Día 153, DAB Español, Domingo 2 de Junio
2 Samuel 19:11-20:13; Juan 21:1-25; Salmos 120; Proverbios 16:16-17 (Reina-Valera 1960 (RVR1960))
2
Samuel 19:11-20:13 Reina-Valera 1960 (RVR1960)
11 Y el rey David envió a los sacerdotes Sadoc y
Abiatar, diciendo: Hablad a los ancianos de Judá, y decidles: ¿Por qué seréis
vosotros los postreros en hacer volver el rey a su casa, cuando la palabra de
todo Israel ha venido al rey para hacerle volver a su casa?
12 Vosotros sois mis hermanos; mis huesos y mi carne
sois. ¿Por qué, pues, seréis vosotros los postreros en hacer volver al rey?
13 Asimismo diréis a Amasa: ¿No eres tú también hueso
mío y carne mía? Así me haga Dios, y aun me añada, si no fueres general del
ejército delante de mí para siempre, en lugar de Joab.
14 Así inclinó el corazón de todos los varones de
Judá, como el de un solo hombre, para que enviasen a decir al rey: Vuelve tú, y
todos tus siervos.
15 Volvió, pues, el rey, y vino hasta el Jordán. Y
Judá vino a Gilgal para recibir al rey y para hacerle pasar el Jordán.
16 Y Simei hijo de Gera, hijo de Benjamín, que era de
Bahurim, se dio prisa y descendió con los hombres de Judá a recibir al rey
David.
17 Con él venían mil hombres de Benjamín; asimismo
Siba, criado de la casa de Saúl, con sus quince hijos y sus veinte siervos, los
cuales pasaron el Jordán delante del rey.
18 Y cruzaron el vado para pasar a la familia del rey,
y para hacer lo que a él le pareciera. Entonces Simei hijo de Gera se postró
delante del rey cuando él hubo pasado el Jordán,
19 y dijo al rey: No me culpe mi señor de iniquidad,
ni tengas memoria de los males que tu siervo hizo el día en que mi señor el rey
salió de Jerusalén; no los guarde el rey en su corazón.
20 Porque yo tu siervo reconozco haber pecado, y he
venido hoy el primero de toda la casa de José, para descender a recibir a mi
señor el rey.
21 Respondió Abisai hijo de Sarvia y dijo: ¿No ha de
morir por esto Simei, que maldijo al ungido de Jehová?
22 David entonces dijo: ¿Qué tengo yo con vosotros,
hijos de Sarvia, para que hoy me seáis adversarios? ¿Ha de morir hoy alguno en
Israel? ¿Pues no sé yo que hoy soy rey sobre Israel?
23 Y dijo el rey a Simei: No morirás. Y el rey se lo
juró.
24 También Mefi-boset hijo de Saúl descendió a recibir
al rey; no había lavado sus pies, ni había cortado su barba, ni tampoco había
lavado sus vestidos, desde el día en que el rey salió hasta el día en que
volvió en paz.
25 Y luego que vino él a Jerusalén a recibir al rey,
el rey le dijo: Mefi-boset, ¿por qué no fuiste conmigo?
26 Y él respondió: Rey señor mío, mi siervo me engañó;
pues tu siervo había dicho: Enalbárdame un asno, y montaré en él, e iré al rey;
porque tu siervo es cojo.
27 Pero él ha calumniado a tu siervo delante de mi
señor el rey; mas mi señor el rey es como un ángel de Dios; haz, pues, lo que
bien te parezca.
28 Porque toda la casa de mi padre era digna de muerte
delante de mi señor el rey, y tú pusiste a tu siervo entre los convidados a tu
mesa. ¿Qué derecho, pues, tengo aún para clamar más al rey?
29 Y el rey le dijo: ¿Para qué más palabras? Yo he
determinado que tú y Siba os dividáis las tierras.
30 Y Mefi-boset dijo al rey: Deja que él las tome
todas, pues que mi señor el rey ha vuelto en paz a su casa.
31 También Barzilai galaadita descendió de Rogelim, y
pasó el Jordán con el rey, para acompañarle al otro lado del Jordán.
32 Era Barzilai muy anciano, de ochenta años, y él
había dado provisiones al rey cuando estaba en Mahanaim, porque era hombre muy
rico.
33 Y el rey dijo a Barzilai: Pasa conmigo, y yo te
sustentaré conmigo en Jerusalén.
34 Mas Barzilai dijo al rey: ¿Cuántos años más habré
de vivir, para que yo suba con el rey a Jerusalén?
35 De edad de ochenta años soy este día. ¿Podré
distinguir entre lo que es agradable y lo que no lo es? ¿Tomará gusto ahora tu
siervo en lo que coma o beba? ¿Oiré más la voz de los cantores y de las
cantoras? ¿Para qué, pues, ha de ser tu siervo una carga para mi señor el rey?
36 Pasará tu siervo un poco más allá del Jordán con el
rey; ¿por qué me ha de dar el rey tan grande recompensa?
37 Yo te ruego que dejes volver a tu siervo, y que
muera en mi ciudad, junto al sepulcro de mi padre y de mi madre. Mas he aquí a
tu siervo Quimam; que pase él con mi señor el rey, y haz a él lo que bien te
pareciere.
38 Y el rey dijo: Pues pase conmigo Quimam, y yo haré
con él como bien te parezca; y todo lo que tú pidieres de mí, yo lo haré.
39 Y todo el pueblo pasó el Jordán; y luego que el rey
hubo también pasado, el rey besó a Barzilai, y lo bendijo; y él se volvió a su
casa.
40 El rey entonces pasó a Gilgal, y con él pasó
Quimam; y todo el pueblo de Judá acompañaba al rey, y también la mitad del
pueblo de Israel.
41 Y he aquí todos los hombres de Israel vinieron al
rey, y le dijeron: ¿Por qué los hombres de Judá, nuestros hermanos, te han
llevado, y han hecho pasar el Jordán al rey y a su familia, y a todos los
siervos de David con él?
42 Y todos los hombres de Judá respondieron a todos
los de Israel: Porque el rey es nuestro pariente. Mas ¿por qué os enojáis
vosotros de eso? ¿Hemos nosotros comido algo del rey? ¿Hemos recibido de él
algún regalo?
43 Entonces respondieron los hombres de Israel, y
dijeron a los de Judá: Nosotros tenemos en el rey diez partes, y en el mismo David
más que vosotros. ¿Por qué, pues, nos habéis tenido en poco? ¿No hablamos
nosotros los primeros, respecto de hacer volver a nuestro rey? Y las palabras
de los hombres de Judá fueron más violentas que las de los hombres de Israel.
Sublevación de Seba
20 Aconteció
que se hallaba allí un hombre perverso que se llamaba Seba hijo de Bicri,
hombre de Benjamín, el cual tocó la trompeta, y dijo: No tenemos nosotros parte
en David, ni heredad con el hijo de Isaí. !!Cada uno a su tienda, Israel!
2 Así todos los hombres de Israel abandonaron a David,
siguiendo a Seba hijo de Bicri; mas los de Judá siguieron a su rey desde el
Jordán hasta Jerusalén.
3 Y luego que llegó David a su casa en Jerusalén, tomó
el rey las diez mujeres concubinas que había dejado para guardar la casa, y las
puso en reclusión, y les dio alimentos; pero nunca más se llegó a ellas, sino
que quedaron encerradas hasta que murieron, en viudez perpetua.
4 Después dijo el rey a Amasa: Convócame a los hombres
de Judá para dentro de tres días, y hállate tú aquí presente.
5 Fue, pues, Amasa para convocar a los de Judá; pero
se detuvo más del tiempo que le había sido señalado.
6 Y dijo David a Abisai: Seba hijo de Bicri nos hará
ahora más daño que Absalón; toma, pues, tú los siervos de tu señor, y ve tras
él, no sea que halle para sí ciudades fortificadas, y nos cause dificultad.
7 Entonces salieron en pos de él los hombres de Joab,
y los cereteos y peleteos y todos los valientes; salieron de Jerusalén para ir
tras Seba hijo de Bicri.
8 Y estando ellos cerca de la piedra grande que está
en Gabaón, les salió Amasa al encuentro. Y Joab estaba ceñido de su ropa, y
sobre ella tenía pegado a sus lomos el cinto con una daga en su vaina, la cual
se le cayó cuando él avanzó.
9 Entonces Joab dijo a Amasa: ¿Te va bien, hermano
mío? Y tomó Joab con la diestra la barba de Amasa, para besarlo.
10 Y Amasa no se cuidó de la daga que estaba en la
mano de Joab; y éste le hirió con ella en la quinta costilla, y derramó sus
entrañas por tierra, y cayó muerto sin darle un segundo golpe.
Después Joab y su hermano Abisai fueron en persecución
de Seba hijo de Bicri.
11 Y uno de los hombres de Joab se paró junto a él,
diciendo: Cualquiera que ame a Joab y a David, vaya en pos de Joab.
12 Y Amasa yacía revolcándose en su sangre en mitad
del camino; y todo el que pasaba, al verle, se detenía; y viendo aquel hombre
que todo el pueblo se paraba, apartó a Amasa del camino al campo, y echó sobre
él una vestidura.
13 Luego que fue apartado del camino, pasaron todos
los que seguían a Joab, para ir tras Seba hijo de Bicri.
Reina-Valera 1960 (RVR1960)
Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en
América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.
Juan
21 Reina-Valera 1960 (RVR1960)
Jesús se aparece a siete de sus discípulos
21 Después de
esto, Jesús se manifestó otra vez a sus discípulos junto al mar de Tiberias; y
se manifestó de esta manera:
2 Estaban juntos Simón Pedro, Tomás llamado el Dídimo,
Natanael el de Caná de Galilea, los hijos de Zebedeo, y otros dos de sus
discípulos.
3 Simón Pedro les dijo: Voy a pescar. Ellos le
dijeron: Vamos nosotros también contigo. Fueron, y entraron en una barca; y
aquella noche no pescaron nada.
4 Cuando ya iba amaneciendo, se presentó Jesús en la
playa; mas los discípulos no sabían que era Jesús.
5 Y les dijo: Hijitos, ¿tenéis algo de comer? Le
respondieron: No.
6 El les dijo: Echad la red a la derecha de la barca,
y hallaréis. Entonces la echaron, y ya no la podían sacar, por la gran cantidad
de peces.
7 Entonces aquel discípulo a quien Jesús amaba dijo a
Pedro: !!Es el Señor! Simón Pedro, cuando oyó que era el Señor, se ciñó la ropa
(porque se había despojado de ella), y se echó al mar.
8 Y los otros discípulos vinieron con la barca, arrastrando
la red de peces, pues no distaban de tierra sino como doscientos codos.
9 Al descender a tierra, vieron brasas puestas, y un
pez encima de ellas, y pan.
10 Jesús les dijo: Traed de los peces que acabáis de
pescar.
11 Subió Simón Pedro, y sacó la red a tierra, llena de
grandes peces, ciento cincuenta y tres; y aun siendo tantos, la red no se
rompió.
12 Les dijo Jesús: Venid, comed. Y ninguno de los
discípulos se atrevía a preguntarle: ¿Tú, quién eres? sabiendo que era el
Señor.
13 Vino, pues, Jesús, y tomó el pan y les dio, y
asimismo del pescado.
14 Esta era ya la tercera vez que Jesús se manifestaba
a sus discípulos, después de haber resucitado de los muertos.
Apacienta mis ovejas
15 Cuando hubieron comido, Jesús dijo a Simón Pedro:
Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que éstos? Le respondió: Sí, Señor; tú sabes
que te amo. El le dijo: Apacienta mis corderos.
16 Volvió a decirle la segunda vez: Simón, hijo de
Jonás, ¿me amas? Pedro le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. Le dijo:
Pastorea mis ovejas.
17 Le dijo la tercera vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me
amas? Pedro se entristeció de que le dijese la tercera vez: ¿Me amas? y le
respondió: Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te amo. Jesús le dijo:
Apacienta mis ovejas.
18 De cierto, de cierto te digo: Cuando eras más
joven, te ceñías, e ibas a donde querías; mas cuando ya seas viejo, extenderás
tus manos, y te ceñirá otro, y te llevará a donde no quieras.
19 Esto dijo, dando a entender con qué muerte había de
glorificar a Dios. Y dicho esto, añadió: Sígueme.
El discípulo amado
20 Volviéndose Pedro, vio que les seguía el discípulo
a quien amaba Jesús, el mismo que en la cena se había recostado al lado de él,
y le había dicho: Señor, ¿quién es el que te ha de entregar?
21 Cuando Pedro le vio, dijo a Jesús: Señor, ¿y qué de
éste?
22 Jesús le dijo: Si quiero que él quede hasta que yo
venga, ¿qué a ti? Sígueme tú.
23 Este dicho se extendió entonces entre los hermanos,
que aquel discípulo no moriría. Pero Jesús no le dijo que no moriría, sino: Si
quiero que él quede hasta que yo venga, ¿qué a ti?
24 Este es el discípulo que da testimonio de estas
cosas, y escribió estas cosas; y sabemos que su testimonio es verdadero.
25 Y hay también otras muchas cosas que hizo Jesús,
las cuales si se escribieran una por una, pienso que ni aun en el mundo cabrían
los libros que se habrían de escribir. Amén.
Reina-Valera 1960 (RVR1960)
Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en
América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.
Salmos
120 Reina-Valera 1960 (RVR1960)
Plegaria ante el peligro de la lengua engañosa
Cántico gradual.
120 A Jehová
clamé estando en angustia,
Y él me
respondió.
2 Libra mi alma, oh Jehová, del labio mentiroso,
Y de la lengua fraudulenta.
3 ¿Qué te dará, o qué te aprovechará,
Oh lengua engañosa?
4 Agudas saetas de valiente,
Con brasas de enebro.
5 !!Ay de mí, que moro en Mesec,
Y habito entre las tiendas de Cedar!
6 Mucho tiempo ha morado mi alma
Con los que aborrecen la paz.
7 Yo soy pacífico;
Mas ellos, así que hablo, me hacen guerra.
Reina-Valera 1960 (RVR1960)
Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en
América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.
Proverbios
16:16-17 Reina-Valera 1960 (RVR1960)
16 Mejor es adquirir sabiduría que oro preciado;
Y adquirir inteligencia vale más que la plata.
17 El camino de los rectos se aparta del mal;
Su vida guarda el que guarda su camino.
Reina-Valera 1960 (RVR1960)
Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en
América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.
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