Thursday, May 13, 2021

DAB Español, Viernes 14 de Mayo

Día 134, DAB Español, Viernes 14 de Mayo

1 Samuel 15:1-16:23; Juan 8:1-20; Salmos 110; Proverbios 15:8-10 (Reina Valera Contemporánea (RVC))









1 Samuel 15-16

Reina Valera Contemporánea

Saúl desobedece y es desechado

 

15 Tiempo después, Samuel le dijo a Saúl:

 

«El Señor me ha enviado a ungirte como rey de Israel, su pueblo. Por lo tanto, debes prestar atención a lo que el Señor te ordene. 2 Así ha dicho el Señor de los ejércitos: “Voy a castigar a Amalec por el mal que les hizo a los israelitas cuando los atacó al salir de Egipto, y les impidió que siguieran su camino.” 3 Así que ve y mata a los amalecitas; destruye todo lo que tienen. No les tengas compasión a sus hombres ni a sus mujeres, y ni siquiera a sus niños de pecho; ni a sus vacas, ovejas, camellos y asnos.»

 

4 Saúl ordenó que el pueblo se reuniera, y en Telayín les pasó revista. Eran doscientos mil soldados de infantería, y diez mil hombres de Judá. 5 Luego fue a la ciudad de Amalec, y puso una emboscada en el valle; 6 pero antes de la batalla mandó que les dijeran a los quenitas:

 

«Ustedes fueron compasivos con los israelitas cuando ellos venían de Egipto, así que apártense de los amalecitas. Huyan, para que no los destruya a ustedes lo mismo que a ellos.»

 

Y los quenitas salieron de la ciudad de los amalecitas. 7 Entonces Saúl lanzó todo su ejército sobre los amalecitas, y los derrotó; los persiguió desde Javilá hasta Shur, al oriente de Egipto, 8 y mató a filo de espada a todo el pueblo, aunque dejó con vida a Agag, el rey de Amalec. 9 Además de perdonar a Agag, Saúl y su gente también se quedaron con lo mejor de sus animales: ovejas, toros, becerros engordados y carneros; lo de poco valor lo destruyeron.

 

10 Pero el Señor le dijo a Samuel:

 

11 «Estoy muy disgustado por haber hecho rey de Israel a Saúl, pues se ha apartado de mí y no ha cumplido con lo que le ordené hacer.»

 

Cuando Samuel oyó esto, se llenó de pesar, y toda esa noche le estuvo rogando al Señor por Saúl. 12 Al amanecer, se levantó y fue a buscar a Saúl, y le avisaron que había estado en Carmel, donde había levantado un monumento, pero que había regresado a Gilgal. 13 Cuando Samuel llegó a donde estaba Saúl, éste le dijo:

 

«¡Que el Señor te bendiga! Ya cumplí con lo que el Señor me ordenó hacer.»

 

14 Pero Samuel le respondió:

 

«Entonces, ¿qué son esos balidos de ovejas, y esos bramidos de vacas que llegan a mis oídos?»

 

15 Y Saúl le respondió:

 

«Esos animales fueron traídos de Amalec. El pueblo dejó con vida a las mejores ovejas y vacas, para sacrificarlas al Señor tu Dios Todo lo demás fue destruido.»

 

16 Pero Samuel le dijo:

 

«Escucha bien lo que el Señor me dijo durante la noche.»

 

Y Saúl le respondió:

 

«Te escucho.»

 

17 Samuel añadió:

 

«¿No es verdad que tú mismo te considerabas alguien insignificante? ¿Y no es verdad que el Señor te ha hecho jefe de las tribus de Israel, y te ha consagrado como su rey? 18 El Señor te dio una misión, cuando te dijo: “Ve y destruye por completo a los amalecitas. Combátelos, hasta acabar con todos ellos.” 19 Entonces, ¿por qué no has obedecido lo que te ordenó el Señor, sino que has traído contigo lo que le quitaste a tus enemigos? A los ojos del Señor, has hecho mal.»

 

20 Pero Saúl le respondió:

 

«Yo cumplí con lo que me ordenó el Señor. Destruí a los amalecitas, y como prueba he traído a Agag, su rey. 21 Fue el pueblo quien tomó lo mejor de las ovejas y vacas, lo que debió haber sido destruido primero, para ofrecer sacrificios al Señor tu Dios en Gilgal.»

 

22 Samuel le contestó:

 

«¿Y crees que al Señor le gustan tus holocaustos y ofrendas más que la obediencia a sus palabras? Entiende que obedecer al Señor es mejor que ofrecerle sacrificios, y que escucharlo con atención es mejor que ofrecerle la grasa de los carneros. 23 Ser rebelde es lo mismo que practicar la adivinación, y ser obstinado es lo mismo que ser idólatra. Puesto que tú no tomaste en cuenta lo que el Señor te ordenó, tampoco él te toma en cuenta como rey de Israel.»

 

24 Entonces Saúl le respondió a Samuel:

 

«Reconozco mi pecado. He faltado al mandamiento del Señor y a tus palabras. Y es que tuve miedo del pueblo, y cedí ante sus exigencias. Yo te ruego que me perdones mi pecado, 25 y que me acompañes a adorar al Señor.»

 

26 Pero Samuel le contestó:

 

«No te voy a acompañar a ninguna parte. Puesto que tú no tomaste en cuenta las palabras del Señor, tampoco él te toma en cuenta como rey de Israel.»

 

27 Y Samuel se dispuso a retirarse, pero Saúl lo agarró de la punta del manto para detenerlo, y el manto se desgarró. 28 Entonces Samuel le dijo:

 

«Así como este manto ha quedado desgarrado, así el Señor te ha desgarrado del reino de Israel, y se lo ha entregado a alguien mejor que tú. 29 El Señor, que es la Gloria de Israel, no miente ni se arrepiente. El Señor no es un ser humano, para arrepentirse.»

 

30 Y Saúl respondió:

 

«Reconozco que he pecado. Por eso te ruego que me honres con tu presencia delante de los ancianos del pueblo, y delante de todos los israelitas, y me acompañes a adorar al Señor tu Dios.»

 

31 Samuel accedió, y acompañó a Saúl para adorar al Señor. 32 Después de eso, dijo Samuel:

 

«Que traigan a Agag, el rey de los amalecitas.»

 

Y Agag se presentó ante Samuel. Iba tan alegre, que le dijo:

 

«¡Qué bueno que ya acabó esta guerra!»

 

33 Pero Samuel le respondió:

 

«Tu espada mató a muchos israelitas, y sus mujeres se quedaron sin hijos; y así también tu madre se quedará sin su hijo.»

 

Y allí mismo en Gilgal, ante el Señor, Samuel cortó en pedazos a Agag. 34 Después de eso, Samuel regresó a Ramá, y Saúl se fue a su casa en Gabaa. 35 Y Samuel nunca más volvió a ver a Saúl, aunque lloraba por él. Y al Señor le pesó haber puesto a Saúl por rey de Israel.

Samuel unge a David

 

16 Un día, el Señor le dijo a Samuel:

 

«¿Hasta cuándo vas a estar triste por causa de Saúl? ¿No recuerdas que yo lo deseché como rey de Israel? Mejor llena de aceite tu cuerno, y ve a Belén; allí, vas a visitar a Yesé, porque uno de sus hijos será el próximo rey de Israel.»

 

2 Y Samuel le preguntó:

 

«¿Con qué pretexto voy a ir? Si Saúl llega a saber a qué voy, de seguro me matará.»

 

El Señor le respondió:

 

«Llévate una becerra de la vacada, y di que vas a ofrecerme un sacrificio. 3 Llama luego a Yesé para que te acompañe en el sacrificio, y allí te diré lo que tienes que hacer, y consagrarás como rey a quien yo te diga.»

 

4 Y Samuel hizo lo que el Señor le dijo. En cuanto llegó a Belén, los ancianos de la ciudad salieron temerosos a recibirlo, y le preguntaron:

 

«¿Vienes con intenciones pacíficas?»

 

5 Y Samuel les respondió:

 

«Sí, vengo a ofrecer un sacrificio al Señor. Purifíquense y acompáñenme.»

 

Y Samuel purificó también a Yesé y a sus hijos, y los invitó al sacrificio. 6 Y cuando todos estuvieron reunidos, Samuel vio a Eliab, y pensó: «Seguramente, éste es el que Dios ha escogido.»

 

7 Pero el Señor le dijo:

 

«No te dejes llevar por su apariencia ni por su estatura, porque éste no es mi elegido. Yo soy el Señor, y veo más allá de lo que el hombre ve. El hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero yo miro el corazón.»

 

8 Luego Yesé llamó a Abinadab, y lo puso enfrente de Samuel, pero éste dijo:

 

«Tampoco éste es el elegido del Señor.»

 

9 Yesé presentó también a Samá, y Samuel repitió que tampoco éste era el elegido del Señor. 10 Yesé le presentó a siete de sus hijos, pero Samuel le dijo que el Señor no había elegido a ninguno de ellos. 11 Y le preguntó:

 

«¿Éstos son todos tus hijos?»

 

Yesé respondió:

 

«Falta uno, que es el menor, pero él anda cuidando las ovejas.»

 

Y Samuel le dijo:

 

«Manda a traerlo, porque sin él no podemos sentarnos a la mesa.»

 

12 Yesé mandó a traerlo, y cuando éste llegó lo invitó a pasar. Era un jovencito rubio, de hermosos ojos y de agradable apariencia. Entonces el Señor le dijo a Samuel:

 

«Éste es mi elegido. Levántate y conságralo.»

 

13 Samuel tomó entonces el cuerno en donde llevaba el aceite, y lo ungió como rey en presencia de sus hermanos. Y a partir de ese día el espíritu del Señor estuvo sobre David.

 

Después de eso, Samuel regresó a Ramá.

David toca para Saúl

 

14 Como el espíritu del Señor ya se había apartado de Saúl, un espíritu maligno de parte del Señor lo atormentaba constantemente. 15 Entonces sus sirvientes le dijeron:

 

«Sabemos que te atormenta un espíritu maligno que viene de Dios. 16 Te sugerimos que envíes a alguno de nosotros para que busque quién sepa tañer el arpa. Así, cuando tu espíritu sea atormentado, éste tocará el arpa y la música calmará tu espíritu.»

 

17 Y Saúl les respondió:

 

«Sí, vayan y busquen alguien que toque bien el arpa, y tráiganlo acá.»

 

18 Uno de sus sirvientes le dijo:

 

«Yo conozco a uno de los hijos de Yesé, el de Belén. Toca muy bien el arpa; es un joven valiente, fuerte y aguerrido; además, es prudente cuando habla, y muy apuesto, y el Señor está con él.»

 

19 Entonces Saúl envió unos mensajeros a Yesé, para que le dijeran:

 

«Envíame a tu hijo David, el que cuida las ovejas.»

 

20 Yesé tomó un asno, lo cargó con pan y una vasija de vino, y un cabrito; y por medio de su hijo David se lo envió a Saúl. 21 Cuando David llegó, se presentó ante el rey; y en cuanto Saúl lo vio, quedó tan complacido que lo hizo su escudero. 22 Luego, Saúl mandó que le dijeran a Yesé:

 

«Te ruego que le permitas a tu hijo quedarse conmigo, pues se ha ganado mi estimación.»

 

23 Y cuando el espíritu maligno venía de parte de Dios y atormentaba a Saúl, David tomaba el arpa y la tocaba. Con esto Saúl se calmaba y se sentía mejor, y el espíritu maligno se apartaba de Saúl.

Juan 8:1-20

Reina Valera Contemporánea

 

8 1 y Jesús se fue al monte de los Olivos. 2 Por la mañana Jesús volvió al templo, y todo el pueblo se le acercó; y él se sentó y les enseñaba. 3 Entonces los escribas y los fariseos le llevaron a una mujer que había sido sorprendida cometiendo adulterio. La pusieron en medio, 4 y le dijeron: «Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el acto mismo de adulterio. 5 En la ley, Moisés nos ordenó apedrear a mujeres como ésta. ¿Y tú, qué dices?» 6 Ellos decían esto para ponerle una trampa, y así poder acusarlo. Pero Jesús se inclinó y, con el dedo, escribía en el suelo. 7 Como ellos insistían en sus preguntas, él se enderezó y les dijo: «Aquel de ustedes que esté sin pecado, que le arroje la primera piedra.» 8 Y Jesús volvió a inclinarse, y siguió escribiendo en el suelo. 9 Ellos, al oír esto, se fueron retirando uno a uno, comenzando por los más viejos y siguiendo por los más jóvenes. Sólo se quedó Jesús, y la mujer permanecía en medio. 10 Entonces Jesús se enderezó y le dijo: «Y, mujer, ¿dónde están todos? ¿Ya nadie te condena?» 11 Ella dijo: «Nadie, Señor.» Entonces Jesús le dijo: «Tampoco yo te condeno. Vete, y no peques más.»][a]

Jesús, la luz del mundo

 

12 En otra ocasión, Jesús dijo: «Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.» 13 Entonces los fariseos le dijeron: «Tú das testimonio acerca de ti mismo; tu testimonio no es verdadero.» 14 Jesús les respondió: «Aunque yo doy testimonio acerca de mí mismo, mi testimonio es verdadero, porque sé de dónde he venido y a dónde voy; pero ustedes no saben de dónde vengo ni a dónde voy. 15 Ustedes juzgan según criterios humanos; yo no juzgo a nadie. 16 Y si acaso juzgo, mi juicio es verdadero; porque no soy sólo yo, sino el Padre, que me envió, y yo. 17 En la ley de ustedes está escrito que el testimonio de dos hombres es verdadero. 18 Yo soy quien da testimonio de mí mismo, y el Padre, que me envió, da testimonio de mí.» 19 Ellos le dijeron: «¿Y dónde está tu Padre?» Jesús respondió: «Ustedes no me conocen a mí, ni tampoco conocen a mi Padre. Si me conocieran a mí, también conocerían a mi Padre.» 20 Jesús pronunció estas palabras en el lugar de las ofrendas, cuando enseñaba en el templo; y nadie lo aprehendió, porque aún no había llegado su hora.

Footnotes

 

    Juan 8:11 El texto entre corchetes sólo se halla en mss. tardíos.

 

Salmos 110

Reina Valera Contemporánea

El ungido del Señor

Salmo de David.

 

110 Palabra del Señor a mi señor:

 

«Siéntate a mi derecha,

hasta que yo ponga a tus enemigos

por estrado de tus pies.»

 

2

Desde Sión el Señor extenderá tu cetro real,

para que domines a todos tus enemigos.

3

En el día de tu victoria

tu ejército se te entregará por completo,

sobre los montes santos.

Al despertar la aurora,

tu juventud se fortalecerá con el rocío.

 

4

El Señor lo ha prometido,

y no va a cambiar de parecer:

«Tú eres sacerdote para siempre,

según el orden de Melquisedec.»

 

5

El Señor está a tu derecha.

En el día de su ira, derrotará reyes,

6

dictará sentencia entre las naciones,

y causará una gran mortandad

al doblegar a los poderosos de otras naciones.

7

En el camino, beberás agua de un arroyo,

y con eso recobrarás las fuerzas.

Proverbios 15:8-10

Reina Valera Contemporánea

 

8

El Señor aborrece las ofrendas de los impíos,

pero recibe con agrado la oración de los rectos.

9

El Señor aborrece el camino del impío,

pero ama al que va en pos de la justicia.

10

Para el descarriado, la corrección es molesta;

pero aborrecerla conduce a la muerte.

Reina Valera Contemporánea (RVC)

 

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