Día 316, DAB Español, Martes 12 de Noviembre
Ezequiel 24:1-26:21; Hebreos 11:1-16; Salmos 110; Proverbios 27:14 (Nueva Biblia Viva (NBV))
Ezequiel
24-26 Nueva Biblia Viva (NBV)
La olla hirviente
24 Un día a fines de diciembre del noveno año del
cautiverio del rey Joaquín me vino otro mensaje del Señor.
2 «Hombre mortal, me dijo, escribe esta fecha, pues
hoy el rey de Babilonia ha atacado a Jerusalén. 3 Y ahora entrega esta parábola
a estos rebeldes de Israel. Diles que el Señor Dios dice: “Coloquen una olla
sobre el fuego para hervir. 4 Llénenla con carne de carnero escogida: el cuarto
trasero, la espalda y todos los cortes más tiernos. 5 Usen sólo los mejores
carneros del rebaño, y apilen la leña sobre el fuego debajo de la olla. Cuezan
la carne bien, hasta que se desprenda de los huesos”.
6 »Pues el Señor Dios dice: “¡Ay de Jerusalén, Ciudad
de Homicidas, tú eres como una olla herrumbrosa y desportillada! Luego saca la
carne trozo a trozo en cualquier orden que venga, pues ninguna parte es mejor
que otra. 7 Porque su maldad es evidente a todos, audazmente da muerte a quien
le da la gana, dejando sangre de las víctimas sobre las rocas a la vista de
todos; ni siquiera procura cubrirla. 8 Y yo la he dejado allí sin cubrir; para
que esa sangre sea como una acusación a mí contra ella y despierte mi cólera y
deseos de someterla a juicio severo.
9 »”¡Ay de Jerusalén, Ciudad de Homicidas, apilaré la
leña debajo de ella! 10 Amontona la leña, deja que el fuego arda y la olla
hierva. Que se cueza bien la carne y luego vacía la olla y quema los huesos. 11
Déjala vacía sobre las brasas para que se queme su herrumbre y todas las
adherencias de comida. 12 ¡Pero de nada vale, no desaparece su suciedad e
impureza a pesar del fuego ardiente! 13 ¡Es la herrumbre y corrupción de tu
lascivia sucia, de la devoción de los ídolos! ¡Y ahora, puesto que quise
limpiarte y te rehusaste, permanece sucia hasta que mi cólera haya enviado
todos sus castigos sobre ti! 14 ¡Yo, el Señor, lo he dicho, sucederá así, yo lo
haré!”».
Muerte de la esposa de Ezequiel
15 De nuevo me vino un mensaje del Señor, diciendo:
16 «Hombre mortal, voy a quitarte tu hermosa esposa.
Repentinamente ella morirá. Sin embargo, no debes mostrar ningún dolor. No
llores; no le guardes luto. 17 Puedes suspirar, pero en forma silenciosa. Que
no haya duelo ni llanto ante su tumba, no te descubras la cabeza ni los pies
como es la costumbre en estos casos, ni tampoco aceptes la comida que te
traigan los amigos para consolarte».
18 Yo proclamé esto al pueblo por la mañana, y a la
tarde murió mi esposa. A la mañana siguiente hice todo lo que el Señor me había
mandado. 19 Luego la gente preguntó:
«¿Qué significa todo esto? ¿Qué pretendes comunicarnos
con tu actitud?».
20-21 Yo respondí: «El Señor me mandó decir al pueblo
de Israel: “Yo destruiré mi hermoso templo, el cual representa la fuerza de la
nación. Y sus hijos e hijas en Judea serán muertos por herida de espada. 22 Y
harán como he hecho yo; no pueden hacer duelo en público o consolarse comiendo
la comida traída por aquellos que se compadecen de ustedes. 23 Sus cabezas y
pies no serán descubiertos como es la costumbre, no harán duelo ni llorarán.
Pero lamentarán los unos por los otros por sus maldades y harán duelo a solas
por todo el mal que han hecho. 24 Ezequiel es un ejemplo para ustedes, dice el
Señor Dios. Harán como él ha hecho. Y cuando venga ese momento, entonces sabrán
que yo soy el Señor”.
25 »Hombre mortal, en el día en que yo termine de
quitarles en Jerusalén el gozo de sus corazones y su orgullo y alegría —me
refiero a sus esposas e hijos e hijas—, 26 en ese día un refugiado de Jerusalén
comenzará su viaje hasta Babilonia para contarte lo que ha pasado. 27 Y en el
día de su llegada, tu voz de pronto retornará a ti para que puedas hablar con
él. Y tú serás un símbolo para esta gente y ellos sabrán que yo soy el Señor».
Profecía contra Amón
25 Luego me llegó un mensaje del Señor otra vez:
2 «Hombre mortal, dirige tu vista hacia la tierra de
Amón y profetiza contra su pueblo. 3 Diles: Escuchen lo que el Señor Dios dice:
“¡Por cuanto se burlaron cuando mi templo fue destruido, y se burlaron de
Israel en su angustia, y se rieron de Judá cuando fue llevada cautiva, 4 yo
permitiré que los beduinos del desierto, los que viven al oriente de ustedes,
invadan su tierra! Ellos establecerán sus campamentos entre ustedes, se comerán
sus frutos y beberán su leche. 5 Y convertiré la ciudad de Rabá en pastizal de
camellos y toda la tierra de los amonitas en terreno abandonado que solo
servirá para apacentar rebaños de ovejas. Entonces sabrán que yo soy el Señor”.
6 »Pues el Señor Dios dice: “¡Por cuanto aplaudieron y
bailotearon y vitorearon alegremente ante la destrucción de mi pueblo, 7 yo te
castigaré con mucho rigor, entregándolos a muchas naciones para ser
maltratados! Los haré desaparecer como nación para siempre, los destruiré, y
entonces sabrán que yo soy el Señor”».
Profecía contra Moab
8 Y el Señor Dios dice: «¡Puesto que los moabitas han
dicho que Judá no está mejor que ninguna otra nación, 9-10 yo atacaré el flanco
oriental de Moab, destruyendo sus ciudades fronterizas, que son el gran orgullo
de la nación, Bet Yesimot, Baal Megón y Quiriatayin! Y tribus beduinas del
desierto al oriente se desparramarán por ellas, tal como lo harán con Amón. Y
Moab no existirá más entre las naciones. 11 Así haré sentir mi juicio sobre los
moabitas, y ellos sabrán que yo soy el Señor».
Profecía contra Edom
12 Y el Señor Dios dice: «¡Por cuanto el pueblo de
Edom ha causado tanto daño al vengarse sobre el pueblo de Judá, 13 yo le
causaré mucho daño a Edom y exterminaré su gente, su ganado y sus rebaños! ¡Habrá
mucha destrucción desde Temán hasta Dedán! 14 Y el instrumento de mi venganza
será mi pueblo Israel. Ellos ejecutarán mi tremenda venganza».
Profecía contra los filisteos
15 Y el Señor Dios dice: «¡Por haber actuado los
filisteos contra Judá con tanta violencia, con un odio añejado, 16 yo causaré
ahora mucho daño en sus territorios, y borraré a los quereteos del mapa y
destruiré completamente aquellos que habitan al lado de la costa del mar! 17
Llevaré a cabo mi terrible venganza sobre ellos para reprenderlos por lo que
han hecho contra mi pueblo. Y cuando todo esto suceda, entonces sabrán que yo
soy el Señor».
Profecía contra Tiro
26 Otro mensaje me vino del Señor en el primer día del
mes, en el onceavo año después que el rey Joaquín fue llevado al cautiverio:
2 «Hombre mortal, Tiro se ha puesto muy contenta por
la caída de Jerusalén, diciendo: “¡Bien! ¡Ella, que controlaba las lucrativas
rutas comerciales de norte a sur a lo largo de la costa y a lo largo del curso
del río Jordán, ha sido quebrada, y yo soy la heredera! ¡Por cuanto ella ha
sido desolada, yo me aprovecharé y llegaré a ser rica!”.
3 »Por lo tanto el Señor Dios dice: ¡Yo estoy aquí
contra ti, Tiro! Traeré naciones en guerra contra ti como si fueran olas del
mar. 4 Ellas destruirán las murallas de Tiro y echarán por los suelos sus
torres defensivas. ¡Barreré con todo hasta que la ciudad se vea como una roca
desnuda! 5 Llegará a ser como una isla deshabitada, un lugar donde los
pescadores tiendan sus redes, pues yo he hablado, dice el Señor. Tiro llegará a
ser la presa de muchas naciones, 6 y sus pueblos y caseríos de alrededor
también serán destruidos con violencia. Entonces sabrán que yo soy el Señor.
7 »Pues el Señor Dios dice: ¡Yo traeré a
Nabucodonosor, rey de Babilonia —el rey más poderoso de las naciones del norte—
contra Tiro con un gran ejército y poderosa caballería y muchos carros de
guerra! 8 Primero destruirá tus suburbios, luego atacará la ciudad en tierra
firme construyendo un cerco militar y atacando luego de sorpresa con toda su
furia contra ella. 9 Él colocará arietes contra tus murallas y con mazos
demolerá tus fuertes defensivos. 10 Los cascos de su caballería levantarán una
polvareda sofocante y tus murallas temblarán al retumbe de su galope cuando
entren a través de las puertas de la ciudad rotas, arrastrando carros de guerra
tras ellos. 11 Los jinetes ocuparán cada calle de la ciudad; darán muerte a tu
gente con sus filosas espadas y tus famosos y enormes pilares serán demolidos
con facilidad. 12 Entonces saquearán todas tus riquezas y mercaderías y
derribarán tus murallas. Destruirán tus hermosas casas y botarán tus piedras y
maderas, y aun el polvo, en el mar. 13 Haré cesar la música de tus cantos; ya
no tendrás más motivos para organizar alegres fiestas. 14 Haré que tu territorio
quede como si fuera una roca desnuda, un lugar sólo útil para tendedero de
redes de los pescadores. No serás jamás reconstruida, pues yo, el Señor, lo he
dicho.
15 »El país entero temblará con tu caída; los heridos
gritarán en medio del estruendo de la matanza. 16 Entonces todos los soberanos
de los puertos de mar descenderán de sus tronos y se quitarán sus hermosas
vestimentas y se sentarán sobre el suelo temblando de miedo por lo que han
visto, asombrados y atónitos por lo que te ha sucedido. 17 Y ellos llorarán por
ti, cantando esta endecha: “¡Oh poderosa ciudad-isla, con tu poderío naval que
infundía terror a las ciudades de la tierra firme, cómo has desaparecido de los
mares! 18 ¡Cómo temblarán las islas ante tu caída! ¡Todos observan espantados
lo que te ha sucedido!”.
19 »El Señor Dios dice: ¡Yo arrasaré a Tiro hasta el
suelo! ¡Te hundiré bajo las olas terribles del ataque enemigo! ¡Grandes mares
te tragarán! 20 Te enviaré al fondo del abismo del infierno para permanecer
allí con aquellos que están ahí desde mucho tiempo antes. Tu ciudad quedará en
ruinas, muerta, como los cadáveres de aquellos que entraron en el mundo del más
allá de los muertos. Nunca más serás poblada o tendrás hermosura aquí en la
tierra de los vivientes. 21 Te conduciré hacia un fin terrible; por más
esfuerzos que se hagan, nadie podrá encontrarte, dice el Señor».
Nueva Biblia Viva (NBV)
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Hebreos
11:1-16 Nueva Biblia Viva (NBV)
Por la fe
11 La fe es la seguridad de recibir lo que se espera,
es estar convencido de lo que no se ve.
2 Gracias a su fe, nuestros antepasados recibieron la
aprobación de Dios. 3 Por la fe sabemos que Dios formó el universo por medio de
su palabra; así que lo que ahora vemos fue hecho de lo que no podía verse.
4 Por la fe, Abel ofreció a Dios un sacrificio mejor
que el de Caín, y por eso Dios lo declaró justo y aceptó su ofrenda. Y aunque
Abel ya está muerto, su fe nos habla todavía.
5 Por la fe, Enoc fue llevado de este mundo sin que
experimentara la muerte; y no lo encontraron porque Dios se lo llevó. Pero
antes de llevárselo, Dios declaró que él le había agradado. 6 Sin fe es
imposible agradar a Dios. El que quiera acercarse a Dios debe creer que existe
y que premia a los que sinceramente lo buscan.
7 Por la fe, Noé, cuando se le avisó lo que ocurriría,
pero que todavía no podía verse, obedeció y construyó un barco para salvar a su
familia. Por esa fe condenó al mundo y fue heredero de la justicia que viene
por la fe.
8 Por la fe, Abraham, cuando fue llamado para ir al
lugar que iba a recibir como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba.
9 Por la fe vivió como extranjero en la Tierra prometida. Vivió en tiendas de
campaña, lo mismo que Isaac y Jacob, que también eran herederos de la misma
promesa, 10 porque Abraham esperaba la ciudad que tiene cimientos firmes, la
que Dios ha planeado y construido.
11 Por la fe, Abraham, a pesar de ser demasiado viejo
y de que Sara no podía tener hijos, recibió fuerzas para tener hijos, porque
confió en que Dios cumpliría la promesa que le había hecho. 12 Y así de este
hombre que era demasiado viejo, nacieron tantos descendientes como las
estrellas del cielo y tan incontables como la arena a la orilla del mar.
13 Todos ellos murieron sin haber recibido las cosas
prometidas. Pero las vieron a lo lejos y reconocieron que ellos mismos eran
extranjeros y sólo estaban de paso en la tierra.
14 Los que hablan así dan a entender que andan en
busca de una patria; 15 pero ellos no estaban pensando en la patria de la que
salieron, pues habrían podido regresar a ella. 16 Deseaban, más bien, una
patria mejor, es decir, la celestial. Por eso, Dios no se avergonzó de llamarse
el Dios de ellos, y les preparó una ciudad.
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Salmos
110 Nueva Biblia Viva (NBV)
Salmo de David.
110 Así dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi
derecha hasta que humille a tus enemigos poniéndolos por estrado de tus pies. 2
El Señor establecerá tu trono en Sion para que gobiernes, desde allí sobre tus
enemigos. 3 Cuando vayas a la guerra, tu pueblo te apoyará gustoso; tu traje de
guerra será un traje de gala, y tu fuerza se renovará día tras día como el
rocío de la mañana.
4 El Señor ha jurado, y no cambiará su voto: Tú eres
sacerdote eternamente como Melquisedec. 5 Dios está a tu lado para protegerte.
En el día de su ira aplastará a muchos reyes. 6 Castigará a las naciones y las
llenará de sus muertos. Aplastará muchas cabezas en toda la tierra. 7 Beberá de
un arroyo junto al camino, y por lo tanto cobrará nuevas fuerzas.
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Proverbios
27:14 Nueva Biblia Viva (NBV)
14 El mejor saludo se juzga una impertinencia cuando
se da a gritos y de madrugada.
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