Saturday, February 19, 2022

DAB Español, Domingo 20 de Febrero

Día 051, DAB Español, Domingo 20 de Febrero


Levítico 9:7-10:20; Marcos 4:26-5:20; Salmos 37:29-40; Proverbios 10:6-7 (Nueva Biblia Viva (NBV))









Levítico 9:7-10:20

Nueva Biblia Viva

7 Moisés, entonces, le dijo a Aarón que caminara hacia el altar y presentara la ofrenda por el pecado y el holocausto, para que pidiera por el perdón de sus propios pecados, y después pidiera perdón por los pecados del pueblo, de acuerdo con lo ordenado por el Señor.

8 Aarón se acercó al altar y mató el becerro como sacrificio por sus propios pecados. 9 Sus hijos le llevaron la sangre, y él mojó el dedo en ella y la untó sobre los cuernos del altar, y derramó el resto al pie del altar. 10 A continuación quemó sobre el altar la grasa, los riñones y el hígado de la ofrenda por sus pecados, de acuerdo con las órdenes dadas por el Señor a Moisés, 11 y quemó la carne y la piel fuera del campamento.

12 Le correspondió enseguida dar muerte al animal para el holocausto. Sus hijos le llevaron la sangre, y él la roció a lo largo y ancho del altar; 13 le llevaron el animal descuartizado, incluida la cabeza, y lo quemó sobre el altar. 14 Enseguida, lavó los intestinos y las patas, y los ofreció sobre el altar como ofrenda quemada.

15 Acto seguido, presentó la ofrenda del pueblo. Mató el macho cabrío y lo ofreció de la misma manera que lo había hecho con la ofrenda por sus pecados. 16 De esta manera ofreció el holocausto al Señor, de acuerdo con las instrucciones recibidas. 17 A continuación presentó la ofrenda de harina de la mejor calidad. Tomó un puñado y lo quemó sobre el altar, junto al sacrificio de la mañana.

18 Después degolló el becerro y el carnero que eran los sacrificios de paz que ofrecía el pueblo. Los hijos de Aarón le llevaron la sangre, y él la roció a lo largo y ancho del altar. 19 Luego tomó la grasa del becerro y del carnero, la grasa de las colas, y la que cubría a los intestinos y la que cubría los riñones y el hígado. 20 Colocó todo esto sobre el pecho de estos animales, y Aarón los quemó sobre el altar. 21 Y meció los pechos y el muslo derecho, como un acto de consagración al Señor, tal como Moisés lo había ordenado.

22 Entonces, con las manos extendidas hacia la gente, Aarón los bendijo, y descendió del altar. 23 Moisés y Aarón entraron al santuario. Cuando salieron, bendijeron nuevamente al pueblo, y la gloria del Señor se apareció delante de toda la congregación. 24 Entonces descendió fuego de la presencia del Señor, que consumió la ofrenda y la grasa que había sobre el altar. Cuando el pueblo vio esto, dio gritos de júbilo y adoró al Señor.

Muerte de Nadab y Abiú

10 Nadab y Abiú, hijos de Aarón, pusieron fuego sin consagrar en sus incensarios, y ofrecieron incienso delante Señor. De modo que actuaron en contra de lo que el Señor les acababa de ordenar. 2 Entonces salió fuego de la presencia del Señor que los quemó y mató.

3 Moisés le dijo a Aarón: «Esto es lo que el Señor quiso decir cuando declaró: “Me santificaré entre los que se acercan a mí y seré glorificado delante de todo el pueblo”».

Aarón, permaneció en silencio.

4 Moisés llamó a Misael y a Elzafán, primos de Aarón, hijos de Uziel, y les dijo: «¡Vayan y saquen a sus hermanos que quedaron delante del santuario y llévenlos fuera del campamento!». 5 Se acercaron, pues, los agarraron por sus túnicas y los sacaron fuera del campamento, como Moisés les había ordenado.

Ley sobre el duelo sacerdotal

6 Entonces Moisés les dijo a Aarón y a sus hijos Eleazar e Itamar: «No lloren ni anden despeinados, ni se rasguen sus vestidos, en señal de duelo. Si lo hacen, el Señor se enojará contra ustedes y les dará muerte también, y hará caer su ira sobre todo el pueblo de Israel. El resto del pueblo sí puede lamentar la muerte de Nadab y Abiú y puede hacer duelo por el terrible fuego que el Señor ha enviado. 7 Pero ustedes no deben salir del santuario, pues si lo hacen serán castigados con la muerte, porque el Señor los ha ungido». Ellos hicieron, pues, lo que Moisés ordenó.

Ley sobre el culto y el licor

8-9 El Señor le habló a Aarón y le dijo: «No bebas vino ni otras bebidas alcohólicas cuando tengas que entrar al santuario, o morirás. Esta norma se aplicará a tus hijos y a todos tus descendientes, de generación en generación. 10 Así que deben aprender a distinguir entre lo que es sagrado y lo que no lo es, entre lo puro y lo impuro, 11 de modo que también podrán enseñarles a los israelitas las leyes que yo, el Señor, les he dado por medio de Moisés».

La porción de los sacerdotes

12 Entonces Moisés le dijo a Aarón y a los hijos que le quedaban, es decir, Eleazar e Itamar: «Tomen lo que ha quedado de la ofrenda de harina de la mejor calidad, y cómanla sin levadura, junto al altar. Es una ofrenda santísima. 13 Por lo tanto, la comerán en un lugar santo. Esa parte de las ofrendas presentadas por fuego al Señor te pertenece a ti y a tus hijos. Así se me ha mandado.

14 »También podrán comer, en un lugar puro, el pecho que fue mecido y presentado al Señor, y el muslo que fue entregado como contribución. Es la porción que te pertenece a ti y a tus hijos e hijas, para que se alimenten. Es la porción que les pertenece de los sacrificios de paz presentados por el pueblo de Israel.

15 »El pueblo debe traer el muslo que fue apartado y el pecho que se ofreció cuando se quemó la grasa, y ambos serán presentados y mecidos delante del Señor. Después de eso serán para ti y para tu familia, porque el Señor lo ha ordenado así».

Un caso especial

16 Moisés buscó diligentemente el macho cabrío de la ofrenda por el pecado, y cuando descubrió que lo habían quemado, se disgustó mucho con Eleazar e Itamar, los dos hijos de Aarón.

17 ―¿Por qué no se comieron la ofrenda por el pecado en el santuario? —les dijo—. Es una ofrenda santísima, y Dios se la ha dado a ustedes para que quiten el pecado de la congregación, para hacer expiación por ellos delante del Señor. 18 Puesto que su sangre no fue llevada al interior del santuario, debían haberla comido aquí, como les ordené.

19 Pero Aarón intercedió delante de Moisés.

―Ellos han presentado hoy la ofrenda por el pecado y el holocausto delante del Señor. ¡Y precisamente hoy me ha sucedido la desgracia de perder a mis hijos! Si yo hubiera comido la ofrenda por el pecado en un día como este, ¿habría agradado al Señor?

20 Cuando Moisés oyó la respuesta de Aarón, quedó satisfecho.

Marcos 4:26-5:20

Nueva Biblia Viva

Parábola de la semilla que crece

26 »El reino de Dios es como un hombre que siembra un terreno. 27 Y la semilla nace y crece sin que él se dé cuenta, ya sea que él esté dormido o despierto, sea de día o de noche. 28 Así, la tierra da fruto por sí misma. Primero brota el tallo, luego se forman las espigas de trigo hasta que por fin estas se llenan de granos. 29 Y cuando el grano está maduro, lo cosechan pues su tiempo ha llegado».

Parábola del grano de mostaza

30 Un día les dijo:

«¿Cómo les describiré el reino de Dios? ¿Con qué podemos compararlo? 31 Es como un grano de mostaza que se siembra en la tierra. Aunque es la más pequeña de las semillas que hay en el mundo, 32 cuando se siembra se convierte en la planta más grande del huerto, y en sus enormes ramas las aves del cielo hacen sus nidos».

33 Jesús usaba parábolas como estas para enseñar a la gente, conforme a lo que podían entender. 34 Sin parábolas no les hablaba. En cambio, cuando estaba a solas con sus discípulos les explicaba todo.

Jesús calma la tormenta

35 Anochecía y Jesús les dijo a sus discípulos:

―Vámonos al otro lado del lago.

36 Y, dejando a la multitud, salieron en la barca. Varias barcas los siguieron. 37 A medio camino se desató una terrible tempestad. El viento azotaba la barca con furia y las olas amenazaban con anegarla completamente. 38 Jesús dormía en la popa, con la cabeza en una almohada. Lo despertaron y le dijeron:

―Maestro, ¿no te importa que nos estemos hundiendo?

39 Jesús se levantó, reprendió a los vientos y dijo a las olas:

―¡Silencio! ¡Cálmense!

Los vientos cesaron y todo quedó en calma, 40 Y Jesús les dijo:

―¿Por qué tienen tanto miedo? ¿Acaso no tienen fe?

41 Ellos, asustados, se decían:

―¿Quién será este que aun los vientos y las aguas lo obedecen?

Liberación de un endemoniado

5 Cuando llegaron al otro lado del lago, a la tierra de Gerasa, 2 en cuanto Jesús puso pie en tierra, un endemoniado salió del cementerio y se le acercó.

3-4 Vivía entre los sepulcros y tenía tanta fuerza que, cada vez que lo encadenaban de pies y manos, rompía las cadenas y se iba. Nadie tenía fuerza suficiente para dominarlo. 5 Día y noche vagaba solitario por los sepulcros y los montes gritando e hiriéndose con piedras afiladas. 6 Cuando vio a lo lejos que Jesús se acercaba, corrió a su encuentro, cayó de rodillas ante él 7 y gritó con fuerza:

―¿Qué tienes contra mí, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? ¡Te suplico por Dios que no me atormentes!

8-9 ―¡Sal de este hombre, espíritu inmundo! —le ordenó Jesús; y luego le preguntó:

―¿Cómo te llamas?

El demonio le respondió:

―Legión, porque somos muchos.

10 Los demonios le suplicaron que no los enviara lejos de aquella región.

11 Y como había por allí, cerca del cerro, un enorme hato de cerdos comiendo, 12 le suplicaron los demonios:

―Envíanos a los cerdos y déjanos entrar en ellos.

13 Al asentir Jesús, los espíritus inmundos salieron del hombre y entraron en los cerdos, que se precipitaron al lago por un despeñadero y se ahogaron. Eran como dos mil animales.

14 Los que cuidaban los cerdos corrieron a dar la noticia en la ciudad y en los campos, y la gente salió a ver lo que había sucedido. 15 Cuando llegaron a donde estaba Jesús, vieron sentado allí, vestido y en su pleno juicio, al que había estado endemoniado. Y les dio mucho miedo.

16 Al contarles los testigos presenciales lo ocurrido, 17 le pidieron a Jesús que se fuera de allí.

18 Jesús ya iba a regresar en la barca cuando se le acercó el que había estado endemoniado y le suplicó que lo dejara ir con él. 19 Pero Jesús le dijo:

―No. Vete a tu casa, con los tuyos, y cuéntales las maravillas que el Señor ha hecho contigo, y cómo tuvo misericordia de ti.

20 Aquel hombre recorrió la Decápolis contando las grandes cosas que Jesús había hecho con él. Y la gente se maravillaba al oírlo.

Salmos 37:29-40

Nueva Biblia Viva

29 Los justos serán firmemente plantados en la tierra, y allí vivirán por siempre. 30 El justo es buen consejero, sabe distinguir entre el bien y el mal. 31 La ley de Dios está en su corazón, y jamás resbalan sus pies.

32 Los malos espían a los justos en busca de un pretexto para acusarlos y exigir su muerte. 33 Pero el Señor no permitirá que los malvados triunfen, ni dejará que los justos sean condenados cuando sean llevados ante el juez.

34 No seas impaciente esperando que el Señor se manifieste. Continúa tu marcha firme por su senda, y a su tiempo él te honrará para que heredes la tierra, y verás destruidos a los malvados. 35 Yo mismo he visto que así pasa; he visto al déspota y malvado extenderse como cedro frondoso. 36 Pero pasó al olvido y dejó de existir; lo busqué, y ya no pude encontrarlo. 37 ¡Observa al bueno, al inocente, al recto, porque les espera un gran porvenir a aquellos que aman la paz! ¡Para él hay un fin venturoso! 38 Los malos serán destruidos, y su posteridad truncada.

39 El Señor salva a los santos. Él es su refugio y salvación en tiempos de tribulación. 40 Él los ayuda y los libra de los lazos de los malvados.

Proverbios 10:6-7

Nueva Biblia Viva

6 El justo está cubierto de bendiciones, pero la boca del malvado está cubierta de violencia.

7 Al justo se le recuerda con alegría, pero el nombre de los malvados será como algo podrido.

Nueva Biblia Viva (NBV)

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