Día 115, DAB Español, Jueves 25 de Abril
Jueces 4:1-5:31; Lucas 22:35-54; Salmos 94; Proverbios 14:3-4 (Palabra de Dios para Todos (PDT))
Jueces
4-5 Palabra de Dios para Todos (PDT)
La jefe Débora
4 Después de la muerte de Aod, los israelitas
volvieron a hacer lo que no le agradaba al SEÑOR. 2 Así que el SEÑOR dejó que
Jabín, un rey de Canaán, derrotara a Israel. Jabín gobernaba en una ciudad
llamada Jazor. Sísara, comandante del ejército del rey, vivía en un pueblo
llamado Jaroset Goyim. 3 Sísara tenía novecientos carros de hierro y había sido
muy cruel con los israelitas durante veinte años. Así que los israelitas
pidieron ayuda al SEÑOR.
4 Débora era la líder de Israel. Era profetisa y
esposa de Lapidot. 5 Débora acostumbraba sentarse bajo una palmera, conocida
como la palmera de Débora, y los israelitas acudían a ella para que les
resolviera sus problemas. La palmera de Débora queda entre Ramá y Betel, en la
región montañosa de Efraín. 6 Débora mandó llamar a un hombre llamado Barac
hijo de Abinoán, que vivía en la ciudad de Cedes, territorio de Neftalí. Débora
le dijo a Barac:
—El SEÑOR Dios de Israel te ordena lo siguiente:
“Reúne a diez mil hombres de las tribus de Neftalí y Zabulón, y dirígelos al
monte Tabor. 7 Yo haré que Sísara, el comandante del ejército de Jabín, llegue
hasta ustedes. Haré que Sísara vaya con su ejército y sus carros hasta el río
de Quisón [a] y te ayudaré a derrotarlo”.
8 Barac le dijo a Débora:
—Si tú vas conmigo, iré; pero si tú no vas, yo tampoco
iré.
9 —Claro que iré contigo —respondió Débora—, pero con
tu actitud, no tendrás honor cuando Sísara sea derrotado. El SEÑOR hará que una
mujer derrote a Sísara.
Así que Débora se fue con Barac para la ciudad de
Cedes. 10 Ya estando en Cedes, Barac reunió a las tribus de Zabulón y Neftalí.
En total se reunieron diez mil hombres que lo acompañaron y Débora también iba
con ellos.
11 Héber el quenita se había apartado de los otros
quenitas, que eran como él descendientes de Hobab, el suegro [b] de Moisés, y
había armado su campamento en Zanayin, cerca de Cedes.
12 Alguien le informó a Sísara que Barac hijo de
Abinoán había subido al monte Tabor. 13 Así que Sísara mandó reunir sus
novecientos carros de hierro y a todo su ejército. Todos marcharon desde
Jaroset Goyim hasta el río Quisón.
14 Luego Débora le dijo a Barac:
—Hoy es el día en que el SEÑOR te va a ayudar a
derrotar a Sísara. El SEÑOR irá delante de ti.
Entonces Barac bajó del monte Tabor con sus diez mil
hombres 15 y atacaron a Sísara. Durante la batalla, el SEÑOR hizo que Sísara y
su ejército se asustaran y que no supieran qué hacer. Barac y sus hombres
ganaron la batalla y Sísara bajó de su carro y huyó a pie. 16 Pero los hombres
de Barac siguieron peleando contra el ejército de Sísara y persiguieron a
Sísara, a su ejército y a sus carros hasta Jaroset Goyim. Los hombres de Barac
mataron a filo de espada a todo el ejército de Sísara. No dejaron ni a un hombre
con vida.
17 Pero Sísara escapó y fue al lugar donde vivía una
mujer llamada Jael, esposa de Héber, que pertenecía al grupo de los quenitas.
La familia de Héber estaba en paz con Jabín, rey de Jazor. 18 Jael vio que
Sísara se acercaba y salió a recibirlo. Jael le dijo a Sísara:
—Señor, entre a mi tienda y no tenga miedo.
Entonces Sísara entró, y Jael lo cubrió con un tapete.
19 Sísara le dijo a Jael:
—Tengo sed, por favor dame agua para beber.
Jael le dio un poco de leche que tenía en una jarra de
cuero y luego lo cubrió. 20 Sísara le dijo a Jael:
—Ahora ve a la entrada y quédate allí. Si viene
alguien y te pregunta: “¿Hay alguien adentro?”, contesta que no.
21 Sísara estaba tan cansado que se quedó dormido.
Mientras tanto, Jael fue a conseguir una estaca y un martillo, entró sin hacer
ruido y clavó la estaca en la sien de Sísara. La estaca le atravesó la cabeza y
se enterró en la tierra. Así fue como murió Sísara.
22 Al poco tiempo llegó Barac buscando a Sísara. Jael
salió a recibirlo y le dijo:
—Entra y te mostraré al hombre que estás buscando.
Entonces Barac entró y vio a Sísara muerto en el
suelo, con la estaca atravesada en la sien.
23 Ese día Dios derrotó a Jabín, rey de Canaán e hizo
ganar al pueblo de Israel. 24 Desde ese momento, el pueblo de Israel trató a
Jabín con más y más dureza hasta que lo destruyó.
Canción de Débora
5 [c] Esta es la canción que Débora y Barac hijo se
Abinoán cantaron ese día:
2 «Alabado sea el SEÑOR
porque los
jefes de Israel declararon la guerra [d]
y el pueblo
estaba dispuesto a pelear.
3 »Que escuchen todos los reyes,
que pongan
atención todos los gobernantes.
Yo mismo cantaré al SEÑOR,
voy a
componer música para el SEÑOR, el Dios de Israel.
4 »SEÑOR, en el pasado viniste desde los montes de
Seír [e],
marchaste
desde la tierra de Edom.
Cuando marchaste la tierra tembló,
el cielo se
alborotó y las nubes derramaron toda su lluvia.
5 Los montes temblaron ante el SEÑOR,
el Dios del
monte Sinaí;
ante el
SEÑOR, el Dios de Israel.
6 »En los tiempos de Samgar hijo de Anat [f],
y en los
tiempos de Jael,
los caminos principales no se usaban.
Caravanas y
viajeros tenían que dar la vuelta por caminos escondidos.
7 No había soldados hasta que tú llegaste, Débora.
Hasta que
llegaste como una madre para Israel. [g]
8 Dios nombró nuevos líderes
para pelear
en las entradas de los pueblos. [h]
De los cuarenta mil soldados de Israel,
ninguno pudo
encontrar ni un escudo ni una espada.
9 Mi corazón está con los jefes de Israel
y con la
gente que quisieron ir a la guerra.
¡Alabado sea el SEÑOR!
10 »Pongan atención todos los que andan en burros
blancos,
los que
andan en tapetes [i],
los que
andan a pie por los caminos.
11 Se hacen comentarios en los aljibes;
se escucha
música de timbales.
La gente canta las victorias del SEÑOR.
Las que las
pobres ganaron por Israel.
El pueblo del SEÑOR se hizo presente
en las
entradas de las ciudades.
12 »¡Despierta, Débora, despierta!
¡Despierta,
despierta y canta la canción!
¡Levántate, Barac hijo de Abinoán!
Anda y
conquista a tus enemigos, hijo de Abinoán.
13 »Entonces los israelitas bajaron
a luchar
contra los poderosos.
La gente del SEÑOR bajó por mí
a luchar contra
los guerreros.
14 Los hombres de Efraín vinieron
desde las
montañas de Amalec [j].
Ellos venían
siguiendo a Benjamín y a su grupo.
Vinieron también comandantes de la familia de Maquir
[k].
Los líderes
de la tribu de Zabulón vinieron con sus bastones de bronce.
15 Los líderes de Isacar apoyaban a Débora;
la tribu de
Isacar era fiel a Barac.
Todos
marcharon a pie por el valle.
¡Sí! En las tropas de Rubén
hay muchos
hombres valientes.
16 Entonces, ¿por qué se quedaron sentados en las
trincheras,
oyendo a los
pastores llamar a sus ovejas?
Los hombres valientes de Rubén pensaban mucho en la
guerra,
pero se
quedaron en casa escuchando música.
17 La gente de Galaad se quedó en sus campos,
al otro lado
del río Jordán.
Y ustedes, la gente de Dan,
¿por qué se
quedaron en sus barcos?
La gente de Aser se quedó en la costa
acampando en
los puertos.
18 En cambio, los hombres de Zabulón y Neftalí
arriesgaron
su vida combatiendo en esas montañas.
19 »Los reyes de Canaán vinieron a pelear
pero no se
llevaron ningún tesoro a casa.
Ellos combatieron en la ciudad de Tanac,
cerca del
río Meguido.
20 Las estrellas combatieron desde el cielo,
desde sus
recorridos a lo largo del cielo,
combatieron
contra Sísara.
21 El río Quisón, ese río antiguo,
acabó con el
ejército de Sísara.
¡Alma mía,
marcha con resistencia! [l]
22 Sus caballos se hundieron
y los
caballos bravos de Sísara no podían salir del barro.
23 El ángel del SEÑOR dijo: “¡Que caiga una fuerte
maldición
sobre Meroz
y sobre sus habitantes
por no venir a ayudar al SEÑOR,
a ayudar al
SEÑOR con los soldados!”
24 »Que Jael la esposa de Héber, el quenita,
sea bendita
más que todas las mujeres.
25 Sísara pidió agua; Jael le trajo leche.
Le dio leche
en un tazón digno de reyes.
26 Con la mano izquierda Jael trajo la estaca
y con la
derecha el martillo.
Golpeó a Sísara en la cabeza
y con la
estaca le atravesó las sienes.
27 Sísara se derrumbó a los pies de Jael,
y se cayó.
Allí donde cayó, a los pies de Jael,
allí quedó
muerto.
28 »La mamá de Sísara mira por la ventana,
mira
llorando a través de la cortina.
“¿Por qué demora tanto el carro de Sísara?
¿Por qué no
escucho sus carros?”
29 »Su sierva más sabia le respondió
tratando de
convencerla:
30 “Seguro ganaron la guerra
y están
tomando el botín.
¡Deben estar repartiendo lo que ganaron!
Cada soldado
estará tomando una o dos muchachas.
Tal vez Sísara encontró una tela de colores, o tal vez
dos.
Telas
bordadas para el cuello del vencedor”.
31 »¡Que todos sus enemigos mueran así, SEÑOR!
¡Y que toda
la gente que te ama sea tan fuerte como el sol del amanecer!»
Y hubo paz en esa tierra durante cuarenta años.
Footnotes:
Jueces 4:7 río de Quisón Un río que quedaba dieciséis
kilómetros de Tabor.
Jueces 4:11 suegro o posiblemente, yerno.
Jueces 5:1 Este es un canto muy antiguo y algunas
líneas no se entienden bien en su idioma original.
Jueces 5:2 jefes […] guerra Textualmente los hombres
de Israel se dejaron crecer el cabello. Generalmente los soldados dedicaban su
cabello como una ofrenda especial a Dios.
Jueces 5:4 Seír Otro nombre para la tierra de Edom.
Jueces 5:6 Samgar hijo de Anat Samgar fue
probablemente un mercenario extranjero que ayudó a los israelitas. Ver Jue
3:31.
Jueces 5:7 hasta que tú llegaste […] para Israel o
hasta que llegué yo, Débora. Hasta que llegué yo, madre de Israel; o hasta que
yo te nombré a ti, Débora, como madre de Israel.
Jueces 5:8 Dios nombró […] los pueblos o Decidieron
seguir a nuevos dioses. El hebreo es oscuro.
Jueces 5:10 tapetes o silla de juicio. El hebreo es
oscuro.
Jueces 5:14 Amalec Área habitada por la familia de
Efraín. Ver Jue 12:15.
Jueces 5:14 Maquir Esta familia hacía parte de la
tribu de Manasés que habitaba en el territorio ubicado al oriente del río
Jordán.
Jueces 5:21 ¡Alma mía, marcha con resistencia! Podría
traducirse con algunos cambios: Sus caballos poderosos marcharon hacia adelante.
Palabra de Dios para Todos (PDT)
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Lucas
22:35-54 Palabra de Dios para Todos (PDT)
Estén listos
35 Entonces Jesús les dijo a los seguidores:
—Cuando los envié sin dinero ni provisiones ni
sandalias, ¿les hizo falta algo?
Ellos dijeron:
—No, nada.
36 Jesús les dijo:
—Pero ahora, si tienen provisiones o dinero, llévenlos
con ustedes. Si no tienen espada, vendan su manto y compren una. 37 Pues les
digo que esta Escritura debe cumplirse en mí: “La gente lo consideraba un
criminal”. [a] Esta Escritura debe cumplirse en mí. Fue escrita sobre mí y está
sucediendo ahora.
38 Los seguidores dijeron:
—Mira Señor, aquí hay dos espadas.
Jesús les dijo:
—¡Basta ya!
Jesús ora solo
39 Como de costumbre, Jesús salió de la ciudad al
monte de los Olivos, y sus seguidores fueron con él. 40 Al llegar ahí, les
dijo:
—Oren para que no caigan en tentación.
41 Entonces Jesús se alejó un poco de ellos, se arrodilló
y oró: 42 «Padre, líbrame de esta copa, pero que no se haga mi voluntad, sino
la tuya». 43 Entonces apareció un ángel del cielo que fue enviado para darle
fuerzas. 44 Él estaba sufriendo mucho y oraba con fervor. El sudor era como
gotas de sangre que caían al suelo. [b] 45 Cuando Jesús terminó de orar, fue a
donde estaban sus seguidores. Se quedaron dormidos vencidos de tristeza. 46
Jesús les dijo:
—¿Por qué están durmiendo? ¡Levántense y oren para que
no caigan en tentación!
Arresto de Jesús
47 Mientras Jesús estaba hablando, llegó allí mucha
gente. Los guiaba uno de los doce apóstoles, llamado Judas. Él se acercó a
Jesús para saludarlo con un beso.
48 Pero Jesús le dijo:
—Judas, ¿Con un beso traicionas al Hijo del hombre?
49 Cuando los seguidores vieron lo que estaba pasando,
le dijeron a Jesús:
—Señor, ¿atacamos con espada?
50 Uno de ellos le pegó al siervo del sumo sacerdote y
le cortó la oreja derecha. 51 Pero Jesús dijo:
—¡Déjenlos!
Entonces Jesús le tocó la oreja al siervo y lo sanó.
52 Luego, Jesús les dijo a los jefes de los sacerdotes, a los jefes de la
guardia del templo y a los ancianos líderes, que habían venido a arrestarlo:
—¿Es que yo soy un bandido para que ustedes vengan con
espadas y garrotes? 53 Yo he estado con ustedes todos los días en el área del
templo y no me arrestaron. Pero esta es su hora, la hora en que reina la
oscuridad.
La negación de Pedro
54 Arrestaron a Jesús y lo llevaron a casa del sumo
sacerdote. Pedro los siguió a cierta distancia.
Footnotes:
Lucas 22:37 Cita de Is 53:12.
Lucas 22:44 Algunos manuscritos más antiguos no tienen
los versículos 43 y 44.
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Salmos
94 Palabra de Dios para Todos (PDT)
El Señor juzga al mundo
94 SEÑOR, tú eres el Dios que ejecutas la venganza.
Brilla,
¡Dios de venganza!
2 ¡Levántate Juez de la tierra,
y dale su
merecido a los orgullosos!
3 ¿Hasta cuándo, SEÑOR,
seguirán tan
tranquilos los perversos?
4 ¿Hasta cuándo seguirán todos esos criminales
festejando y
celebrando el mal que hacen?
5 SEÑOR, ellos le hacen daño a tu pueblo;
hacen sufrir
a tu gente.
6 Matan a las viudas y a los inmigrantes;
asesinan a
los huérfanos.
7 Dicen que el SEÑOR no se da cuenta del mal que
hacen,
que el Dios
de Jacob no se entera de lo que sucede.
8 ¡Entiendan, insensatos!
¿Cuándo
aprenderán su lección, tontos?
9 El que hizo los oídos,
¿no oirá los
planes de ustedes?
El que hizo los ojos,
¿no verá lo
que ustedes hacen?
10 Así y todo, ¿los perversos todavía creen
que no serán
castigados?
11 El SEÑOR sabe lo que la gente piensa,
sabe que los
seres humanos son como un soplo del viento.
12 Afortunado el que tú corriges, SEÑOR;
aquel a
quien le enseñas la manera correcta de vivir,
13 para que permanezca tranquilo cuando lleguen los
días malos,
mientras que
al perverso se le cava una tumba.
14 El SEÑOR no abandonará a su pueblo;
no dejará
abandonada su posesión.
15 Los juicios volverán a basarse en la justicia,
y la gente
honesta los apoyará.
16 ¿Quién me ayudó a luchar contra los perversos?
¿Quién
estuvo a mi lado para luchar contra los que hacen el mal?
17 Si el SEÑOR no me hubiera ayudado,
habría sido
destruido.
18 Aunque yo dije: «Resbalan mis pies»,
tu fiel
amor, SEÑOR, vino a ayudarme.
19 Yo estaba muy preocupado e intranquilo,
pero tú me
consolaste y me llenaste de alegría.
20 Dios mío, tú no eres cómplice de jueces corruptos,
que usan la
ley para hacerles daño a los demás,
21 que se unen para quitarle la vida al justo,
y condenan a
muerte al inocente.
22 Pero el SEÑOR es mi fortaleza,
mi Dios y la
roca que me protege.
23 Él los castigará por todo el mal que han hecho,
los
destruirá por su maldad;
el SEÑOR
nuestro Dios acabará con ellos.
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Proverbios
14:3-4 Palabra de Dios para Todos (PDT)
3 De la boca del tonto brota soberbia,
pero al
sabio lo protegen sus labios.
4 Si no hay bueyes, el establo está vacío;
con la
fuerza del buey hay muy buena cosecha.
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