Día 176, DAB Español, Martes 25 de Junio
2 Reyes 8:1-9:15; Hechos 16:16-40; Salmos 143; Proverbios 17:26 (Reina Valera Contemporánea (RVC))
2
Reyes 8:1-9:15 Reina Valera Contemporánea (RVC)
La sunamita recupera sus bienes
8 Eliseo habló con la mujer a cuyo hijo él le había
devuelto la vida, y le dijo:
«Prepárate a partir con toda tu familia, y ve a vivir
donde puedas. El Señor va a hacer que haya una gran hambruna en el país, la
cual durará siete años.»
2 La mujer se dispuso a acatar las instrucciones del
varón de Dios, y junto con su familia se fue al país de los filisteos, y allá
vivió siete años. 3 Pasados los siete años, la mujer volvió de ese país y fue a
rogarle al rey que le restituyera su casa y sus tierras. 4 El rey estaba en ese
momento hablando con Guejazí, el criado del varón de Dios, y le decía:
«Por favor, háblame de todas las maravillas que ha
hecho Eliseo.»
5 Y mientras Guejazí le contaba al rey cómo Eliseo le
había devuelto la vida a un muerto, la madre del hijo resucitado por Eliseo
llegó a pedirle al rey la devolución de su casa y de sus tierras. Guejazí
exclamó entonces:
«Su Majestad, ¡ésta es la mujer, y éste es su hijo, al
que Eliseo devolvió la vida!.»
6 El rey interrogó a la mujer, y ella le contó todo.
Entonces el rey llamó a un oficial y le ordenó:
«Haz que a esta mujer se le devuelva todo lo que era
suyo, y todo lo que sus tierras produjeron desde que dejó el país hasta ahora.»
Jazael llega a ser rey de Siria
7 Después de eso, Eliseo se fue a Damasco. El rey Ben
Adad de Siria estaba enfermo, y cuando le avisaron que el varón de Dios estaba
allí, 8 el rey le dijo a Jazael:
«Ve a recibir al varón de Dios, y llévale un presente.
Consulta por medio de él al Señor, y pregúntale si yo sanaré de esta
enfermedad.»
9 Jazael escogió un presente de entre los bienes de
Damasco, y junto con cuarenta camellos cargados, fue al encuentro del varón de
Dios. Cuando llegó ante él, le dijo:
«El rey Ben Adad de Siria, que es como tu hijo, me ha
enviado para que te pregunte si va a sanar de su enfermedad»
10 Y Eliseo le dijo:
«Ve y dile que ciertamente sanará. Sin embargo, el
Señor me ha revelado que Ben Adad inevitablemente morirá.»
11 Y el varón de Dios se quedó mirándolo fijamente,
hasta que Jazael se ruborizó. De pronto, el varón de Dios prorrumpió en llanto,
12 y Jazael le preguntó:
«¿Por qué llora mi señor?»
El varón de Dios respondió:
«Lloro porque sé que harás mucho mal a los israelitas;
sé que les prenderás fuego a sus fortalezas, que a sus jóvenes los matarás a
filo de espada, que a sus niños los estrellarás contra el suelo, y que a sus
mujeres embarazadas las abrirás en canal.»
13 Jazael objetó:
«Pero, ¿quién es tu siervo, si no un perro? ¿Cómo
podría hacer algo tan formidable?»
Y Eliseo respondió:
«El Señor me ha revelado que tú vas a ser rey de
Siria.»
14 Cuando Jazael se fue y volvió con su amo, éste le
preguntó:
«¿Qué te ha dicho Eliseo?»
Y Jazael respondió:
«Me dijo que ciertamente sanarás.»
15 Pero al día siguiente Jazael tomó un paño, lo
remojó en agua, y se lo puso a Ben Adad sobre el rostro, y Ben Adad murió. En
su lugar, reinó Jazael.
Reinado de Jorán de Judá
16 En el quinto año de Jorán hijo de Ajab, rey de
Israel, y mientras Josafat era rey de Judá, Jorán hijo de Josafat comenzó a
reinar en Judá. 17 Tenía treinta y dos años cuando comenzó a reinar, y reinó en
Jerusalén ocho años. 18 Su conducta fue la de los reyes de Israel, pues actuó
como la familia de Ajab; hizo lo malo a los ojos del Señor, y una hija de Ajab
fue su mujer. 19 Pero por causa de David, su siervo, el Señor no quiso destruir
a Judá, pues le había prometido a David que siempre mantendría viva su dinastía
y la de sus hijos.
20 En los días de Jorán, Edom se rebeló contra el
dominio de Judá, y nombró su propio rey. 21 Entonces Jorán se enfiló hacia Saír
con todos sus carros, pero los de Edom los atacaron y los rodearon. Entonces
Jorán y los capitanes de sus carros se abrieron paso durante la noche, y logró
que su ejército escapara a su campamento. 22 Sin embargo, Edom se liberó del
dominio de Judá hasta el día de hoy, y también Libna se rebeló en el mismo
tiempo.
23 Los demás hechos de Jorán, y todas sus obras, se
hallan registrados en el libro de las crónicas de los reyes de Judá. 24 Cuando
Jorán se reunió con sus antepasados, fue sepultado con ellos en la ciudad de
David, y en su lugar reinó Ocozías, su hijo.
Reinado de Ocozías de Judá
25 Jorán hijo de Ajab tenía doce años de reinar sobre
Israel cuando Ocozías hijo de Jorán comenzó a reinar sobre Judá. 26 Ocozías
tenía veintidós años cuando comenzó a reinar, y reinó en Jerusalén un año. Su
madre se llamaba Atalía, y era hija del rey Omri de Israel. 27 Como era yerno
de la casa de Ajab, siguió el mal ejemplo de la familia de Ajab, y al igual que
la casa de Ajab hizo lo malo a los ojos del Señor.
28 Ocozías se unió con Jorán hijo de Ajab, y juntos
marcharon a Ramot de Galaad para pelear contra el rey Jazael de Siria, pero los
sirios hirieron a Jorán, 29 por lo que el rey Jorán volvió a Jezrel para
curarse las heridas que los sirios le hicieron frente a Ramot, cuando peleó
contra el rey Jazael de Siria. Por eso Ocozías hijo de Jorán, rey de Judá, fue
a visitar a Jorán hijo de Ajab en Jezrel, pues estaba enfermo.
Jehú es ungido rey de Israel
9 Entonces el profeta Eliseo llamó a uno de los
profetas y le dijo:
«Cíñete la ropa, llévate esta redoma de aceite, y ve a
Ramot de Galaad. 2 Al llegar allá, irás a ver a Jehú, el hijo de Josafat y
nieto de Nimsi. Cuando entres a su casa, haz que se levante de entre sus
hermanos, y llévalo a otro cuarto. 3 Toma entonces la redoma de aceite y
derrámala sobre su cabeza. Y dile: “Así dijo el Señor: Yo te he ungido para que
reines sobre Israel.” Después de esto, abre la puerta y huye sin detenerte.»
4 El joven profeta se fue entonces a Ramot de Galaad.
5 Al llegar, encontró reunidos a los principales jefes del ejército, así que
dijo:
«Mi comandante, tengo un mensaje para usted.»
Y Jehú dijo:
«¿Para cuál de todos nosotros?»
Y el profeta dijo:
«Precisamente para usted, mi comandante.»
6 Jehú se levantó y entró en casa; entonces el profeta
derramó el aceite sobre su cabeza y le dijo:
«Así ha dicho el Señor, Dios de Israel: “Yo, el Señor,
te he ungido para que reines sobre Israel, mi pueblo. 7 Vas a acabar con la
dinastía de tu señor Ajab, para que yo vengue la sangre de todos mis siervos,
incluidos los profetas, que Jezabel ha asesinado. 8 Toda la dinastía de Ajab
será destruida. Acabaré en Israel con todos los varones de Ajab, lo mismo
esclavos que libres. 9 Haré con la dinastía de Ajab lo mismo que hice con la
dinastía de Jeroboán hijo de Nabat y con la dinastía de Basá hijo de Ajías. 10
A Jezabel se la comerán los perros en el campo de Jezrel, y no habrá nadie que
la sepulte.”»
Dicho esto, el profeta abrió la puerta y salió
huyendo. 11 Y cuando Jehú salió, los oficiales de su amo le preguntaron:
«¿Todo está bien? ¿Para qué vino a verte ese loco?»
Y Jehú les dijo:
«Ustedes ya saben cómo es esta gente, y las cosas que
dicen.»
12 Pero ellos objetaron:
«No nos mientas. Dinos qué te dijo.»
Entonces él respondió:
«Me dijo varias cosas. Entre ellas, me dijo: “Así ha
dicho el Señor: Yo te he ungido para que reines sobre Israel.”»
13 Entonces todos ellos tomaron de prisa su manto, y
lo pusieron en un trono alto, debajo de Jehú; luego tocaron la trompeta y
gritaron: «¡Jehú es rey!»
Jehú mata a Jorán
14 Fue así como Jehú, el hijo de Josafat y nieto de
Nimsi, conspiró contra Jorán, que por causa del rey Jazael de Siria estaba con
todos los israelitas protegiendo la ciudad de Ramot de Galaad, 15 aunque había
regresado a Jezrel para curarse las heridas que los sirios le habían hecho en
la batalla contra el rey Jazael de Siria. Jehú dijo:
«Si ustedes están de acuerdo, que nadie escape de la
ciudad, para que la noticia no se sepa en Jezrel.»
Reina Valera Contemporánea (RVC)
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Hechos
16:16-40 Reina Valera Contemporánea (RVC)
16 Pero sucedió que, mientras nos dirigíamos al lugar
de oración, una joven adivina salió a nuestro encuentro; por su capacidad de
adivinación, ella era para sus amos una fuente de muchas ganancias. 17 La joven
venía tras nosotros, y a voz en cuello gritaba: «Estos hombres son siervos del
Dios Altísimo, y les anuncian el camino de salvación.» 18 Esto lo repitió
durante muchos días; pero Pablo se molestó mucho y, finalmente, se dio vuelta y
le dijo a ese espíritu: «¡En el nombre de Jesucristo, te ordeno que salgas de
ella!» Y al instante el espíritu la abandonó.
19 Pero al ver sus amos que iban a perder sus
ganancias, aprehendieron a Pablo y a Silas, y los presentaron ante las
autoridades, en la plaza pública. 20 Allí, ante los magistrados, dijeron:
«Estos judíos andan alborotando a nuestra ciudad, 21 y enseñan costumbres que
nosotros, como romanos, no podemos aceptar ni practicar.» 22 La gente se agolpó
contra ellos; los magistrados les rasgaron las ropas, y ordenaron que se les
azotara con varas. 23 Después de darles muchos azotes, los arrojaron en la
cárcel y le ordenaron al carcelero que los mantuviera constantemente vigilados.
24 Al recibir esta orden, el carcelero los metió hasta el último calabozo, y
les sujetó los pies en el cepo.
25 A la medianoche, Pablo y Silas oraban y cantaban
himnos a Dios, mientras los presos los escuchaban. 26 De pronto hubo un
terremoto, tan violento que los cimientos de la cárcel se estremecieron. Al
instante se abrieron todas las puertas, y las cadenas de todos se soltaron. 27
El carcelero despertó, y cuando vio abiertas las puertas de la cárcel, sacó su
espada y quiso matarse, pues pensaba que los presos habían huido. 28 Pero con
fuerte voz Pablo le dijo: «¡No te hagas ningún daño, que todos estamos aquí!»
29 Entonces el carcelero pidió una luz y, temblando de miedo, corrió hacia
dentro y se echó a los pies de Pablo y de Silas; 30 luego los sacó y les
preguntó: «Señores, ¿qué debo hacer para salvarme?» 31 Ellos le dijeron: «Cree
en el Señor Jesucristo, y se salvarán tú y tu familia.» 32 Y les hablaron de la
palabra del Señor a él y a toda su familia. 33 A esas horas de la noche el
carcelero los tomó y les lavó las heridas, y luego él y toda su familia fueron
bautizados; 34 después los llevó a su casa y les sirvió de comer, y él y toda
su casa se alegraron mucho de haber creído en Dios.
35 Al día siguiente, los magistrados enviaron unos
alguaciles a decirle: «Suelta a esos hombres.» 36 El carcelero le dijo a Pablo:
«Los magistrados mandan a decir que los deje libres; así que salgan y váyanse
tranquilos.» 37 Pero Pablo dijo: «Después de que nos azotaron públicamente, nos
echaron en la cárcel sin una sentencia judicial, ¿ahora nos van a liberar en
secreto? ¡De ninguna manera! Nosotros somos ciudadanos romanos. ¡Que vengan
ellos mismos a sacarnos!» 38 Los alguaciles fueron a decir a los magistrados lo
que Pablo había dicho; y éstos se asustaron al enterarse de que eran ciudadanos
romanos. 39 Entonces fueron a la cárcel, y con ruegos les pidieron que salieran
y se fueran de la ciudad. 40 Al salir de la cárcel, se dirigieron a la casa de
Lidia y, luego de ver a los hermanos, los consolaron y se fueron.
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Salmos
143 Reina Valera Contemporánea (RVC)
Súplica en medio de la angustia
Salmo de David.
143 Señor, escucha mi oración
atiende a mi súplica.
Tú eres justo y fiel; ¡respóndeme!
2 Pero no me juzgues con dureza,
pues ante ti nadie puede justificarse.
3 Mi enemigo me ha perseguido con saña;
ha puesto mi vida por los suelos.
Me hace vivir en tinieblas, como los muertos.
4 Mi espíritu está totalmente deprimido;
tengo el corazón totalmente deshecho.
5 Cuando evoco los días de antaño,
y me acuerdo de tus grandes proezas
y pienso en todo lo que has hecho,
6 elevo mis manos hacia ti,
pues tengo sed de ti. ¡Soy como tierra seca!
7 Señor, ¡respóndeme, que mi espíritu se apaga!
¡No te escondas de mí,
o seré contado entre los muertos!
8 Muéstrame tu misericordia por la mañana,
porque en ti he puesto mi confianza.
Muéstrame el camino que debo seguir,
porque en tus manos he puesto mi vida.
9 Señor, líbrame de mis enemigos,
pues tú eres mi refugio.
10 Tú eres mi Dios; enséñame a hacer tu voluntad,
y que tu buen espíritu me guíe por caminos rectos.
11 Señor, por tu nombre, vivifícame;
por tu justicia, líbrame de la angustia;
12 por tu misericordia, acaba con mis enemigos;
¡destruye a los que atentan contra mi vida,
porque yo soy tu siervo!
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Proverbios
17:26 Reina Valera Contemporánea (RVC)
26 No se debe condenar al que es inocente,
ni castigar a quien es honorable y honrado.
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