Wednesday, July 27, 2022

DAB Español, Jueves 28 de Julio

Día 209, DAB Español, Jueves 28 de Julio


2 Crónicas 21:1-23:21; Romanos 11:13-36; Salmos 22:1-18; Proverbios 20:7 (Nueva Biblia de las Américas (NBLA))









2 Crónicas 21-23

Nueva Biblia de las Américas

Reinado de Joram

21 Josafat durmió con sus padres, y fue sepultado con sus padres en la ciudad de David. Su hijo Joram reinó en su lugar. 2 Tenía varios hermanos, los hijos de Josafat: Azarías, Jehiel, Zacarías, Azaryahu, Micael y Sefatías. Todos estos eran hijos de Josafat, rey de Israel. 3 Su padre les había dado muchos presentes de plata, oro y cosas preciosas, y[a] ciudades fortificadas en Judá, pero dio el reino a Joram porque era el primogénito.

4 Cuando Joram tomó posesión del[b] reino de su padre y se hizo fuerte, mató a espada a todos sus hermanos, y también a algunos de los jefes de Israel. 5 Joram tenía treinta y dos años cuando comenzó a reinar, y reinó ocho años en Jerusalén. 6 Y anduvo en el camino de los reyes de Israel, tal como había hecho la casa de Acab (pues la hija de Acab era su mujer), e hizo lo malo ante los ojos del Señor. 7 Sin embargo, el Señor no quiso destruir la casa de David a causa del pacto que había hecho con David, y porque le había prometido[c] darle una lámpara[d] a él y a sus hijos para siempre.

8 En sus días se rebeló Edom contra el dominio[e] de Judá, y pusieron rey sobre ellos. 9 Entonces pasó Joram con sus capitanes, y todos sus carros con él. Y levantándose de noche, atacó[f] a los edomitas que lo tenían cercado a él y a los capitanes de los carros. 10 Y Edom continuó en rebeldía contra el dominio[g] de Judá hasta el día de hoy. Entonces Libna se rebeló en ese mismo tiempo contra su dominio, porque había abandonado al Señor, Dios de sus padres. 11 Además, Joram hizo lugares altos en los montes de Judá, haciendo que los habitantes de Jerusalén se prostituyeran y que Judá se desviara.

12 Entonces le llegó a Joram una carta del profeta Elías, que decía: «Así dice el Señor, Dios de tu padre David: “Por cuanto no has andado en los caminos de Josafat tu padre, ni en los caminos de Asa, rey de Judá, 13 sino que has andado en el camino de los reyes de Israel, y has hecho que Judá y los habitantes de Israel se hayan prostituido como se prostituyó la casa de Acab, y también has matado a tus hermanos, tu propia familia[h], que eran mejores que tú, 14 el Señor herirá con gran azote[i] a tu pueblo, a tus hijos, a tus mujeres y a todas tus posesiones; 15 y tú sufrirás una grave enfermedad[j], una enfermedad de los intestinos, hasta que día tras día se te[k] salgan a causa de la enfermedad”».

16 Entonces el Señor movió contra Joram el espíritu de los filisteos y de los árabes que eran vecinos[l] de los etíopes; 17 los cuales subieron contra Judá y la invadieron, y se llevaron todas las posesiones que se hallaban en la casa del rey, y también a sus hijos y a sus mujeres, de modo que no le quedó más hijo que Joacaz[m], el menor de sus hijos.

18 Después de todo esto, el Señor hirió a Joram en los intestinos con una enfermedad incurable. 19 Con el correr del tiempo, después de dos años, los intestinos se le salieron a causa de su enfermedad, y murió con grandes dolores. Su pueblo no le encendió una hoguera como la hoguera que habían encendido por sus padres. 20 Joram tenía treinta y dos años cuando comenzó a reinar, y reinó ocho años en Jerusalén; y murió sin que nadie lo lamentara[n]. Lo sepultaron en la ciudad de David, pero no en los sepulcros de los reyes.

Reinado de Ocozías

22 Entonces los habitantes de Jerusalén hicieron rey en su lugar a Ocozías[o], hijo menor de Joram, porque la banda de hombres que vinieron con los árabes al campamento había matado a todos los hijos mayores. Por lo cual Ocozías, hijo de Joram[p], rey de Judá, comenzó a reinar. 2 Ocozías tenía veintidós[q] años cuando comenzó a reinar, y reinó un año en Jerusalén. El nombre de su madre era Atalía, nieta[r] de Omri. 3 Él también anduvo en los caminos de la casa de Acab, porque su madre fue su consejera para que hiciera lo malo. 4 Hizo lo malo ante los ojos del Señor, como lo había hecho la casa de Acab, porque después de la muerte de su padre ellos fueron sus consejeros para perdición suya.

5 Ocozías también anduvo conforme al consejo de ellos, y fue con Joram[s], hijo de Acab, rey de Israel, a hacer guerra contra Hazael, rey de Aram, en Ramot de Galaad. Los arameos[t] hirieron a Joram, 6 y este volvió a Jezreel para ser curado de las heridas que le habían hecho[u] en Ramot, cuando peleó contra Hazael, rey de Aram. Entonces Ocozías[v], hijo de Joram, rey de Judá, descendió a visitar a Joram, hijo de Acab, en Jezreel, que estaba enfermo.

7 La destrucción de Ocozías vino de Dios, por ir a visitar a Joram. Pues cuando llegó, salió con Joram contra Jehú, hijo de Nimsi, a quien el Señor había ungido para exterminar la casa de Acab. 8 Cuando Jehú estaba ejecutando justicia contra la casa de Acab, encontró a los príncipes de Judá y a los hijos de los hermanos de Ocozías que estaban al servicio de Ocozías, y los mató. 9 También buscó a Ocozías, que lo prendieron cuando estaba escondido en Samaria. Lo llevaron a Jehú y lo mataron, pero le dieron sepultura, pues decían: «Es hijo de Josafat, que buscó al Señor con todo su corazón». Así que no quedó nadie de la casa de Ocozías para retener el poder del reino.

Atalía usurpa el trono

10 Cuando Atalía, madre de Ocozías, vio que su hijo había muerto, se levantó y exterminó toda la descendencia[w] real de la casa de Judá. 11 Pero Josabet[x], hija del rey, tomó a Joás, hijo de Ocozías, y lo sacó a escondidas de entre los hijos del rey a quienes estaban dando muerte, y lo puso a él y a su nodriza en la alcoba. Así Josabet, hija del rey Joram, mujer del sacerdote Joiada (pues era hermana de Ocozías), lo escondió de Atalía para que no le diera muerte. 12 Y Joás estuvo escondido con ellos en la casa de Dios seis años, mientras Atalía reinaba en el país.

Coronación de Joás

23 En el séptimo año, el sacerdote Joiada cobró ánimo, y tomó a estos capitanes de centenas: Azarías, hijo de Jeroham, Ismael, hijo de Johanán, Azarías, hijo de Obed, Maasías, hijo de Adaía, y Elisafat, hijo de Zicri, los cuales hicieron pacto con él. 2 Y recorrieron Judá y reunieron a los levitas de todas las ciudades de Judá y a los jefes de las casas paternas de Israel, y vinieron a Jerusalén. 3 Entonces toda la asamblea hizo pacto con el rey en la casa de Dios. Y Joiada les dijo: «Miren, el hijo del rey reinará, como el Señor ha hablado respecto a los hijos de David. 4 Esto es lo que harán: una tercera parte de ustedes, de los sacerdotes y los levitas que entran en el día de reposo estarán de porteros; 5 otra tercera parte estará en la casa del rey, y otra tercera parte en la puerta del Cimiento; y todo el pueblo estará en los atrios de la casa del Señor. 6 Pero que nadie entre en la casa del Señor, excepto los sacerdotes y los levitas que ministran; estos pueden entrar porque son santos. Y que todo el pueblo guarde el precepto del Señor. 7 Los levitas rodearán al rey, cada uno con sus armas en la mano; y cualquiera que entre en la casa será muerto. Ustedes estarán con el rey cuando entre y cuando salga».

8 Y los levitas y todo Judá hicieron conforme a todo lo que había ordenado el sacerdote Joiada. Cada uno de ellos tomó sus hombres, los que habían de entrar en el día de reposo, junto con los que habían de salir el día de reposo, porque el sacerdote Joiada no despidió a ninguno de los grupos. 9 Entonces el sacerdote Joiada dio a los capitanes de cientos las lanzas y los escudos grandes y pequeños que habían sido del rey David, que estaban en la casa de Dios. 10 Y colocó a todo el pueblo, cada hombre con su arma en la mano, desde el lado[y] derecho de la casa hasta el lado[z] izquierdo de la misma[aa], junto al altar y junto a la casa, alrededor del rey. 11 Entonces sacaron al hijo del rey y le pusieron la corona, le dieron el libro del testimonio y lo proclamaron rey. Y Joiada y sus hijos lo ungieron, y gritaron[ab]: «¡Viva el rey!».

Muerte de Atalía

12 Al oír Atalía el estruendo del pueblo que corría y alababa al rey, se llegó al pueblo en la casa del Señor, 13 y miró que el rey estaba de pie junto a su columna a la entrada, y los capitanes y los trompetas[ac] estaban junto al rey. Y todo el pueblo del país se regocijaba y tocaba trompetas, y los cantores con sus instrumentos de música dirigían la alabanza[ad]. Entonces Atalía rasgó sus vestidos, y gritó[ae]: «¡Traición! ¡Traición!». 14 Pero el sacerdote Joiada sacó a los capitanes de centenas que estaban al mando del ejército, y les dijo: «Sáquenla de entre[af] las filas; y al que la siga, mátenlo a espada». Porque el sacerdote les había dicho: «No la maten en la casa del Señor». 15 Así que le echaron[ag] mano, y cuando ella llegó a la entrada de la puerta de los Caballos de la casa del rey, allí la mataron.

16 Entonces Joiada hizo un pacto entre[ah] todo el pueblo y el rey, de que ellos serían el pueblo del Señor. 17 Y todo el pueblo fue a la casa de Baal y la derribaron, hicieron pedazos sus altares y sus imágenes y mataron delante de los altares a Matán, sacerdote de Baal. 18 Además, Joiada puso los oficios de la casa del Señor bajo la autoridad[ai] de los sacerdotes levitas, a quienes David había designado sobre la casa del Señor para ofrecer los holocaustos del Señor, como está escrito en la ley de Moisés, con alegría y con cánticos conforme a la disposición[aj] de David. 19 Colocó porteros junto a las puertas de la casa del Señor, de modo que no entrara ninguno que por alguna causa estuviera inmundo. 20 Después Joiada tomó a los capitanes de cientos, a los nobles, a los gobernantes del pueblo y a todo el pueblo del país, e hizo descender al rey de la casa del Señor, entraron por la puerta superior a la casa del rey, y sentaron al rey sobre el trono real. 21 Y todo el pueblo del país se regocijó, y la ciudad quedó tranquila, porque Atalía había sido muerta a espada.

Footnotes

  1. 2 Crónicas 21:3 Lit. con.

  2. 2 Crónicas 21:4 Lit. había sido levantado sobre el.

  3. 2 Crónicas 21:7 Lit. dicho.

  4. 2 Crónicas 21:7 I.e. descendiente en el trono.

  5. 2 Crónicas 21:8 Lit. de debajo de la mano.

  6. 2 Crónicas 21:9 Lit. e hirió.

  7. 2 Crónicas 21:10 Lit. de debajo de la mano.

  8. 2 Crónicas 21:13 Lit. la casa de su padre.

  9. 2 Crónicas 21:14 Lit. golpe.

  10. 2 Crónicas 21:15 Lit. en muchas enfermedades.

  11. 2 Crónicas 21:15 Lit. tus intestinos se.

  12. 2 Crónicas 21:16 Lit. estaban a la mano.

  13. 2 Crónicas 21:17 En 2Crón. 22:1, Ocozías.

  14. 2 Crónicas 21:20 Lit. y se fue sin desear.

  15. 2 Crónicas 22:1 En 2Crón. 21:17, Joacaz.

  16. 2 Crónicas 22:1 Heb. Jehoram.

  17. 2 Crónicas 22:2 Así en algunas versiones antiguas y en 2Rey. 8:26; en heb. cuarenta y dos.

  18. 2 Crónicas 22:2 Lit. hija.

  19. 2 Crónicas 22:5 Heb. Jehoram.

  20. 2 Crónicas 22:5 Heb. arqueros.

  21. 2 Crónicas 22:6 Lit. con las cuales le habían herido.

  22. 2 Crónicas 22:6 Así en 2Rey. 8:29; heb. Azarías.

  23. 2 Crónicas 22:10 Lit. simiente.

  24. 2 Crónicas 22:11 En 2Rey. 11:2, Josaba.

  25. 2 Crónicas 23:10 Lit. hombro.

  26. 2 Crónicas 23:10 Lit. hombro.

  27. 2 Crónicas 23:10 Lit. casa.

  28. 2 Crónicas 23:11 Lit. dijeron.

  29. 2 Crónicas 23:13 Lit. las trompetas.

  30. 2 Crónicas 23:13 Lit. dirigiendo para alabar.

  31. 2 Crónicas 23:13 Lit. dijo.

  32. 2 Crónicas 23:14 Lit. adentro.

  33. 2 Crónicas 23:15 Lit. pusieron.

  34. 2 Crónicas 23:16 Lit. entre él y.

  35. 2 Crónicas 23:18 Lit. mano.

  36. 2 Crónicas 23:18 Lit. las manos.

Romanos 11:13-36

Nueva Biblia de las Américas

13 Pero a ustedes hablo, gentiles. Entonces, puesto que yo soy apóstol de los gentiles, honro mi ministerio, 14 si en alguna manera puedo causar celos a mis compatriotas[a] y salvar a algunos de ellos.

15 Porque si el excluirlos a ellos es la reconciliación del mundo, ¿qué será su admisión, sino vida de entre los muertos? 16 Y si el primer pedazo de masa es santo, también lo es toda la masa; y si la raíz es santa, también lo son las ramas.

17 Pero si algunas de las ramas fueron desgajadas, y tú, siendo un olivo silvestre, fuiste injertado entre ellas y fuiste hecho participante con ellas de la rica savia de la raíz[b] del olivo, 18 no seas arrogante para con las ramas. Pero si eres arrogante, recuerda que tú no eres el que sustenta la raíz, sino que la raíz es la que te sustenta a ti. 19 Dirás entonces: «Las ramas fueron desgajadas para que yo fuera injertado». 20 Muy cierto. Fueron desgajadas por su incredulidad, pero tú por la fe te mantienes firme[c]. No seas altanero, sino teme; 21 porque si Dios no perdonó a las ramas naturales, tampoco a ti te perdonará.

22 Mira, pues, la bondad y la severidad de Dios: severidad para con los que cayeron, pero para ti, bondad de Dios si permaneces en Su bondad. De lo contrario también tú serás cortado. 23 Y también ellos, si no permanecen en su incredulidad, serán injertados, pues poderoso es Dios para injertarlos de nuevo. 24 Porque si tú fuiste cortado de lo que por naturaleza es un olivo silvestre, y contra lo que es natural fuiste injertado en un olivo cultivado, ¿cuánto más estos, que son las ramas naturales, serán injertados en su propio olivo?

La salvación de Israel al fin de los tiempos

25 Porque no quiero, hermanos, que ignoren este misterio, para que no sean sabios en su propia opinión: que a Israel le ha acontecido un endurecimiento parcial hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles. 26 Así, todo Israel será salvo, tal como está escrito:

«El Libertador vendrá de Sión;

Apartará la impiedad de Jacob.

27 Y este es Mi pacto[d] con ellos,

Cuando Yo quite sus pecados».

28 En cuanto al evangelio[e], son enemigos por causa de ustedes, pero en cuanto a la elección[f] de Dios, son amados por causa de los padres. 29 Porque los dones y el llamamiento de Dios son irrevocables.

30 Pues así como ustedes en otro tiempo fueron desobedientes a Dios, pero ahora se les ha mostrado misericordia por razón de la desobediencia de ellos, 31 así también ahora estos han sido desobedientes, para que por la misericordia mostrada a ustedes, también a ellos ahora les sea mostrada misericordia. 32 Porque Dios ha encerrado a todos en desobediencia para mostrar misericordia a todos.

La insondable sabiduría de Dios

33 ¡Oh, profundidad de las riquezas y de la sabiduría y del conocimiento de Dios! ¡Cuán insondables son Sus juicios e inescrutables Sus caminos! 34 Pues, ¿quién ha conocido la mente del Señor? ¿O quién llego a ser Su consejero? 35 ¿O quién le ha dado a Él primero para que se le tenga que recompensar[g]? 36 Porque de Él, por Él y para Él son todas las cosas. A Él sea la gloria para siempre. Amén.

Footnotes

  1. Romanos 11:14 I.e. israelitas.

  2. Romanos 11:17 Lit. raíz de la grosura.

  3. Romanos 11:20 Lit. estás en pie.

  4. Romanos 11:27 Lit. el pacto de mi parte.

  5. Romanos 11:28 Lit. Según el evangelio.

  6. Romanos 11:28 Lit. según la elección.

  7. Romanos 11:35 Lit. y se le recompensará.

Salmos 22:1-18

Nueva Biblia de las Américas

Grito de angustia y canto de alabanza

Para el director del coro; sobre Ajelet Hasahar[a]. Salmo de David.

22 Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?

¿Por qué estás tan lejos de mi salvación y de las palabras de mi clamor?

2 Dios mío, de día clamo y no respondes;

Y de noche, pero no hay para mí reposo.

3 Sin embargo, Tú eres santo,

Que habitas entre las alabanzas de Israel.

4 En Ti confiaron nuestros padres;

Confiaron, y Tú los libraste.

5 A Ti clamaron, y fueron librados;

En Ti confiaron, y no fueron decepcionados.

6 Pero yo soy gusano, y no hombre;

Oprobio de los hombres, y despreciado del pueblo.

7 Todos los que me ven, de mí se burlan;

Hacen muecas con los labios, menean la cabeza, diciendo:

8 Que se encomiende al Señor; que Él lo libre;

Que Él lo rescate, puesto que en Él se deleita.

9 Porque Tú me sacaste del seno materno;

Me hiciste confiar estando a los pechos de mi madre.

10 A Ti fui entregado desde mi nacimiento;

Desde el vientre de mi madre Tú eres mi Dios.

11 No estés lejos de mí, porque la angustia está cerca,

Pues no hay nadie que ayude.

12 Muchos toros me han rodeado;

Toros fuertes de Basán me han cercado.

13 Ávidos abren su boca contra mí,

Como un león que despedaza y ruge.

14 Soy derramado como agua,

Y todos mis huesos están descoyuntados;

Mi corazón es como cera;

Se derrite en medio de mis entrañas.

15 Como un tiesto se ha secado mi vigor,

Y la lengua se me pega al paladar;

Me has puesto en el polvo de la muerte.

16 Porque perros me han rodeado;

Me ha cercado cuadrilla de malhechores;

Me horadaron las manos y los pies.

17 Puedo contar todos mis huesos;

Ellos me miran, me observan.

18 Se reparten entre sí mis vestidos,

Y sobre mi ropa echan suertes.

Footnotes

  1. Salmos 22:1 Lit. la cierva de la aurora.

Proverbios 20:7

Nueva Biblia de las Américas

7 El justo anda en su integridad;

¡Cuán dichosos son sus hijos después de él!

Nueva Biblia de las Américas (NBLA)

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