Día 204, DAB Español, Lunes 23 de Julio
2 Crónicas 8:11-10:19; Romanos 8:9-23; Salmos 18:16-34; Proverbios 19:26 (Reina Valera Contemporánea (RVC))
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Crónicas 8:11-10:19 Reina Valera Contemporánea (RVC)
11 A la hija del faraón, Salomón la llevó de la ciudad
de David a la casa que edificó para ella, pues dijo: «Mi mujer no va a vivir en
el palacio de David, el rey de Israel. Las habitaciones donde el arca del Señor
ha estado son sagradas.»
12 Salomón ofreció holocaustos al Señor sobre el altar
del Señor que había edificado frente al pórtico, 13 para ofrecer allí las
ofrendas correspondientes a cada día, conforme al mandamiento de Moisés: en los
días de reposo, en las lunas nuevas y en las tres fiestas solemnes de cada año,
es decir, en la fiesta de los panes sin levadura, en la fiesta de las semanas y
en la fiesta de los tabernáculos.
14 Salomón estableció los turnos de los sacerdotes en
sus oficios, de los levitas en sus cargos, y de los porteros en la puerta que
les correspondía, cada uno en su turno diario, para que alabaran y ministraran
delante de los sacerdotes, conforme a lo ordenado por David, ese hombre de Dios
que era su padre, porque así él había mandado que se hiciera. 15 Las órdenes
del rey en cuanto a los sacerdotes y los levitas, y los tesoros y todo otro
asunto, se cumplieron al pie de la letra, 16 pues todos los trabajos de Salomón
estaban preparados desde que se pusieron los cimientos del templo del Señor
hasta que el templo quedó totalmente construido.
17 Después Salomón fue a Ezión Guéber y a Elat, es
decir, a la costa del mar en territorio de Edom, 18 pues por medio de sus
siervos Jirán le había enviado naves y marineros expertos en alta mar. Éstos
fueron a Ofir con los siervos de Salomón, y de allí tomaron unos quince mil
kilos de oro, mismos que le entregaron al rey Salomón.
La reina de Sabá visita a Salomón
9 Cuando la reina de Sabá supo de la fama de Salomón,
llegó a Jerusalén para ponerlo a prueba y hacerle preguntas difíciles. Llegó
con un séquito muy grande. Traía camellos cargados de especias aromáticas, oro
en abundancia, y piedras preciosas. Cuando se presentó ante Salomón, le habló
con el corazón en la mano, 2 y Salomón dio respuesta a todas sus preguntas. No
hubo nada que Salomón no le respondiera. 3 Y al ver la reina de Sabá la
sabiduría de Salomón, el palacio que había construido, 4 las viandas de su
mesa, las habitaciones de sus oficiales, y el estado y vestidos de sus criados
y maestresalas, y la escalinata por la que subía al templo del Señor, se quedó
asombrada. 5 Entonces le dijo:
«Todo lo que llegué a saber en mi país acerca de tus
hechos y de tu sabiduría, es verdad. 6 Yo no podía creer lo que me contaban,
hasta que vine y lo vi con mis propios ojos. Y lo cierto es que ni siquiera me
habían dicho la mitad de tu gran sabiduría. ¡Tu fama excede a todo lo que yo
había oído! 7 ¡Qué dichosos son tus hombres, y tus siervos que están siempre en
tu presencia y oyen tu sabiduría! 8 ¡Bendito sea el Señor tu Dios, que se ha
agradado de ti y te ha puesto en el trono, como rey del Señor tu Dios! ¡Tanto
ama tu Dios a Israel, que lo ha afirmarlo para siempre, y por eso te ha puesto
como rey de ellos, para que impartas justicia y actúes con rectitud!»
9 Dicho esto, le dio al rey tres mil novecientos
sesenta kilos de oro y gran cantidad de especias aromáticas, y piedras
preciosas. Nunca más hubo especias aromáticas como las que la reina de Sabá le
obsequió al rey Salomón.
10 Por su parte, los siervos de Jirán y los siervos de
Salomón, que habían traído el oro de Ofir, trajeron también madera de sándalo y
piedras preciosas. 11 Con la madera de sándalo el rey hizo escalinatas para el
templo del Señor y para los palacios reales, y también arpas y salterios para
los cantores. Nunca antes se había visto en la tierra de Judá madera semejante.
12 El rey Salomón le dio a la reina de Sabá todo lo
que ella quiso y le pidió, que fue más de lo que ella le había traído. Después
de eso, ella volvió a su país acompañada de sus siervos.
Riquezas y fama de Salomón
13 El peso del oro que Salomón recibía cada año
llegaba a veintidós mil kilos, 14 sin contar lo que le entregaban los
mercaderes y negociantes. También todos los reyes de Arabia y los gobernadores
del país entregaban oro y plata a Salomón. 15 Con ello el rey Salomón hizo
doscientos escudos de oro batido, cada uno de los cuales pesaba seis kilos, 16
y trescientos escudos más pequeños, de oro batido, cada uno de los cuales
pesaba tres kilos. Estos escudos los puso el rey en el palacio del bosque del
Líbano.
17 El rey hizo también un trono de marfil de gran
tamaño, y lo recubrió de oro puro. 18 El trono tenía seis escalones, con un
estrado de oro fijado al trono, brazos a uno y otro lado del asiento, y dos
leones junto a los brazos; 19 además, a uno y otro lado de los seis escalones
había doce leones. Jamás en reino alguno fue hecho un trono semejante.
20 Toda la vajilla del rey Salomón, y toda la vajilla
del palacio del bosque del Líbano, eran de oro puro. Y es que en los días de
Salomón la plata no era muy apreciada, 21 porque la flota del rey navegaba a
Tarsis con los siervos de Jirán, y cada tres años las naves volvían de Tarsis
trayendo oro, plata, marfil, monos y pavos reales.
22 La riqueza y la sabiduría del rey Salomón excedía a
la de todos los reyes de la tierra. 23 No había rey que no procurara
entrevistarse con Salomón para escuchar la sabiduría que Dios le había dado, 24
y todos los años llegaban con regalos, alhajas de plata y de oro, vestidos,
armas, perfumes, caballos y mulos.
25 Salomón tenía también cuatro mil caballerizas para
sus caballos y carros de guerra, y doce mil jinetes, los cuales estaban en las
ciudades de los carros, y en Jerusalén, con el rey, 26 que ejercía su dominio
sobre todos los reyes, desde el Éufrates hasta el país de los filisteos, y
hasta la frontera de Egipto. 27 Salomón acumuló plata en Jerusalén como si
acumulara piedras, y la madera de cedro abundaba como los cabrahigos de la
llanura. 28 Además, de Egipto y de otros países le traían también caballos.
Muerte de Salomón
29 Los demás hechos de Salomón, primeros y últimos,
están todos escritos en los libros del profeta Natán, en la profecía de Ajías
el silonita, y en la profecía del vidente Iddo contra Jeroboán hijo de Nabat.
30 Durante cuarenta años Salomón reinó en Jerusalén sobre todo Israel. 31
Cuando finalmente descansó entre sus antepasados, lo sepultaron en la ciudad de
David, su padre, y en su lugar reinó Roboán, su hijo.
Rebelión de Israel
10 Roboán fue a Siquén, porque en Siquén se había
reunido todo Israel para hacerlo rey. 2 Jeroboán hijo de Nabat estaba en
Egipto, adonde había huido a causa del rey Salomón, pero cuando supo esto
volvió de Egipto, 3 pues mandaron a llamarlo. Al llegar Jeroboán, él y todos
los israelitas hablaron con Roboán y le dijeron:
4 «Tu padre hizo muy pesado nuestro yugo. Aliviana un
poco la dura servidumbre y el pesado yugo con que tu padre nos oprimió, y te
serviremos.»
5 Pero él les dijo:
«Vengan a verme dentro de tres días.»
En cuanto el pueblo se fue, 6 el rey Roboán les pidió
consejo a los ancianos que habían estado al servicio de Salomón, su padre,
cuando éste vivía. Les dijo:
«¿Qué me aconsejan ustedes responder a esta gente?»
7 Ellos le contestaron:
«Si te conduces bien con ellos, y eres de su agrado, y
les hablas amablemente, ellos te servirán siempre.»
8 Pero Roboán no hizo caso del consejo de los
ancianos, sino que les pidió consejo a los jóvenes que se habían criado con él
y que estaban a su servicio. 9 Les dijo:
«¿Qué me aconsejan ustedes responder a esta gente?
¡Han venido a decirme: “Aliviana un poco el yugo con que tu padre nos
oprimió”!»
10 Los jóvenes que se habían criado con él le
contestaron:
«Pues a esa gente que ha venido a decirte: “Tu padre
hizo muy pesado nuestro yugo, así que aliviana tú nuestra carga”, vas a
decirle: “Mi dedo meñique es más grueso que el miembro viril de mi padre. 11 Y
si mi padre hizo pesado su yugo, yo voy a hacerlo aún más pesado; si mi padre
los castigó con azotes, ¡yo los voy a castigar con látigos!”»
12 Al tercer día Jeroboán y todo el pueblo fueron a
ver al rey Roboán, puesto que él les había dicho que volvieran tres días
después. 13 Pero el rey Roboán les respondió con aspereza, pues dejó de lado el
consejo de los ancianos 14 y les habló siguiendo el consejo de los jóvenes. Les
dijo: «Si mi padre les hizo pesado su yugo, yo lo voy a hacer más pesado; si mi
padre los castigó con azotes, ¡yo los voy a castigar con látigos!» 15 Y el rey
no le hizo caso al pueblo porque esto provenía de Dios, para que el Señor
cumpliera lo que le había dicho a Jeroboán hijo de Nabat por medio de Ajías el
silonita.
16 Al ver todos los israelitas que el rey no les había
hecho caso, reaccionaron contra él y le dijeron:
«¿Qué tenemos nosotros que ver con David? ¡No tenemos
nada que ver con el hijo de Yesé! ¡Vamos, israelitas, regresen a sus
campamentos! ¡Y tú, David, ocúpate de tu casa!»
Fue así como todos los israelitas se fueron a sus
tiendas. 17 Pero Roboán siguió reinando sobre los israelitas que habitaban en
las ciudades de Judá. 18 Luego el rey Roboán envió a Hadorán, que estaba a
cargo de los tributos, pero los israelitas lo apedrearon, y así murió. Entonces
el rey Roboán subió en su carro y a toda prisa huyó a Jerusalén. 19 Fue así
como los israelitas se apartaron de la casa de David, hasta el día de hoy.
Reina Valera Contemporánea (RVC)
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Romanos
8:9-23 Reina Valera Contemporánea (RVC)
9 Pero ustedes no viven según las intenciones de la
carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios habita en ustedes.
Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él. 10 Pero si Cristo está
en ustedes, el cuerpo está en verdad muerto a causa del pecado, pero el espíritu
vive a causa de la justicia. 11 Y si el Espíritu de aquel que levantó de los
muertos a Jesús vive en ustedes, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús
también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu que vive en
ustedes.
12 Así que, hermanos, tenemos una deuda pendiente,
pero no es la de vivir en conformidad con la carne, 13 porque si ustedes viven
en conformidad con la carne, morirán; pero si dan muerte a las obras de la
carne por medio del Espíritu, entonces vivirán. 14 Porque los hijos de Dios son
todos aquellos que son guiados por el Espíritu de Dios. 15 Pues ustedes no han
recibido un espíritu que los esclavice nuevamente al miedo, sino que han
recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! 16 El
Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. 17
Y si somos hijos, somos también herederos; herederos de Dios y coherederos con
Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él
seamos glorificados.
18 Pues no tengo dudas de que las aflicciones del
tiempo presente en nada se comparan con la gloria venidera que habrá de
revelarse en nosotros. 19 Porque la creación aguarda con gran impaciencia la
manifestación de los hijos de Dios. 20 Porque la creación fue sujetada a
vanidad, no por su propia voluntad, sino porque así lo dispuso Dios, pero
todavía tiene esperanza, 21 pues también la creación misma será liberada de la
esclavitud de corrupción, para así alcanzar la libertad gloriosa de los hijos
de Dios. 22 Porque sabemos que toda la creación hasta ahora gime a una, y sufre
como si tuviera dolores de parto. 23 Y no sólo ella, sino también nosotros, que
tenemos las primicias del Espíritu, gemimos dentro de nosotros mismos mientras
esperamos la adopción, la redención de nuestro cuerpo.
Reina Valera Contemporánea (RVC)
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Salmos
18:16-34 Reina Valera Contemporánea (RVC)
16 Desde lo alto el Señor me tendió la mano
y me rescató de las aguas tumultuosas,
17 ¡me libró de los poderosos enemigos
que me odiaban y eran más fuertes que yo!
18 Me atacaron en el día de mi desgracia,
pero el Señor me dio su apoyo:
19 me llevó a un terreno espacioso,
y me salvó, porque se agradó de mí.
20 El Señor me premió porque soy justo;
¡porque mis manos están limpias de culpa!
21 Yo he seguido los caminos del Señor,
y ningún mal he cometido contra mi Dios.
22 Tengo presentes todos sus decretos,
y no me he apartado de sus estatutos.
23 Con él me he conducido rectamente,
y me he alejado de la maldad;
24 él ha visto la limpieza de mis manos,
y por eso ha recompensado mi justicia.
25 Señor, tú eres fiel con el que es fiel,
e intachable con el que es intachable.
26 Juegas limpio con quien juega limpio,
pero al tramposo le ganas en astucia.
27 Tú salvas a los humildes,
pero humillas a los soberbios.
28 Señor, mi Dios,
tú mantienes mi lámpara encendida;
¡tú eres la luz de mis tinieblas!
29 ¡Con tu ayuda, mi Dios,
puedo vencer ejércitos y derribar murallas!
30 El camino de Dios es perfecto;
la palabra del Señor, acrisolada;
Dios es el escudo de los que en él confían.
31 ¡Aparte del Señor, no hay otro Dios!
¡Aparte de nuestro Dios, no hay otra Roca!
32 Dios es quien me infunde fuerzas;
Dios es quien endereza mi camino;
33 Dios es quien me aligera los pies
y me hace correr como un venado;
Dios es quien me afirma en las alturas;
34 Dios adiestra mis manos para el combate,
y me da fuerzas para tensar el arco de bronce.
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Proverbios
19:26 Reina Valera Contemporánea (RVC)
26 El que roba a su padre y ahuyenta a su madre
es un hijo que causa vergüenza y oprobio.
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Copyright © 2009, 2011 by Sociedades Bíblicas Unidas
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