Día 314, DAB Español, Domingo 10 de Noviembre
Ezequiel 21:1-22:31; Hebreos 10:1-18; Salmos 108; Proverbios 27:12 (Nueva Biblia Viva (NBV))
Ezequiel
21-22 Nueva Biblia Viva (NBV)
La espada justiciera
21 Luego me vino este mensaje del Señor:
2 «Hombre mortal, pon tu rostro hacia Jerusalén y
profetiza contra Israel y contra sus santuarios. 3 Pues el Señor dice: “¡Yo
estoy contra ti, Israel, te atacaré con mucha fuerza y destruiré a tu gente con
violentos tajos de espada, buenos y malos por igual serán eliminados! 4 No
perdonaré ni a los justos. Limpiaré toda la tierra desde el sur hasta tus
fronteras en el norte. 5 Todo el mundo sabrá que soy yo el Señor. ¡Yo estoy
decidido a continuar el castigo hasta que logre acabar con tanta perversidad! ¡No
pararé hasta haber logrado mi propósito!”.
6 »Hombre mortal, suspira y gime de dolor en tu amarga
angustia, que tu cuerpo se agite por los sollozos; ellos se impactarán por
tanto dolor. 7 Cuando te pregunten por qué sufres tanto, diles: “A causa de la
espantosa noticia que Dios me ha dado. ¡Cuando se cumpla, aun el corazón del
más plantado se derretirá de pavor y perderá toda su fuerza! ¡Todo ánimo se
vendrá a los suelos, las rodillas más fuertes temblarán y se volverán endebles
como el agua!”. Y el Señor Dios dice: “¡Tu condena ya viene, Israel, mi castigo
por tu maldad e infidelidad está por llegar!”».
8 Luego de nuevo me vino otro mensaje de parte del
Señor:
9 «Hombre mortal, diles esto: “¡Se está afilando y
puliendo una espada para ejecutar una terrible matanza! 10 ¿Ahora se reirán? La
espada está lista para ser entregada al verdugo. ¡Su peor falta ha sido haber
despreciado el cetro de mi hijo, burlándose de él como si fuera cualquier palo
de escoba! 11 Ahora tiemblen porque la espada afilada está ya en manos del
verdugo.
12 »”Hombre mortal, llora y golpea contra tu muslo en
señal de desesperación, pues esa espada matará a mi pueblo y a todos sus jefes.
Todos morirán por igual. 13 Los pondrá a todos a prueba, y ¿qué suerte
tendrán?, pregunta el Señor. ¡Y es que el verdugo no respetará ni a los
miembros de la familia real!
14 »”Profetiza de esta manera: Bate las palmas
vigorosamente, luego toma una espada y blándela dos y tres veces, para
simbolizar la gran matanza que les espera. 15 Que sus corazones palpiten
acelerados de terror, pues la amenaza de muerte está presente en cada hogar, a
todos lados llega la matanza, la espada sigue afilada como una navaja y todavía
dispuesta para degollar. 16 ¡Oh espada, corta a la derecha y corta a la
izquierda, adondequiera que te vuelvas! 17 Y yo aplaudiré al ritmo de la
matanza, dice el Señor, y así calmaré mi gran cólera”».
18 Luego me vino este mensaje. El Señor dijo:
19-20 «Hombre mortal, haz un mapa y sobre él traza dos
rutas que simbolizarán los caminos que seguirá el rey de Babilonia; una se
dirigirá a Jerusalén y la otra a Rabá de los amonitas. Y coloca una señal en la
bifurcación del camino de Babilonia. 21 Esta bifurcación se debe a que el rey
de Babilonia está detenido en una bifurcación, indeciso en cuanto si atacar a
Jerusalén o a Rabá. Él llamará a sus magos para usar adivinación; ellos
arrojarán suertes agitando flechas de su aljaba; sacrificarán a los ídolos e
inspeccionarán el hígado de su sacrificio, usando todas esas costumbres paganas
de adivinación. 22 ¡Y decidirán dirigirse hacia Jerusalén! Con arietes
arremeterán contra las puertas y en medio de gritos de guerra construirán
torres para sitiarla y terraplenes para escalar la muralla hasta llegar a su
parte más alta y luego penetrar al interior de la ciudad y conquistarla. 23
Jerusalén no entenderá esta traición, ¿cómo podían los adivinadores cometer
este terrible error? ¡Pues Babilonia es el aliado de Judá y ha jurado defender
a Jerusalén! Pero el rey de Babilonia pensará sólo en las veces que ellos se
rebelaron contra él. Atacará y los derrotará.
24 »El Señor dice: “Una y otra vez su culpabilidad
clama contra ustedes, pues sus maldades se cometen abierta y desvergonzadamente
en todo tiempo y lugar. Nadie puede olvidarse de ellas aunque quisiera. Dondequiera
que ustedes van, todo lo que hacen, todo está lleno de maldad, y por ello ahora
ha llegado la hora del castigo”.
25 »¡Oh rey Sedequías, malvado príncipe de Israel, ha
llegado el día del ajuste de cuentas! 26 Quita la corona de tu cabeza, dice el
Señor Dios. El orden antiguo cambia: ¡ahora los pobres son exaltados y los
ricos humillados! 27 Yo trastornaré y arruinaré este reino, para que aun el
nuevo orden que surja no tenga éxito, hasta que venga el Hombre que tiene
derecho a él. Y se lo daré a él.
28 »Hombre mortal, profetiza también contra los
amonitas, pues ellos se burlaron de mi pueblo cuando más sufrían. Diles esto:
“Contra ustedes también se ha desenvainado mi espada reluciente; está afilada y
pulida y relampaguea. 29 Sus adivinos y falsos profetas les han dicho mentiras
respecto a seguridad y éxito: que sus dioses los salvarán del rey de Babilonia.
Así han causado su muerte junto con todos los demás impíos, pues cuando el día
final de juicio venga ustedes también serán heridos de muerte.
30 »”¿Devolveré mi espada a su vaina antes de ocuparme
de ustedes? ¡No, yo los destruiré en su propia tierra donde nacieron! 31
Descargaré mi cólera de tal manera que parecerá un fuego avasallador; y los
entregaré en manos de hombres crueles, experimentados en la destrucción. 32
Serán como pasto del fuego; su sangre será derramada en su propia tierra y
serán absolutamente borrados, de tal manera que en poco tiempo no habrá nadie
que se acuerde de que alguna vez existieron. Yo, el Señor, lo digo”».
Los pecados de Jerusalén
22 Otro mensaje me vino de parte del Señor:
2 «Hombre mortal, acusa a Jerusalén como la Ciudad de
Homicidios. Denuncia públicamente sus terribles hechos, su derramamiento de
sangre inocente. 3 Ciudad de Homicidios, condenada y sentenciada, ciudad de
ídolos, contaminada e inmunda, 4 eres culpable tanto de homicidio como de
idolatría. Ahora llega tu día de condenación. Has llegado al límite de tus
años. Yo te haré el hazmerreír y motivo de burla de todas las naciones del
mundo. 5 ¡De cerca y desde lejos se burlarán de ti, tu fama caída hasta el
suelo!
6 »Cada jefe en Israel que vive dentro de tus murallas
no piensa más que en el homicidio. 7 Los padres y las madres son desdeñosamente
ignorados; se obliga a los inmigrantes y a las visitas a pagarles por su
“protección”; los huérfanos y las viudas son agraviados y oprimidos; 8 las
cosas de Dios son despreciadas; mis sábados ignorados. 9 Se acusa falsamente a
los prisioneros y se les envía a la muerte. La cima de cada montaña está llena
de altares para los ídolos; la lascivia está en todas partes. 10 Hay hombres
que cometen adulterio con las esposas de sus padres y se acuestan con mujeres
menstruantes. 11 El adulterio con la esposa de un vecino, una nuera, una
hermanastra, incluso el incesto es cosa común. 12 Asesinos a sueldo, usureros y
extorsionistas se encuentran en todas partes. Ni siquiera piensan en mí y mis
instrucciones, dice el Señor Dios.
13 »Pero ahora yo interrumpo y hago cesar tu ganancia
deshonesta y el derramamiento de sangre. 14 ¿Cuán fuerte y valiente serás
entonces, cuando yo te llame a rendir cuentas por tu conducta? ¡Pues yo, el
Señor, he hablado, y haré todo lo que he dicho! 15 Te esparciré a través de
todo el mundo, y acabaré con la maldad dentro de ti. 16 Serás deshonrada entre
las naciones, y sabrás que yo soy el Señor».
17 Luego el Señor dijo esto:
18-20 «Hombre mortal, el pueblo de Israel es como la
escoria sin valor que queda cuando la plata es fundida. Es como la hez
compuesta de bronce, estaño, hierro y plomo. Por lo tanto el Señor Dios dice:
“Por cuanto ustedes son escoria sin valor, los traeré a mi crisol en Jerusalén,
para fundirlos con el fuego de mi cólera. 21 Soplaré con ese fuego sobre
ustedes hasta que sean fundidos, 22 y se fundirán como la plata en el calor
intenso, y sabrán que yo, el Señor, he desahogado mi cólera sobre ustedes”».
23 Nuevamente me vino un mensaje del Señor diciendo:
24 «Hombre mortal, di al pueblo de Israel: “En el día
que explote mi indignación tú serás como el yermo sin limpiar, o el desierto
sin lluvia”. 25 Tus “profetas” han conspirado contra ti como leones buscando
presa. Ellos acaban muchas vidas, se apoderan de los bienes de la gente humilde
por medio de la extorsión y el chantaje, multiplican las viudas en el país. 26
Tus sacerdotes han ignorado mis mandamientos y deshonrado mi templo y mi santidad
no les ha merecido ninguna consideración. Para ellos las cosas de Dios no
tienen más importancia que cualquier tarea diaria. No han enseñado a mi pueblo
la diferencia entre el bien y el mal, y no toman en cuenta mis sábados como
días especiales, por lo que mi nombre santo es ofendido constantemente por
ellos. 27 Tus jefes son como lobos que desgarran a sus víctimas y destruyen
vidas para provecho propio. 28 Tus “profetas” describen falsas visiones y
transmiten falsos mensajes pretendiendo que vienen de Dios, cuando él ni
siquiera les ha hablado una sola palabra. ¡Así reparan los muros agrietados con
cal! ¡Pura apariencia! 29 Aun la gente común oprime y roba a los pobres y
necesitados y cometen extorsión contra los extranjeros. 30 Yo busqué en vano alguien
que fuera justo y pudiera interceder a favor de la ciudad, que sirviera como su
protector, quien pudiera colocarse en la brecha y defenderte de mis justos
ataques, pero no encontré a nadie. 31 Por tanto el Señor Dios dice: “Yo
derramaré mi cólera sobre ti, te destruiré con el poder de mi cólera. Yo he
acumulado sobre ti el castigo que ahora recibirás”».
Nueva Biblia Viva (NBV)
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Hebreos
10:1-18 Nueva Biblia Viva (NBV)
El sacrificio de Cristo, ofrecido una vez y para
siempre
10 La ley es sólo una sombra de los bienes que están
por venir y no la realidad misma de esos bienes. Por eso, la ley nunca puede
hacer perfectos a los que adoran por medio de los mismos sacrificios, año tras
año sin cesar. 2 Si hubiera podido, ya habrían dejado de ofrecerse sacrificios,
pues los que adoran, purificados de una vez por todas, ya no se sentirían
culpables de pecado. 3 Pero esos sacrificios son un recordatorio, cada año, de
sus pecados, 4 porque es imposible que la sangre de los toros y de los chivos
quite los pecados.
5 Por eso Cristo, al entrar en el mundo, dijo:
«Tú no quieres sacrificios ni ofrendas; por eso, me
has dado un cuerpo. 6 No te agradan los holocaustos ni los sacrificios por los
pecados. 7 Por eso dije: “Aquí me tienes”, como está escrito de mí en el libro:
“He venido para hacer tu voluntad, oh Dios”».
8 Al principio dijo: «No quieres ni te agradan los
sacrificios por los pecados ni las ofrendas y holocaustos» (a pesar de que la
ley exigía que se ofrecieran). 9 Y luego añadió: «Aquí estoy. He venido a hacer
tu voluntad». Es decir, que quitó lo primero para establecer lo segundo. 10 Y
como Jesucristo hizo la voluntad de Dios al sacrificar su propio cuerpo, una
sola vez y para siempre, por eso nosotros somos santificados.
11 Todo sacerdote celebra el culto día tras día
ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, que nunca pueden quitar los
pecados. 12 Pero este sacerdote le ofreció a Dios por los pecados un solo
sacrificio para siempre. Después se sentó a la derecha de Dios, 13 y allí
esperará a que sus enemigos sean puestos bajo sus pies. 14 Porque con un solo
sacrificio hizo perfectos para siempre a los que está santificando. 15 También
el Espíritu Santo lo confirma cuando dice:
16 «Este es el pacto que haré con ellos después de
aquellos días, —dice el Señor: Pondré mis leyes en su corazón y las escribiré
en su mente».
17 Luego añade:
«Y nunca más me acordaré de sus pecados y maldades».
18 Y cuando los pecados han sido perdonados, ya no es
necesario ofrecer ningún otro sacrificio por ellos.
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Salmos
108 Nueva Biblia Viva (NBV)
Cántico. Salmo de David.
108 Mi corazón, oh Dios, está listo para cantarte
himnos. ¡Voy a despertarme!
2 ¡Despierten, también, arpa y lira! ¡Voy a despertar
al nuevo día!
3 Te alabaré, Señor, entre todos los pueblos; te
cantaré alabanzas entre todas las naciones. 4 Porque tu gran amor es más alto
que los cielos; tu fidelidad llega hasta el firmamento. 5 Exaltado seas, oh
Dios, sobre los cielos, y tu gloria brille sobre la tierra. 6 Sálvanos con tu
poderosa diestra, y rescata a tu amado pueblo.
7 Dios ha prometido por su santidad: «Con alegría
repartiré Siquén, y dividiré el valle de Sucot. 8 Mío es Galaad, y también
Manasés; la tierra de Efraín es el yelmo de mi cabeza, Judá es mi cetro. 9 Moab
es mi fiel sirviente, Edom mi esclavo; sobre Filistea lanzo gritos de triunfo».
10 ¿Quién me llevará a la ciudad fortificada? ¿Quién
me dará la victoria sobre Edom?
11 Señor, ¿nos has desechado? ¿Has abandonado nuestros
ejércitos? 12 ¡Oh, ayúdanos a combatir a nuestros enemigos, pues los hombres
son aliados inútiles! 13 Pero con tu ayuda realizaremos grandes proezas. Porque
él aplasta a nuestros enemigos.
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Proverbios
27:12 Nueva Biblia Viva (NBV)
12 El prudente ve el peligro y se protege; el
imprudente sigue adelante y sufre las consecuencias.
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