Día 157, DAB Español, Jueves 6 de Junio
1 Reyes 1:1-53; Hechos 4:1-37; Salmos 124; Proverbios 16:24 (Reina-Valera 1960 (RVR1960))
1
Reyes 1 Reina-Valera 1960 (RVR1960)
Abisag sirve a David
1 Cuando el rey
David era viejo y avanzado en días, le cubrían de ropas, pero no se calentaba.
2 Le dijeron, por tanto, sus siervos: Busquen para mi
señor el rey una joven virgen, para que esté delante del rey y lo abrigue, y
duerma a su lado, y entrará en calor mi señor el rey.
3 Y buscaron una joven hermosa por toda la tierra de
Israel, y hallaron a Abisag sunamita, y la trajeron al rey.
4 Y la joven era hermosa; y ella abrigaba al rey, y le
servía; pero el rey nunca la conoció.
Adonías usurpa el trono
5 Entonces Adonías hijo de Haguit se rebeló, diciendo:
Yo reinaré. Y se hizo de carros y de gente de a caballo, y de cincuenta hombres
que corriesen delante de él.
6 Y su padre nunca le había entristecido en todos sus
días con decirle: ¿Por qué haces así? Además, éste era de muy hermoso parecer;
y había nacido después de Absalón.
7 Y se había puesto de acuerdo con Joab hijo de Sarvia
y con el sacerdote Abiatar, los cuales ayudaban a Adonías.
8 Pero el sacerdote Sadoc, y Benaía hijo de Joiada, el
profeta Natán, Simei, Rei y todos los grandes de David, no seguían a Adonías.
9 Y matando Adonías ovejas y vacas y animales gordos
junto a la peña de Zohelet, la cual está cerca de la fuente de Rogel, convidó a
todos sus hermanos los hijos del rey, y a todos los varones de Judá, siervos
del rey;
10 pero no convidó al profeta Natán, ni a Benaía, ni a
los grandes, ni a Salomón su hermano.
11 Entonces habló Natán a Betsabé madre de Salomón,
diciendo: ¿No has oído que reina Adonías hijo de Haguit, sin saberlo David
nuestro señor?
12 Ven pues, ahora, y toma mi consejo, para que
conserves tu vida, y la de tu hijo Salomón.
13 Ve y entra al rey David, y dile: Rey señor mío, ¿no
juraste a tu sierva, diciendo: Salomón tu hijo reinará después de mí, y él se
sentará en mi trono? ¿Por qué, pues, reina Adonías?
14 Y estando tú aún hablando con el rey, yo entraré
tras ti y reafirmaré tus razones.
15 Entonces Betsabé entró a la cámara del rey; y el
rey era muy viejo, y Abisag sunamita le servía.
16 Y Betsabé se inclinó, e hizo reverencia al rey. Y
el rey dijo: ¿Qué tienes?
17 Y ella le respondió: Señor mío, tú juraste a tu
sierva por Jehová tu Dios, diciendo: Salomón tu hijo reinará después de mí, y
él se sentará en mi trono.
18 Y he aquí ahora Adonías reina, y tú, mi señor rey,
hasta ahora no lo sabes.
19 Ha matado bueyes, y animales gordos, y muchas
ovejas, y ha convidado a todos los hijos del rey, al sacerdote Abiatar, y a
Joab general del ejército; mas a Salomón tu siervo no ha convidado.
20 Entre tanto, rey señor mío, los ojos de todo Israel
están puestos en ti, para que les declares quién se ha de sentar en el trono de
mi señor el rey después de él.
21 De otra manera sucederá que cuando mi señor el rey
duerma con sus padres, yo y mi hijo Salomón seremos tenidos por culpables.
22 Mientras aún hablaba ella con el rey, he aquí vino
el profeta Natán.
23 Y dieron aviso al rey, diciendo: He aquí el profeta
Natán; el cual, cuando entró al rey, se postró delante del rey inclinando su
rostro a tierra.
24 Y dijo Natán: Rey señor mío, ¿has dicho tú: Adonías
reinará después de mí, y él se sentará en mi trono?
25 Porque hoy ha descendido, y ha matado bueyes y
animales gordos y muchas ovejas, y ha convidado a todos los hijos del rey, y a
los capitanes del ejército, y también al sacerdote Abiatar; y he aquí, están
comiendo y bebiendo delante de él, y han dicho: !!Viva el rey Adonías!
26 Pero ni a mí tu siervo, ni al sacerdote Sadoc, ni a
Benaía hijo de Joiada, ni a Salomón tu siervo, ha convidado.
27 ¿Es este negocio ordenado por mi señor el rey, sin
haber declarado a tus siervos quién se había de sentar en el trono de mi señor
el rey después de él?
David proclama rey a Salomón
28 Entonces el rey David respondió y dijo: Llamadme a
Betsabé. Y ella entró a la presencia del rey, y se puso delante del rey.
29 Y el rey juró diciendo: Vive Jehová, que ha
redimido mi alma de toda angustia,
30 que como yo te he jurado por Jehová Dios de Israel,
diciendo: Tu hijo Salomón reinará después de mí, y él se sentará en mi trono en
lugar mío; que así lo haré hoy.
31 Entonces Betsabé se inclinó ante el rey, con su
rostro a tierra, y haciendo reverencia al rey, dijo: Viva mi señor el rey David
para siempre.
32 Y el rey David dijo: Llamadme al sacerdote Sadoc,
al profeta Natán, y a Benaía hijo de Joiada. Y ellos entraron a la presencia
del rey.
33 Y el rey les dijo: Tomad con vosotros los siervos
de vuestro señor, y montad a Salomón mi hijo en mi mula, y llevadlo a Gihón;
34 y allí lo ungirán el sacerdote Sadoc y el profeta
Natán como rey sobre Israel, y tocaréis trompeta, diciendo: !!Viva el rey
Salomón!
35 Después iréis vosotros detrás de él, y vendrá y se
sentará en mi trono, y él reinará por mí; porque a él he escogido para que sea
príncipe sobre Israel y sobre Judá.
36 Entonces Benaía hijo de Joiada respondió al rey y
dijo: Amén. Así lo diga Jehová, Dios de mi señor el rey.
37 De la manera que Jehová ha estado con mi señor el
rey, así esté con Salomón, y haga mayor su trono que el trono de mi señor el
rey David.
38 Y descendieron el sacerdote Sadoc, el profeta Natán,
Benaía hijo de Joiada, y los cereteos y los peleteos, y montaron a Salomón en
la mula del rey David, y lo llevaron a Gihón.
39 Y tomando el sacerdote Sadoc el cuerno del aceite
del tabernáculo, ungió a Salomón; y tocaron trompeta, y dijo todo el pueblo:
!!Viva el rey Salomón!
40 Después subió todo el pueblo en pos de él, y
cantaba la gente con flautas, y hacían grandes alegrías, que parecía que la
tierra se hundía con el clamor de ellos.
41 Y lo oyó Adonías, y todos los convidados que con él
estaban, cuando ya habían acabado de comer. Y oyendo Joab el sonido de la
trompeta, dijo: ¿Por qué se alborota la ciudad con estruendo?
42 Mientras él aún hablaba, he aquí vino Jonatán hijo
del sacerdote Abiatar, al cual dijo Adonías: Entra, porque tú eres hombre
valiente, y traerás buenas nuevas.
43 Jonatán respondió y dijo a Adonías: Ciertamente
nuestro señor el rey David ha hecho rey a Salomón;
44 y el rey ha enviado con él al sacerdote Sadoc y al
profeta Natán, y a Benaía hijo de Joiada, y también a los cereteos y a los
peleteos, los cuales le montaron en la mula del rey;
45 y el sacerdote Sadoc y el profeta Natán lo han
ungido por rey en Gihón, y de allí han subido con alegrías, y la ciudad está
llena de estruendo. Este es el alboroto que habéis oído.
46 También Salomón se ha sentado en el trono del
reino,
47 y aun los siervos del rey han venido a bendecir a
nuestro señor el rey David, diciendo: Dios haga bueno el nombre de Salomón más
que tu nombre, y haga mayor su trono que el tuyo. Y el rey adoró en la cama.
48 Además el rey ha dicho así: Bendito sea Jehová Dios
de Israel, que ha dado hoy quien se siente en mi trono, viéndolo mis ojos.
49 Ellos entonces se estremecieron, y se levantaron
todos los convidados que estaban con Adonías, y se fue cada uno por su camino.
50 Mas Adonías, temiendo de la presencia de Salomón,
se levantó y se fue, y se asió de los cuernos del altar.
51 Y se lo hicieron saber a Salomón, diciendo: He aquí
que Adonías tiene miedo del rey Salomón, pues se ha asido de los cuernos del
altar, diciendo: Júreme hoy el rey Salomón que no matará a espada a su siervo.
52 Y Salomón dijo: Si él fuere hombre de bien, ni uno
de sus cabellos caerá en tierra; mas si se hallare mal en él, morirá.
53 Y envió el rey Salomón, y lo trajeron del altar; y
él vino, y se inclinó ante el rey Salomón. Y Salomón le dijo: Vete a tu casa.
Reina-Valera 1960 (RVR1960)
Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en
América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.
Hechos
4 Reina-Valera 1960 (RVR1960)
Pedro y Juan ante el concilio
4 Hablando
ellos al pueblo, vinieron sobre ellos los sacerdotes con el jefe de la guardia
del templo, y los saduceos,
2 resentidos de que enseñasen al pueblo, y anunciasen
en Jesús la resurrección de entre los muertos.
3 Y les echaron mano, y los pusieron en la cárcel
hasta el día siguiente, porque era ya tarde.
4 Pero muchos de los que habían oído la palabra,
creyeron; y el número de los varones era como cinco mil.
5 Aconteció al día siguiente, que se reunieron en
Jerusalén los gobernantes, los ancianos y los escribas,
6 y el sumo sacerdote Anás, y Caifás y Juan y
Alejandro, y todos los que eran de la familia de los sumos sacerdotes;
7 y poniéndoles en medio, les preguntaron: ¿Con qué
potestad, o en qué nombre, habéis hecho vosotros esto?
8 Entonces Pedro, lleno del Espíritu Santo, les dijo:
Gobernantes del pueblo, y ancianos de Israel:
9 Puesto que hoy se nos interroga acerca del beneficio
hecho a un hombre enfermo, de qué manera éste haya sido sanado,
10 sea notorio a todos vosotros, y a todo el pueblo de
Israel, que en el nombre de Jesucristo de Nazaret, a quien vosotros
crucificasteis y a quien Dios resucitó de los muertos, por él este hombre está
en vuestra presencia sano.
11 Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los
edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo.
12 Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro
nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.
13 Entonces viendo el denuedo de Pedro y de Juan, y
sabiendo que eran hombres sin letras y del vulgo, se maravillaban; y les
reconocían que habían estado con Jesús.
14 Y viendo al hombre que había sido sanado, que
estaba en pie con ellos, no podían decir nada en contra.
15 Entonces les ordenaron que saliesen del concilio; y
conferenciaban entre sí,
16 diciendo: ¿Qué haremos con estos hombres? Porque de
cierto, señal manifiesta ha sido hecha por ellos, notoria a todos los que moran
en Jerusalén, y no lo podemos negar.
17 Sin embargo, para que no se divulgue más entre el
pueblo, amenacémosles para que no hablen de aquí en adelante a hombre alguno en
este nombre.
18 Y llamándolos, les intimaron que en ninguna manera
hablasen ni enseñasen en el nombre de Jesús.
19 Mas Pedro y Juan respondieron diciéndoles: Juzgad
si es justo delante de Dios obedecer a vosotros antes que a Dios;
20 porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto
y oído.
21 Ellos entonces les amenazaron y les soltaron, no
hallando ningún modo de castigarles, por causa del pueblo; porque todos
glorificaban a Dios por lo que se había hecho,
22 ya que el hombre en quien se había hecho este
milagro de sanidad, tenía más de cuarenta años.
Los creyentes piden confianza y valor
23 Y puestos en libertad, vinieron a los suyos y
contaron todo lo que los principales sacerdotes y los ancianos les habían
dicho.
24 Y ellos, habiéndolo oído, alzaron unánimes la voz a
Dios, y dijeron: Soberano Señor, tú eres el Dios que hiciste el cielo y la
tierra, el mar y todo lo que en ellos hay;
25 que por boca de David tu siervo dijiste:
¿Por qué se
amotinan las gentes,
Y los
pueblos piensan cosas vanas?
26 Se reunieron los reyes de la tierra,
Y los príncipes se juntaron en uno
Contra el Señor, y contra su Cristo. m
27 Porque verdaderamente se unieron en esta ciudad
contra tu santo Hijo Jesús, a quien ungiste, Herodes y Poncio Pilato, con los
gentiles y el pueblo de Israel,
28 para hacer cuanto tu mano y tu consejo habían antes
determinado que sucediera.
29 Y ahora, Señor, mira sus amenazas, y concede a tus
siervos que con todo denuedo hablen tu palabra,
30 mientras extiendes tu mano para que se hagan
sanidades y señales y prodigios mediante el nombre de tu santo Hijo Jesús.
31 Cuando hubieron orado, el lugar en que estaban
congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaban con
denuedo la palabra de Dios.
Todas las cosas en común
32 Y la multitud de los que habían creído era de un
corazón y un alma; y ninguno decía ser suyo propio nada de lo que poseía, sino
que tenían todas las cosas en común.
33 Y con gran poder los apóstoles daban testimonio de
la resurrección del Señor Jesús, y abundante gracia era sobre todos ellos.
34 Así que no había entre ellos ningún necesitado;
porque todos los que poseían heredades o casas, las vendían, y traían el precio
de lo vendido,
35 y lo ponían a los pies de los apóstoles; y se
repartía a cada uno según su necesidad.
36 Entonces José, a quien los apóstoles pusieron por
sobrenombre Bernabé (que traducido es, Hijo de consolación), levita, natural de
Chipre,
37 como tenía una heredad, la vendió y trajo el precio
y lo puso a los pies de los apóstoles.
Reina-Valera 1960 (RVR1960)
Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en
América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.
Salmos
124 Reina-Valera 1960 (RVR1960)
Alabanza por haber sido librado de los enemigos
Cántico gradual; de David.
124 A no haber
estado Jehová por nosotros,
Diga ahora
Israel;
2 A no haber estado Jehová por nosotros,
Cuando se levantaron contra nosotros los hombres,
3 Vivos nos habrían tragado entonces,
Cuando se encendió su furor contra nosotros.
4 Entonces nos habrían inundado las aguas;
Sobre nuestra alma hubiera pasado el torrente;
5 Hubieran entonces pasado sobre nuestra alma las
aguas impetuosas.
6 Bendito sea Jehová,
Que no nos dio por presa a los dientes de ellos.
7 Nuestra alma escapó cual ave del lazo de los
cazadores;
Se rompió el lazo, y escapamos nosotros.
8 Nuestro socorro está en el nombre de Jehová,
Que hizo el cielo y la tierra.
Reina-Valera 1960 (RVR1960)
Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en
América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.
Proverbios
16:24 Reina-Valera 1960 (RVR1960)
24 Panal de miel son los dichos suaves;
Suavidad al alma y medicina para los huesos.
Reina-Valera
1960 (RVR1960)
Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en
América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.
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