Día 155, DAB Español, Martes 4 de Junio
2 Samuel 22:21-23:23; Hechos 2:1-47; Salmos 122; Proverbios 16:19-20 (Reina-Valera 1960 (RVR1960))
2
Samuel 22:21-23:23 Reina-Valera 1960 (RVR1960)
21 Jehová me ha premiado conforme a mi justicia;
Conforme a la limpieza de mis manos me ha
recompensado.
22 Porque yo he guardado los caminos de Jehová,
Y no me aparté impíamente de mi Dios.
23 Pues todos sus decretos estuvieron delante de mí,
Y no me he apartado de sus estatutos.
24 Fui recto para con él,
Y me he guardado de mi maldad;
25 Por lo cual me ha recompensado Jehová conforme a mi
justicia;
Conforme a la limpieza de mis manos delante de su
vista.
26 Con el misericordioso te mostrarás misericordioso,
Y recto para con el hombre íntegro.
27 Limpio te mostrarás para con el limpio,
Y rígido serás para con el perverso.
28 Porque tú salvas al pueblo afligido,
Mas tus ojos están sobre los altivos para abatirlos.
29 Tú eres mi lámpara, oh Jehová;
Mi Dios alumbrará mis tinieblas.
30 Contigo desbarataré ejércitos,
Y con mi Dios asaltaré muros.
31 En cuanto a Dios, perfecto es su camino,
Y acrisolada la palabra de Jehová.
Escudo es a todos los que en él esperan.
32 Porque ¿quién es Dios, sino sólo Jehová?
¿Y qué roca hay fuera de nuestro Dios?
33 Dios es el que me ciñe de fuerza,
Y quien despeja mi camino;
34 Quien hace mis pies como de ciervas,
Y me hace estar firme sobre mis alturas;
35 Quien adiestra mis manos para la batalla,
De manera que se doble el arco de bronce con mis
brazos.
36 Me diste asimismo el escudo de tu salvación,
Y tu benignidad me ha engrandecido.
37 Tú ensanchaste mis pasos debajo de mí,
Y mis pies no han resbalado.
38 Perseguiré a mis enemigos, y los destruiré,
Y no volveré hasta acabarlos.
39 Los consumiré y los heriré, de modo que no se
levanten;
Caerán debajo de mis pies.
40 Pues me ceñiste de fuerzas para la pelea;
Has humillado a mis enemigos debajo de mí,
41 Y has hecho que mis enemigos me vuelvan las
espaldas,
Para que yo destruyese a los que me aborrecen.
42 Clamaron, y no hubo quien los salvase;
Aun a Jehová, mas no les oyó.
43 Como polvo de la tierra los molí;
Como lodo de las calles los pisé y los trituré.
44 Me has librado de las contiendas del pueblo;
Me guardaste para que fuese cabeza de naciones;
Pueblo que yo no conocía me servirá.
45 Los hijos de extraños se someterán a mí;
Al oír de mí, me obedecerán.
46 Los extraños se debilitarán,
Y saldrán temblando de sus encierros.
47 Viva Jehová, y bendita sea mi roca,
Y engrandecido sea el Dios de mi salvación.
48 El Dios que venga mis agravios,
Y sujeta pueblos debajo de mí;
49 El que me libra de enemigos,
Y aun me exalta sobre los que se levantan contra mí;
Me libraste del varón violento.
50 Por tanto, yo te confesaré entre las naciones, oh
Jehová,
Y cantaré a tu nombre.
51 El salva gloriosamente a su rey,
Y usa de misericordia para con su ungido,
A David y a su descendencia para siempre.
Ultimas palabras de David
23 Estas son
las palabras postreras de David.
Dijo David
hijo de Isaí,
Dijo aquel
varón que fue levantado en alto,
El ungido
del Dios de Jacob,
El dulce
cantor de Israel:
2 El Espíritu de Jehová ha hablado por mí,
Y su palabra ha estado en mi lengua.
3 El Dios de Israel ha dicho,
Me habló la Roca de Israel:
Habrá un justo que gobierne entre los hombres,
Que gobierne en el temor de Dios.
4 Será como la luz de la mañana,
Como el resplandor del sol en una mañana sin nubes,
Como la lluvia que hace brotar la hierba de la tierra.
5 No es así mi casa para con Dios;
Sin embargo, él ha hecho conmigo pacto perpetuo,
Ordenado en todas las cosas, y será guardado,
Aunque todavía no haga él florecer
Toda mi salvación y mi deseo.
6 Mas los impíos serán todos ellos como espinos
arrancados,
Los cuales nadie toma con la mano;
7 Sino que el que quiere tocarlos
Se arma de hierro y de asta de lanza,
Y son del todo quemados en su lugar.
Los valientes de David
(1 Cr. 11.10-47)
8 Estos son los nombres de los valientes que tuvo
David: Joseb-basebet el tacmonita, principal de los capitanes; éste era Adino
el eznita, que mató a ochocientos hombres en una ocasión.
9 Después de éste, Eleazar hijo de Dodo, ahohíta, uno
de los tres valientes que estaban con David cuando desafiaron a los filisteos
que se habían reunido allí para la batalla, y se habían alejado los hombres de
Israel.
10 Este se levantó e hirió a los filisteos hasta que
su mano se cansó, y quedó pegada su mano a la espada. Aquel día Jehová dio una
gran victoria, y se volvió el pueblo en pos de él tan sólo para recoger el botín.
11 Después de éste fue Sama hijo de Age, ararita. Los
filisteos se habían reunido en Lehi, donde había un pequeño terreno lleno de
lentejas, y el pueblo había huido delante de los filisteos.
12 El entonces se paró en medio de aquel terreno y lo
defendió, y mató a los filisteos; y Jehová dio una gran victoria.
13 Y tres de los treinta jefes descendieron y vinieron
en tiempo de la siega a David en la cueva de Adulam; y el campamento de los
filisteos estaba en el valle de Refaim.
14 David entonces estaba en el lugar fuerte, y había
en Belén una guarnición de los filisteos.
15 Y David dijo con vehemencia: !!Quién me diera a
beber del agua del pozo de Belén que está junto a la puerta!
16 Entonces los tres valientes irrumpieron por el
campamento de los filisteos, y sacaron agua del pozo de Belén que estaba junto
a la puerta; y tomaron, y la trajeron a David; mas él no la quiso beber, sino
que la derramó para Jehová, diciendo:
17 Lejos sea de mí, oh Jehová, que yo haga esto. ¿He
de beber yo la sangre de los varones que fueron con peligro de su vida? Y no
quiso beberla. Los tres valientes hicieron esto.
18 Y Abisai hermano de Joab, hijo de Sarvia, fue el
principal de los treinta. Este alzó su lanza contra trescientos, a quienes
mató, y ganó renombre con los tres.
19 El era el más renombrado de los treinta, y llegó a
ser su jefe; mas no igualó a los tres primeros.
20 Después, Benaía hijo de Joiada, hijo de un varón
esforzado, grande en proezas, de Cabseel. Este mató a dos leones de Moab; y él
mismo descendió y mató a un león en medio de un foso cuando estaba nevando.
21 También mató él a un egipcio, hombre de gran
estatura; y tenía el egipcio una lanza en su mano, pero descendió contra él con
un palo, y arrebató al egipcio la lanza de la mano, y lo mató con su propia
lanza.
22 Esto hizo Benaía hijo de Joiada, y ganó renombre
con los tres valientes.
23 Fue renombrado entre los treinta, pero no igualó a
los tres primeros. Y lo puso David como jefe de su guardia personal.
Reina-Valera 1960 (RVR1960)
Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en
América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.
Hechos
2 Reina-Valera 1960 (RVR1960)
La venida del Espíritu Santo
2 Cuando llegó
el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos.
2 Y de repente vino del cielo un estruendo como de un
viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados;
3 y se les aparecieron lenguas repartidas, como de
fuego, asentándose sobre cada uno de ellos.
4 Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y
comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen.
5 Moraban entonces en Jerusalén judíos, varones
piadosos, de todas las naciones bajo el cielo.
6 Y hecho este estruendo, se juntó la multitud; y
estaban confusos, porque cada uno les oía hablar en su propia lengua.
7 Y estaban atónitos y maravillados, diciendo: Mirad,
¿no son galileos todos estos que hablan?
8 ¿Cómo, pues, les oímos nosotros hablar cada uno en
nuestra lengua en la que hemos nacido?
9 Partos, medos, elamitas, y los que habitamos en
Mesopotamia, en Judea, en Capadocia, en el Ponto y en Asia,
10 en Frigia y Panfilia, en Egipto y en las regiones
de Africa más allá de Cirene, y romanos aquí residentes, tanto judíos como
prosélitos,
11 cretenses y árabes, les oímos hablar en nuestras
lenguas las maravillas de Dios.
12 Y estaban todos atónitos y perplejos, diciéndose
unos a otros: ¿Qué quiere decir esto?
13 Mas otros, burlándose, decían: Están llenos de
mosto.
Primer discurso de Pedro
14 Entonces Pedro, poniéndose en pie con los once,
alzó la voz y les habló diciendo: Varones judíos, y todos los que habitáis en
Jerusalén, esto os sea notorio, y oíd mis palabras.
15 Porque éstos no están ebrios, como vosotros
suponéis, puesto que es la hora tercera del día.
16 Mas esto es lo dicho por el profeta Joel:
17 Y en los postreros días, dice Dios,
Derramaré de mi Espíritu sobre toda carne,
Y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán;
Vuestros jóvenes verán visiones,
Y vuestros ancianos soñarán sueños;
18 Y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas
en aquellos días
Derramaré de mi Espíritu, y profetizarán.
19 Y daré prodigios arriba en el cielo,
Y señales abajo en la tierra,
Sangre y fuego y vapor de humo;
20 El sol se convertirá en tinieblas,
Y la luna en sangre,
Antes que venga el día del Señor,
Grande y manifiesto;
21 Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será
salvo.
22 Varones israelitas, oíd estas palabras: Jesús
nazareno, varón aprobado por Dios entre vosotros con las maravillas, prodigios
y señales que Dios hizo entre vosotros por medio de él, como vosotros mismos
sabéis;
23 a éste, entregado por el determinado consejo y
anticipado conocimiento de Dios, prendisteis y matasteis por manos de inicuos,
crucificándole;
24 al cual Dios levantó, sueltos los dolores de la
muerte, por cuanto era imposible que fuese retenido por ella.
25 Porque David dice de él:
Veía al
Señor siempre delante de mí;
Porque está
a mi diestra, no seré conmovido.
26 Por lo cual mi corazón se alegró, y se gozó mi
lengua,
Y aun mi carne descansará en esperanza;
27 Porque no dejarás mi alma en el Hades,
Ni permitirás que tu Santo vea corrupción.
28 Me hiciste conocer los caminos de la vida;
Me llenarás de gozo con tu presencia.
29 Varones hermanos, se os puede decir libremente del
patriarca David, que murió y fue sepultado, y su sepulcro está con nosotros
hasta el día de hoy.
30 Pero siendo profeta, y sabiendo que con juramento
Dios le había jurado que de su descendencia, en cuanto a la carne, levantaría
al Cristo para que se sentase en su trono,
31 viéndolo antes, habló de la resurrección de Cristo,
que su alma no fue dejada en el Hades, ni su carne vio corrupción.
32 A este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos
nosotros somos testigos.
33 Así que, exaltado por la diestra de Dios, y
habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo, ha derramado esto
que vosotros veis y oís.
34 Porque David no subió a los cielos; pero él mismo
dice:
Dijo el
Señor a mi Señor:
Siéntate a
mi diestra,
35 Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus
pies. m
36 Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel,
que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y
Cristo.
37 Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron
a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos?
38 Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno
de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis
el don del Espíritu Santo.
39 Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros
hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios
llamare.
40 Y con otras muchas palabras testificaba y les
exhortaba, diciendo: Sed salvos de esta perversa generación.
41 Así que, los que recibieron su palabra fueron
bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas.
42 Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en
la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones.
La vida de los primeros cristianos
43 Y sobrevino temor a toda persona; y muchas
maravillas y señales eran hechas por los apóstoles.
44 Todos los que habían creído estaban juntos, y
tenían en común todas las cosas;
45 y vendían sus propiedades y sus bienes, y lo
repartían a todos según la necesidad de cada uno.
46 Y perseverando unánimes cada día en el templo, y
partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de
corazón,
47 alabando a Dios, y teniendo favor con todo el
pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos.
Reina-Valera 1960 (RVR1960)
Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en
América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.
Salmos
122 Reina-Valera 1960 (RVR1960)
Oración por la paz de Jerusalén
Cántico gradual; de David.
122 Yo me
alegré con los que me decían:
A la casa de
Jehová iremos.
2 Nuestros pies estuvieron
Dentro de tus puertas, oh Jerusalén.
3 Jerusalén, que se ha edificado
Como una ciudad que está bien unida entre sí.
4 Y allá subieron las tribus, las tribus de JAH,
Conforme al testimonio dado a Israel,
Para alabar el nombre de Jehová.
5 Porque allá están las sillas del juicio,
Los tronos de la casa de David.
6 Pedid por la paz de Jerusalén;
Sean prosperados los que te aman.
7 Sea la paz dentro de tus muros,
Y el descanso dentro de tus palacios.
8 Por amor de mis hermanos y mis compañeros
Diré yo: La paz sea contigo.
9 Por amor a la casa de Jehová nuestro Dios
Buscaré
tu bien.
Reina-Valera 1960 (RVR1960)
Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en
América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.
Proverbios
16:19-20 Reina-Valera 1960 (RVR1960)
19 Mejor es humillar el espíritu con los humildes
Que repartir despojos con los soberbios.
20 El entendido en la palabra hallará el bien,
Y el que confía en Jehová es bienaventurado.
Reina-Valera 1960 (RVR1960)
Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en
América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.
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