Saturday, July 2, 2022

DAB Español, Domingo 03 de Julio

Día 184, DAB Español, Domingo 03 de Julio


2 Reyes  22:4-23:30; Hechos 21:37-22:16; Salmos 1; Proverbios 18:11-12 (Palabra de Dios para Todos (PDT))









2 Reyes 22:4-23:30

Palabra de Dios para Todos

4 «Ve a ver al sumo sacerdote Jilquías y dile que tome el dinero que ha sido llevado al templo del SEÑOR y que los porteros han recolectado de la gente. 5 Que se lo entregue a los encargados de supervisar los trabajos de reparación del templo del SEÑOR para que ellos paguen a los obreros que hacen la obra de reparación del edificio del templo del SEÑOR; 6 que les paguen a los carpinteros, los constructores, los albañiles y que compren madera y piedra de cantería para reconstruir el templo. 7 No tienen que decirles que rindan cuentas por lo que se les entrega porque son gente que actúa con honestidad».

8 El sumo sacerdote Jilquías le dijo al cronista Safán: «Encontré el libro de la ley[a] en el templo del SEÑOR». Se lo entregó, Safán lo leyó 9 y se fue a ver al rey Josías para informarle lo siguiente:

—Tus siervos juntaron todo el dinero que estaba en el templo y se lo entregaron a los que hacen el trabajo en el templo del SEÑOR.

10 Entonces Safán le contó al rey en cuanto al libro:

—Y el sacerdote Jilquías también encontró este libro.

Safán le entregó el libro y se lo leyó al rey.

11 Cuando el rey escuchó las palabras del libro de la ley, se rasgó la ropa. 12 Entonces les dio esta orden a al sacerdote Jilquías, a Ajicán hijo de Safán, a Acbor hijo de Micaías, a Safán el cronista y a Asaías funcionario del rey:

13 «Vayan y consulten al SEÑOR por mí, por el pueblo y por todo Judá acerca de las palabras de este libro que encontramos. El SEÑOR debe estar muy enojado con nosotros porque nuestros antepasados no le prestaron atención a las palabras de este libro ni obedecieron todo lo que se ordena en él».

14 Así que el sacerdote Jilquías, Ajicán, Acbor, Safán y Asaías fueron a la profetisa Huldá, que era la esposa de Salún, el encargado del guardarropa del templo, hijo de Ticvá y nieto de Jarjás. Huldá vivía en el barrio nuevo de Jerusalén, así que fueron hasta allá y hablaron con ella. 15 Entonces Huldá les dijo:

—El SEÑOR, Dios de Israel, manda decir al que los ha enviado: 16 “Así dice el SEÑOR: Yo voy a enviar contra este lugar y sus habitantes los castigos que está escrito en el libro que leyó el rey de Judá. 17 Porque ustedes me abandonaron y han quemado incienso a otros dioses, me ha provocado con lo que hicieron. Por eso arde mi enojo contra este lugar y no se calmará. 18 Pero, en cuanto al rey de Judá que los envió a consultar al SEÑOR, díganle que así dice el SEÑOR, Dios de Israel: Como prestaste atención a lo que has oído 19 y tu corazón cambió y te humillaste ante el SEÑOR al escuchar lo que hablé contra este lugar y sus habitantes, que serán arrasados y malditos, y como rasgaste tu vestido y lloraste ante mí, yo también te he escuchado, dice el SEÑOR. 20 Por eso, dejaré que mueras en paz y te reuniré con tus antepasados. No verás el desastre que traigo sobre este lugar”.

Y ellos llevaron esa respuesta al rey.

El pueblo escucha la ley

(2 Cr 34:3-7, 29-33)

23 El rey Josías mandó llamar a todos los ancianos líderes de Judá y Jerusalén citándoles a una reunión. 2 Entonces el rey fue al templo del SEÑOR con toda la gente de Judá, los habitantes de Jerusalén, los sacerdotes, los profetas y todo el pueblo, desde el más pequeño hasta el más importante. Allí el rey les leyó en voz alta el libro del pacto que había sido encontrado en el templo del SEÑOR. 3 Luego el rey, de pie junto a su columna, hizo un pacto con el SEÑOR, comprometiéndose a seguir al SEÑOR y a obedecer sus mandatos, el pacto y sus condiciones. Dijo que de todo corazón y con todo el ser cumpliría el pacto que estaba escrito en el libro. Y todo el pueblo se puso de pie para mostrar que también estaba de acuerdo con cumplir el pacto.

Jilquías destruye los santuarios de los dioses falsos

(2 Cr 34:3-7)

4 Entonces el rey ordenó al sumo sacerdote Jilquías, a los demás sacerdotes y a los porteros, que sacaran del templo del SEÑOR todos los objetos que se hicieron en honor de Baal, de Aserá y de las estrellas del cielo. Entonces Josías quemó todo eso fuera de Jerusalén en los campos del valle del Cedrón y se llevaron las cenizas a Betel. 5 Después destituyó de sus puestos a los sacerdotes que los reyes de Judá habían nombrado para quemar incienso en los santuarios de las ciudades de Judá y en los alrededores de Jerusalén y también a los que quemaban incienso en honor a Baal, el sol, la luna, las constelaciones y todas las estrellas del cielo. Josías puso fin a todo eso. 6 Quitó el poste de Aserá del templo del SEÑOR y lo quemó fuera de la ciudad, en el valle del Cedrón. Allí destruyó los pedazos quemados hasta hacerlos polvo y los esparció sobre la fosa común. 7 El rey Josías también demolió las habitaciones que estaban en el templo del SEÑOR dedicadas a la prostitución idólatra entre hombres[b] y donde también las mujeres tejían mantos para la diosa Aserá.

8 Josías ordenó que fueran trasladados a Jerusalén todos los sacerdotes de las ciudades de Judá y destruyó todos los santuarios donde los sacerdotes quemaban incienso, desde Gueba hasta Berseba, y también los santuarios que estaban al lado izquierdo, cerca de la puerta de Josué, gobernador de la ciudad. 9 En ese tiempo los sacerdotes de esos santuarios no iban al altar del SEÑOR en Jerusalén, sino que comían pan sin levadura en las ciudades y aldeas ordinarias.

10 El rey también destruyó el santuario Tofet en el valle de Ben Hinón, donde la gente sacrificaba a sus hijos, quemándolos en un altar dedicado al dios Moloc. Josías arruinó el lugar para que no se pudiera usar más. 11 Hizo quitar los caballos en honor al dios sol, que en el pasado los reyes de Judá habían colocado cerca de la entrada del templo del SEÑOR, junto al cuarto de Natán Mélec, el funcionario encargado de las dependencias, e hizo quemar los carros que estaban ahí en honor al dios sol.

12 Josías despedazó los altares que los reyes de Judá habían construido sobre la azotea de la sala de Acaz y los que Manasés había construido en los dos patios del templo del SEÑOR. Luego arrojó los escombros al valle del Cedrón. 13 Destruyó los santuarios que Salomón había hecho construir al oriente de Jerusalén, en la colina del Destructor, cuyos sacerdotes estaban al lado sur de la colina, y que estaban dedicados a Astarté la diosa abominable de los sidonios, a Quemós, el ídolo abominable de los moabitas, y a Moloc, el ídolo abominable de los amonitas. 14 También destruyó las piedras sagradas y los postes de Aserá y llenó de huesos humanos los sitios donde habían estado. 15 Josías demolió el altar y el santuario que había construido Jeroboán hijo de Nabat en Betel con el que hizo pecar a Israel. No solamente lo demolió, sino que le prendió fuego hasta que quedó hecho cenizas y quemó también el poste de Aserá.

16 De regreso, Josías vio las tumbas que estaban en la colina y mandó unos hombres para que sacaran los huesos de las tumbas y los quemara sobre el altar para contaminarlo, cumpliendo así el mensaje del SEÑOR que había dicho el hombre de Dios contra el altar, cuando Jeroboán estaba ante el altar en la fiesta. 17 Entonces Josías preguntó:

—¿Qué es aquel monumento que veo?

La gente de la ciudad le respondió:

—Es la tumba del hombre de Dios que vino de Judá, el que predijo todo lo que usted le ha hecho al altar aquí en Betel.

18 Entonces Josías dijo:

—Déjenlo como está, que nadie mueva sus huesos.

Así que dejaron los huesos en su lugar y también los del hombre de Dios de Samaria.

19 Josías también destruyó los templos y santuarios de las ciudades de Samaria que los reyes de Israel habían construido y con los que hicieron enojar al SEÑOR. Josías los destruyó tal como destruyó el santuario en Betel. 20 Josías mató sobre sus propios altares a todos los sacerdotes de los santuarios y quemó huesos de hombres muertos encima de los santuarios. Luego regresó a Jerusalén.

La gente de Judá celebra la Pascua

(2 Cr 35:1-9)

21 Entonces el rey Josías dio esta orden a todo el pueblo: «Celebren la Pascua en honor al SEÑOR su Dios. Háganlo tal como está escrito en el libro del pacto». 22 No se había celebrado así la Pascua desde el tiempo de los jueces que eran los líderes de Israel. Ninguno de los reyes de Israel o de Judá había celebrado la Pascua de la manera que se hizo con Josías. 23 Esta Pascua se celebró en honor al SEÑOR en Jerusalén en el año 18 del reinado de Josías.

24 Josías acabó también con los médium, brujos, dioses caseros, ídolos y todas las cosas detestables que se adoraban en Judá y en Jerusalén. Lo hizo para obedecer la ley que estaba escrita en el libro que el sacerdote Jilquías había encontrado en el templo del SEÑOR. 25 Nunca hubo un rey como Josías, ni antes ni después de él, que se convirtiera al SEÑOR de todo corazón, con toda el alma y con todas sus fuerzas,[c] obedeciendo en todo la ley de Moisés.

26 Sin embargo, el enojo del SEÑOR contra la gente de Judá no se aplacó debido a todo lo que hizo Manasés. 27 El SEÑOR dijo: «Yo expulsé a los israelitas de su país y haré lo mismo con Judá. Sacaré a Judá de mi presencia y no aceptaré a Jerusalén, la ciudad que yo elegí, ni al templo del que había dicho: “Mi nombre estará allí”».

28 El resto de los hechos de Josías, y todo lo que hizo, está escrito en Las crónicas de los reyes de Judá.

29 En esa época, el faraón Necao, rey de Egipto, subió hacia el río Éufrates a pelear contra el rey de Asiria. Josías salió a su encuentro en Meguido, pero el faraón lo mató en cuanto lo vio. 30 Los oficiales de Josías pusieron su cadáver en un carro, lo llevaron de Meguido a Jerusalén y lo sepultaron en su propia tumba. Entonces la gente del pueblo tomó a Joacaz hijo de Josías, lo consagraron y lo hicieron rey en lugar de su papá.

Footnotes

  1. 22:8 libro de la ley Probablemente se trata del libro de Deuteronomio. Igual en 23:2.

  2. 23:7 prostitución idólatra entre hombres Eran hombres que vendían su cuerpo para practicar inmoralidad sexual con otros hombres. En Canaán era común esta práctica en los ritos de adoración a dioses falsos.

  3. 23:25 de todo corazón […] fuerzas Ver Dt 6:4-5.

Hechos 21:37-22:16

Palabra de Dios para Todos

37 Cuando los soldados estaban listos para llevarlo al cuartel, Pablo le preguntó al comandante:

—¿Puedo hablarle?

El comandante dijo:

—¿Sabes griego? 38 Entonces no eres el hombre que yo pensé que eras. Creí que eras el egipcio que comenzó una revuelta hace un tiempo y que se llevó al desierto a 4000 terroristas.

39 Pablo dijo:

—No, yo soy un judío de Tarso de Cilicia y ciudadano de esa importante ciudad. Permítame hablarle al pueblo.

40 El comandante lo dejó hablar. Pablo se puso de pie en las escaleras e indicó con la mano que todos guardaran silencio. Cuando se callaron, Pablo les habló en arameo:

Pablo habla al pueblo

22 «Compatriotas y respetados líderes,[a] ¡escúchenme! Voy a hablarles en mi defensa».

2 Cuando lo escucharon hablando en arameo, guardaron completo silencio. Pablo continuó:

3 «Soy judío, nacido en Tarso de Cilicia, pero fui criado en esta ciudad. Fui estudiante de Gamaliel[b], quien me enseñó cuidadosamente acerca de la ley de nuestros antepasados. He procurado vivir sirviendo fielmente a Dios, lo mismo que todos ustedes los que están aquí. 4 Perseguí a muerte a los que seguían el Camino[c]. Arresté a hombres y a mujeres y los metí en la cárcel. 5 El sumo sacerdote y todo el Consejo les pueden confirmar que esto es verdad. En una ocasión, estos líderes me dieron unas cartas que estaban dirigidas a los compatriotas de la ciudad de Damasco. Iba a ir allí a arrestar a los seguidores de Jesús y a traerlos a Jerusalén para que fueran castigados.

Pablo cuenta su conversión

6 »Pero algo me pasó cuando iba llegando a Damasco, como al mediodía. De repente vino del cielo una luz muy brillante que me rodeó. 7 Caí al suelo y oí una voz que me decía: “Saulo, Saulo ¿por qué me persigues?” 8 Le respondí: “¿Quién eres, Señor?” La voz dijo: “Soy Jesús de Nazaret, a quien tú persigues”. 9 Los que estaban conmigo vieron la luz, pero no entendieron la voz del que me hablaba. 10 Entonces yo dije: “¿Qué debo hacer, Señor?” El Señor Jesús me respondió: “Levántate y ve a Damasco. Allí te dirán todo lo que he planeado que hagas”. 11 No podía ver por la luz tan brillante, así que mis compañeros me tomaron de la mano y me guiaron hasta Damasco.

12 »En Damasco, vino a mí un hombre llamado Ananías[d], muy religioso y obediente de la ley. Todos los judíos que vivían allí lo estimaban mucho. 13 Ananías vino y me dijo: “Hermano Saulo, ¡recobra la vista!” y de inmediato pude verlo. 14 Él me dijo: “El Dios de nuestros antepasados te ha elegido para que conozcas su plan, veas al Justo[e] y escuches su voz. 15 Tú serás su testigo ante toda la gente de lo que has visto y oído. 16 Ahora, no esperes más. Levántate, bautízate y lava tus pecados, diciéndole que confías en que él es tu Salvador”.

Footnotes

  1. 22:1 Compatriotas y respetados líderes Textualmente Hermanos y padres.

  2. 22:3 Gamaliel Maestro muy importante de los fariseos. Ver Hch 5:34.

  3. 22:4 Camino Es decir, el Camino de Jesús.

  4. 22:12 Ananías En Hechos hay tres individuos con ese nombre. Los otros dos se mencionan en 5:1 y 23:2.

  5. 22:14 Justo Se refiere a Jesús. Ver Hch 3:14.

Salmos 1

Palabra de Dios para Todos

Libro 1

(Salmos 1-41)

Justos y pecadores

1 Afortunado el que no sigue el consejo de los perversos,

    ni el ejemplo de los pecadores,

    ni se une con los que andan burlándose de todo.

2 Al contrario, le gusta la enseñanza del SEÑOR

    y la estudia día y noche.

3 Será tan fuerte como un árbol plantado

    junto a corrientes de agua fresca,

que da su fruto en el momento adecuado

    y al que nunca se le caen las hojas.

    Le irá bien en todo lo que haga.

4 En cambio, pasa distinto con los perversos.

    Ellos son como paja que el viento se lleva lejos.

5 Por eso, los perversos siempre serán declarados culpables,

    y los pecadores no podrán sentarse al lado de los justos.[a]

6 El SEÑOR sabe guiar por buen camino a los justos,

    pero los perversos se desvían y se pierden.

Footnotes

  1. 1:5 o Los perversos no se levantarán en el lugar del juicio ni los pecadores en la reunión de los justos. No está claro si este versículo significa que los perversos no serán jueces, o que los perversos serán declarados culpables.

Proverbios 18:11-12

Palabra de Dios para Todos

11 El rico considera su riqueza como ciudad fortificada;

    se la imagina como una alta muralla.

12 Tras el orgullo, viene la ruina;

    tras la humildad, los honores.

Palabra de Dios para Todos (PDT)

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