Thursday, June 1, 2023

DAB Español, Viernes 02 de Junio

Día 153, DAB Español, Viernes 02 de Junio


2 Samuel 19:11-20:13; Juan 21:1-25; Salmos 120; Proverbios 16:16-17 (La Biblia de las Américas (LBLA))








2 Samuel 19:11-20:13

La Biblia de las Américas


11 Entonces el rey David envió mensaje a los sacerdotes Sadoc y Abiatar, diciendo: Hablad a los ancianos de Judá, y decidles[a]: «¿Por qué sois los últimos en hacer volver al rey a su casa, ya que la palabra de todo Israel ha llegado al rey, a su casa? 12 Sois mis hermanos; mi hueso y mi carne sois. ¿Por qué, pues, sois los últimos en hacer volver al rey?». 13 Y decid a Amasa: «¿No eres hueso mío y carne mía? Así haga Dios conmigo y aun más si no has de ser comandante del ejército delante de mí para siempre en lugar de Joab». 14 Así inclinó el corazón de todos los hombres de Judá como el de un solo hombre, y enviaron palabra al rey, diciendo: Regresa, tú y todos tus siervos. 15 Volvió el rey y llegó hasta el Jordán. Y Judá vino a Gilgal para ir al encuentro del rey, para conducir al rey al otro lado del Jordán.


16 Entonces Simei, hijo de Gera, el benjamita que era de Bahurim, se dio prisa y descendió con los hombres de Judá al encuentro del rey David. 17 Con él había mil hombres de Benjamín, y Siba, siervo de la casa de Saúl, y con él sus quince hijos y sus veinte siervos; y se apresuraron a pasar el Jordán delante del rey. 18 Y seguían cruzando el vado para pasar a toda la casa del rey, y hacer lo que le pareciera bien[b]. Y Simei, hijo de Gera, se postró ante el rey cuando este iba a pasar el Jordán. 19 Y dijo al rey: No me considere culpable mi señor, ni te acuerdes del mal que tu siervo hizo el día en que mi señor el rey salió de Jerusalén; que el rey no lo guarde en su corazón. 20 Pues yo tu siervo reconozco que he pecado; por tanto, he aquí que hoy he venido, el primero de toda la casa de José, para descender al encuentro de mi señor el rey. 21 Pero Abisai, hijo de Sarvia, respondió, y dijo: ¿No ha de morir Simei por esto, porque maldijo al ungido del Señor? 22 Entonces David dijo: ¿Qué tengo yo que ver con vosotros, hijos de Sarvia, para que en este día me seáis adversarios? ¿Ha de morir hoy hombre alguno en Israel? ¿Acaso no sé que hoy soy rey sobre Israel? 23 Y el rey dijo a Simei: No morirás. Así el rey se lo juró.


24 También Mefiboset, hijo[c] de Saúl, descendió al encuentro del rey; y no se había aseado[d] los pies, ni recortado[e] el bigote, ni lavado la ropa, desde el día en que el rey se marchó hasta el día en que volvió en paz. 25 Y sucedió que cuando vino de Jerusalén al encuentro del rey, este[f] le dijo: ¿Por qué no fuiste conmigo, Mefiboset? 26 Y él respondió: Oh rey, señor mío, mi siervo me engañó; pues tu siervo se dijo: «Me aparejaré un asno para montar en él e ir con el rey», porque tu siervo es cojo. 27 Además, ha calumniado a tu siervo ante mi señor el rey; pero mi señor el rey es como el ángel de Dios; haz, pues, lo que te parezca bien[g]. 28 Porque toda la casa de mi padre no era más que hombres muertos ante mi señor el rey; con todo, pusiste a tu siervo entre los que comían a tu propia mesa. ¿Qué derecho tengo todavía para quejarme[h] más al rey? 29 Y el rey le dijo: ¿Por qué sigues hablando de tus asuntos? Yo he decidido[i]: «Tú y Siba os repartiréis las tierras». 30 Y Mefiboset dijo al rey: Que él las tome todas, ya que mi señor el rey ha vuelto en paz a su propia casa.


31 Barzilai galaadita también había descendido de Rogelim, y había cruzado el Jordán con el rey para despedirlo en el Jordán. 32 Barzilai era muy anciano, de ochenta años, y había dado provisiones al rey mientras este permanecía en Mahanaim, porque era hombre muy poderoso[j]. 33 Y el rey dijo a Barzilai: Pasa conmigo y yo te sustentaré[k] junto a mí en Jerusalén. 34 Pero Barzilai respondió al rey: ¿Cuánto tiempo me queda de vida[l] para que yo suba con el rey a Jerusalén? 35 Tengo ahora[m] ochenta años. ¿Puedo distinguir entre lo bueno y lo malo? ¿Puede tu siervo saborear lo que come o bebe? ¿Puede oír aún la voz de los cantores o de las cantoras? ¿Por qué, pues, ha de ser tu siervo otra carga más para mi señor el rey? 36 Tu siervo no haría más que pasar el Jordán con el rey. ¿Por qué ha de concederme el rey esta recompensa? 37 Permite que tu siervo vuelva, para morir en mi ciudad junto al sepulcro de mi padre y de mi madre. Sin embargo, aquí tienes a tu siervo Quimam; que pase él con mi señor el rey, y haz por él lo que te parezca bien. 38 Y el rey respondió: Quimam pasará conmigo, y haré por él lo que te parezca bien; y todo lo que me pidas[n], lo haré por ti. 39 Todo el pueblo pasó el Jordán y el rey también pasó. Entonces el rey besó a Barzilai y lo bendijo, y este regresó a su lugar.


40 El rey siguió hasta Gilgal y Quimam fue con él; y todo el pueblo de Judá y también la mitad del pueblo de Israel acompañaban al[o] rey. 41 Y he aquí, todos los hombres de Israel vinieron al rey y le dijeron[p]: ¿Por qué te han secuestrado nuestros hermanos, los hombres de Judá, y han hecho pasar el Jordán al rey y a su casa, y a todos los hombres de David con él? 42 Entonces todos los hombres de Judá respondieron a los hombres de Israel: Porque el rey es pariente cercano nuestro[q]. ¿Por qué, pues, estáis enojados por esto?[r] ¿Acaso hemos comido algo a costa del rey, o se nos ha dado algo[s]? 43 Pero los hombres de Israel respondieron[t] a los hombres de Judá, y dijeron: Nosotros tenemos diez partes en el rey, y por eso también tenemos más derecho que vosotros sobre David. ¿Por qué, pues, nos habéis menospreciado? ¿No fue nuestro consejo[u] el primero que se dio para hacer volver a nuestro rey? Pero las palabras de los hombres de Judá fueron más duras que las palabras de los hombres de Israel.

Rebelión y muerte de Seba


20 Y se encontraba allí un hombre indigno que se llamaba Seba, hijo de Bicri, benjamita; y este tocó la trompeta y dijo:


No tenemos parte en David,

ni tenemos heredad en el hijo de Isaí;

¡Israel, cada uno a sus tiendas!


2 Y todos los hombres de Israel dejaron[v] de seguir a David, y siguieron a Seba, hijo de Bicri; pero los hombres de Judá permanecieron fieles[w] a su rey, desde el Jordán hasta Jerusalén.


3 Cuando David llegó a su casa en Jerusalén, el rey tomó las diez mujeres, las concubinas que había dejado para guardar la casa, las puso bajo custodia y les dio alimento, pero no se llegó a ellas; y estuvieron encerradas hasta el día de su muerte, viviendo como viudas.


4 Y el rey dijo a Amasa: Convócame a los hombres de Judá dentro de tres días, y tú también preséntate aquí. 5 Amasa fue para convocar a los hombres de Judá, pero tardó más que el tiempo que él le había señalado. 6 Y David dijo a Abisai: Ahora Seba, hijo de Bicri, nos hará más daño que Absalón; toma a los siervos de tu señor y persíguelo, no sea que halle para sí ciudades fortificadas y se nos escape[x]. 7 Entonces los hombres de Joab salieron tras él, junto con los cereteos, los peleteos y todos los hombres valientes; salieron de Jerusalén para perseguir a Seba, hijo de Bicri. 8 Estaban junto a la piedra grande que está en Gabaón, cuando Amasa vino a su encuentro[y]. Y Joab estaba vestido con su ropa militar[z], y sobre ella llevaba un cinturón atado a la cintura con espada en la vaina y mientras avanzaba, se le cayó la espada. 9 Y Joab dijo a Amasa: ¿Te va bien, hermano mío? Y Joab tomó a Amasa por la barba con su mano derecha para besarlo. 10 Pero Amasa no se protegió de la espada que estaba en la mano de Joab y este le dio en el vientre con ella y derramó sus entrañas por tierra, sin herirlo de nuevo, y murió. Entonces Joab y Abisai su hermano siguieron tras Seba, hijo de Bicri. 11 Y junto a él estaba uno de los jóvenes de Joab, y dijo: Quien esté por Joab y quien esté por David, que siga a Joab. 12 Y Amasa yacía revolcándose en su sangre en medio del camino. Al ver el hombre que todo el pueblo se detenía, trasladó[aa] a Amasa del camino al campo, y echó sobre él una vestidura porque vio que todo el que pasaba junto a él se detenía. 13 Cuando Amasa fue apartado del camino, todos los hombres pasaron tras Joab para perseguir a Seba, hijo de Bicri.

Footnotes


2 Samuel 19:11 Lit., diciendo

2 Samuel 19:18 Lit., lo bueno ante sus ojos

2 Samuel 19:24 I.e., nieto

2 Samuel 19:24 Lit., hecho

2 Samuel 19:24 Lit., hecho

2 Samuel 19:25 Lit., y el rey

2 Samuel 19:27 Lit., lo bueno ante tus ojos, y así en los vers. 37 y 38

2 Samuel 19:28 Lit., clamar

2 Samuel 19:29 Lit., dicho

2 Samuel 19:32 O, grande, o, rico

2 Samuel 19:33 O, proveeré alimentos para ti

2 Samuel 19:34 Lit., ¿Cuántos son los días de los años de mi vida

2 Samuel 19:35 Lit., hoy

2 Samuel 19:38 Lit., lo que escojas de mí

2 Samuel 19:40 Lit., pasaban con el

2 Samuel 19:41 Lit., y dijeron al rey

2 Samuel 19:42 Lit., mío

2 Samuel 19:42 Lit., esto es algo que te quema?

2 Samuel 19:42 O, se ha tomado regalo para nosotros

2 Samuel 19:43 Lit., respondió; en el resto del vers.; los verbos y formas pronominales son también singular en heb.

2 Samuel 19:43 Lit., palabra

2 Samuel 20:2 Lit., subieron

2 Samuel 20:2 Lit., se adhirieron

2 Samuel 20:6 Lit., y escape de nuestros ojos

2 Samuel 20:8 Lit., ante ellos

2 Samuel 20:8 Lit., ceñido de su ropa militar por vestido

2 Samuel 20:12 Lit., hizo volver


Juan 21

La Biblia de las Américas

Jesús se manifiesta junto al mar


21 Después de esto, Jesús se manifestó[a] otra vez a los discípulos junto al mar de Tiberias, y se manifestó de esta manera: 2 Estaban juntos Simón Pedro, Tomás llamado el Dídimo[b], Natanael de Caná de Galilea, los hijos de Zebedeo y otros dos de sus discípulos. 3 Simón Pedro les dijo*: Me voy a pescar. Ellos le dijeron*: Nosotros también vamos contigo. Fueron y entraron en la barca, y aquella noche no pescaron nada. 4 Cuando ya amanecía, Jesús estaba en la playa; pero los discípulos no sabían que era Jesús. 5 Entonces Jesús les dijo*: Hijos, ¿acaso tenéis algún pescado[c]? Le respondieron: No. 6 Y Él les dijo: Echad la red al lado derecho de la barca y hallaréis pesca. Entonces la echaron, y no podían sacarla por la gran cantidad de peces. 7 Entonces aquel discípulo a quien Jesús amaba, dijo* a Pedro: ¡Es el Señor! Oyendo, pues, Simón Pedro que era el Señor, se ciñó la ropa[d] (porque se la había quitado[e] para poder trabajar), y se echó al mar. 8 Pero los otros discípulos vinieron en la barca, porque no estaban lejos de tierra, sino a unos cien metros[f], arrastrando la red llena de peces. 9 Entonces, cuando bajaron a tierra, vieron* brasas ya puestas y un pescado colocado sobre ellas, y pan. 10 Jesús les dijo*: Traed algunos de los peces que habéis pescado ahora. 11 Simón Pedro subió a la barca, y sacó la red a tierra, llena de peces grandes, ciento cincuenta y tres; y aunque había tantos, la red no se rompió. 12 Jesús les dijo*: Venid y desayunad. Ninguno de los discípulos se atrevió a preguntarle: ¿Quién eres tú?, sabiendo que era el Señor. 13 Jesús vino*, tomó* el pan y se lo dio*; y lo mismo hizo con el pescado. 14 Esta fue[g] la tercera vez que Jesús se manifestó[h] a los discípulos, después de haber resucitado de entre los muertos.

Diálogo de Jesús con Pedro


15 Entonces, cuando habían acabado de desayunar, Jesús dijo* a Simón Pedro: Simón, hijo de Juan[i], ¿me amas[j] más que estos? Pedro le dijo*: Sí, Señor, tú sabes que te quiero[k]. Jesús le dijo*: Apacienta mis corderos. 16 Y volvió a decirle por segunda vez: Simón, hijo de Juan, ¿me amas[l]? Pedro le dijo*: Sí, Señor, tú sabes que te quiero[m]. Jesús le dijo*: Pastorea mis ovejas. 17 Le dijo* por tercera vez: Simón, hijo de Juan, ¿me quieres[n]? Pedro se entristeció porque la tercera vez le dijo: ¿Me quieres[o]? Y le respondió: Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero[p]. Jesús le dijo*: Apacienta mis ovejas. 18 En verdad, en verdad te digo: cuando eras más joven te vestías[q] y andabas por donde querías; pero cuando seas viejo extenderás las manos y otro te vestirá[r], y te llevará adonde no quieras. 19 Esto dijo, dando a entender la clase de muerte con que Pedro glorificaría a Dios. Y habiendo dicho esto, le dijo*: Sígueme. 20 Pedro, volviéndose, vio* que les seguía el discípulo a quien Jesús amaba, el que en la cena se había recostado sobre el pecho de Jesús y había dicho: Señor, ¿quién es el que te va a entregar? 21 Entonces Pedro, al verlo, dijo* a Jesús: Señor, ¿y este, qué? 22 Jesús le dijo*: Si yo quiero que él se quede hasta que yo venga, ¿a ti, qué? Tú, sígueme. 23 Por eso el dicho se propagó entre los hermanos que aquel discípulo no moriría; pero Jesús no le dijo que no moriría, sino: Si yo quiero que se quede hasta que yo venga, ¿a ti, qué?


24 Este es el discípulo que da testimonio de estas cosas y el que escribió esto, y sabemos que su testimonio es verdadero.


25 Y hay también muchas otras cosas que Jesús hizo, que si se escribieran* en detalle[s], pienso que ni aun el mundo mismo podría* contener los libros que se escribirían*.

Footnotes


Juan 21:1 O, se hizo visible

Juan 21:2 I.e., gemelo

Juan 21:5 Lit., algo que se coma con pan

Juan 21:7 O, túnica

Juan 21:7 Lit., estaba desnudo

Juan 21:8 Lit., 200 codos

Juan 21:14 Lit., fue ya

Juan 21:14 O, se hizo visible

Juan 21:15 Algunos mss. dicen: de Jonás, aquí y en los vers. 16 y 17

Juan 21:15 Gr., agapao

Juan 21:15 Gr., fileo

Juan 21:16 Gr., agapao

Juan 21:16 Gr., fileo

Juan 21:17 Gr., fileo

Juan 21:17 Gr., fileo

Juan 21:17 Gr., fileo

Juan 21:18 Lit., te ceñías

Juan 21:18 Lit., te ceñirá

Juan 21:25 Lit., cada una


Salmos 120

La Biblia de las Américas

La lengua engañosa y los enemigos de la paz

Cántico de ascenso gradual[a].


120 En mi angustia clamé al Señor,

y Él me respondió.

2

Libra mi alma, Señor, de labios mentirosos,

y de lengua engañosa.

3

¿Qué se te dará, y qué se te añadirá,

oh lengua engañosa?

4

Agudas flechas de guerrero,

con brasas de enebro[b].


5

¡Ay de mí, porque soy peregrino en Mesec,

y habito entre las tiendas de Cedar!

6

Demasiado tiempo ha morado mi alma

con los que odian la paz.

7

Yo amo la paz, mas cuando hablo,

ellos están por la guerra.

Footnotes


Salmos 120:1 Los Salmos 120 a 134 se llaman cánticos de ascenso gradual, probablemente porque se cantaban mientras los peregrinos subían a Jerusalén (véase Ex. 34:24; 1 Rey. 12:27)

Salmos 120:4 O, retama


Proverbios 16:16-17

La Biblia de las Américas


16

Adquirir sabiduría, cuánto mejor que el oro,

y adquirir inteligencia es preferible a la plata.

17

La senda[a] de los rectos es apartarse del mal;

el que guarda su camino preserva su alma.

Footnotes


Proverbios 16:17 O, calzada


La Biblia de las Américas (LBLA)


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