Thursday, January 13, 2022

DAB Español, Viernes 14 de Enero

Día 014, DAB Español, Viernes 14 de Enero

Génesis 30:1-31:16; Mateo 10:1-26; Salmos 12; Proverbios 3:13-15 (La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH))








Génesis 30:1-31:16

La Palabra (Hispanoamérica)

30 Cuando Raquel vio que no podía dar hijos a Jacob, tuvo envidia de su hermana y dijo a Jacob:

 

— Dame hijos, porque si no, me muero.

 

2 Pero Jacob se enojó mucho con ella y le dijo:

 

— ¿Crees acaso que soy Dios? Es él quien te ha impedido tener hijos.

 

3 Ella replicó:

 

— Aquí tienes a mi criada Bilhá. Acuéstate con ella y que dé a luz en mis rodillas. Así, por medio de ella, también yo podré formar una familia.

 

4 De esta manera, Raquel le dio a Jacob su criada Bilhá para que fuera su concubina. Jacob se acostó con Bilhá 5 que quedó embarazada y dio a luz un hijo para Jacob. 6 Y Raquel dijo:

 

— ¡Dios me ha hecho justicia! Escuchó mi plegaria y me ha dado un hijo.

 

Por eso Raquel le puso el nombre de Dan.

 

7 Después, Bilhá, la criada de Raquel, volvió a quedar embarazada y dio a luz un segundo hijo para Jacob. 8 Y Raquel dijo:

 

— Dios me ha hecho competir duramente con mi hermana, pero he vencido.

 

Por eso Raquel le puso el nombre de Neftalí.

 

9 Cuando Lía vio que ya no podía tener hijos, tomó a su criada Zilpá y se la entregó a Jacob como concubina. 10 Y Zilpá, la criada de Lía, dio a Jacob un hijo. 11 Entonces Lía exclamó:

 

— ¡Qué dicha!

 

Y por eso lo llamó Gad.

 

12 Después Zilpá, la criada de Lía, dio un segundo hijo a Jacob. 13 Lía dijo entonces:

 

— ¡Qué felicidad! Ahora las mujeres me felicitarán.

 

Por eso lo llamó Aser.

 

14 Un día, durante la cosecha del trigo, iba Rubén por el campo, encontró mandrágoras y se las llevó a Lía, su madre. Entonces Raquel le dijo a Lía:

 

— Por favor, dame algunas mandrágoras de las que te trajo tu hijo.

 

15 Pero Lía le contestó:

 

— ¿Te parece poco el haberme quitado el marido, que ahora quieres también quitarme las mandrágoras de mi hijo?

 

Raquel respondió:

 

— Está bien, te propongo que, a cambio de las mandrágoras de tu hijo, Jacob duerma contigo esta noche.

 

16 Al anochecer, cuando Jacob volvía del campo, Lía salió a su encuentro y le dijo:

 

— Hoy pasarás la noche conmigo, porque te he alquilado a cambio de las mandrágoras de mi hijo.

 

Aquella noche Jacob durmió con Lía, 17 que quedó embarazada y dio a Jacob su quinto hijo. Dios había escuchado su oración. 18 Entonces Lía dijo:

 

— Dios me ha recompensado, por haberle dado yo mi criada a mi marido.

 

Por eso lo llamó Isacar.

 

19 Lía quedó embarazada de nuevo, y dio a Jacob su sexto hijo. 20 Y dijo:

 

— Dios me ha hecho un buen regalo. Ahora mi marido me honrará, pues le he dado seis hijos.

 

Por eso lo llamó Zabulón.

 

21 Después Lía tuvo una hija, a la cual llamó Dina. 22 Pero Dios también se acordó de Raquel; oyó su oración y la hizo fecunda. 23 Raquel quedó embarazada y dio a luz un hijo. Entonces dijo:

 

— Dios ha borrado mi desgracia.

 

24 Por eso lo llamó José, y dijo:

 

— Ojalá me permita Dios tener otro hijo.

 

Tretas de Jacob y de Labán

25 Después que Raquel dio a luz a José, Jacob le dijo a Labán:

 

— Déjame volver a mi casa, a mi país. 26 Dame las mujeres por las que te he servido, junto con mis hijos, y me marcharé. Sabes bien cómo he trabajado para ti.

 

27 Pero Labán le contestó:

 

— Si yo significo algo para ti, por favor, escúchame. He sabido por un oráculo que el Señor me ha estado bendiciendo gracias a ti.

 

28 Así que le propuso:

 

— Dime el salario que quieres ganar, y yo te lo pagaré.

 

29 Entonces Jacob le dijo:

 

— Tú bien sabes cómo te he servido y cómo le ha ido al ganado que te he cuidado; 30 lo poco que tenías antes de que yo viniera ha aumentado prodigiosamente, pues desde que llegué, el Señor te ha bendecido. Pero ya es hora de que también haga algo por mi propia familia.

 

31 Labán insistió:

 

— ¿Qué quieres que te dé?

 

Jacob le respondió:

 

— No tienes que darme nada. Si aceptas lo que te voy a proponer, volveré a pastorear tu ganado. 32 Hoy, voy a pasar por medio de tu rebaño y pondré aparte todas las ovejas oscuras y todas las cabras manchadas o moteadas. Ese será mi salario. 33 Así, el día de mañana, cuando vengas a ver lo que he ganado, no habrá dudas sobre mi honradez: si encuentras algún cordero que no sea oscuro o alguna cabra que no sea manchada o moteada, es que te he robado.

 

34 Labán dijo:

 

— Está bien, acepto lo que propones.

 

35 Aquel mismo día, Labán separó los machos cabríos moteados o manchados, todas las cabras moteadas o manchadas, las que tenían alguna mancha blanca, y todas las ovejas oscuras, y las puso al cuidado de sus hijos. 36 Después se alejó de Jacob unas tres jornadas de camino.

 

Mientras tanto, Jacob seguía pastoreando el resto del rebaño de Labán.

 

37 Jacob cortó ramas verdes de álamo, almendro y plátano, y las peló de tal manera que quedaran franjas blancas al descubierto. 38 Colocó las ramas peladas frente a los animales, en los abrevaderos adonde se acercaban las ovejas a beber. Y cuando los animales iban a beber, entraban en celo. 39 De este modo, los machos cubrían a las ovejas delante de las ramas, y las ovejas parían crías rayadas, moteadas o manchadas. 40 Además Jacob apartó las ovejas y las apareó con machos oscuros o rayados. De este modo logró crear su propio rebaño, diferente al de Labán. 41 Cuando las ovejas más robustas estaban en celo, Jacob ponía las ramas delante de ellas, en los abrevaderos, para que se apareasen a la vista de las ramas. 42 Pero ante los animales más flacos, no ponía las ramas. Y así los animales más flacos eran para Labán, y los más robustos para Jacob. 43 Con lo cual Jacob prosperó muchísimo: tenía criados y criadas, numerosos rebaños, y también camellos y asnos.

 

Jacob huye de Labán

31 Jacob se enteró de que los hijos de Labán andaban diciendo:

 

— Jacob se ha ido apoderando de todo lo que era de nuestro padre; se ha hecho rico a su costa.

 

2 Advirtió también Jacob que Labán ya no lo trataba como antes. 3 Entonces el Señor le dijo a Jacob:

 

— Vuelve a la tierra de tus padres, donde están tus parientes, que yo estaré contigo.

 

4 Jacob mandó llamar a Raquel y a Lía para que fuesen al campo donde él tenía el rebaño, 5 y les dijo:

 

— Me he dado cuenta de que su padre ya no me mira con la benevolencia de antes; pero el Dios de mi padre ha estado conmigo. 6 Ustedes saben muy bien que yo he trabajado para su padre con todas mis fuerzas; 7 a pesar de ello, él me ha engañado y me ha estado cambiando continuamente el salario. Sin embargo, Dios jamás le permitió que me hiciese mal alguno; 8 al contrario, cuando Labán decía: “te voy a pagar con los corderos moteados”, todas las ovejas del rebaño parían corderos moteados; y cuando decía: “te voy a pagar con los rayados”, entonces todas parían crías rayadas. 9 Así Dios le ha ido quitando el ganado al padre de ustedes y me lo ha ido dando a mí. 10 Una vez, durante el período en que los animales estaban en celo, yo tuve un sueño. De pronto vi que los machos que cubrían a las ovejas eran todos rayados, manchados o moteados. 11 Y en el sueño, el ángel de Dios me dijo: “Jacob”. Yo le respondí: “Aquí estoy”. 12 Y él me dijo: “Echa una mirada y verás cómo todos los machos que cubren a las ovejas son rayados, manchados o moteados, porque he visto todo lo que Labán te ha estado haciendo. 13 Yo soy el Dios de Betel, el lugar donde ungiste una piedra votiva y me hiciste una promesa. Márchate, pues, de aquí y regresa a la tierra que te vio nacer”.

 

14 Raquel y Lía le respondieron:

 

— ¿Tenemos nosotras acaso parte o herencia en la casa de nuestro padre? 15 Al contrario, nos ha tratado como si fuésemos extrañas. No solo nos vendió, sino que además se ha gastado el dinero que recibió por nosotras. 16 Por tanto, toda la riqueza que Dios le ha quitado a nuestro padre es nuestra y de nuestros hijos. Así que haz todo lo que Dios te ha dicho.

 

Mateo 10:1-26

La Palabra (Hispanoamérica)

Elección de los doce apóstoles (Mc 3,13-19; Lc 6,12-16)

10 Jesús reunió a sus doce discípulos y les dio autoridad para expulsar espíritus impuros y para curar toda clase de enfermedades y dolencias. 2 Estos son los nombres de los doce apóstoles: el primero, Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés; Santiago y su hermano Juan, hijos de Zebedeo; 3 Felipe, Bartolomé, Tomás y Mateo el recaudador de impuestos; Santiago, hijo de Alfeo, y Tadeo; 4 Simón el cananeo y Judas Iscariote, el que luego traicionó a Jesús.

 

Misión de los Doce (Mc 6,7-13; Lc 9,1-6)

5 Jesús envió a estos Doce con las siguientes instrucciones:

 

— No vayan a países paganos ni entren en los pueblos de Samaría; 6 vayan, más bien, en busca de las ovejas perdidas de Israel. 7 Vayan y anúncienles que el reino de los cielos está ya cerca. 8 Curen a los enfermos, resuciten a los muertos, limpien de su enfermedad a los leprosos, expulsen a los demonios. Pero háganlo todo gratuitamente, puesto que gratis recibieron ustedes el poder.

 

9 No lleven oro, plata ni cobre en el bolsillo; 10 ni zurrón para el camino, ni dos trajes, ni zapatos, ni bastón, porque el que trabaja tiene derecho a su sustento. 11 Cuando lleguen a algún pueblo o aldea, averigüen qué persona hay allí digna de confianza y quédense en su casa hasta que salgan del lugar. 12 Y cuando entren en la casa, saluden a sus moradores. 13 Si lo merecen, la paz de su saludo quedará con ellos; si no lo merecen, la paz se volverá a ustedes. 14 Y si nadie quiere recibirlos ni escuchar la palabra de ustedes, entonces abandonen aquella casa o aquel pueblo y sacúdanse el polvo pegado a los pies. 15 Les aseguro que, en el día del juicio, Sodoma y Gomorra serán tratadas con más clemencia que ese pueblo.

 

Anuncio de persecuciones (Mc 13,9-13; Lc 21,12-17)

16 Miren, los envío como ovejas en medio de lobos. Por eso, sean astutos como serpientes, aunque también inocentes como palomas. 17 Tengan cuidado con la gente, porque los entregarán a las autoridades y los azotarán en sus sinagogas. 18 Por causa de mí los llevarán ante gobernadores y reyes para que den testimonio delante de ellos y de los paganos. 19 Pero cuando los entreguen a las autoridades, no se preocupen de cómo han de hablar o qué han de decir, pues en aquel momento Dios les sugerirá las palabras oportunas. 20 No serán ustedes quienes hablen, sino que el Espíritu del Padre hablará por ustedes.

 

21 Los hermanos entregarán a sus hermanos y harán que los maten. Los padres entregarán a sus hijos, y los hijos se levantarán contra sus padres y los matarán. 22 Todos los odiarán por causa de mí; pero el que se mantenga firme hasta el fin se salvará. 23 Cuando los persigan en una ciudad, huyan a otra, pues les aseguro que el Hijo del hombre vendrá antes que ustedes hayan recorrido todas las ciudades de Israel.

 

24 Ningún discípulo es más que su maestro ni ningún criado es más que su amo. 25 Bastante es que el discípulo llegue a ser como su maestro, y el criado como su amo. Si han llamado Belzebú al amo de la casa, ¿qué no dirán de sus familiares?

 

Invitación a la confianza (Lc 12,2-7)

26 No tengan miedo a la gente. Porque no hay nada secreto que no haya de ser descubierto, ni nada oculto que no haya de ser conocido.

 

Salmos 12

La Palabra (Hispanoamérica)

Salmo 12 (11)

Sálvanos, Señor, que ha desaparecido el fiel

12 Al maestro del coro; en octava. Salmo de David.

2 Sálvanos, Señor, que ha desaparecido el fiel,

no queda lealtad entre los seres humanos.

3 Se mienten unos a otros,

conversan con lengua aduladora y corazón doble.

4 Que el Señor extirpe la palabra aduladora,

la lengua que habla con arrogancia;

5 que aniquile a quienes dicen:

“Con nuestra lengua nos hacemos fuertes,

en nuestras palabras confiamos,

¿quién podrá dominarnos?”.

6 Por la opresión de los humildes,

por los gritos de los desvalidos

estoy decidido a actuar —dice el Señor—

y daré la salvación a quien suspira por ella.

7 Las palabras del Señor son palabras puras,

plata aquilatada en un crisol de barro,

que ha sido refinada siete veces.

8 Tú, Señor, nos protegerás,

nos librarás de esta generación por siempre.

9 Los malvados vagan errantes por todas partes,

la vileza humana llega al colmo.

 

Proverbios 3:13-15

La Palabra (Hispanoamérica)

Felicidad del sabio

13 Feliz quien encuentra sabiduría,

la persona que adquiere inteligencia:

14 es de más valor que la plata,

y más rentable que el oro;

15 es más valiosa que las joyas,

ningún placer se le puede comparar.

 

La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)

La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España

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