Día 164, DAB Español, Jueves 13 de Junio
1 Reyes 11:1-12:19; Hechos 9:1-25; Salmos 131; Proverbios 17:4-5 (Nueva Versión Internacional (NVI))
1
Reyes 11:1-12:19 Nueva Versión Internacional (NVI)
Las mujeres de Salomón
11 Ahora bien, además de casarse con la hija del
faraón, el rey Salomón tuvo amoríos con muchas mujeres moabitas, amonitas,
edomitas, sidonias e hititas, todas ellas mujeres extranjeras 2 que procedían
de naciones de las cuales el Señor había dicho a los israelitas: «No se unan a
ellas, ni ellas a ustedes, porque de seguro les desviarán el corazón para que
sigan a otros dioses». Con tales mujeres se unió Salomón y tuvo amoríos. 3 Tuvo
setecientas esposas que eran princesas, y trescientas concubinas; todas estas
mujeres hicieron que se pervirtiera su corazón. 4 En efecto, cuando Salomón
llegó a viejo, sus mujeres le pervirtieron el corazón de modo que él siguió a
otros dioses, y no siempre fue fiel al Señor su Dios como lo había sido su padre[a]
David. 5 Por el contrario, Salomón siguió a Astarté, diosa de los sidonios, y a
Moloc,[b] el detestable dios de los amonitas. 6 Así que Salomón hizo lo que
ofende al Señor y no permaneció fiel a él como su padre David. 7 Fue en esa
época cuando, en una montaña al este de Jerusalén, Salomón edificó un altar
pagano para Quemós, el detestable dios de Moab, y otro para Moloc, el
despreciable dios de los amonitas. 8 Lo mismo hizo en favor de sus mujeres
extranjeras, para que estas pudieran quemar incienso y ofrecer sacrificios a
sus dioses.
9 Entonces el Señor, Dios de Israel, se enojó con
Salomón porque su corazón se había apartado de él, a pesar de que en dos
ocasiones se le había aparecido 10 y le había prohibido que siguiera a otros
dioses. Como Salomón no había cumplido esa orden, 11 el Señor le dijo: «Ya que
procedes de este modo, y no has cumplido con mi pacto ni con los decretos que
te he ordenado, puedes estar seguro de que te quitaré el reino y se lo daré a
uno de tus siervos. 12 No obstante, por consideración a tu padre David no lo
haré mientras tú vivas, sino que lo arrancaré de la mano de tu hijo. 13 Y a
este, también por consideración a mi siervo David y a Jerusalén, no le quitaré
todo el reino, sino que le dejaré una sola tribu, la cual ya he escogido».
Los adversarios de Salomón
14 Por lo tanto, el Señor hizo que Hadad el edomita,
que pertenecía a la familia real de Edom, surgiera como adversario de Salomón.
15 Ahora bien, durante la guerra entre David y los edomitas, Joab, el general
del ejército, había ido a enterrar a los muertos de Israel y había aprovechado
la ocasión para matar a todos los hombres de Edom. 16 Joab y los israelitas que
estaban con él se quedaron allí seis meses, hasta que exterminaron a todos los
varones edomitas. 17 Pero Hadad, que entonces era apenas un muchacho, huyó a
Egipto con algunos oficiales edomitas que habían estado al servicio de su
padre. 18 Partieron de Madián y llegaron a Parán, donde se les unieron unos
hombres de ese lugar. De allí siguieron hacia Egipto y se presentaron ante el
faraón, rey del país, quien le regaló a Hadad una casa y se encargó de darle
sustento y tierras.
19 Hadad agradó tanto al faraón, que este le dio por
esposa a su cuñada, una hermana de la reina Tapenés. 20 La hermana de Tapenés
dio a luz un hijo, al que llamó Guenubat, y Tapenés lo educó en el palacio
real. De modo que Guenubat creció junto con los hijos del faraón.
21 Mientras Hadad estaba en Egipto, se enteró de que
ya habían muerto David y Joab, general del ejército. Entonces Hadad le dijo al
faraón:
—Déjeme usted regresar a mi país.
22 —¿Y por qué quieres regresar a tu país? —le
preguntó el faraón—. ¿Acaso te falta algo aquí?
—No —respondió Hadad—, ¡pero de todos modos déjeme ir!
23 Dios también incitó a Rezón hijo de Eliadá para que
fuera adversario de Salomón. Rezón, que había huido de su amo Hadad Ezer, rey
de Sobá, 24 formó una banda de rebeldes y se convirtió en su jefe. Cuando David
destruyó a los sirios, los rebeldes fueron a Damasco y allí establecieron su
gobierno. 25 Así fue como Rezón llegó a ser rey de Siria. Mientras vivió
Salomón, Rezón aborreció a Israel y fue su adversario, de modo que agravó el daño
causado por Hadad.
Jeroboán se rebela contra Salomón
26 También se rebeló contra el rey Salomón uno de sus
funcionarios, llamado Jeroboán hijo de Nabat. Este Jeroboán era efrateo,
oriundo de Seredá; su madre se llamaba Zerúa, y era viuda. 27 La rebelión de
Jeroboán tuvo lugar cuando Salomón estaba construyendo los terraplenes[c] para
cerrar la brecha en el muro de la Ciudad de David, su padre. 28 Jeroboán se
había ganado el respeto de todos, de modo que cuando Salomón vio su buen
desempeño lo puso a supervisar todo el trabajo forzado que se realizaba entre
los descendientes de José.
29 Un día en que Jeroboán salía de Jerusalén, se
encontró en el camino con el profeta Ahías de Siló, quien llevaba puesto un
manto nuevo. Los dos estaban solos en el campo. 30 Entonces Ahías tomó el manto
nuevo que llevaba puesto y, rasgándolo en doce pedazos, 31 le dijo a Jeroboán:
«Toma diez pedazos para ti, porque así dice el Señor, Dios de Israel: “Ahora
voy a arrancarle de la mano a Salomón el reino, y a ti te voy a dar diez
tribus. 32 A él le dejaré una sola tribu, y esto por consideración a mi siervo
David y a Jerusalén, la ciudad que he escogido entre todas las tribus de
Israel. 33 Voy a hacerlo así porque él me ha abandonado[d] y adora a Astarté,
diosa de los sidonios, a Quemós, dios de los moabitas, y a Moloc, dios de los
amonitas. Salomón no ha seguido mis caminos; no ha hecho lo que me agrada, ni
ha cumplido mis decretos y leyes como lo hizo David, su padre.
34 »”Sin embargo, no le quitaré todo el reino a
Salomón, sino que lo dejaré gobernar todos los días de su vida, por
consideración a David mi siervo, a quien escogí y quien cumplió mis
mandamientos y decretos. 35 Le quitaré el reino a su hijo, y te daré a ti diez
tribus. 36 Pero a su hijo le dejaré una sola tribu, para que en Jerusalén, la
ciudad donde decidí habitar,[e] la lámpara de mi siervo David se mantenga
siempre encendida delante de mí. 37 En lo que a ti atañe, yo te haré rey de
Israel, y extenderás tu reino a tu gusto. 38 Si haces todo lo que te ordeno, y
sigues mis caminos, haciendo lo que me agrada y cumpliendo mis decretos y
mandamientos, como lo hizo David mi siervo, estaré contigo. Estableceré para ti
una dinastía tan firme como la que establecí para David;[f] y te daré Israel.
39 Así que haré sufrir a la descendencia de David, aunque no para siempre”».
40 Salomón, por su parte, intentó matar a Jeroboán,
pero este huyó a Egipto y se quedó allí, bajo la protección del rey Sisac,
hasta la muerte de Salomón.
Muerte de Salomón
41 Los demás acontecimientos del reinado de Salomón, y
su sabiduría y todo lo que hizo, están escritos en el libro de las crónicas de
Salomón, 42 quien durante cuarenta años reinó en Jerusalén sobre todo Israel.
43 Cuando murió, fue sepultado en la Ciudad de David, su padre, y su hijo
Roboán lo sucedió en el trono.
División del reino
12 Roboán fue a Siquén porque todos los israelitas se
habían reunido allí para proclamarlo rey. 2 De esto se enteró Jeroboán hijo de
Nabat, quien al huir del rey Salomón se había establecido en Egipto y aún vivía
allí. 3 Cuando lo mandaron a buscar, él y toda la asamblea de Israel fueron a
ver a Roboán y le dijeron:
4 —Su padre nos impuso un yugo pesado. Alívienos usted
ahora el duro trabajo y el pesado yugo que él nos echó encima; así serviremos a
Su Majestad.
5 —Váyanse por ahora —respondió Roboán—, pero vuelvan
a verme dentro de tres días.
Cuando el pueblo se fue, 6 el rey Roboán consultó con
los ancianos que en vida de su padre Salomón habían estado a su servicio.
—¿Qué me aconsejan ustedes que le responda a este
pueblo? —preguntó.
7 —Si Su Majestad se pone hoy al servicio de este
pueblo —respondieron ellos—, y condesciende con ellos y les responde con
amabilidad, ellos le servirán para siempre.
8 Pero Roboán rechazó el consejo que le dieron los
ancianos, y consultó más bien con los jóvenes que se habían criado con él y que
estaban a su servicio.
9 —¿Ustedes qué me aconsejan? —les preguntó—. ¿Cómo
debo responderle a este pueblo que me dice: “Alívienos el yugo que su padre nos
echó encima”?
10 Aquellos jóvenes, que se habían criado con él, le
contestaron:
—Este pueblo le ha dicho a Su Majestad: “Su padre nos
impuso un yugo pesado; hágalo usted más ligero”. Pues bien, respóndales de este
modo: “Mi dedo meñique es más grueso que la cintura de mi padre. 11 Si él les
impuso un yugo pesado, ¡yo les aumentaré la carga! Y, si él los castigaba a
ustedes con una vara, ¡yo lo haré con un látigo!”[g]
12 Al tercer día, en la fecha que el rey Roboán había
indicado, Jeroboán regresó con todo el pueblo para presentarse ante él. 13 Pero
el rey les respondió con brusquedad: rechazó el consejo que le habían dado los
ancianos, 14 y siguió más bien el de los jóvenes. Les dijo: «Si mi padre les
impuso un yugo pesado, ¡yo les aumentaré la carga! Si él los castigaba a
ustedes con una vara, ¡yo lo haré con un látigo!» 15 De modo que el rey no le
hizo caso al pueblo. Las cosas tomaron este rumbo por voluntad del Señor, para
que se cumpliera lo que ya él le había dicho a Jeroboán hijo de Nabat por medio
de Ahías el silonita.
16 Cuando se dieron cuenta de que el rey no iba a
hacerles caso, todos los israelitas exclamaron a una:
«¡Pueblo de Israel, todos a sus casas!
¡Y tú,
David, ocúpate de los tuyos!
¿Qué parte tenemos con David?
¿Qué
herencia tenemos con el hijo de Isaí?»
Así que se fueron, cada uno a su casa. 17 Sin embargo,
Roboán siguió reinando sobre los israelitas que vivían en las ciudades de Judá.
18 Más tarde, el rey Roboán envió a Adonirán[h] para que supervisara el trabajo
forzado, pero todos los israelitas lo mataron a pedradas. ¡A duras penas logró
el rey subir a su carro y escapar a Jerusalén! 19 Desde entonces Israel ha
estado en rebelión contra la familia de David.
Footnotes:
11:4 y no siempre … su padre. Lit. y su corazón no fue
perfecto con el Señor su Dios como el corazón de su padre.
11:5 Moloc. Lit. Milcón; también en v. 33.
11:27 los terraplenes. Alt. el Milo.
11:33 me ha abandonado (LXX, Siríaca y mss. de
Vulgata); me han abandonado (TM). El cambio del singular al plural se aplica
igualmente a los otros verbos en el versículo.
11:36 habitar. Lit. poner mi nombre.
11:38 Estableceré … David. Lit. Te construiré una casa
firme como le construí a David.
12:11 con una vara … con un látigo. Lit. con azotes …
con escorpiones; también en v. 14.
12:18 Adonirán (mss. de LXX y Siríaca; véanse también
1R 4:6 y 5:14); Adorán (TM).
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Hechos 9:1-25 Nueva Versión
Internacional (NVI)
Conversión de Saulo
9 Mientras tanto, Saulo, respirando aún amenazas de
muerte contra los discípulos del Señor, se presentó al sumo sacerdote 2 y le
pidió cartas de extradición para las sinagogas de Damasco. Tenía la intención
de encontrar y llevarse presos a Jerusalén a todos los que pertenecieran al
Camino, fueran hombres o mujeres. 3 En el viaje sucedió que, al acercarse a
Damasco, una luz del cielo relampagueó de repente a su alrededor. 4 Él cayó al
suelo y oyó una voz que le decía:
—Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?
5 —¿Quién eres, Señor? —preguntó.
—Yo soy Jesús, a quien tú persigues —le contestó la
voz—. 6 Levántate y entra en la ciudad, que allí se te dirá lo que tienes que
hacer.
7 Los hombres que viajaban con Saulo se detuvieron
atónitos, porque oían la voz, pero no veían a nadie. 8 Saulo se levantó del
suelo, pero cuando abrió los ojos no podía ver, así que lo tomaron de la mano y
lo llevaron a Damasco. 9 Estuvo ciego tres días, sin comer ni beber nada.
10 Había en Damasco un discípulo llamado Ananías, a
quien el Señor llamó en una visión.
—¡Ananías!
—Aquí estoy, Señor.
11 —Anda, ve a la casa de Judas, en la calle llamada
Derecha, y pregunta por un tal Saulo de Tarso. Está orando, 12 y ha visto en
una visión a un hombre llamado Ananías, que entra y pone las manos sobre él
para que recobre la vista.
13 Entonces Ananías respondió:
—Señor, he oído hablar mucho de ese hombre y de todo
el mal que ha causado a tus santos en Jerusalén. 14 Y ahora lo tenemos aquí,
autorizado por los jefes de los sacerdotes, para llevarse presos a todos los
que invocan tu nombre.
15 —¡Ve! —insistió el Señor—, porque ese hombre es mi
instrumento escogido para dar a conocer mi nombre tanto a las naciones y a sus
reyes como al pueblo de Israel. 16 Yo le mostraré cuánto tendrá que padecer por
mi nombre.
17 Ananías se fue y, cuando llegó a la casa, le impuso
las manos a Saulo y le dijo: «Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció
en el camino, me ha enviado para que recobres la vista y seas lleno del
Espíritu Santo». 18 Al instante cayó de los ojos de Saulo algo como escamas, y
recobró la vista. Se levantó y fue bautizado; 19 y, habiendo comido, recobró
las fuerzas.
Saulo en Damasco y en Jerusalén
Saulo pasó varios días con los discípulos que estaban
en Damasco, 20 y en seguida se dedicó a predicar en las sinagogas, afirmando
que Jesús es el Hijo de Dios. 21 Todos los que le oían quedaban asombrados, y
preguntaban: «¿No es este el que en Jerusalén perseguía a muerte a los que
invocan ese nombre? ¿Y no ha venido aquí para llevárselos presos y entregarlos
a los jefes de los sacerdotes?» 22 Pero Saulo cobraba cada vez más fuerza y
confundía a los judíos que vivían en Damasco, demostrándoles que Jesús es el
Mesías.
23 Después de muchos días, los judíos se pusieron de
acuerdo para hacerlo desaparecer, 24 pero Saulo se enteró de sus maquinaciones.
Día y noche vigilaban de cerca las puertas de la ciudad con el fin de
eliminarlo. 25 Pero sus discípulos se lo llevaron de noche y lo bajaron en un
canasto por una abertura en la muralla.
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Salmos 131 Nueva Versión
Internacional (NVI)
Cántico de los peregrinos. De David.
131 Señor, mi corazón no es orgulloso,
ni son
altivos mis ojos;
no busco grandezas desmedidas,
ni proezas
que excedan a mis fuerzas.
2 Todo lo contrario:
he calmado y
aquietado mis ansias.
Soy como un niño recién amamantado en el regazo de su
madre.
¡Mi alma es
como un niño recién amamantado!
3 Israel, pon tu esperanza en el Señor
desde ahora
y para siempre.
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Proverbios 17:4-5 Nueva
Versión Internacional (NVI)
4 El malvado hace caso a los labios impíos,
y el
mentiroso presta oído a la lengua maliciosa.
5 El que se burla del pobre ofende a su creador;
el que se
alegra de verlo en la ruina no quedará sin castigo.
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