Día 206, DAB Español, Miércoles 25 de Julio
2 Crónicas 14:1-16:14; Romanos 9:1-24; Salmos 19; Proverbios 20:1 (Reina Valera Contemporánea (RVC))
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Crónicas 14-16 Reina Valera Contemporánea (RVC)
Reinado de Asa
14 Abías descansó entre sus antepasados y fue
sepultado en la ciudad de David, y en su lugar reinó su hijo Asa, y durante su
reinado el país estuvo en paz durante diez años. 2 Asa hizo lo bueno y lo recto
ante los ojos del Señor su Dios, 3 pues quitó los altares de culto ajenos y los
lugares altos, hizo pedazos los ídolos y derribó los símbolos de Asera, 4 y
ordenó a Judá buscar al Señor, el Dios de sus padres, y poner por obra la ley y
sus mandamientos. 5 Además, quitó de todas las ciudades de Judá los lugares
altos y los ídolos, y bajo su reinado hubo paz. 6 Precisamente porque en ese
tiempo había paz y nadie le hacía la guerra, pues el Señor le había dado paz,
Asa construyó en Judá ciudades fortificadas. 7 Les dijo a los de Judá:
«Edifiquemos estas ciudades, y levantemos murallas a
su alrededor, con torres, puertas y cerrojos, pues la tierra es nuestra.
Nosotros hemos buscado al Señor nuestro Dios, y porque lo hemos buscado, él nos
ha dado paz en todas partes.»
En la construcción tuvieron mucho éxito. 8 Además, Asa
tenía un ejército armado de lanzas y escudos, todos ellos soldados bien
entrenados para lanzar flechas. De Judá eran trescientos mil, y de Benjamín
doscientos ochenta mil.
9 Zeraj el etíope salió a presentarles batalla con un
ejército de un millón de hombres y trescientos carros de guerra; y llegó hasta
Maresa. 10 Asa salió a su encuentro, y libraron la batalla en el valle de
Sefata, junto a Maresa. 11 Allí Asa clamó al Señor su Dios, y dijo:
«¡Ay, Señor! Para ti no hay diferencia alguna en brindar
tu ayuda al poderoso o al débil. ¡Ayúdanos, Señor y Dios nuestro, porque en ti
confiamos y en tu nombre venimos contra este ejército! Tú, Señor, eres nuestro
Dios; ¡que no prevalezca el hombre contra ti!»
12 El Señor derrotó a los etíopes que se enfrentaron
contra Asa y Judá, y los etíopes huyeron. 13 Asa y su ejército los persiguieron
hasta Gerar, y los etíopes fueron derrotados hasta no quedar uno solo con vida.
Fueron derrotados delante del Señor y de su ejército, y se les quitó un gran
botín de guerra. 14 Además, el terror del Señor cayó sobre todas las ciudades
alrededor de Gerar, y como había en ellas grandes riquezas, Asa y los suyos las
saquearon, 15 y atacaron también las cabañas de los que tenían ganado, y antes
de volver a Jerusalén se llevaron muchas ovejas y camellos.
Reformas religiosas de Asa
15 El espíritu de Dios vino sobre Azarías hijo de
Obed, 2 y éste salió al encuentro de Asa y le dijo:
«Escúchenme ustedes, Asa y todo Judá y Benjamín: El
Señor estará con ustedes, si ustedes están con él. Si lo buscan, lo hallarán;
pero si lo dejan, también él los dejará. 3 Israel pasó mucho tiempo sin un Dios
verdadero y sin un sacerdote que los instruyera, y sin ley; 4 pero cuando en su
angustia se volvieron al Señor y Dios de Israel, y lo buscaron, lo hallaron. 5
En aquellos tiempos no había paz, ni para el que entraba ni para el que salía,
sino que los habitantes de todas las naciones encaraban muchas aflicciones. 6
Un pueblo destruía a otro, y una ciudad atacaba a otra ciudad, porque Dios les
enviaba toda clase de calamidades. 7 Pero si ustedes se esfuerzan, y no pierden
el ánimo, todo lo que hagan tendrá su recompensa.»
8 Cuando Asa oyó las palabras y la profecía del
profeta Azarías hijo de Obed, se animó y quitó de toda la tierra de Judá y de
Benjamín, y de las ciudades que había conquistado en la región montañosa de
Efraín, los ídolos repugnantes; además, reparó el altar del Señor que estaba
frente al pórtico del Señor. 9 Luego reunió a todo Judá y Benjamín, y también a
los forasteros de Efraín, Manasés y Simeón, pues al ver que el Señor su Dios
estaba con Asa, muchos israelitas se le habían unido. 10 El mes tercero del año
decimoquinto del reinado de Asa se reunieron en Jerusalén, 11 y del botín que
habían obtenido, ese mismo día ofrecieron al Señor setecientos bueyes y siete
mil ovejas. 12 Además, juraron solemnemente que con todo el corazón y con toda
su alma buscarían al Señor y Dios de sus padres, 13 y que todo el que no
buscara al Señor, Dios de Israel, moriría, sin importar que fuera grande o
pequeño, hombre o mujer. 14 Esto lo juraron ante el Señor a toda voz y con gran
júbilo, al son de trompetas y bocinas. 15 Todos los de Judá se alegraron de este
juramento; porque lo hicieron de todo corazón. Y como buscaron al Señor de todo
corazón, lo hallaron; y el Señor les dio paz por toda la región.
16 Asa llegó incluso a destituir a Macá, la reina
madre, porque ella hizo una imagen de la diosa Asera; Asa destruyó la imagen
hasta hacerla polvo, y la quemó a orillas del arroyo de Cedrón. 17 A pesar de
todo esto, y aunque el corazón de Asa fue perfecto durante toda su vida, los
lugares altos no fueron quitados de Israel. 18 Sin embargo, Asa llevó al templo
de Dios toda la plata y el oro y los utensilios que su padre y él mismo habían
consagrado, 19 y durante los treinta y cinco años del reinado de Asa no hubo
más guerra.
Alianza de Asa con Ben Adad
16 En el año treinta y seis del reinado de Asa, el rey
Basá de Israel se lanzó contra Judá y, para impedir que nadie llegara en ayuda
del rey Asa de Judá, ni tampoco pudiera huir, fortificó la ciudad de Ramá, 2
Asa sacó entonces el oro y la plata que había en los tesoros del templo del
Señor y en el palacio real, y los envió al rey Ben Adad de Siria, que estaba en
Damasco, con este mensaje:
3 «Hagamos tú y yo un pacto, como el que hicieron tu
padre y el mío. Aquí te envío oro y plata. Ven y rompe el pacto que has hecho
con el rey Basá de Israel, para que deje de atacarme.»
4 Ben Adad aceptó la propuesta del rey Asa, y ordenó a
los capitanes de sus ejércitos que atacaran las ciudades de Israel. Así
conquistaron Iyón, Dan, Abel Mayin y las ciudades de aprovisionamiento de
Neftalí. 5 En cuanto Basá supo esto, suspendió las obras de construcción en
Ramá. 6 Entonces el rey Asa agrupó a todo Judá para llevarse de Ramá la piedra
y la madera con que Basá estaba edificando, y con ese material edificó a Geba y
a Mispá.
7 Por eso días el vidente Jananí llegó a ver al rey Asa
de Judá, y le dijo:
«Tú, lejos de apoyarte en el Señor tu Dios, has
buscado el apoyo del rey de Siria. Por eso el ejército del rey de Siria se te
ha escapado de las manos. 8 ¿Acaso los etíopes y los libios no eran un ejército
incontable, con carros de guerra y mucha gente de a caballo? Sin embargo, el
Señor los puso en tus manos porque te apoyaste en él. 9 Los ojos del Señor
están contemplando toda la tierra, para mostrar su poder a favor de los que
mantienen hacia él un corazón perfecto. Pero en este caso tú has actuado como
un necio. Por eso, de ahora en adelante te verás envuelto en más guerras.»
10 Asa se enojó contra el vidente, y tan grande fue su
enojo que lo echó en la cárcel. Por eso días, Asa oprimió también a algunos del
pueblo.
Muerte de Asa
11 Los primeros y los últimos hechos de Asa se hallan
registrados en el libro de los reyes de Judá y de Israel. 12 En el año treinta
y nueve de su reinado, Asa enfermó gravemente de los pies, y en su enfermedad
no buscó al Señor, sino a los médicos. 13 Finalmente, Asa descansó entre sus
antepasados en el año cuarenta y uno de su reinado, 14 y fue sepultado en los
sepulcros que él mismo había mandado construir en la ciudad de David. Lo
pusieron en un ataúd, el cual fue llenado de perfumes y diversas especias
aromáticas, preparadas por perfumistas expertos, y en su honor se prendió una
enorme hoguera.
Reina Valera Contemporánea (RVC)
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Romanos
9:1-24 Reina Valera Contemporánea (RVC)
La elección de Israel
9 Digo la verdad en Cristo, no miento. Mi conciencia
me da testimonio en el Espíritu Santo: 2 tengo una gran tristeza y un continuo
dolor en mi corazón. 3 Porque desearía ser yo mismo maldecido y separado de
Cristo, por amor a mis hermanos, por los de mi propia raza, 4 que son
israelitas. De ellos son la adopción, la gloria, el pacto, la promulgación de
la ley, el culto y las promesas. 5 De ellos son los patriarcas, y de ellos,
desde el punto de vista humano, vino Cristo, el cual es Dios sobre todas las cosas.
¡Bendito sea por siempre! Amén.
6 Ahora bien, no estoy diciendo que la palabra de Dios
haya fallado, porque no todos los que descienden de Israel son israelitas; 7 ni
todos los descendientes de Abrahán son verdaderamente sus hijos, pues dice: «Tu
descendencia vendrá por medio de Isaac.» 8 Esto significa que los hijos de Dios
no son los descendientes naturales, sino aquellos que son considerados
descendientes según la promesa. 9 La promesa dice así: «Por este tiempo vendré,
y Sara tendrá un hijo.» 10 Y no sólo esto. También sucedió cuando Rebeca
concibió de un solo hombre, de nuestro antepasado Isaac, 11 aunque sus hijos
todavía no habían nacido ni habían hecho algo bueno o malo; y para confirmar
que el propósito de Dios no está basado en las obras sino en el que llama, 12
se le dijo: «El mayor servirá al menor.» 13 Como está escrito: «A Jacob amé,
pero a Esaú aborrecí.»
14 Entonces, ¿qué diremos? ¿Que Dios es injusto? ¡De
ninguna manera! 15 Porque Dios dijo a Moisés: «Tendré misericordia del que yo
quiera, y me compadeceré del que yo quiera.» 16 Así pues, no depende de que el
hombre quiera o se esfuerce, sino de que Dios tenga misericordia. 17 Porque la
Escritura le dice a Faraón: «Te he levantado precisamente para mostrar en ti mi
poder, y para que mi nombre sea anunciado por toda la tierra.» 18 De manera que
Dios tiene misericordia de quien él quiere tenerla y endurece a quien él quiere
endurecer.
19 Entonces me dirás: ¿Por qué Dios todavía nos echa
la culpa? ¿Quién puede oponerse a su voluntad? 20 Pero tú, hombre, ¿quién eres
para discutir con Dios? ¿Acaso el vaso de barro le dirá al que lo formó por qué
lo hizo así? 21 ¿Qué, no tiene derecho el alfarero de hacer del mismo barro un
vaso para honra y otro para deshonra? 22 ¿Y qué si Dios, queriendo mostrar su
ira y dar a conocer su poder, soportó con mucha paciencia los vasos de ira que
estaban preparados para destrucción? 23 ¿Y qué si, para dar a conocer las
riquezas de su gloria, se las mostró a los vasos de misericordia que él de
antemano preparó para esa gloria? 24 Esos somos nosotros, a quienes Dios llamó,
no sólo de entre los judíos, sino también de entre los no judíos.
Reina Valera Contemporánea (RVC)
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Salmos
19 Reina Valera Contemporánea (RVC)
Las obras y la palabra de Dios
Al músico principal. Salmo de David.
19 Los cielos proclaman la gloria de Dios;
el firmamento revela la obra de sus manos.
2 Un día se lo cuenta al otro día;
una noche se lo enseña a la otra noche.
3 Sin palabras, sin sonidos,
sin que se escuche una sola voz,
4 su mensaje recorre toda la tierra
y llega al último rincón del mundo,
en donde el sol pasa la noche.
5 Y el sol, cual novio que sale del tálamo,
cual si fuera un poderoso guerrero,
se levanta alegre para hacer su recorrido.
6 Sale por un extremo de los cielos,
y sigue su curso hasta el otro extremo,
sin que nada se esconda de su calor.
7 La ley del Señor es perfecta: reanima el alma.
El testimonio del Señor es firme: da sabiduría al
ingenuo.
8 Los preceptos del Señor son rectos: alegran el
corazón.
El mandamiento del Señor es puro: da luz a los ojos.
9 El temor del Señor es bueno: permanece para siempre.
Los decretos del Señor son verdaderos, y todos ellos
justos.
10 Son más deseables que el oro refinado
y más dulces que la miel que destila del panal.
11 Con ellos, Señor, amonestas a tu siervo,
y recompensas grandemente a quien los cumple.
12 ¿Acaso hay quien reconozca sus propios errores?
¡Perdóname por los que no puedo recordar!
13 ¡No permitas que la soberbia
domine a este siervo tuyo!
¡Líbrame de cometer grandes pecados,
y nadie podrá entonces culparme de nada!
14 Tú, Señor, eres mi roca y mi redentor;
¡agrádate de mis palabras y de mis pensamientos!
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Proverbios
20:1 Reina Valera Contemporánea (RVC)
20 Beber vino o bebidas embriagantes
te lleva a blasfemar y a causar alborotos.
No es de sabios errar por su culpa.
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