Saturday, July 28, 2018

DAB Español, Domingo 29 de Julio

Día 210, DAB Español, Domingo 29 de Julio

2 Crónicas 24:1-25:28; Romanos 12:1-21; Salmos 22:19-31; Proverbios 20:8-10 (Nueva Traducción Viviente (NTV))






2 Crónicas 24-25 Nueva Traducción Viviente (NTV)
Joás repara el templo
24 Joás tenía siete años de edad cuando subió al trono y reinó en Jerusalén cuarenta años. Su madre se llamaba Sibia y era de Beerseba. 2 Joás hizo lo que era agradable a los ojos del Señor mientras vivió el sacerdote Joiada. 3 Joiada eligió dos esposas para Joás, y tuvo hijos e hijas.

4 En un momento dado, Joás decidió reparar y restaurar el templo del Señor. 5 Mandó llamar a los sacerdotes y a los levitas y les dio las siguientes instrucciones: «Vayan a todas las ciudades de Judá y recojan las ofrendas requeridas anualmente, para que podamos reparar el templo de su Dios. ¡No se demoren!»; pero los levitas no actuaron de inmediato.

6 Entonces el rey mandó llamar al sumo sacerdote Joiada y le preguntó: «¿Por qué no has exigido a los levitas que salgan a recaudar los impuestos del templo en las ciudades de Judá y en Jerusalén? Moisés, el siervo del Señor, impuso a la comunidad de Israel este impuesto para el mantenimiento del tabernáculo del pacto[a]».

7 A través de los años, los seguidores de la perversa Atalía habían forzado la entrada al templo de Dios y habían usado todos los objetos consagrados del templo del Señor para rendir culto a las imágenes de Baal.

8 Por esa razón, el rey ordenó que se hiciera un cofre y se colocara fuera de la puerta que conducía al templo del Señor. 9 Luego envió un edicto por todo Judá y Jerusalén para que el pueblo trajera al Señor el impuesto que Moisés, el siervo de Dios, había exigido de los israelitas en el desierto. 10 Esto agradó a todos los líderes y al pueblo, y con gusto llevaron su dinero y lo pusieron en el cofre hasta llenarlo.

11 Cada vez que el cofre se llenaba, los levitas lo llevaban a los funcionarios del rey. Entonces se presentaban el secretario de la corte y un oficial del sumo sacerdote para vaciar el cofre y luego llevarlo de regreso al templo. Así fue día tras día, por lo tanto, se recogió una gran cantidad de dinero. 12 El rey y Joiada entregaban el dinero a los supervisores de la construcción, quienes contrataron albañiles y carpinteros para restaurar el templo del Señor. También contrataron herreros que hicieron objetos de hierro y de bronce para el templo del Señor.

13 Los hombres que estaban a cargo de la restauración trabajaron arduamente y la obra siguió progresando. Restauraron el templo de Dios de acuerdo con el diseño original y lo reforzaron. 14 Cuando terminaron con todas las reparaciones, llevaron el dinero que sobró al rey y a Joiada. Este dinero se utilizó para hacer diversos objetos para el templo del Señor: objetos para los servicios de adoración y para las ofrendas quemadas, entre ellos cucharones y otros objetos hechos de oro y de plata. Mientras vivió el sacerdote Joiada, continuamente sacrificaron ofrendas quemadas en el templo del Señor.

15 Joiada vivió hasta una edad muy avanzada y finalmente murió a los ciento treinta años. 16 Lo enterraron con los reyes en la Ciudad de David, porque había hecho mucho bien en Israel para Dios y su templo.

Se revocan las reformas de Joiada
17 Después de la muerte de Joiada, los líderes de Judá fueron y se inclinaron ante el rey Joás y lo persuadieron para que escuchara sus consejos. 18 ¡Decidieron abandonar el templo del Señor, Dios de sus antepasados y, en cambio, rindieron culto a ídolos y a los postes dedicados a la diosa Asera! A causa de este pecado, el enojo divino cayó sobre Judá y Jerusalén. 19 Sin embargo, el Señor envió profetas para que el pueblo se volviera a él. Los profetas advirtieron al pueblo, pero aun así ellos no quisieron escuchar.

20 Entonces el Espíritu de Dios vino sobre Zacarías, hijo de Joiada el sacerdote. Se puso de pie delante del pueblo y dijo: «Esto dice Dios: “¿Por qué desobedecen los mandatos del Señor e impiden su propia prosperidad? ¡Ustedes han abandonado al Señor, y ahora él los ha abandonado a ustedes!”».

21 Entonces los líderes tramaron matar a Zacarías, y el rey Joás ordenó que lo mataran a pedradas en el atrio del templo del Señor. 22 Así fue como el rey Joás pagó a Joiada por su lealtad: mató a su hijo. Las últimas palabras de Zacarías al morir fueron: «¡Que el Señor vea lo que ellos hacen y vengue mi muerte!».

Fin del reinado de Joás
23 En la primavera de ese año[b] el ejército arameo marchó contra Joás. Invadieron a Judá y a Jerusalén y mataron a todos los líderes de la nación. Luego enviaron todo el botín a su rey en Damasco. 24 Aunque los arameos atacaron con solo un ejército pequeño, el Señor los ayudó a vencer al ejército mucho más grande de Judá. El pueblo de Judá había abandonado al Señor, Dios de sus antepasados, y por eso se llevó a cabo juicio sobre Joás.

25 Los arameos se retiraron y dejaron a Joás gravemente herido, pero sus propios oficiales conspiraron para matarlo por haber asesinado al hijo[c] de Joiada, el sacerdote; lo asesinaron mientras estaba en su cama. Luego lo enterraron en la Ciudad de David, pero no en el cementerio de los reyes. 26 Los asesinos eran Josacar,[d] hijo de una mujer amonita llamada Simeat, y Jozabad, hijo de una mujer moabita llamada Somer.[e]

27 El relato sobre los hijos de Joás, las profecías acerca de él y el registro de la restauración del templo de Dios están escritos en El comentario sobre el libro de los reyes. Su hijo Amasías lo sucedió en el trono.

Amasías gobierna sobre Judá
25 Amasías tenía veinticinco años cuando subió al trono y reinó en Jerusalén veintinueve años. Su madre se llamaba Joadín[f] y era de Jerusalén. 2 Amasías hizo lo que era agradable a los ojos del Señor, pero no de todo corazón.

3 Cuando Amasías se afianzó en el trono, ejecutó a los oficiales que habían asesinado a su padre. 4 Sin embargo, no mató a los hijos de los asesinos porque obedeció el mandato del Señor que Moisés había escrito en el libro de la ley: «Los padres no deben morir por los pecados de los hijos, ni los hijos deben morir por los pecados de los padres. Los que merezcan la muerte serán ejecutados por sus propios delitos»[g].

5 Después Amasías organizó al ejército, y designó generales y capitanes[h] para todo Judá y Benjamín. Hizo un censo y descubrió que tenía un ejército de trescientos mil soldados selectos, hombres de veinte años o más, todos entrenados en el uso de la lanza y el escudo. 6 También pagó alrededor de tres mil cuatrocientos kilos[i] de plata para contratar de Israel cien mil hombres de guerra con experiencia.

7 Entonces un hombre de Dios se presentó ante él y le dijo:

—Su Majestad, no contrate tropas de Israel porque el Señor no está con Israel. ¡Él no ayudará a esa gente de Efraín! 8 Si usted permite que ellos vayan a la batalla junto con sus tropas, ustedes serán derrotados por el enemigo sin importar qué tan bien peleen. Dios los derribará, porque él tiene el poder para ayudarlos o para hacerlos tropezar.

9 Amasías le preguntó al hombre de Dios:

—¿Pero qué de toda esa plata que pagué para contratar al ejército de Israel?

El hombre de Dios contestó:

—¡El Señor puede darle a usted mucho más que eso!

10 Así que Amasías dio de baja a las tropas que había contratado y las envió de regreso a Efraín. En consecuencia se enojaron con Judá y regresaron enfurecidos a sus casas.

11 Luego Amasías se armó de valor y dirigió a su ejército al valle de la Sal, donde mataron a diez mil soldados edomitas de Seir. 12 Capturaron a otros diez mil, los llevaron hasta el borde de un precipicio y desde allí los despeñaron. Al caer sobre las rocas abajo, se hicieron pedazos.

13 Mientras tanto, las tropas contratadas que Amasías había enviado de regreso hicieron incursiones en varias ciudades de Judá entre Samaria y Bet-horón. Mataron a tres mil personas y se llevaron un gran botín.

14 Cuando el rey Amasías regresó de masacrar a los edomitas, trajo consigo los ídolos que le había quitado a la gente de Seir. ¡Los puso como sus propios dioses, se inclinó ante ellos y les ofreció sacrificios! 15 Esto hizo enojar mucho al Señor, quien le envió un profeta para que le preguntara:

—¿Por qué acudes a dioses que ni siquiera pudieron salvar a su propio pueblo de tu mano?

16 Pero el rey lo interrumpió y le dijo:

—¿Desde cuándo te nombré consejero del rey? ¡Cállate antes de que te mande matar!

El profeta no insistió más pero hizo esta advertencia:

—Yo sé que Dios ha decidido destruirte porque has hecho esto y te negaste a aceptar mi consejo.

17 Después de consultar con sus consejeros, el rey Amasías de Judá envió a Yoás,[j] rey de Israel, hijo de Joacaz y nieto de Jehú, el siguiente desafío: «¡Ven y enfréntate conmigo en batalla!»[k].

18 Entonces el rey Yoás de Israel respondió a Amasías, rey de Judá, con el siguiente relato: «En las montañas del Líbano, un cardo le envió un mensaje a un poderoso cedro: “Entrega a tu hija en matrimonio a mi hijo”; pero en ese momento, un animal salvaje del Líbano pasó por allí, ¡pisó el cardo y lo aplastó!

19 »Tú dices: “He derrotado a Edom”, y estás muy orgulloso de eso; pero mi consejo es que te quedes en casa. ¿Para qué causar problemas que solo te traerán calamidad a ti y al pueblo de Judá?».

20 Sin embargo, Amasías no le hizo caso, porque Dios estaba decidido a destruirlo por haber recurrido a los dioses de Edom. 21 Entonces Yoás, rey de Israel, movilizó a su ejército contra Amasías, rey de Judá. Los dos ejércitos se pusieron en pie de guerra en Bet-semes, en Judá. 22 El ejército de Israel venció de manera aplastante a Judá, y sus soldados se dispersaron y huyeron a sus casas. 23 En Bet-semes, el rey Yoás de Israel capturó a Amasías, rey de Judá, hijo de Joás y nieto de Ocozías. Después lo llevó a Jerusalén, donde demolió ciento ochenta metros[l] de la muralla de la ciudad, desde la puerta de Efraín hasta la puerta de la Esquina. 24 Se llevó todo el oro y la plata, y todos los objetos del templo de Dios que habían estado al cuidado de Obed-edom. También se apoderó de los tesoros del palacio real y tomó rehenes; luego regresó a Samaria.

25 Amasías, rey de Judá, vivió quince años después de la muerte del rey Yoás de Israel. 26 Los demás acontecimientos del reinado de Amasías, desde el principio hasta el fin, están registrados en El libro de los reyes de Judá y de Israel.

27 Después que Amasías se alejó del Señor hubo una conspiración en Jerusalén contra su vida, y el rey huyó a Laquis; pero sus enemigos mandaron a unos asesinos tras él, y allí lo mataron. 28 Llevaron su cuerpo sobre un caballo y lo enterraron con sus antepasados en la Ciudad de David.[m]

Footnotes:
24:6 En hebreo de la carpa del testimonio.
24:23 En hebreo A comienzos del año. En el antiguo calendario lunar hebreo, el primer día del año caía en marzo o en abril.
24:25 Así aparece en la versión griega y en la Vulgata Latina; en hebreo dice a los hijos.
24:26a Igual que el texto paralelo en 2 Re 12:21; en hebreo dice Zabad.
24:26b Igual que el texto paralelo en 2 Re 12:21; en hebreo dice Simrit, una variante de Somer.
25:1 Igual que el texto paralelo en 2 Re 14:2; en hebreo dice Joadán, una variante de Joadín.
25:4 Dt 24:16.
25:5 En hebreo comandantes de miles y comandantes de cientos.
25:6 En hebreo 100 talentos [7500 libras].
25:17a En hebreo Joás, una variante de Yoás; también en 25:18, 21, 23, 25.
25:17b En hebreo Ven, mirémonos cara a cara.
25:23 En hebreo 400 codos [600 pies].
25:28 Así aparece en algunos manuscritos hebreos y en otras versiones antiguas (ver también 2 Re 14:20); la mayoría de los manuscritos dice la ciudad de Judá.
Nueva Traducción Viviente (NTV)
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Romanos 12 Nueva Traducción Viviente (NTV)
Sacrificio vivo para Dios
12 Por lo tanto, amados hermanos, les ruego que entreguen su cuerpo a Dios por todo lo que él ha hecho a favor de ustedes. Que sea un sacrificio vivo y santo, la clase de sacrificio que a él le agrada. Esa es la verdadera forma de adorarlo.[a] 2 No imiten las conductas ni las costumbres de este mundo, más bien dejen que Dios los transforme en personas nuevas al cambiarles la manera de pensar. Entonces aprenderán a conocer la voluntad de Dios para ustedes, la cual es buena, agradable y perfecta.

3 Basado en el privilegio y la autoridad[b] que Dios me ha dado, le advierto a cada uno de ustedes lo siguiente: ninguno se crea mejor de lo que realmente es. Sean realistas al evaluarse a ustedes mismos, háganlo según la medida de fe que Dios les haya dado.[c] 4 Así como nuestro cuerpo tiene muchas partes y cada parte tiene una función específica, 5 el cuerpo de Cristo también. Nosotros somos las diversas partes de un solo cuerpo y nos pertenecemos unos a otros.

6 Dios, en su gracia, nos ha dado dones diferentes para hacer bien determinadas cosas. Por lo tanto, si Dios te dio la capacidad de profetizar, habla con toda la fe que Dios te haya concedido. 7 Si tu don es servir a otros, sírvelos bien. Si eres maestro, enseña bien. 8 Si tu don consiste en animar a otros, anímalos. Si tu don es dar, hazlo con generosidad. Si Dios te ha dado la capacidad de liderar, toma la responsabilidad en serio. Y si tienes el don de mostrar bondad a otros, hazlo con gusto.

9 No finjan amar a los demás; ámenlos de verdad. Aborrezcan lo malo. Aférrense a lo bueno. 10 Ámense unos a otros con un afecto genuino[d] y deléitense al honrarse mutuamente. 11 No sean nunca perezosos, más bien trabajen con esmero y sirvan al Señor con entusiasmo.[e] 12 Alégrense por la esperanza segura que tenemos. Tengan paciencia en las dificultades y sigan orando. 13 Estén listos para ayudar a los hijos de Dios cuando pasen necesidad. Estén siempre dispuestos a brindar hospitalidad.

14 Bendigan a quienes los persiguen. No los maldigan, sino pídanle a Dios en oración que los bendiga. 15 Alégrense con los que están alegres y lloren con los que lloran. 16 Vivan en armonía unos con otros. No sean tan orgullosos como para no disfrutar de la compañía de la gente común. ¡Y no piensen que lo saben todo!

17 Nunca devuelvan a nadie mal por mal. Compórtense de tal manera que todo el mundo vea que ustedes son personas honradas. 18 Hagan todo lo posible por vivir en paz con todos.

19 Queridos amigos, nunca tomen venganza. Dejen que se encargue la justa ira de Dios. Pues dicen las Escrituras:

«Yo tomaré venganza;
    yo les pagaré lo que se merecen»[f],
    dice el Señor.

20 En cambio,

«Si tus enemigos tienen hambre, dales de comer.
    Si tienen sed, dales de beber.
Al hacer eso, amontonarás
    carbones encendidos de vergüenza sobre su cabeza»[g].

21 No dejen que el mal los venza, más bien venzan el mal haciendo el bien.

Footnotes:
12:1 O Esa es la adoración espiritual de ustedes; o Ese es el servicio que se espera de ustedes.
12:3a O Basado en la gracia; comparar 1:5.
12:3b O fe que Dios nos haya dado; o según la medida de nuestra fe dada por Dios.
12:10 En griego con amor fraternal.
12:11 O más bien sirvan al Señor con un espíritu ferviente; o más bien dejen que el Espíritu los entusiasme siempre que sirvan al Señor.
12:19 Dt 32:35.
12:20 Pr 25:21-22.
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Salmos 22:19-31 Nueva Traducción Viviente (NTV)
19 ¡Oh Señor, no te quedes lejos!
    Tú eres mi fuerza, ¡ven pronto en mi auxilio!
20 Sálvame de la espada;
    libra mi preciosa vida de estos perros.
21 Arrebátame de las fauces del león
    y de los cuernos de estos bueyes salvajes.

22 Anunciaré tu nombre a mis hermanos;
    entre tu pueblo reunido te alabaré.
23 ¡Alaben al Señor, todos los que le temen!
    ¡Hónrenlo, descendientes de Jacob!
    ¡Muéstrenle reverencia, descendientes de Israel!
24 Pues no ha pasado por alto ni ha tenido en menos el sufrimiento de los necesitados;
    no les dio la espalda,
    sino que ha escuchado sus gritos de auxilio.

25 Te alabaré en la gran asamblea;
    cumpliré mis promesas en presencia de los que te adoran.
26 Los pobres comerán y quedarán satisfechos;
    todos los que buscan al Señor lo alabarán;
    se alegrará el corazón con gozo eterno.
27 Toda la tierra reconocerá al Señor y regresará a él;
    todas las familias de las naciones se inclinarán ante él.
28 Pues el poder de la realeza pertenece al Señor;
    él gobierna a todas las naciones.

29 Que los ricos de la tierra hagan fiesta y adoren;
    inclínense ante él todos los mortales,
    aquellos cuya vida terminará como polvo.
30 Nuestros hijos también lo servirán;
    las generaciones futuras oirán de las maravillas del Señor.
31 A los que aún no han nacido les contarán de sus actos de justicia;
    ellos oirán de todo lo que él ha hecho.

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Proverbios 20:8-10 Nueva Traducción Viviente (NTV)
8 Cuando el rey se sienta a juzgar en el tribunal, analiza todas las pruebas,
    y separa lo malo de lo bueno.

9 ¿Quién puede decir: «He limpiado mi corazón;
    soy puro y estoy libre de pecado»?

10 Pesas falsas y medidas desiguales,[a]
    el Señor detesta cualquier tipo de engaño.

Footnotes:
20:10 En hebreo Una piedra y una piedra, un efa y un efa.
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