Friday, June 16, 2023

DAB Español, Sábado 17 de Junio

Día 168, DAB Español, Sábado 17 de Junio


1 Reyes 18:1-46; Hechos 11:1-30; Salmos 135; Proverbios 17:12-13 (Reina Valera Actualizada (RVA-2015))








1 Reyes 18

Reina Valera Actualizada

Elías se presenta ante Acab


18 Sucedió que después de mucho tiempo, al tercer año, vino la palabra del SEÑOR a Elías, diciendo:


—Ve, preséntate ante Acab, y yo enviaré lluvia sobre la faz de la tierra.


2 Elías fue para presentarse ante Acab. Había gran hambre en Samaria. 3 Entonces Acab llamó a Abdías, el administrador del palacio (Abdías era muy temeroso del SEÑOR. 4 Y sucedió que cuando Jezabel destruía a los profetas del SEÑOR, Abdías tomó a cien de ellos y los escondió de cincuenta en cincuenta[a] en una cueva, y los sustentó con pan y agua). 5 Acab dijo a Abdías:


—Ve por la tierra a todos los manantiales de agua y a todos los arroyos; quizás hallemos pasto con que podamos conservar con vida a los caballos y a las mulas, y no tengamos que eliminar algunos de los animales.


6 Se repartieron el territorio entre ellos para recorrerlo; Acab se fue solo por un camino, y Abdías se fue solo por otro. 7 Sucedió que cuando Abdías iba por el camino, he aquí que Elías venía a su encuentro; y como lo reconoció, se postró sobre su rostro y preguntó:


—¿Eres tú Elías, mi señor?


8 Y le respondió:


—Sí, yo soy. Ve y di a tu señor: “Elías está aquí”.


9 Pero él dijo:


—¿En qué he pecado para que tú entregues a tu siervo en mano de Acab, para que me mate? 10 ¡Vive el SEÑOR tu Dios, que no ha habido nación ni reino adonde mi señor no haya enviado a buscarte! Cuando ellos respondían: “No está”, hacía jurar al reino y a la nación que no te habían hallado. 11 Y ahora tú dices: “Ve y di a tu señor: ‘Elías está aquí’ ”. 12 Lo que sucederá es que después que yo me haya alejado de ti, el Espíritu del SEÑOR te llevará adonde yo no sepa, y habiendo yo ido para informar a Acab, si él no te halla, me matará. Tu siervo teme al SEÑOR desde su juventud. 13 ¿No le han contado a mi señor lo que hice cuando Jezabel mataba a los profetas del SEÑOR, cómo escondí en una cueva a cien de ellos de cincuenta en cincuenta y los sustenté con pan y agua? 14 Y ahora tú dices: “Ve y di a tu señor: ‘Aquí está Elías’ ”. ¡Él me matará!


15 Y Elías dijo:


—¡Vive el SEÑOR de los Ejércitos, a quien sirvo, que hoy me presentaré a él!


16 Entonces Abdías fue al encuentro de Acab y le informó. Acab fue al encuentro de Elías; 17 y sucedió que cuando Acab vio a Elías, le dijo:


—¿Eres tú, el que está trastornando a Israel?


18 Y él respondió:


—Yo no he trastornado a Israel, sino tú y tu casa paterna, al haber abandonado los mandamientos del SEÑOR y al haber seguido a los Baales. 19 Ahora pues, manda que se reúnan conmigo en el monte Carmelo todo Israel, los cuatrocientos cincuenta profetas de Baal y los cuatrocientos profetas de Asera que comen de la mesa de Jezabel.

Elías elimina a los profetas de Baal


20 Entonces Acab convocó a todos los hijos de Israel y reunió a los profetas en el monte Carmelo. 21 Elías se acercó a todo el pueblo y dijo:


—¿Hasta cuándo vacilarán entre dos opiniones? Si el SEÑOR es Dios, ¡síganlo! Y si Baal, ¡síganlo!


Pero el pueblo no le respondió nada. 22 Entonces Elías volvió a decir al pueblo:


—Solo yo he quedado como profeta del SEÑOR, pero de los profetas de Baal hay cuatrocientos cincuenta hombres. 23 Dennos, pues, dos toros. Escojan ellos un toro para sí, córtenlo en pedazos y pónganlo sobre la leña; pero no pongan fuego. Yo prepararé el otro toro y lo pondré sobre la leña, pero no pondré fuego. 24 Luego invoquen ustedes el nombre de su dios, y yo invocaré el nombre del SEÑOR. El Dios que responda con fuego, ¡ese es Dios!


Todo el pueblo respondió y dijo:


—¡Bien dicho!


25 Entonces Elías dijo a los profetas de Baal:


—Escojan el toro y prepárenlo ustedes primero, porque ustedes son la mayoría. Invoquen el nombre de su dios, pero no pongan fuego.


26 Ellos tomaron el toro que les fue dado, y lo prepararon. Luego invocaron el nombre de Baal desde la mañana hasta el mediodía, diciendo:


—¡Oh Baal, respóndenos!


Pero no hubo voz ni quien respondiera. Mientras tanto ellos danzaban junto al altar que habían hecho.


27 Y sucedió que hacia el mediodía, Elías se burlaba de ellos diciendo:


—¡Griten a gran voz, porque es un dios! Quizás está meditando, o está ocupado, o está de viaje. Quizás está dormido y hay que despertarlo.


28 Ellos clamaban a gran voz y se sajaban el cuerpo con espadas y con lanzas, conforme a su costumbre, hasta hacer chorrear la sangre sobre ellos. 29 Y sucedió que cuando pasó el mediodía, ellos seguían profetizando frenéticamente hasta la hora de ofrecer la ofrenda vegetal, y no había voz ni quien respondiera ni escuchara.


30 Entonces Elías dijo a todo el pueblo:


—¡Acérquense a mí!


Todo el pueblo se acercó a él. Luego él reparó el altar del SEÑOR que estaba arruinado. 31 Elías tomó doce piedras, conforme al número de las tribus de los hijos de Jacob, a quien le vino palabra del SEÑOR diciendo: “Israel será tu nombre”[b]. 32 Y edificó con las piedras un altar en el nombre del SEÑOR. Después hizo una zanja alrededor del altar, en la cual pudieran caber quince litros de agua. 33 Luego arregló la leña, cortó el toro en pedazos y los puso sobre la leña. 34 Entonces dijo:


—Llenen cuatro cántaros de agua y derrámenla sobre el holocausto y sobre la leña.


Luego dijo:


—Háganlo por segunda vez.


Y lo hicieron por segunda vez. Dijo aún:


—Háganlo por tercera vez.


Y lo hicieron por tercera vez, 35 de modo que el agua corría alrededor del altar y llenó también la zanja. 36 Cuando llegó la hora de presentar la ofrenda vegetal, se acercó el profeta Elías y dijo:


—¡Oh SEÑOR, Dios de Abraham, de Isaac y de Israel, sea hoy manifiesto que tú eres Dios en Israel y que yo soy tu siervo; y que por tu palabra he hecho todas estas cosas! 37 Respóndeme, oh SEÑOR; respóndeme, para que este pueblo reconozca que tú, oh SEÑOR, eres Dios, y que tú haces volver el corazón de ellos.


38 Entonces cayó fuego del SEÑOR, que consumió el holocausto, la leña, las piedras y el polvo; y lamió el agua que estaba en la zanja. 39 Al verlo toda la gente, se postraron sobre sus rostros y dijeron:


—¡El SEÑOR es Dios! ¡El SEÑOR es Dios!


40 Entonces Elías les dijo:


—¡Prendan a los profetas de Baal! ¡Que no escape ninguno de ellos!


Los prendieron, y Elías los hizo descender al arroyo de Quisón, y allí los degolló.

Elías anuncia el fin de la sequía


41 Entonces Elías dijo a Acab:


—Sube, come y bebe; porque se oye el ruido de una fuerte lluvia.


42 Acab subió para comer y beber. Entonces Elías subió a la cumbre del Carmelo, y postrándose en tierra puso su rostro entre sus rodillas. 43 Luego dijo a su criado:


—Sube, por favor, y mira hacia el mar.


Él subió, miró y dijo:


—No hay nada.


Él le volvió a decir:


—Vuelve siete veces.


44 A la séptima vez dijo:


—He aquí, veo una pequeña nube, como la palma de la mano de un hombre, que sube del mar.


Entonces él dijo:


—Ve y di a Acab: “Unce tu carro[c] y desciende, no sea que te detenga la lluvia”.


45 Y aconteció que mientras tanto los cielos se oscurecieron con nubes y viento, y cayó una fuerte lluvia. Acab subió al carro y fue a Jezreel; 46 pero la mano del SEÑOR estuvo sobre Elías, quien ciñó sus lomos y fue corriendo delante de Acab hasta la entrada de Jezreel.

Footnotes


1 Reyes 18:4 Según un ms., LXX y Peshita; TM omite agua.

1 Reyes 18:31 El heb. de esta frase es de significado oscuro.

1 Reyes 18:44 Según algunos mss. y vers. antiguas; cf. 2 Crón. 12:16; 14:1; TM, Abiam.


Hechos 11

Reina Valera Actualizada

Pedro relata la conversión de Cornelio


11 Los apóstoles y los hermanos que estaban en Judea oyeron que también los gentiles habían recibido la palabra de Dios. 2 Y cuando Pedro subió a Jerusalén, contendían contra él los que eran de la circuncisión, 3 diciendo:


—¡Entraste en casa de hombres incircuncisos y comiste con ellos!


4 Entonces Pedro comenzó a contarles en orden, diciendo:


5 —Yo estaba orando en la ciudad de Jope, y vi en éxtasis una visión: un objeto que descendía como un gran lienzo, bajado del cielo por sus cuatro extremos, y llegó a donde yo estaba. 6 Cuando fijé la vista en él, observé y vi cuadrúpedos de la tierra, fieras y reptiles, y aves del cielo. 7 Luego oí también una voz que me decía: “Levántate, Pedro; mata y come”. 8 Pero yo dije: “¡De ninguna manera, Señor! Porque jamás ha entrado en mi boca ninguna cosa común o inmunda”. 9 Entonces respondió la voz del cielo por segunda vez: “Lo que Dios ha purificado no lo tengas tú por común”. 10 Esto ocurrió tres veces, y todo volvió a ser retirado al cielo. 11 Y he aquí llegaron en seguida tres hombres a la casa donde estábamos, enviados a mí desde Cesarea; 12 y el Espíritu me dijo que fuera con ellos sin dudar. Fueron también conmigo estos seis hermanos, y entramos en casa del hombre. 13 Él nos contó cómo había visto en su casa un ángel que se puso de pie y le dijo: “Envía a Jope y haz venir a Simón, que tiene por sobrenombre Pedro. 14 Él te hablará palabras por las cuales serás salvo tú, y toda tu casa”. 15 Cuando comencé a hablar, el Espíritu Santo cayó sobre ellos también, como sobre nosotros al principio. 16 Entonces me acordé del dicho del Señor, cuando decía: “Juan ciertamente bautizó en agua, pero ustedes serán bautizados en el Espíritu Santo”[a]. 17 Así que, si Dios les dio el mismo don también a ellos, como a nosotros que hemos creído en el Señor Jesucristo, ¿quién era yo para poder resistir a Dios?


18 Al oír estas cosas, se calmaron y glorificaron a Dios diciendo:


—¡Así que también a los gentiles Dios ha dado arrepentimiento para vida!

La iglesia en Antioquía de Siria


19 Entre tanto, los que habían sido esparcidos a causa de la tribulación que sobrevino en tiempos de Esteban[b] fueron hasta Fenicia, Chipre y Antioquía, sin comunicar la palabra a nadie, excepto solo a los judíos. 20 Pero entre ellos había unos hombres de Chipre y de Cirene, quienes entraron en Antioquía y hablaron a los griegos anunciándoles las buenas nuevas de que Jesús es el Señor. 21 La mano del Señor estaba con ellos, y un gran número que creyó se convirtió al Señor.


22 Llegaron noticias de estas cosas a oídos de la iglesia que estaba en Jerusalén, y enviaron a Bernabé para que fuese hasta Antioquía. 23 Cuando él llegó y vio la gracia de Dios, se regocijó y exhortó a todos a que con corazón firme permaneciesen en el Señor; 24 porque Bernabé era hombre bueno y estaba lleno del Espíritu Santo y de fe. Y mucha gente fue agregada al Señor.


25 Después partió Bernabé a Tarso para buscar a Saulo, y cuando le encontró, le llevó a Antioquía. 26 Y sucedió que se reunieron todo un año con la iglesia y enseñaron a mucha gente.


Y los discípulos fueron llamados cristianos por primera vez en Antioquía.


27 En aquellos días descendieron unos profetas de Jerusalén a Antioquía. 28 Y se levantó uno de ellos, que se llamaba Agabo, y dio a entender por el Espíritu que iba a ocurrir una gran hambre en toda la tierra habitada. (Esto sucedió en tiempos de Claudio).


29 Entonces los discípulos, cada uno conforme a lo que tenía, determinaron enviar una ofrenda para ministrar a los hermanos que habitaban en Judea. 30 Y lo hicieron, enviándolo a los ancianos por mano de Bernabé y de Saulo.

Footnotes


Hechos 11:16 Cf. Hech. 1:5.

Hechos 11:19 Cf. Hech. 8:2, 4.


Salmos 135

Reina Valera Actualizada

Los grandes hechos de Dios


135 ¡Aleluya![a]. ¡Alaben el nombre del SEÑOR!


Alábenle, oh siervos del SEÑOR,

2

ustedes que están en la casa del SEÑOR, en los atrios de la casa de nuestro Dios.

3

Alaben al SEÑOR[b] porque el SEÑOR es bueno;

canten salmos a su nombre porque

es agradable.

4

Porque el SEÑOR[c] ha escogido a Jacob para sí,

a Israel como su especial tesoro.

5

Porque yo sé que grande es el SEÑOR; nuestro Señor es más que todos los dioses.

6

El SEÑOR ha hecho todo lo que

ha querido

en los cielos y en la tierra,

en los mares y en todos los océanos.

7

Él hace subir la neblina desde los extremos de la tierra.

Hace los relámpagos para la lluvia

y saca el viento de sus depósitos.

8

Él es quien hirió a los primogénitos

de Egipto[d],

tanto del hombre como del animal.

9

Él envió señales y prodigios en medio de ti, oh Egipto;

sobre el faraón y sobre todos sus servidores.

10

Él derrotó a muchas naciones

y dio muerte a reyes poderosos:

11

a Sejón[e], rey de los amorreos,

a Og, rey de Basán,

y a todos los reinos de Canaán.

12

Él dio la tierra de ellos en heredad,

en heredad a Israel su pueblo.

13

Oh SEÑOR, eterno es tu nombre;

tu memoria, oh SEÑOR, de generación en generación.

14

Ciertamente el SEÑOR juzgará

a su pueblo

y tendrá misericordia de sus siervos.

15

Los ídolos de las naciones son de plata y oro,

obra de manos de hombres.

16

Tienen boca pero no hablan; tienen ojos pero no ven;

17

tienen orejas pero no oyen;

tampoco hay aliento en su boca.

18

Como ellos, son los que los hacen

y todos los que en ellos confían.

19

¡Oh casa de Israel, bendigan al SEÑOR! ¡Oh casa de Aarón, bendigan al SEÑOR!

20

¡Oh casa de Leví, bendigan al SEÑOR! ¡Los que temen al SEÑOR, bendigan al SEÑOR!

21

¡Bendito sea el SEÑOR desde Sion! ¡Él mora en Jerusalén! ¡Aleluya!

Footnotes


Salmos 135:1 Significa Alaben al SEÑOR.

Salmos 135:3 Lit., YH, forma corta y poética de YHWH.

Salmos 135:4 Lit., YH, forma corta y poética de YHWH.

Salmos 135:8 Cf. Éxo. 12:29.

Salmos 135:11 Cf. Núm. 21:21-35.


Proverbios 17:12-13

Reina Valera Actualizada


12

Mejor es encontrarse con una osa despojada de sus crías

que con un necio empeñado

en su insensatez.

13

Al que da mal por bien,

el mal no se apartará de su casa.

Reina Valera Actualizada (RVA-2015)


Version Reina Valera Actualizada, Copyright © 2015 by Editorial Mundo Hispano

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