Friday, June 21, 2019

DAB Español, Sábado 22 de Junio

Día 173, DAB Español, Sábado 22 de Junio

2 Reyes 3:1-4:17; Hechos 14:8-28; Salmos 140; Proverbios 17:22 (La Biblia de las Américas (LBLA))






2 Reyes 3:1-4:17 La Biblia de las Américas (LBLA)
Rebelión y derrota de Moab
3 Joram, hijo de Acab, comenzó a reinar sobre Israel en Samaria en el año dieciocho de Josafat, rey de Judá; y reinó doce años. 2 E hizo lo malo ante los ojos del Señor, aunque no como su padre y su madre, pues quitó el pilar sagrado de Baal que su padre había hecho. 3 Sin embargo, se aferró a los pecados de Jeroboam, hijo de Nabat, con los que hizo pecar a Israel, y no se apartó de ellos.

4 Y Mesa, rey de Moab, era criador de ovejas, y pagaba al rey de Israel cien mil corderos y la lana de cien mil carneros. 5 Pero sucedió que cuando Acab murió, el rey de Moab se rebeló contra el rey de Israel. 6 Y aquel mismo día el rey Joram salió de Samaria y alistó a todo Israel. 7 Entonces fue y envió palabra a Josafat, rey de Judá, diciendo: El rey de Moab se ha rebelado contra mí. ¿Irás conmigo a pelear contra Moab? Y él respondió: Subiré; yo soy como tú, mi pueblo como tu pueblo, mis caballos como tus caballos. 8 Y dijo: ¿Por qué camino subiremos? Y él respondió: Por el camino del desierto de Edom. 9 Fue el rey de Israel con el rey de Judá y el rey de Edom; y dando un rodeo anduvieron siete días de camino; y no había agua para el ejército ni para los animales que los seguían. 10 Entonces el rey de Israel dijo: ¡Ah! Porque el Señor ha llamado a estos tres reyes para entregarlos en manos de Moab. 11 Pero Josafat dijo: ¿No hay aquí un profeta del Señor para que consultemos al Señor por medio de él? Y uno de los siervos del rey de Israel respondió, y dijo: Aquí está Eliseo, hijo de Safat, el que vertía agua en las manos de Elías. 12 Y Josafat dijo: La palabra del Señor está con él. Y el rey de Israel y Josafat y el rey de Edom descendieron a él.

13 Entonces Eliseo dijo al rey de Israel: ¿Qué tengo que ver contigo? Ve a los profetas de tu padre y a los profetas de tu madre. Y el rey de Israel le dijo: No, porque el Señor ha llamado a estos tres reyes para entregarlos en mano de Moab. 14 Y Eliseo dijo: Vive el Señor de los ejércitos, ante quien estoy, que si no fuera por respeto a la presencia de Josafat, rey de Judá, no te miraría ni te vería. 15 Mas traedme ahora un tañedor. Y sucedió que mientras el tañedor tocaba, la mano del Señor vino sobre Eliseo[a]. 16 Y él dijo: Así dice el Señor: “Haced en este valle muchas zanjas.” 17 Pues así dice el Señor: “No veréis viento, ni veréis lluvias; sin embargo ese valle se llenará de agua, y beberéis vosotros y vuestros ganados y vuestras bestias.” 18 Aun esto es poco ante los ojos del Señor; también entregará en vuestras manos a los moabitas. 19 Y destruiréis[b] toda ciudad fortificada y toda ciudad principal, y talaréis todo árbol bueno, cegaréis todas las fuentes de agua y dañaréis con piedras todo terreno fértil. 20 Y aconteció que por la mañana, a la hora de ofrecer el sacrificio, he aquí, el agua vino por el camino de Edom, y la tierra se llenó de agua.

21 Y todos los moabitas oyeron que los reyes habían subido a pelear contra ellos. Y convocaron a todos, desde los que podían ceñir armadura[c] para arriba, y se pusieron en la frontera. 22 Se levantaron muy de mañana, y cuando el sol brilló sobre el agua, los moabitas vieron el agua frente a ellos tan roja como la sangre. 23 Entonces dijeron: Esto es sangre; sin duda los reyes han peleado entre sí, y se han matado unos a otros. Ahora pues, ¡Moab, al despojo! 24 Pero cuando llegaron al campamento de Israel, los israelitas se levantaron e hirieron a los moabitas, y éstos huyeron delante de ellos; y los israelitas se adentraron en el país[d] matando[e] a los moabitas. 25 Destruyeron las ciudades, y cada uno arrojó su piedra en toda parcela de tierra buena, y las llenaron. Cegaron todas las fuentes de agua y talaron todos los árboles buenos, hasta dejar en Kir-hareset sólo sus piedras; no obstante, los honderos la rodearon y la destruyeron[f]. 26 Al ver el rey de Moab que la batalla arreciaba contra él, tomó consigo setecientos hombres que sacaban espada, para abrir brecha hacia el rey de Edom, mas no pudieron. 27 Entonces tomó a su hijo primogénito que había de reinar en su lugar, y lo ofreció en holocausto sobre la muralla. Y hubo gran ira contra los israelitas, quienes se apartaron de allí[g] y regresaron a su tierra.

Eliseo y la viuda
4 Y una mujer de las mujeres de los hijos de los profetas clamó a Eliseo, diciendo: Tu siervo, mi marido, ha muerto, y tú sabes que tu siervo temía al Señor; y ha venido el acreedor a tomar a mis dos hijos para esclavos suyos. 2 Y Eliseo le dijo: ¿Qué puedo hacer por ti? Dime qué tienes en casa. Y ella respondió: Tu sierva no tiene en casa más que una vasija de aceite. 3 Entonces él le dijo: Ve, pide[h] vasijas prestadas por todas partes de todos tus vecinos, vasijas vacías; no pidas pocas. 4 Luego entra y cierra la puerta detrás de ti y de tus hijos y echa el aceite en todas estas vasijas, poniendo aparte las que estén llenas. 5 Y ella se fue de su lado, y cerró la puerta tras sí y de sus hijos; y ellos traían las vasijas y ella echaba el aceite. 6 Y sucedió que cuando las vasijas estuvieron llenas, dijo ella a un hijo suyo: Tráeme otra vasija. Y él le dijo: No hay más vasijas. Y cesó el aceite. 7 Entonces ella fue y se lo contó al hombre de Dios. Y él le dijo: Ve, vende el aceite y paga tu deuda, y tú y tus hijos podéis vivir de lo que quede.

Eliseo y la sunamita
8 Y aconteció que un día pasaba Eliseo por Sunem, donde había una mujer distinguida[i], y ella le persuadió a que comiera[j]. Y así fue que siempre que pasaba, entraba allí a comer[k]. 9 Y ella dijo a su marido: He aquí, ahora entiendo que éste que siempre pasa por nuestra casa, es un hombre santo de Dios. 10 Te ruego que hagamos un pequeño aposento alto, con paredes, y pongamos allí para él una cama, una mesa, una silla y un candelero; y será que cuando venga a nosotros, se podrá retirar allí. 11 Y aconteció que un día vino él por allí, se retiró al aposento alto y allí se acostó. 12 Entonces dijo a Giezi su criado: Llama a esta sunamita. Y cuando la llamó, ella se presentó delante de él. 13 Y él le dijo a Giezi: Dile ahora: “He aquí, te has preocupado[l] por nosotros con todo este cuidado[m]; ¿qué puedo hacer por ti? ¿Quieres que hable por ti al rey o al jefe del ejército?” Y ella respondió: Yo vivo en medio de mi pueblo[n]. 14 El entonces dijo: ¿Qué, pues, se puede hacer por ella? Y Giezi respondió: En verdad ella no tiene ningún hijo y su marido es viejo. 15 Y él dijo: Llámala. Cuando él la llamó, ella se detuvo a la entrada. 16 Entonces él le dijo: Por este tiempo, el año que viene[o], abrazarás un hijo. Y ella dijo: No, señor mío, hombre de Dios, no engañes a tu sierva. 17 Pero la mujer concibió y dio a luz un hijo al año siguiente en el[p] tiempo que Eliseo le había dicho.

Footnotes:
2 Reyes 3:15 Lit., él
2 Reyes 3:19 Lit., heriréis
2 Reyes 3:21 Lit., ceñirse con cinturón
2 Reyes 3:24 Lit., en ella
2 Reyes 3:24 Lit., hiriendo
2 Reyes 3:25 Lit., hirieron
2 Reyes 3:27 Lit., de encima de él
2 Reyes 4:3 Lit., pide para ti
2 Reyes 4:8 Lit., una gran mujer
2 Reyes 4:8 Lit., a comer pan
2 Reyes 4:8 Lit., a comer pan
2 Reyes 4:13 Lit., Has tenido temor
2 Reyes 4:13 Lit., temor
2 Reyes 4:13 Lit., mis parientes
2 Reyes 4:16 Lit., cuando el tiempo reviva
2 Reyes 4:17 Lit., cuando el tiempo revivió en este
La Biblia de las Américas (LBLA)
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Hechos 14:8-28 La Biblia de las Américas (LBLA)
Pablo y Bernabé en Listra
8 Y había en Listra un hombre que estaba sentado, imposibilitado de los pies, cojo desde el seno de su madre y que nunca había andado. 9 Este escuchaba hablar a Pablo, el cual, fijando la mirada en él, y viendo que tenía fe para ser sanado[a], 10 dijo con fuerte voz: Levántate derecho sobre tus pies. Y él dio un salto y anduvo. 11 Cuando la multitud vio lo que Pablo había hecho, alzaron la voz, diciendo en el idioma de Licaonia: Los dioses se han hecho semejantes a hombres y han descendido a nosotros. 12 Y llamaban a Bernabé, Júpiter[b], y a Pablo, Mercurio[c], porque éste era el que dirigía la palabra. 13 Y el sacerdote de Júpiter, cuyo templo estaba en las afueras de[d] la ciudad, trajo toros y guirnaldas a las puertas, y quería ofrecer sacrificios juntamente con la multitud. 14 Pero cuando lo oyeron los apóstoles Bernabé y Pablo, rasgaron sus ropas y se lanzaron en medio de la multitud, gritando 15 y diciendo: Varones, ¿por qué hacéis estas cosas? Nosotros también somos hombres de igual naturaleza que vosotros, y os anunciamos el evangelio para que os volváis de estas cosas vanas[e] a un Dios vivo, que hizo el cielo, la tierra, el mar, y todo lo que en ellos hay; 16 el cual en las generaciones pasadas permitió que todas las naciones[f] siguieran sus propios caminos; 17 y sin embargo, no dejó de dar testimonio de sí mismo, haciendo bien y dándoos lluvias del cielo y estaciones fructíferas, llenando vuestros corazones de sustento y de alegría. 18 Y aun diciendo estas palabras, apenas pudieron impedir que las multitudes les ofrecieran sacrificio.

Pablo apedreado en Listra
19 Pero vinieron algunos judíos de Antioquía y de Iconio, y habiendo persuadido a la multitud, apedrearon a Pablo y lo arrastraron[g] fuera de la ciudad, pensando que estaba muerto. 20 Pero mientras los discípulos lo rodeaban, él se levantó y entró en la ciudad. Y al día siguiente partió con Bernabé a Derbe. 21 Y después de anunciar el evangelio a aquella ciudad y de hacer muchos discípulos, volvieron a Listra, a Iconio y a Antioquía, 22 fortaleciendo los ánimos de los discípulos, exhortándolos a que perseveraran en la fe, y diciendo: Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios. 23 Después que les designaron ancianos en cada iglesia, habiendo orado con ayunos, los encomendaron al Señor en quien habían creído. 24 Pasaron por Pisidia y llegaron a Panfilia. 25 Y después de predicar[h] la palabra en Perge, descendieron a Atalia; 26 y de allí se embarcaron para Antioquía, donde habían sido encomendados a la gracia de Dios para la obra que habían cumplido. 27 Cuando llegaron y reunieron a la iglesia, informaron de todas las cosas que Dios había hecho con ellos, y cómo[i] había abierto a los gentiles la puerta de la fe. 28 Y se quedaron mucho tiempo[j] con los discípulos.

Footnotes:
Hechos 14:9 Lit., salvado
Hechos 14:12 Gr., Zeus
Hechos 14:12 Gr., Hermes
Hechos 14:13 Lit., enfrente de
Hechos 14:15 I.e., ídolos
Hechos 14:16 O, todos los gentiles
Hechos 14:19 Lit., lo arrastraban
Hechos 14:25 Lit., hablar
Hechos 14:27 Lit., que
Hechos 14:28 Lit., no poco tiempo
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Salmos 140 La Biblia de las Américas (LBLA)
Plegaria pidiendo protección
Para el director del coro. Salmo de David.
140 Líbrame, oh Señor, de los hombres malignos;
guárdame de los hombres violentos,
2 que traman maldades en su corazón;
que cada día provocan guerras.
3 Aguzan su lengua como serpiente;
veneno de víbora hay bajo sus labios. (Selah[a])

4 Guárdame, Señor, de las manos del impío;
protégeme de los hombres violentos,
que se han propuesto[b] hacerme tropezar[c].
5 Los soberbios han ocultado[d] trampa y cuerdas para mí;
han tendido red al borde del sendero;
me han puesto lazos. (Selah)

6 Dije al Señor: Tú eres mi Dios;
escucha, oh Señor, la voz de mis súplicas.
7 Oh Dios[e], Señor, poder de mi salvación,
tú cubriste mi cabeza en el día de la batalla[f].
8 No concedas, Señor, los deseos del impío;
no hagas prosperar sus malos designios, para que no se exalten. (Selah)

9 En cuanto a[g] los que me rodean,
que la malicia de sus labios los cubra.
10 Caigan sobre ellos carbones encendidos;
sean arrojados en el fuego,
en abismos profundos[h] de donde no se puedan levantar[i].
11 Que el hombre de mala lengua no permanezca en la tierra;
que al hombre violento lo persiga el mal implacablemente[j].

12 Yo sé que el Señor sostendrá la causa del afligido,
y el derecho de los pobres.
13 Ciertamente los justos darán gracias a tu nombre,
y los rectos morarán en tu presencia.

Footnotes:
Salmos 140:3 Posiblemente, Pausa, Crescendo, o Interludio
Salmos 140:4 O, tramado
Salmos 140:4 Lit., empujarme violentamente
Salmos 140:5 Lit., escondido
Salmos 140:7 Heb., YHWH, generalmente traducido Señor
Salmos 140:7 Lit., las armas
Salmos 140:9 Lit., La cabeza de
Salmos 140:10 Lit., inundaciones
Salmos 140:10 O, subir
Salmos 140:11 Lit., golpe tras golpe
La Biblia de las Américas (LBLA)
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Proverbios 17:22 La Biblia de las Américas (LBLA)
22 El corazón alegre es buena medicina[a],
pero el espíritu quebrantado seca los huesos.

Footnotes:
Proverbios 17:22 Lit., causa buena curación
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