Tuesday, June 20, 2023

DAB Español, Miércoles 21 de Junio

Día 172, DAB Español, Miércoles 21 de Junio


2 Reyes 1:1-2:25; Hechos 13:42-14:7; Salmos 139; Proverbios 17:19-21 (Nueva Biblia de las Américas (NBLA))








2 Reyes 1-2

Nueva Biblia de las Américas

Muerte de Ocozías


1 Después de la muerte de Acab, Moab se rebeló contra Israel. 2 En Samaria, Ocozías se cayó por la ventana de su aposento alto, y se enfermó. Entonces envió mensajeros diciéndoles: «Vayan, consulten a Baal Zebub, dios de Ecrón, si he de sanar de esta enfermedad». 3 Pero el ángel del Señor dijo a Elías el tisbita: «Levántate, sube al encuentro de los mensajeros del rey de Samaria y diles: “¿Acaso no hay Dios en Israel para que ustedes vayan a consultar a Baal Zebub, dios de Ecrón?”. 4 Por tanto, así dice el Señor: “No te levantarás del lecho donde te has acostado, sino que ciertamente morirás”». Entonces Elías se fue.


5 Cuando los mensajeros volvieron al rey[a], este les dijo: «¿Por qué han vuelto[b]?». 6 Ellos le respondieron: «Un hombre vino a nuestro encuentro y nos dijo: “Vayan, vuelvan al rey que los envió, y díganle: ‘Así dice el Señor: “¿Acaso no hay Dios en Israel para que envíes a consultar a Baal Zebub, dios de Ecrón? Por tanto, no te levantarás del lecho donde te has acostado, sino que ciertamente morirás”’”». 7 Y él rey les preguntó: «¿Qué aspecto tenía el hombre que subió al encuentro de ustedes y les habló estas palabras?». 8 «Era un hombre cubierto de pelo, con un cinturón de cuero ceñido a sus lomos», respondieron ellos. «Es Elías el tisbita», dijo el rey.


9 Entonces el rey envió un capitán de cincuenta con sus cincuenta hombres a buscarlo. El capitán subió a él, y allí estaba Elías sentado en la cumbre del monte, y le dijo: «Hombre de Dios, el rey dice: “Desciende”». 10 Elías respondió al capitán de cincuenta: «Si yo soy hombre de Dios, que descienda fuego del cielo y te consuma a ti y a tus cincuenta». Entonces descendió fuego del cielo, y lo consumió a él y a sus cincuenta.


11 De nuevo el rey envió a él otro capitán de cincuenta con sus cincuenta que le habló: «Hombre de Dios, así dice el rey: “Desciende inmediatamente”». 12 «Si yo soy hombre de Dios», respondió Elías, «que descienda fuego del cielo y te consuma a ti y a tus cincuenta». Entonces el fuego de Dios descendió del cielo y lo consumió a él y a sus cincuenta.


13 De nuevo el rey le envió al tercer capitán de cincuenta con sus cincuenta. Cuando el tercer capitán de cincuenta subió, vino y se postró de rodillas delante de Elías y le rogó, diciéndole: «Hombre de Dios, le ruego que mi vida[c] y la vida[d] de estos cincuenta siervos suyos sean de valor ante sus ojos. 14 Ya que ha descendido fuego del cielo y ha consumido a los dos primeros capitanes de cincuenta con sus cincuenta; pero ahora, sea mi vida preciosa ante sus ojos».


15 Entonces el ángel del Señor dijo a Elías: «Desciende con él y no le tengas miedo». Se levantó Elías y descendió con él a ver al rey, 16 y le dijo: «Así dice el Señor: “Por cuanto has enviado mensajeros a consultar a Baal Zebub, dios de Ecrón (¿acaso no hay Dios en Israel para consultar Su palabra?), por tanto no bajarás del lecho al que has subido, sino que ciertamente morirás”».


17 Ocozías murió conforme a la palabra del Señor que Elías había hablado. Y Joram reinó en su lugar durante el año segundo de Joram, hijo de Josafat, rey de Judá, porque Ocozías no tenía ningún hijo. 18 Los demás hechos de Ocozías, lo que hizo, ¿no están escritos en el libro de las Crónicas de los reyes de Israel?

Eliseo sucesor de Elías


2 Y sucedió que cuando el Señor iba a llevarse a Elías al cielo en un torbellino, Elías venía de Gilgal con Eliseo. 2 Y Elías le dijo a Eliseo: «Te ruego que te quedes aquí, porque el Señor me ha enviado hasta Betel[e]». Pero Eliseo le dijo: «Vive el Señor y vive tu alma, que no me apartaré de ti». Así que ambos descendieron a Betel.


3 Entonces los hijos de los profetas que estaban en Betel salieron al encuentro de Eliseo y le dijeron: «¿Sabes que hoy el Señor va a quitarte a tu señor[f]?». Y él dijo: «Sí, yo lo sé; cállense». 4 Elías entonces le dijo: «Eliseo, te ruego que te quedes aquí, porque el Señor me ha enviado a Jericó». Pero él dijo: «Vive el Señor y vive tu alma, que no me apartaré de ti». Y fueron juntos a Jericó. 5 También los hijos de los profetas que estaban en Jericó se acercaron a Eliseo y le dijeron: «¿Sabes que hoy el Señor va a quitarte a tu señor[g]?». Y él respondió: «Sí, yo lo sé; cállense». 6 Entonces Elías le dijo: «Te ruego que te quedes aquí, porque el Señor me ha enviado al Jordán». Pero Eliseo dijo: «Vive el Señor y vive tu alma, que no me apartaré de ti». Y los dos siguieron caminando.


7 Y cincuenta hombres de los hijos de los profetas fueron y se pararon frente a ellos, a lo lejos, mientras ellos dos se detuvieron junto al Jordán. 8 Entonces Elías tomó su manto, lo dobló y golpeó las aguas, y estas se dividieron a uno y a otro lado, y los dos pasaron por tierra seca. 9 Cuando ya habían pasado, Elías le dijo a Eliseo: «Pide lo que quieras que yo haga por ti antes de que yo sea separado de ti». Y Eliseo le respondió: «Te ruego que una doble porción de tu espíritu sea sobre mí». 10 Elías le dijo: «Has pedido una cosa difícil. Sin embargo, si me ves cuando sea llevado de tu lado, así te sucederá; pero si no, no será así.»


11 Mientras ellos iban andando y hablando, de pronto, apareció un carro de fuego y caballos de fuego que separó a los dos. Y Elías subió al cielo en un torbellino. 12 Eliseo lo vio y clamó: «Padre mío, padre mío, los carros de Israel y su gente de a caballo». Y no lo vio más. Entonces tomó sus vestidos y los rasgó en dos pedazos. 13 También recogió el manto de Elías que se le había caído, y regresó y se paró a la orilla del Jordán. 14 Y tomando el manto de Elías que se le había caído, golpeó las aguas, y dijo: «¿Dónde está el Señor, el Dios de Elías?». Y cuando él golpeó también las aguas, estas[h] se dividieron a uno y a otro lado, y Eliseo pasó.


15 Cuando lo vieron los hijos de los profetas que estaban en Jericó frente a él, dijeron: «El espíritu de Elías reposa sobre Eliseo». Entonces fueron a su encuentro y se postraron ante él, 16 y le dijeron: «Aquí entre tus siervos hay cincuenta hombres fuertes; te rogamos que los dejes ir a buscar a tu señor; tal vez el Espíritu del Señor lo ha levantado y lo ha echado en algún monte o en algún valle». Y él dijo: «No los envíen». 17 Pero cuando le insistieron hasta la saciedad, dijo: «Envíenlos». Entonces enviaron cincuenta hombres; y buscaron durante tres días, pero no lo hallaron. 18 Volvieron a Eliseo que se había quedado en Jericó, y él les dijo: «¿No les dije: “No vayan”?».


19 Entonces los hombres de la ciudad dijeron a Eliseo: «El emplazamiento de esta ciudad es bueno, como mi señor ve, pero el agua es mala y la tierra estéril». 20 Y él dijo: «Tráiganme una vasija nueva, y pongan sal en ella». Y se la trajeron. 21 Eliseo fue al manantial de las aguas, echó sal en él, y dijo: «Así dice el Señor: “He purificado[i] estas aguas; de allí no saldrá[j] más muerte ni esterilidad”». 22 Y las aguas han quedado purificadas[k] hasta hoy, conforme a la palabra que habló Eliseo.


23 Después subió de allí a Betel[l]; y mientras subía por el camino, unos muchachos salieron de la ciudad y se burlaban de él, diciéndole: «¡Sube, calvo; sube, calvo!». 24 Cuando él miró hacia atrás y los vio, los maldijo en el nombre del Señor. Entonces salieron dos osas del bosque y despedazaron de ellos a cuarenta y dos muchachos. 25 De allí, Eliseo fue al monte Carmelo, y desde allí regresó a Samaria.

Footnotes


2 Reyes 1:5 Lit. a él.

2 Reyes 1:5 Lit. ¿Qué es esto,

2 Reyes 1:13 Lit. alma.

2 Reyes 1:13 Lit. alma.

2 Reyes 2:2 I.e. Casa de Dios.

2 Reyes 2:3 Lit. tu cabeza.

2 Reyes 2:5 Lit. tu cabeza.

2 Reyes 2:14 Lit. y.

2 Reyes 2:21 Lit. sanado.

2 Reyes 2:21 Lit. habrá.

2 Reyes 2:22 Lit. sanas.

2 Reyes 2:23 I.e. Casa de Dios.


Hechos 13:42-14:7

Nueva Biblia de las Américas

Pablo se dirige a los gentiles


42 Al salir Pablo y Bernabé[a], la gente[b] les rogaba que el siguiente día de reposo les hablaran de estas cosas[c]. 43 Terminada la reunión de la sinagoga, muchos de los judíos y de los prosélitos[d] temerosos de Dios siguieron a Pablo y a Bernabé, quienes, hablándoles, les instaban a perseverar en la gracia de Dios.


44 El siguiente día de reposo casi toda la ciudad se reunió para oír la palabra del Señor[e]. 45 Pero cuando los judíos vieron la muchedumbre, se llenaron de celo, y blasfemando, contradecían lo que Pablo decía.


46 Entonces Pablo y Bernabé hablaron con valor y dijeron: «Era necesario que la palabra de Dios les fuera predicada primeramente a ustedes; pero ya que la rechazan y no se juzgan dignos de la vida eterna, así que ahora nos volvemos a los gentiles. 47 Porque así nos lo ha mandado el Señor:


“Te he puesto como luz para los gentiles[f],

A fin de que lleves[g] la salvación hasta los confines de la tierra”».


48 Oyendo esto los gentiles, se regocijaban y glorificaban la palabra del Señor[h]; y creyeron cuantos estaban ordenados a vida eterna. 49 Y la palabra del Señor se difundía por toda la región.


50 Pero los judíos instigaron a las mujeres piadosas[i] y distinguidas, y a los hombres más prominentes de la ciudad, y provocaron una persecución contra Pablo y Bernabé, y los expulsaron de su región. 51 Entonces estos sacudieron el polvo de sus pies contra ellos y se fueron a Iconio. 52 Y los discípulos estaban continuamente llenos de gozo y del Espíritu Santo.

Pablo y Bernabé en Iconio


14 Cuando Pablo y Bernabé entraron juntos en la sinagoga de los judíos en Iconio, hablaron de tal manera que creyó una gran multitud, tanto de judíos como de griegos. 2 Pero los judíos que no creyeron[j], excitaron y llenaron de odio los ánimos[k] de los gentiles contra los hermanos. 3 Con todo, se detuvieron allí mucho tiempo hablando valientemente, confiados en el Señor que confirmaba[l] la palabra de Su gracia, concediendo que se hicieran señales[m] y prodigios por medio de sus manos.


4 Pero la gente de la ciudad estaba dividida, y unos estaban con los judíos y otros con los apóstoles. 5 Cuando los gentiles y los judíos, con sus gobernantes, prepararon un atentado para maltratarlos y apedrearlos, 6 los apóstoles se dieron cuenta de ello y huyeron a las ciudades de Licaonia, Listra, Derbe, y sus alrededores; 7 y allí continuaron anunciando el evangelio.

Footnotes


Hechos 13:42 Lit. Al salir ellos.

Hechos 13:42 Lit. ellos.

Hechos 13:42 Lit. palabras.

Hechos 13:43 I.e. gentiles convertidos al judaísmo.

Hechos 13:44 Algunos mss. dicen: de Dios.

Hechos 13:47 O las naciones.

Hechos 13:47 Lit. seas para.

Hechos 13:48 Algunos mss. dicen: de Dios.

Hechos 13:50 O religiosas, o devotas.

Hechos 14:2 O desobedecieron.

Hechos 14:2 Lit. las almas.

Hechos 14:3 Lit. testificaba de.

Hechos 14:3 O milagros.


Salmos 139

Nueva Biblia de las Américas

Omnipresencia y omnisciencia del Señor

Para el director del coro. Salmo de David.


139 Oh Señor, Tú me has escudriñado y conocido.

2

Tú conoces mi sentarme y mi levantarme;

Desde lejos comprendes mis pensamientos.

3

Tú escudriñas mi senda y mi descanso,

Y conoces bien todos mis caminos.

4

Aun antes de que haya palabra en mi boca,

Oh Señor, Tú ya la sabes toda.

5

Por detrás y por delante me has cercado,

Y Tu mano pusiste sobre mí.

6

Tal conocimiento es demasiado maravilloso para mí;

Es muy elevado, no lo puedo alcanzar.


7

¿Adónde me iré de Tu Espíritu,

O adónde huiré de Tu presencia?

8

Si subo a los cielos, allí estás Tú;

Si en el Seol preparo mi lecho, allí Tú estás.

9

Si tomo las alas del alba,

Y si habito en lo más remoto del mar,

10

Aun allí me guiará Tu mano,

Y me tomará Tu diestra.

11

Si digo: «Ciertamente las tinieblas me envolverán,

Y la luz a mi alrededor será noche»;

12

Ni aun las tinieblas son oscuras para Ti,

Y la noche brilla como el día.

Las tinieblas y la luz son iguales para Ti.


13

Porque Tú formaste mis entrañas;

Me hiciste en el seno de mi madre.

14

Te daré gracias, porque asombrosa y maravillosamente he sido hecho;

Maravillosas son Tus obras,

Y mi alma lo sabe muy bien.

15

No estaba oculto de Ti mi cuerpo,

Cuando en secreto fui formado,

Y entretejido en las profundidades de la tierra.

16

Tus ojos vieron mi embrión,

Y en Tu libro se escribieron todos

Los días que me fueron dados,

Cuando no existía ni uno solo de ellos.


17

¡Cuán preciosos también son para mí, oh Dios, Tus pensamientos!

¡Cuán inmensa es la suma de ellos!

18

Si los contara, serían más que la arena;

Al despertar aún estoy contigo.

19

¡Oh Dios, si Tú hicieras morir al impío!

Por tanto, apártense de mí, hombres sanguinarios.

20

Porque hablan contra Ti perversamente,

Y Tus enemigos toman Tu nombre en vano.

21

¿No odio a los que te aborrecen, Señor?

¿Y no me repugnan los que se levantan contra Ti?

22

Los aborrezco con el más profundo odio;

Se han convertido en mis enemigos.


23

Escudríñame, oh Dios, y conoce mi corazón;

Pruébame y conoce mis inquietudes.

24

Y ve si hay en mí camino malo,

Y guíame en el camino eterno.

Proverbios 17:19-21

Nueva Biblia de las Américas


19

El que ama la transgresión, ama el pleito;

El que alza su puerta, busca la destrucción.

20

El de corazón perverso nunca encuentra el bien,

Y el de lengua pervertida cae en el mal.

21

El que engendra un necio, para su tristeza lo engendra,

Y el padre del necio no tiene alegría.

Nueva Biblia de las Américas (NBLA)


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