Día 113, DAB Español, Lunes 23 de Abril
Jueces 1:1-2:9; Lucas 21:29-22:13; Salmos 90-91; Proverbios 13:24-25 (Nueva Traducción Viviente (NTV))
Jueces
1:1-2:9 Nueva Traducción Viviente (NTV)
Judá y Simeón conquistan la tierra
1 Después de la muerte de Josué, los israelitas le
preguntaron al Señor:
—¿Cuál de las tribus debe ser la primera en atacar a
los cananeos?
2 El Señor contestó:
—Judá, porque yo le he dado la victoria sobre la
tierra.
3 Entonces los hombres de Judá les dijeron a sus
parientes de la tribu de Simeón: «Vengan con nosotros a luchar contra los
cananeos que viven en el territorio que se nos asignó. Después nosotros los
ayudaremos a ustedes a conquistar su territorio». Así que los hombres de Simeón
fueron con los de Judá.
4 Cuando los hombres de Judá atacaron, el Señor les
dio la victoria sobre los cananeos y los ferezeos, y mataron a diez mil
guerreros enemigos en la ciudad de Bezec. 5 Mientras estaban en Bezec, se
toparon con el rey Adoni-bezec y lucharon contra él, y derrotaron a los
cananeos y a los ferezeos. 6 Adoni-bezec escapó, pero los israelitas pronto lo
capturaron y le cortaron los pulgares de las manos y los dedos gordos de los
pies.
7 Adoni-bezec dijo: «Una vez yo tuve setenta reyes sin
los pulgares de las manos y los dedos gordos de los pies, comiendo migajas
debajo de mi mesa. Ahora Dios me devolvió lo que les hice». Y se lo llevaron a
Jerusalén, donde murió.
8 Los hombres de Judá atacaron a Jerusalén y la
tomaron; mataron a todos sus habitantes y prendieron fuego a la ciudad. 9 Luego
descendieron para combatir contra los cananeos que vivían en la zona montañosa,
en el Neguev y en las colinas occidentales.[a] 10 Judá marchó contra los
cananeos en Hebrón (antiguamente llamada Quiriat-arba) y derrotó a las fuerzas
de Sesai, Ahimán y Talmai.
11 De allí salieron a luchar contra los habitantes de
la ciudad de Debir (antiguamente llamada Quiriat-sefer). 12 Caleb dijo: «Daré a
mi hija Acsa en matrimonio al que ataque y tome Quiriat-sefer». 13 Otoniel,
hijo de Cenaz, un hermano menor de Caleb, fue quien conquistó la ciudad; así
que Acsa pasó a ser esposa de Otoniel.
14 Cuando Acsa se casó con Otoniel, ella insistió en
que él le pidiera[b] un campo a Caleb, su padre. Mientras ella se bajaba de su
burro, Caleb le preguntó:
—¿Qué te pasa?
15 Ella contestó:
—Concédeme otro obsequio. Ya me regalaste tierras en
el Neguev; ahora te ruego que también me des manantiales.
Entonces Caleb le entregó tanto los manantiales de la
parte alta como los de la parte baja.
16 Cuando los miembros de la tribu de Judá salieron de
Jericó —la ciudad de las palmeras—, los ceneos (que eran descendientes del
suegro de Moisés) los acompañaron al desierto de Judá y se establecieron entre
la gente del lugar, cerca de la ciudad de Arad, en el Neguev.
17 Luego Judá se unió con Simeón para luchar contra
los cananeos que vivían en Sefat, y destruyeron la ciudad por completo.[c] Por
eso la ciudad fue llamada Horma.[d] 18 Además Judá tomó las ciudades de Gaza,
Ascalón y Ecrón, junto con los territorios vecinos.
Israel no conquista toda la tierra
19 El Señor estaba con los de Judá, y ellos tomaron
posesión de la zona montañosa; pero no lograron expulsar a los habitantes de
las llanuras, quienes tenían carros de guerra hechos de hierro. 20 Caleb
recibió la ciudad de Hebrón, tal como Moisés le había prometido, y expulsó a
todos sus habitantes, que eran descendientes de los tres hijos de Anac.
21 Sin embargo, la tribu de Benjamín no logró expulsar
a los jebuseos, quienes vivían en Jerusalén. Por eso, hasta el día de hoy, los
jebuseos viven en Jerusalén junto con el pueblo de Benjamín.
22 Los descendientes de José atacaron la ciudad de
Betel, y el Señor estuvo con ellos. 23 Enviaron espías a Betel (antes conocida
como Luz), 24 quienes abordaron a un hombre que salía del poblado y le dijeron:
«Muéstranos cómo entrar en la ciudad, y tendremos compasión de ti». 25 Entonces
él les mostró una vía de acceso, y ellos mataron a todos en la ciudad, menos a
ese hombre y a su familia. 26 Más tarde, el hombre se trasladó a la tierra de
los hititas, donde estableció una ciudad a la que llamó Luz. Este nombre lo
conserva hasta el día de hoy.
27 La tribu de Manasés no logró expulsar a la gente
que vivía en Bet-sán,[e] Taanac, Dor, Ibleam, Meguido y en todos los
asentamientos vecinos, porque los cananeos estaban decididos a quedarse en esa
región. 28 Con el tiempo, cuando los israelitas se fortalecieron, obligaron a
los cananeos a trabajar como esclavos, pero nunca los expulsaron de la tierra
por completo.
29 La tribu de Efraín no logró expulsar a los cananeos
que vivían en Gezer, así que los cananeos siguieron viviendo allí, en medio de
los de Efraín.
30 La tribu de Zabulón no logró expulsar a los
habitantes de Quitrón y de Naalal, así que los cananeos siguieron viviendo en
medio de los de Zabulón, pero los cananeos fueron obligados a trabajar como
esclavos para ellos.
31 La tribu de Aser no logró expulsar a los habitantes
de Aco, Sidón, Ahlab, Aczib, Helba, Afec ni Rehob. 32 Así que los de Aser se
establecieron entre los cananeos, quienes controlaban la tierra, debido a que
no lograron expulsarlos.
33 Asimismo, la tribu de Neftalí no logró expulsar a
los habitantes de Bet-semes ni a los de Bet-anat. Así que Neftalí se estableció
entre los cananeos, quienes controlaban la tierra. Sin embargo, los habitantes
de Bet-semes y los de Bet-anat fueron obligados a trabajar como esclavos para
la gente de Neftalí.
34 En cuanto a la tribu de Dan, los amorreos los
obligaron a retirarse a la zona montañosa y no los dejaban descender a las
llanuras. 35 Los amorreos estaban decididos a quedarse en el monte Heres, en
Ajalón y en Saalbim; pero cuando los descendientes de José aumentaron en
fuerza, obligaron a los amorreos a trabajar como esclavos. 36 La frontera de
los amorreos iba desde el paso de los Escorpiones[f] hasta Sela y desde allí se
extendía hacia arriba.
El mensajero del Señor llega a Boquim
2 El ángel del Señor subió de Gilgal a Boquim y dijo a
los israelitas: «Yo los saqué de Egipto y los traje a esta tierra que juré dar
a sus antepasados, y dije que nunca rompería mi pacto con ustedes. 2 Por su
parte, ustedes no debían hacer ningún pacto con los habitantes de esta tierra,
sino destruir sus altares. Pero desobedecieron mi mandato. ¿Por qué lo
hicieron? 3 Ahora declaro que ya no expulsaré a los pueblos que viven en la
tierra de ustedes. Ellos les serán espinas clavadas en el costado,[g] y sus
dioses serán una tentación constante para ustedes».
4 Cuando el ángel del Señor terminó de hablar a los
israelitas, el pueblo lloró a gritos. 5 Por eso llamaron al lugar Boquim (que
significa «llanto»), y allí le ofrecieron sacrificios al Señor.
Muerte de Josué
6 Después que Josué despidió al pueblo, cada una de
las tribus salió para tomar posesión del territorio que se le había asignado. 7
Los israelitas sirvieron al Señor todo el tiempo que vivieron Josué y los
líderes que lo sobrevivieron, aquellos que habían visto todas las grandes cosas
que el Señor había hecho por Israel.
8 Entonces Josué, hijo de Nun y siervo del Señor,
murió a los ciento diez años de edad. 9 Lo enterraron en Timnat-sera,[h] tierra
que se le había asignado en la zona montañosa de Efraín, al norte del monte
Gaas.
Footnotes:
1:9 En hebreo en la Sefela.
1:14 La versión griega y la Vulgata Latina dicen él
insistió en que ella le pidiera.
1:17a El término hebreo empleado aquí se refiere a la
consagración total de cosas o personas al Señor, ya sea destruyéndolas o
entregándolas como ofrenda.
1:17b Horma significa «destrucción».
1:27 En hebreo Bet-seán, una variante de Bet-sán.
1:36 En hebreo Acrabim.
2:3 En hebreo Ellos estarán en su costado; comparar Nm
33:55.
2:9 Igual que el texto paralelo en Jos 24:30; en
hebreo dice Timnat-heres, una variante de Timnat-sera.
Nueva Traducción Viviente (NTV)
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Lucas
21:29-22:13 Nueva Traducción Viviente (NTV)
29 Luego les dio la siguiente ilustración:
—Fíjense en la higuera o en cualquier otro árbol. 30
Cuando brotan las hojas, sin que nadie les diga ustedes saben que el verano se
acerca. 31 De la misma manera, cuando vean que suceden todas estas cosas,
sabrán que el reino de Dios está cerca. 32 Les digo la verdad, no pasará esta
generación hasta que hayan sucedido todas estas cosas. 33 El cielo y la tierra
desaparecerán, pero mis palabras no desaparecerán jamás.
34 »¡Tengan cuidado! No dejen que su corazón se
entorpezca con parrandas y borracheras, ni por las preocupaciones de esta vida.
No dejen que ese día los agarre desprevenidos, 35 como una trampa. Pues ese día
vendrá sobre cada ser viviente de la tierra. 36 Manténganse siempre alerta. Y
oren para que sean suficientemente fuertes para escapar de los horrores que
vendrán y para presentarse delante del Hijo del Hombre.
37 Cada día Jesús iba al templo a enseñar y cada tarde
regresaba a pasar la noche en el monte de los Olivos. 38 Todas las mañanas,
desde muy temprano, las multitudes se reunían en el templo para escucharlo.
Judas acuerda traicionar a Jesús
22 Se acercaba el Festival de los Panes sin Levadura,
también llamado Pascua. 2 Los principales sacerdotes y los maestros de la ley
religiosa tramaban de qué manera matar a Jesús, pero tenían miedo de la
reacción de la gente.
3 Entonces Satanás entró en Judas Iscariote, uno de
los doce discípulos, 4 quien fue a ver a los principales sacerdotes y a los
capitanes de la guardia del templo para hablar con ellos sobre la mejor manera
de traicionar a Jesús. 5 Ellos quedaron complacidos y prometieron darle dinero.
6 Judas aceptó y comenzó a buscar una oportunidad para traicionar a Jesús de
modo que ellos pudieran arrestarlo cuando las multitudes no estuvieran
rodeándolo.
La última cena
7 Llegó el Festival de los Panes sin Levadura, cuando
se sacrifica el cordero de la Pascua. 8 Jesús mandó que Pedro y Juan se
adelantaran y les dijo:
—Vayan y preparen la cena de Pascua, para que podamos
comerla juntos.
9 —¿Dónde quieres que la preparemos? —le preguntaron.
10 Él contestó:
—En cuanto entren en Jerusalén, les saldrá al
encuentro un hombre que lleva un cántaro de agua. Síganlo. En la casa donde él
entre, 11 díganle al dueño: “El Maestro pregunta: ¿Dónde está el cuarto de
huéspedes en el que puedo comer la cena de Pascua con mis discípulos?”. 12 Él
los llevará a un cuarto grande en el piso de arriba, que ya está listo. Allí
deben preparar nuestra cena.
13 Ellos fueron a la ciudad y encontraron todo como
Jesús les había dicho y allí prepararon la cena de Pascua.
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Salmos
90-91 Nueva Traducción Viviente (NTV)
Libro cuarto (Salmos 90–106)
Salmo 90
Oración de Moisés, hombre de Dios.
1 Señor, a lo largo de todas las generaciones,
¡tú has sido
nuestro hogar!
2 Antes de que nacieran las montañas,
antes de que
dieras vida a la tierra y al mundo,
desde el
principio y hasta el fin, tú eres Dios.
3 Haces que la gente vuelva al polvo con solo decir:
«¡Vuelvan al
polvo, ustedes, mortales!».
4 Para ti, mil años son como un día pasajero,
tan breves
como unas horas de la noche.
5 Arrasas a las personas como si fueran sueños que
desaparecen.
Son como la
hierba que brota en la mañana.
6 Por la mañana se abre y florece,
pero al
anochecer está seca y marchita.
7 Nos marchitamos bajo tu enojo;
tu furia nos
abruma.
8 Despliegas nuestros pecados delante de ti
—nuestros
pecados secretos— y los ves todos.
9 Vivimos la vida bajo tu ira,
y terminamos
nuestros años con un gemido.
10 ¡Setenta son los años que se nos conceden!
Algunos
incluso llegan a ochenta.
Pero hasta los mejores años se llenan de dolor y de
problemas;
pronto
desaparecen, y volamos.
11 ¿Quién puede comprender el poder de tu enojo?
Tu ira es
tan imponente como el temor que mereces.
12 Enséñanos a entender la brevedad de la vida,
para que
crezcamos en sabiduría.
13 ¡Oh Señor, vuelve a nosotros!
¿Hasta
cuándo tardarás?
¡Compadécete
de tus siervos!
14 Sácianos cada mañana con tu amor inagotable,
para que
cantemos de alegría hasta el final de nuestra vida.
15 ¡Danos alegría en proporción a nuestro sufrimiento
anterior!
Compensa los
años malos con bien.
16 Permite que tus siervos te veamos obrar otra vez,
que nuestros
hijos vean tu gloria.
17 Y que el Señor nuestro Dios nos dé su aprobación
y haga que
nuestros esfuerzos prosperen;
sí, ¡haz que
nuestros esfuerzos prosperen!
Salmo 91
1 Los que viven al amparo del Altísimo
encontrarán
descanso a la sombra del Todopoderoso.
2 Declaro lo siguiente acerca del Señor:
Solo él es mi refugio, mi lugar seguro;
él es mi
Dios y en él confío.
3 Te rescatará de toda trampa
y te
protegerá de enfermedades mortales.
4 Con sus plumas te cubrirá
y con sus
alas te dará refugio.
Sus fieles
promesas son tu armadura y tu protección.
5 No tengas miedo de los terrores de la noche
ni de la
flecha que se lanza en el día.
6 No temas a la enfermedad que acecha en la oscuridad,
ni a la
catástrofe que estalla al mediodía.
7 Aunque caigan mil a tu lado,
aunque
mueran diez mil a tu alrededor,
esos males
no te tocarán.
8 Simplemente abre tus ojos
y mira cómo
los perversos reciben su merecido.
9 Si haces al Señor tu refugio
y al
Altísimo tu resguardo,
10 ningún mal te conquistará;
ninguna
plaga se acercará a tu hogar.
11 Pues él ordenará a sus ángeles
que te
protejan por donde vayas.
12 Te sostendrán con sus manos
para que ni
siquiera te lastimes el pie con una piedra.
13 Pisotearás leones y cobras;
¡aplastarás
feroces leones y serpientes bajo tus pies!
14 El Señor dice: «Rescataré a los que me aman;
protegeré a
los que confían en mi nombre.
15 Cuando me llamen, yo les responderé;
estaré con
ellos en medio de las dificultades.
Los rescataré
y los honraré.
16 Los recompensaré con una larga vida
y les daré
mi salvación».
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Proverbios
13:24-25 Nueva Traducción Viviente (NTV)
24 Quienes no emplean la vara de disciplina odian a
sus hijos.
Los que en
verdad aman a sus hijos se preocupan lo suficiente para disciplinarlos.
25 Los justos comen hasta quedar bien satisfechos,
pero el estómago de los perversos quedará
vacío.
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