo Jesús—, pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me corresponde concederlo. Eso ya lo ha decidido[e] mi Padre.

24 Cuando lo oyeron los otros diez, se indignaron contra los dos hermanos. 25 Jesús los llamó y les dijo:

—Como ustedes saben, los gobernantes de las naciones oprimen a los súbditos, y los altos oficiales abusan de su autoridad. 26 Pero entre ustedes no debe ser así. Al contrario, el que quiera hacerse grande entre ustedes deberá ser su servidor, 27 y el que quiera ser el primero deberá ser esclavo de los demás; 28 así como el Hijo del hombre no vino para que le sirvan, sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos.

Footnotes

  1. 20:2 la paga de un día de trabajo. Lit. un denario por el día; también en vv. 9,10,13.

  2. 20:3 las nueve de la mañana. Lit. la hora tercera; en v. 5 la hora sexta y novena; en vv. 6 y 9 la hora undécima.

  3. 20:15 ¿O … generoso? Lit. ¿O es tu ojo malo porque yo soy bueno?

  4. 20:20 de Jacobo y de Juan. Lit. de los hijos de Zebedeo.

  5. 20:23 concederlo. Eso ya lo ha decidido. Lit. concederlo, sino para quienes lo ha preparado.

Salmos 25:1-11

Nueva Versión Internacional

Salmo de David.

Álef

25 A ti, Señor, elevo mi alma;

Bet

2     mi Dios, en ti confío;

no permitas que sea yo humillado,

    no dejes que mis enemigos se burlen de mí.

Guímel

3 Quien en ti pone su esperanza

    jamás será avergonzado;

pero quedarán en vergüenza

    los que traicionan sin razón.

Dálet

4 Señor, hazme conocer tus caminos;

    muéstrame tus sendas.

He

5 Encamíname en tu verdad, ¡enséñame!

    Tú eres mi Dios y Salvador;

Vav

    ¡en ti pongo mi esperanza todo el día!

Zayin

6 Acuérdate, Señor, de tu ternura y gran amor,

    que siempre me has mostrado;

Jet

7 olvida los pecados y transgresiones

    que cometí en mi juventud.

Acuérdate de mí según tu gran amor,

    porque tú, Señor, eres bueno.

Tet

8 Bueno y justo es el Señor;

    por eso les muestra a los pecadores el camino.

Yod

9 Él dirige en la justicia a los humildes,

    y les enseña su camino.

Caf

10 Todas las sendas del Señor son amor y verdad

    para quienes cumplen los preceptos de su pacto.

Lámed

11 Por amor a tu nombre, Señor,

    perdona mi gran iniquidad.

Proverbios 6:6-11

Nueva Versión Internacional

6 ¡Anda, perezoso, fíjate en la hormiga!

    ¡Fíjate en lo que hace, y adquiere sabiduría!

7 No tiene quien la mande,

    ni quien la vigile ni gobierne;

8 con todo, en el verano almacena provisiones

    y durante la cosecha recoge alimentos.

9 Perezoso, ¿cuánto tiempo más seguirás acostado?

    ¿Cuándo despertarás de tu sueño?

10 Un corto sueño, una breve siesta,

    un pequeño descanso, cruzado de brazos…

11 ¡y te asaltará la pobreza como un bandido,

    y la escasez como un hombre armado![a]

Footnotes

  1. 6:11 como un hombre armado. Alt. como un limosnero.

Nueva Versión Internacional (NVI)

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