Día 117, DAB Español, Sábado 27 de Abril
Jueces 7:1-8:16; Lucas 23:11-43; Salmos 97-98; Proverbios 14:7-8 (Palabra de Dios para Todos (PDT))
Jueces
7:1-8:16 Palabra de Dios para Todos (PDT)
7 Muy temprano, Yerubaal, o sea Gedeón, y sus hombres
armaron su campamento a orillas del río Jarod. El campamento de los madianitas
estaba al norte de ellos, en el valle al pie del monte de Moré. 2 El SEÑOR le
dijo a Gedeón: «Te voy a ayudar a derrotar a los madianitas. Pero tienes muchos
hombres en tu ejército, y no quiero que los israelitas me olviden y crean que
ellos solos se han salvado. 3 Así que llama a tus hombres y diles: “El que
tenga miedo puede irse de aquí y regresar a su casa”». Se fueron veintidós mil
hombres pero todavía quedaron diez mil.
4 Y el SEÑOR le dijo a Gedeón: «Todavía son muchos
hombres. Llévalos a tomar agua y allí les haré una prueba. Si yo digo: “Este
hombre irá contigo”, entonces ese hombre irá, pero si digo: “Este hombre no irá
contigo”, entonces ese hombre no irá».
5 Entonces Gedeón llevó a sus hombres a tomar agua.
Allí el SEÑOR dijo: «Separa a tus hombres en dos grupos así: Arma un grupo con
los que beban el agua en sus manos lamiendo como un perro y arma el otro grupo
con los que se arrodillen para beber».
6 Solo trescientos hombres bebieron el agua con las
manos, todos los demás se arrodillaron para beber. 7 Entonces el SEÑOR le dijo
a Gedeón: «Con los trescientos hombres que bebieron con las manos es suficiente
para salvarte, haré que derrotes a los madianitas. Todos los demás pueden irse
a su casa».
8 Gedeón envió a los otros hombres a su casa y se
quedó sólo con los trescientos hombres, además del armamento y las trompetas de
los que se fueron. Los madianitas estaban acampando en el valle, más abajo del
campamento de Gedeón. 9 Esa noche el SEÑOR le dijo a Gedeón: «¡Levántate! Haré
que derrotes el ejército de los madianitas, baja ya y atácalos. 10 Si tienes
miedo de bajar solo, entonces lleva a tu siervo Furá. Baja al campamento de los
madianitas 11 y escucha lo que dicen, después ya no tendrás temor de
atacarlos».
Entonces Gedeón y su sirviente Furá bajaron hasta el
límite donde estaban los soldados del campamento enemigo. 12 Los madianitas,
los amalecitas y los del oriente estaban acampando en ese valle. Eran tantos
hombres que parecían una plaga de langostas y parecía que había tantos camellos
como los granos de arena en la playa.
13 Cuando Gedeón llegó al campamento, escuchó que un
soldado le contaba un sueño al otro. El soldado decía:
—Soñé que un pan de cebada venía rodando hacia el
campamento de los madianitas y golpeó la tienda tan fuerte que la tienda cayó y
quedó al revés.
14 El otro soldado sabía el significado del sueño y
dijo:
—Tu sueño se trata de Gedeón, el hijo de Joás,
significa que Dios hará que Gedeón destruya a todo el ejército madianita.
15 Después de escuchar el sueño y su significado,
Gedeón adoró a Dios, luego regresó al campamento de Israel y dijo:
—¡Levántense todos! El SEÑOR nos ayudará a derrotar a
los madianitas.
16 Gedeón dividió a los trescientos hombres en tres
grupos. A cada hombre le dio una trompeta y un jarro vacío con una antorcha
adentro. 17 Gedeón les dijo a sus hombres:
—Cuando lleguen al campamento enemigo, fíjense en mí y
hagan lo que yo hago. 18 Todos rodeen el campamento. El grupo que va conmigo y
yo tocaremos las trompetas. Después ustedes toquen también sus trompetas y
griten: «¡Por el SEÑOR y por Gedeón!»
19 Gedeón y los cien hombres que estaban con él
llegaron al borde del campamento enemigo. Llegaron a media noche, justo cuando
estaban cambiando la guardia. Gedeón y sus hombres tocaron sus trompetas y
rompieron los jarros.
20 Entonces los tres grupos tocaron sus trompetas y
rompieron los jarros. En la mano izquierda tenían las antorchas y en la mano
derecha tenían trompetas. Todos gritaban: «¡Una espada por el SEÑOR y una por
Gedeón!»
21 Cada uno de los hombres de Gedeón se quedó en su
puesto rodeando el campamento enemigo. Los hombres del ejército madianita
gritaban y corrían. 22 Cuando los trescientos hombres de Gedeón tocaron sus
trompetas, el SEÑOR hizo que los madianitas se mataran unos a otros con sus
espadas. El ejército enemigo huyó hacia la ciudad de Bet Sitá que queda cerca
de la ciudad de Zererá, corrieron hasta la ciudad de Abel Mejolá, que queda
junto a Tabat.
23 Entonces se les avisó a los soldados de las tribus
de Neftalí, Aser y Manasés que persiguieran a los madianitas. 24 Gedeón envió
mensajeros por todas las montañas de Efraín.
Los mensajeros gritaban: «¡Salgan antes de que los
madianitas lleguen!» Los hombres de Efraín salieron y tomaron control de los
ríos hasta Bet Bará. 25 Ellos también capturaron a Oreb y Zeb, los dos líderes
madianitas. A Oreb lo mataron en un lugar conocido como la roca de Oreb. Y a
Zeb lo mataron en un lugar de su mismo nombre donde se pisaban las uvas para
hacer vino. Los hombres de Efraín siguieron persiguiendo a los madianitas, pero
primero llevaron las cabezas de Oreb y Zeb a donde estaba Gedeón, en el lugar
donde se cruza el río Jordán.
8 Los hombres de Efraín estaban enojados con Gedeón y
cuando lo encontraron le dijeron:
—¿Por qué nos trataste así? ¿Por qué no nos llamaste
para pelear contra los madianitas?
2 Gedeón respondió:
—Yo no he hecho nada importante comparado con lo que
ustedes han hecho. Ustedes, los hombres de Efraín, han conseguido una cosecha
mucho mejor que la de mi familia, los de Abiezer. 3 Dios les permitió atrapar a
Oreb y Zeb, los líderes madianitas. ¿Cómo podría comparar lo que yo hice con lo
que ustedes hicieron?
Después de oír estas palabras, a los hombres de Efraín
se les pasó el enojo con Gedeón.
Gedeón atrapa a dos reyes madianitas
4 Gedeón y sus trescientos hombres llegaron al río
Jordán y cruzaron a la otra orilla, pero estaban muy cansados y tenían hambre.
[a] 5 Gedeón les dijo a los habitantes de Sucot:
—Por favor denles algo de comer a mis hombres, que
vienen muy cansados. Venimos persiguiendo a los reyes madianitas Zeba y
Zalmuna.
6 Pero los habitantes de Sucot respondieron:
—¿Por qué tenemos que dar de comer a tus hombres?
¿Acaso ya atraparon a Zeba y Zalmuna?
7 Gedeón dijo:
—No me darán comida, pero el SEÑOR me ayudará a
atrapar a Zeba y Zalmuna, y luego volveré. Les golpearé todo el cuerpo con
espinas y zarzas del desierto.
8 Gedeón y sus hombres salieron de ese lugar hacia
Peniel. Allí, Gedeón pidió el mismo favor a los habitantes de Peniel, pero
ellos le respondieron igual que los de Sucot. 9 Gedeón dijo a los habitantes de
Peniel:
—Después de lograr la victoria regresaré y destruiré
esta torre.
10 Zeba y Zalmuna estaban en la ciudad de Carcor con
su ejército de quince mil hombres. Era todo lo que quedaba del ejército de la
gente del oriente, pues ya habían muerto en batalla ciento veinte mil hombres.
11 Gedeón y sus hombres siguieron por el camino que limita con el desierto, al
oriente de las ciudades de Noba y Yogbea. Gedeón llegó hasta la ciudad de
Carcor y atacó a sus enemigos, quienes no estaban preparados para el ataque. 12
Zeba y Zalmuna, los dos reyes madianitas, salieron huyendo, pero Gedeón los
persiguió y los atrapó. Gedeón y sus hombres derrotaron al ejército enemigo.
13 Gedeón hijo de Joás y sus hombres regresaron de la
batalla por un camino llamado paso de Jeres. 14 Gedeón capturó a un joven de la
ciudad de Sucot y le hizo algunas preguntas. El joven escribió los nombres de
los líderes y ancianos de la ciudad de Sucot. En total escribió setenta y siete
nombres.
15 Entonces Gedeón regresó a la ciudad de Sucot y
dijo:
—Ustedes se burlaron de mí, diciendo: “¿Por qué
tenemos que darles de comer a tus hombres? ¿Acaso ya atraparon a Zeba y
Zalmuna?” Pues bien, aquí están Zeba y Zalmuna. 16 Gedeón tomó espinas y zarzas
del desierto y empezó a golpear a los ancianos líderes de Sucot.
Footnotes:
Jueces 8:4 tenían hambre Según LXX. TM: iban en
persecución.
Palabra de Dios para Todos (PDT)
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Lucas
23:11-43 Palabra de Dios para Todos (PDT)
11 Herodes y sus soldados lo trataban con desprecio.
Burlándose de él, le pusieron ropa lujosa y lo enviaron de nuevo a Pilato. 12
Antes Herodes y Pilato habían sido enemigos, pero desde ese día se hicieron amigos.
Jesús condenado a muerte
13 Pilato llamó a los jefes de los sacerdotes, a los
líderes y al pueblo, 14 y les dijo:
—Ustedes me trajeron a este hombre de quien dicen
estaba inquietando al pueblo, pero lo juzgué delante de todos ustedes y no lo
encontré culpable de ninguno de los delitos de que lo acusan. 15 Ni tampoco
Herodes porque nos lo envió de vuelta. Miren, no ha hecho nada que merezca la
muerte. 16 Entonces, después de azotarlo un poco, lo dejaré ir. 17 [a]
18 Pero todos ellos gritaron a una voz:
—¡Mátenlo! ¡Dejen libre a Barrabás!
19 Barrabás estaba en la cárcel por haber empezado una
revuelta en la ciudad y por asesinato. 20 Pilato quería dejar en libertad a
Jesús, así que les dijo otra vez que lo iba a dejar ir. 21 Pero ellos siguieron
gritando:
—¡Crucifícalo! ¡Crucifícalo!
22 Por tercera vez Pilato le dijo a la gente:
—¿Por qué? ¿Qué ha hecho de malo este hombre? Él no es
culpable. No encuentro ninguna razón para matarlo; por eso lo soltaré después
de azotarlo.
23 Pero ellos seguían gritando. Todos exigían que lo
crucificaran. Tanto gritaron que 24 Pilato decidió hacer lo que pedían. 25
Pilato dejó libre a Barrabás, el hombre que había sido puesto en la cárcel por
rebelión y asesinato, y les entregó a Jesús para que hicieran con él lo que
quisieran.
Crucifixión de Jesús
26 Cuando los soldados se llevaban a Jesús, agarraron
a un tal Simón, de la ciudad de Cirene, que venía del campo, lo obligaron a
cargar la cruz y a llevarla detrás de Jesús. 27 Mucha gente seguía a Jesús,
incluso algunas mujeres, las cuales lloraban y se lamentaban por él. 28 Jesús
se dio vuelta y les dijo:
—Mujeres de Jerusalén, no lloren por mí. Más bien
lloren por ustedes y por sus hijos. 29 Está llegando la hora terrible en que la
gente dirá: “Afortunadas las mujeres que no pueden tener hijos, que nunca los
han tenido ni han amamantado”. 30 Entonces dirán a las montañas: “¡Caigan sobre
nosotros!”, y a los cerros les dirán: “¡Cúbrannos!” [b] 31 Si le hacen esto al
árbol vivo, ¿qué no le harán al seco? [c]
32 También llevaron a dos criminales para que los
ejecutaran junto con Jesús. 33 Llegaron al lugar llamado «La Calavera», donde
los soldados crucificaron a Jesús y también a los criminales, uno a su derecha
y otro a su izquierda.
34 Jesús dijo: «Padre, perdónalos porque no saben lo
que hacen». [d]
Los soldados rifaron entre ellos la ropa de Jesús. 35
La gente estaba allí mirando, y los líderes se burlaban de él, diciendo:
—Si él es el elegido de Dios, el Mesías, entonces que
se salve a sí mismo. Salvó a otros, ¿no?
36 Los soldados vinieron y también se burlaron de él.
Le ofrecieron vinagre 37 y dijeron:
—Si eres el rey de los judíos, ¡sálvate a ti mismo!
38 En la parte de arriba de la cruz estaba escrito: «
Este es el Rey de los judíos». 39 Uno de los criminales también empezó a
insultarlo:
—¿No eres el Mesías? ¡Entonces sálvate a ti mismo y a
nosotros también!
40 Pero el otro criminal lo reprendió y le dijo:
—¿Es que no tienes temor de Dios? ¿Acaso no estás bajo
la misma sentencia? 41 Tú y yo merecemos morir por lo que hicimos, pero este
hombre no ha hecho nada malo.
42 Luego le dijo:
—Jesús, acuérdate de mí cuando comiences a reinar.
43 Entonces Jesús le dijo:
—Te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso.
Footnotes:
Lucas 23:17 Algunos manuscritos añaden el versículo
17: Cada año en el festival de la Pascua, Pilato le liberaba un prisionero al
pueblo.
Lucas 23:30 Cita de Os 10:8.
Lucas 23:31 Si […] seco Posiblemente, el árbol vivo se
refiere a Jesús, y el seco a la gente que será destruida después.
Lucas 23:34 Jesús […] hacen Algunos manuscritos
antiguos de Lucas no tienen esas palabras.
Palabra de Dios para Todos (PDT)
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Salmos
97-98 Palabra de Dios para Todos (PDT)
El Señor gobierna
97 El SEÑOR es rey, alégrese la tierra;
alégrense
las orillas remotas.
2 Nubes espesas y oscuras lo rodean;
la justicia
y el derecho son la base de su reino.
3 Delante de él avanza un fuego,
y destruye a
sus enemigos.
4 Su luz se ve en el cielo
y tiembla la
tierra al verla.
5 Las montañas se derriten como cera ante la presencia
del SEÑOR,
el dueño de
toda la tierra.
6 Los cielos hablan de sus decisiones justas;
todas las naciones ven su gloria.
7 Quedan en ridículo los que adoran ídolos,
los que se
enorgullecen de ellos.
¡Inclínense
ante él todos los dioses!
8 Sion, escucha y alégrate;
ciudades de
Judá, siéntanse felices,
porque el
SEÑOR toma decisiones sabias.
9 SEÑOR Altísimo, tú eres en verdad quien gobierna la
tierra;
tú estás por
encima de todos los dioses.
10 Ustedes, los que aman al SEÑOR, odien el mal.
Él protege
la vida de su pueblo fiel,
y los libra
del poder de los perversos.
11 La luz brilla para el justo
y la alegría
sobre la gente honesta.
12 Justos, alégrense en el SEÑOR
y alaben su
santo nombre.
Toquen canciones al Señor
Canción.
98 Canten una nueva canción al SEÑOR,
porque él ha
hecho maravillas.
Su mano derecha le dio la victoria,
su santo
poder lo hizo.
2 El SEÑOR ha mostrado su poder para salvar;
ante los
ojos de las naciones reveló que lo que él hace es justo.
3 Dios se acordó de su fiel amor
y de su
lealtad para con el pueblo de Israel.
La gente de tierras lejanas vio
lo que hizo
Dios para salvarnos.
4 Que todo el mundo cante con alegría al SEÑOR;
que entonen
canciones alegres y toquen alegres cantos.
5 Canten alabanzas al SEÑOR al son del arpa;
al son del
arpa y con bellas melodías.
6 Canten con alegría al SEÑOR, nuestro Rey,
al son de
trompetas y clarines.
7 Que brame el mar y todo lo que hay en ellos;
el mundo y
todos los que lo habitan.
8 Que los ríos aplaudan;
que todas
las montañas juntas festejen con cantos.
9 Cántenle al SEÑOR,
porque él
viene a juzgar el mundo.
Él gobernará al mundo con justicia,
a los
pueblos con imparcialidad.
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Proverbios
14:7-8 Palabra de Dios para Todos (PDT)
7 No seas amigo de los brutos,
pues ellos
no te pueden enseñar nada.
8 El inteligente es sabio
porque
piensa muy bien lo que hace,
pero el bruto es tonto
porque se
engaña a sí mismo.
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