Sunday, June 4, 2023

DAB Español, Lunes 05 de Junio

Día 156, DAB Español, Lunes 05 de Junio


2 Samuel 23:24-24:25; Hechos 3:1-26; Salmos 123; Proverbios 16:21-23 (La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH))








2 Samuel 23:24-24:25

La Palabra (Hispanoamérica)


24 También formaban parte de los Treinta: Asael, el hermano de Joab; Eljanán, hijo de Dodó, de Belén; 25 Samá, el jarodita; Elicá, también jarodita; 26 Jeles, el paltita; Irá, hijo de Iqués, de Tecoa; 27 Abiezer, de Anatot; Mebunay, el jusatita; 28 Salmón, el ajojita; Maharay, de Netofá; 29 Jéleb, hijo de Baaná, también de Netofá; Itay hijo de Ribay, de Guibeá de Benjamín; 30 Benaías, de Piratón; Iday, de los Arroyos de Gaás; 31 Abialbón, el arbateo; Azmávet, de Bajurín; 32 Elyajbá, el saalbonita, y sus hijos, Jasén y Jonatán; 33 Samá, el ararita; Ajiab, hijo de Sarar, también ararita; 34 Elifélet, hijo de Ajasbay, de Maacá; Elián, hijo de Ajitófel, el guilonita; 35 Jesray, de Carmel; Paaray, el arbita; 36 Jigal, hijo de Natán, de Sobá; Bení, el gadita; 37 Sélec, el amonita; Najeray, de Beerot, escudero de Joab, el hijo de Seruyá; 38 Irá, el jitrita; Gareb, también jitrita; 39 y Urías, el hitita. En total, treinta y siete.

El censo de David (1 Cr 21)


24 El Señor volvió a enojarse con Israel e instigó a David para que les causara daño, diciéndole:


— Haz el censo de Israel y de Judá.


2 El rey ordenó a Joab, jefe de su ejército:


— Recorre todas las tribus de Israel, desde Dan hasta Berseba y haz el censo de la población, para que pueda conocer su número.


3 Joab replicó al rey:


— Que el Señor, tu Dios, multiplique por cien la población y que el rey, mi señor, pueda verlo con sus propios ojos. Pero, ¿por qué quiere el rey hacer tal cosa?


4 Sin embargo, la orden del rey prevaleció sobre el parecer de Joab y el de los jefes del ejército. Así que Joab y los jefes del ejército se retiraron de la presencia del rey para ir a censar a la población de Israel. 5 Cruzaron el Jordán y se detuvieron en Aroer, al sur de la ciudad que está situada junto al torrente de Gad, en dirección a Jazer. 6 Llegaron a Galaad y al país de Jodsí; luego llegaron a Dan y de allí giraron hacia Sidón. 7 Después llegaron a la fortaleza de Tiro y a todas las poblaciones de los jeveos y los cananeos. Finalmente se dirigieron al sur de Judá, llegando hasta Berseba. 8 Así recorrieron todo el país y, al cabo de nueve meses y veinte días, regresaron a Jerusalén. 9 Joab entregó al rey las cifras del censo de la población: en Israel había ochocientos mil guerreros, diestros con la espada; y en Judá, quinientos mil.


10 Después de haber hecho el censo de la población, a David le remordió la conciencia y dijo al Señor:


— He cometido un grave delito haciendo esto. Ahora, Señor, perdona la culpa de tu siervo, pues he sido muy insensato.


11 A la mañana siguiente, cuando David se levantó, el Señor dirigió al profeta Gad, vidente de David, este mensaje:


12 — Ve a decir a David: “Esto dice el Señor: Te propongo tres castigos; elige uno de ellos y yo lo llevaré a cabo”.


13 Gad fue a ver a David y le dijo:


— ¿Qué prefieres: siete años de hambre en tu territorio, tres meses de huida perseguido por tu adversario, o tres días de peste en tu territorio? Piénsatelo y decide qué debo responder a quien me ha enviado.


14 David respondió a Gad:


— Me pones en un gran aprieto. Pero es preferible caer en manos de Dios, por su gran compasión, a caer en manos humanas.


15 El Señor envió la peste sobre Israel, desde aquella mañana hasta el plazo fijado, y desde Dan hasta Berseba murieron setenta mil personas del pueblo. 16 Cuando el ángel extendía su mano para castigar a Jerusalén, el Señor se arrepintió del castigo y dijo al ángel que aniquilaba a la población:


— ¡Basta ya! ¡Retira tu mano!


El ángel del Señor estaba junto a la era de Arauná, el jebuseo. 17 Cuando David vio al ángel exterminando a la población, dijo al Señor:


— ¡Soy yo el que he pecado, yo soy el culpable! ¿Qué ha hecho este rebaño? ¡Descarga tu mano contra mí y contra mi familia!


18 Aquel mismo día Gad se presentó a decir a David:


— Sube a construir un altar al Señor en la era de Arauná, el jebuseo.


19 David fue a hacer lo que le había dicho Gad por orden del Señor. 20 Arauná se asomó y, cuando vio que el rey y sus servidores se dirigían hacia él, salió e hizo una reverencia al rey con su rostro hacia el suelo. 21 Luego Arauná preguntó:


— ¿A qué se debe la visita de mi señor, el rey, a su servidor?


David le respondió:


— Vengo a comprarte la era para construirle un altar al Señor, a ver si se aleja del pueblo esta plaga.


22 Arauná le dijo:


— Que mi señor el rey tome y ofrezca lo que le parezca mejor. Ahí están los bueyes para el holocausto y las trillas y los yugos para el fuego. 23 Todo esto, majestad, se lo entrega Arauná al rey.


Y añadió:


— ¡Que el Señor, tu Dios, te bendiga!


24 Pero el rey respondió a Arauná:


— No. Quiero comprártela a su precio. No quiero ofrecer al Señor sacrificios de balde.


Y David compró la era y los bueyes por cincuenta siclos de plata. 25 Luego David construyó allí un altar al Señor y ofreció holocaustos y sacrificios de comunión. Entonces el Señor se compadeció del país y la plaga se alejó de Israel.

Hechos 3

La Palabra (Hispanoamérica)

Pedro y Juan curan a un cojo de nacimiento


3 Un día en que Pedro y Juan fueron al Templo para la oración de media tarde, 2 se encontraron con un lisiado de nacimiento, que estaba junto a la puerta del Templo llamada “Hermosa”. Lo llevaban cada día y lo ponían allí para que pidiese limosna a las personas que entraban en el Templo. 3 Al ver que Pedro y Juan iban a entrar, les pidió una limosna. 4 Pedro y Juan clavaron su mirada en él, y Pedro le dijo:


— Míranos.


5 El cojo los miró con atención, esperando que le dieran algo. 6 Pedro entonces le dijo:


— No tengo plata ni oro, pero te daré lo que poseo: en nombre de Jesús de Nazaret, comienza a andar.


7 Y, tomándolo de la mano derecha, hizo que se incorporase. Al instante se fortalecieron sus piernas y sus tobillos, 8 se puso en pie de un salto y comenzó a andar. Luego entró con ellos en el Templo por su propio pie, saltando y alabando a Dios. 9 Todos los que lo vieron andar y alabar a Dios, 10 al reconocer en él al mendigo que se sentaba junto a la puerta Hermosa del Templo, quedaron atónitos y asombrados por lo que le había sucedido.

Discurso de Pedro en el pórtico del Templo


11 Como aquel hombre no se separaba de Pedro y de Juan, todo el pueblo, lleno de asombro, se congregó en tropel alrededor de ellos en el pórtico que llaman “de Salomón”. 12 Pedro, al ver esto, habló así al pueblo:


— Israelitas, ¿por qué se sorprendan de este suceso? ¿Por qué nos miran como si hubiera sido nuestro poder o nuestra religiosidad lo que ha hecho andar a este hombre? 13 El Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros antepasados, ha colmado de honor a Jesús, su siervo, a quien, por cierto, ustedes mismos entregaron a las autoridades y rechazaron ante Pilato cuando ya este había decidido ponerlo en libertad. 14 Rechazaron al santo y al justo, para pedir a cambio la libertad de un asesino. 15 Mataron así al autor de la vida; pero Dios lo ha resucitado, y nosotros somos testigos de ello. 16 Pues bien, por creer en Jesús se le han fortalecido las piernas a este hombre que están viendo y que ustedes conocen. La fe en Jesús le ha devuelto totalmente la salud, como pueden comprobar. 17 No obstante, hermanos, sé que tanto ustedes como sus dirigentes actuaron por ignorancia. 18 Pero Dios cumplía de este modo lo que había anunciado por medio de los profetas en lo que se refiere a los sufrimientos que su Mesías había de padecer. 19 Por tanto, conviértanse y vuelvan a Dios, para que sus pecados les sean borrados. 20 Así hará venir el Señor una era de tranquilidad, y enviará de nuevo al Mesías que previamente les había destinado, es decir, a Jesús. 21 Pero ahora es preciso que Jesús permanezca en el cielo hasta que llegue el momento en que todo sea restaurado, según declaró Dios en época precedente por medio de sus santos profetas. 22 Ya Moisés dijo al respecto: El Señor, el Dios de ustedes, les va a suscitar un profeta de entre ustedes mismos, como hizo conmigo. Tienen que prestar atención a todo lo que les diga, 23 pues quien no haga caso a ese profeta será arrancado del pueblo. 24 Y también todos los profetas, de Samuel en adelante, pronosticaron los acontecimientos actuales. 25 Y ustedes son los herederos de los profetas y de la alianza que Dios estableció con sus antepasados cuando dijo a Abrahán: Tu descendencia será fuente de bendición para toda la humanidad. 26 Así que Dios, después de resucitar a su siervo, lo ha enviado primero a ustedes a fin de que se les convierta en bendición y todos y cada uno se aparten del mal.

Salmos 123

La Palabra (Hispanoamérica)

Salmo 123 (122)

Levanto mis ojos hacia ti


123 Cántico de peregrinación.

Levanto mis ojos hacia ti

que habitas en el cielo.

2

Como dirigen sus ojos los siervos

hacia la mano de sus señores,

como dirige sus ojos la esclava

hacia la mano de su señora,

así dirigimos nuestros ojos

hacia Dios, Señor nuestro,

hasta que él se apiade de nosotros.

3

Apiádate, Señor, apiádate de nosotros,

pues estamos hartos de desprecio;

4

estamos ya cansados

de la burla de los arrogantes,

del desprecio de los soberbios.

Proverbios 16:21-23

La Palabra (Hispanoamérica)


21

Mente sabia es garantía de prudencia,

palabras amables consiguen persuadir.

22

La sensatez es vida para su dueño,

la necedad es el castigo del necio.

23

A mente sabia palabras prudentes

y labios persuasivos.

La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)


La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España

No comments:

Post a Comment

DAB Español, Sábado 11 de Mayo

Día 132, DAB Español, Sábado 11 de Mayo 1 Samuel 10:1-11:15; Juan 6:43-71; Salmos 107; Proverbios 15:1-3 (Reina Valera Contemporánea (RVC)) ...