Friday, June 11, 2021

DAB Español, Sábado 12 de Junio

Día 163, DAB Español, Sábado 12 de Junio

1 Reyes 9:1-10:29; Hechos 8:14-40; Salmos 130; Proverbios 17:2-3 (Nueva Traducción Viviente (NTV))









1 Reyes 9-10

Nueva Traducción Viviente

Respuesta del Señor a Salomón

 

9 Así que Salomón terminó de construir el templo del Señor y también el palacio real. Llevó a cabo todo lo que había pensado hacer. 2 Entonces el Señor se le apareció a Salomón por segunda vez, como lo había hecho en Gabaón. 3 El Señor le dijo:

 

«He oído tu oración y lo que me pediste. He apartado este templo para que sea santo, este lugar que has construido, donde mi nombre será honrado para siempre. Lo vigilaré sin cesar, porque es muy preciado a mi corazón.

 

4 »En cuanto a ti, si me sigues con integridad y rectitud como lo hizo tu padre David y obedeces todos mis mandatos, decretos y ordenanzas, 5 entonces estableceré tu dinastía en el trono de Israel para siempre. Pues a tu padre David le prometí: “Siempre habrá uno de tus descendientes en el trono de Israel”.

 

6 »Sin embargo, si tú o tus descendientes me abandonan y desobedecen los mandatos y los decretos que les he dado, y sirven y rinden culto a otros dioses, 7 entonces desarraigaré a Israel de la tierra que le he dado. Rechazaré este templo que hice santo para honrar mi nombre. Haré que Israel sea objeto de burla y de ridículo entre las naciones; 8 y aunque ahora este templo sea imponente, todos los que pasen por allí quedarán horrorizados y darán un grito ahogado a causa del horror. Preguntarán: “¿Por qué habrá hecho el Señor cosas tan terribles a esta tierra y a este templo?”.

 

9 »Y la respuesta será: “Porque los israelitas abandonaron al Señor su Dios, quien sacó a sus antepasados de Egipto, y rindieron culto a otros dioses y se inclinaron ante ellos. Por esa razón el Señor les envió tantas calamidades”».

Salomón hace un acuerdo con Hiram

 

10 Salomón tardó veinte años en construir el templo del Señor y su propio palacio real. Al cabo de ese tiempo, 11 Salomón le dio a Hiram, rey de Tiro, veinte ciudades en la tierra de Galilea. (Hiram había provisto toda la madera de cedro y de ciprés y todo el oro que Salomón había pedido). 12 Sin embargo, cuando Hiram llegó desde Tiro para ver las ciudades que Salomón le había dado, no le gustaron nada. 13 «¿Qué clase de ciudades son estas, hermano?», le preguntó. Por eso Hiram llamó a esa región Cabul (que significa «sin ningún valor»), y así se conoce hasta el día de hoy. 14 Sin embargo, Hiram le pagó[a] a Salomón cuatro mil kilos[b] de oro.

Numerosos logros de Salomón

 

15 Este es el relato del trabajo forzado que el rey Salomón impuso para la construcción del templo del Señor, el palacio real, los terraplenes,[c] la muralla de Jerusalén y las ciudades de Hazor, Meguido y Gezer. 16 (El faraón, rey de Egipto, había atacado y conquistado Gezer, mató a la población cananea e incendió la ciudad. Luego se la dio a su hija como regalo de bodas cuando ella se casó con Salomón. 17 Así que Salomón reconstruyó la ciudad de Gezer). También fortificó las ciudades de Bet-horón de abajo, 18 Baalat y Tamar,[d] en el desierto que está dentro de su tierra. 19 Construyó ciudades como centros de almacenamiento, así como ciudades para sus carros de guerra y sus caballos.[e] Construyó todo lo que quiso en Jerusalén, en el Líbano y por todo su reino.

 

20 En esa tierra todavía había habitantes que no eran israelitas, entre los cuales se encontraban amorreos, hititas, ferezeos, heveos y jebuseos. 21 Todos ellos eran descendientes de las naciones que el pueblo de Israel no había destruido por completo.[f] Entonces Salomón los obligó a servir como esclavos, y hasta el día de hoy son trabajadores forzados; 22 pero Salomón no obligó a ningún israelita para el trabajo forzado, sino que los puso a su servicio como soldados, funcionarios de gobierno, oficiales y capitanes en su ejército, y comandantes y conductores de sus carros de guerra. 23 Salomón designó a quinientos cincuenta de ellos para que supervisaran a los trabajadores de sus diversos proyectos.

 

24 Salomón trasladó a su esposa, la hija del faraón, de la Ciudad de David al palacio nuevo que le había edificado; luego construyó los terraplenes.

 

25 Tres veces al año Salomón presentaba ofrendas quemadas y ofrendas de paz sobre el altar que había construido para el Señor. También quemaba incienso al Señor. Finalmente terminó el trabajo de construir el templo.

 

26 El rey Salomón también construyó una flota de barcos en Ezión-geber, un puerto cerca de Elat[g] en la tierra de Edom, a la orilla del mar Rojo.[h] 27 Hiram envió tripulaciones de marineros expertos para navegar los barcos junto con los hombres de Salomón. 28 Navegaron hasta Ofir y regresaron con unas catorce toneladas[i] de oro, que entregaron a Salomón.

Visita de la reina de Saba

 

10 Cuando la reina de Saba se enteró de la fama de Salomón, fama que honraba el nombre del Señor,[j] fue a visitarlo para ponerlo a prueba con preguntas difíciles. 2 Llegó a Jerusalén con un gran séquito de asistentes y una enorme caravana de camellos cargados con especias, grandes cantidades de oro y piedras preciosas. Cuando se presentó ante Salomón, habló con él acerca de todo lo que ella tenía en mente. 3 Salomón tenía respuestas para todas sus preguntas; nada le resultaba demasiado difícil de explicar. 4 Cuando la reina de Saba se dio cuenta de lo sabio que era Salomón y vio el palacio que él había construido, 5 quedó atónita. También estaba asombrada por la comida que se servía en las mesas del rey, por la forma en que estaban organizados sus funcionarios y la ropa espléndida que usaban, por los coperos y por las ofrendas quemadas que ofrecía Salomón en el templo del Señor.

 

6 Entonces la reina exclamó: «¡Todo lo que oí en mi país acerca de tus logros[k] y de tu sabiduría es cierto! 7 Yo no creía lo que se dijo hasta que llegué aquí y lo vi con mis propios ojos. De hecho, ¡lo que había oído no refleja ni la mitad! Tu sabiduría y prosperidad superan ampliamente lo que me habían dicho. 8 ¡Qué feliz debe estar tu pueblo![l] ¡Qué privilegio para tus funcionarios estar aquí en tu presencia día tras día, escuchando tu sabiduría! 9 Alabado sea el Señor tu Dios, quien se deleita en ti y te ha puesto en el trono de Israel. Debido al amor eterno del Señor por Israel, él te ha hecho rey para que puedas gobernar con justicia y rectitud».

 

10 Luego le regaló al rey cuatro mil kilos[m] de oro, grandes cantidades de especias y de piedras preciosas. Nunca más entraron en el reino tantas especias como las que la reina de Saba le regaló al rey Salomón.

 

11 (Además, los barcos de Hiram trajeron oro desde Ofir, y también abundantes cargamentos de madera de sándalo[n] rojo y piedras preciosas. 12 Con el sándalo, el rey construyó barandas para el templo del Señor y para el palacio real, e hizo liras y arpas para los músicos. Nunca antes ni después hubo tanta cantidad de madera de sándalo).

 

13 El rey Salomón le dio a la reina de Saba todo lo que ella pidió, además de todos los regalos de costumbre que ya le había entregado con tanta generosidad. Luego ella y todos sus acompañantes regresaron a su tierra.

Riqueza y esplendor de Salomón

 

14 Cada año Salomón recibía unas veintitrés toneladas[o] de oro, 15 sin contar los ingresos adicionales que recibía de mercaderes y comerciantes, de todos los reyes de Arabia y de los gobernadores de la tierra.

 

16 El rey Salomón fabricó doscientos escudos grandes de oro labrado a martillo; cada uno pesaba casi siete kilos.[p] 17 También hizo trescientos escudos más pequeños de oro labrado a martillo; cada uno pesaba casi dos kilos.[q] El rey colocó los escudos en el Palacio del Bosque del Líbano.

 

18 Luego el rey hizo un gran trono, decorado con marfil y revestido de oro fino. 19 El trono tenía seis escalones y un respaldo redondeado. A cada lado del asiento había apoyabrazos, y a cada lado del trono había una figura de león de pie. 20 Había también otros doce leones, uno en cada extremo de los seis escalones. ¡No había trono en todo el mundo que pudiera compararse con el de Salomón!

 

21 Todas las copas del rey Salomón eran de oro macizo, igual que todos los utensilios en el Palacio del Bosque del Líbano. No estaban hechos de plata porque en los tiempos de Salomón la plata no se consideraba de valor.

 

22 El rey tenía una flota de barcos mercantes de Tarsis que navegaba con la flota de Hiram. Una vez cada tres años, los barcos regresaban cargados de oro, plata, marfil, simios y pavos reales.[r]

 

23 De modo que Salomón llegó a ser más rico y más sabio que cualquier otro rey de la tierra. 24 Gente de todas las naciones lo visitaba para consultarlo y escuchar la sabiduría que Dios le había dado. 25 Año tras año, cada visitante le llevaba regalos de plata y oro, ropa, armas, especias, caballos y mulas.

 

26 Salomón acumuló gran cantidad de carros de guerra y caballos;[s] tenía mil cuatrocientos carros y doce mil caballos. Los colocó en las ciudades designadas para guardar los carros y también cerca de él en Jerusalén. 27 El rey hizo que en Jerusalén la plata fuera tan abundante como las piedras. Además, la valiosa madera de cedro era tan común como la higuera sicómoro que crece en las colinas de Judá.[t] 28 Los caballos de Salomón se importaban de Egipto[u] y de Cilicia;[v] los mercaderes del rey los adquirían en Cilicia a precio de mercado. 29 En ese tiempo, un carro egipcio costaba seiscientas piezas de plata,[w] y los caballos se vendían a ciento cincuenta piezas de plata.[x] Después los exportaban a los reyes de los hititas y a los reyes de Aram.

Footnotes

 

    9:14a O Pues Hiram le había pagado.

    9:14b En hebreo 120 talentos [9000 libras].

    9:15 En hebreo el milo; también en 9:24. El significado del hebreo es incierto.

    9:18 Una lectura alternativa en el texto masorético dice Tadmor.

    9:19 O y sus conductores.

    9:21 El término hebreo empleado aquí se refiere a la consagración total de cosas o personas al Señor, ya sea destruyéndolas o entregándolas como ofrenda.

    9:26a Así aparece en la versión griega (ver también 2 Re 14:22; 16:6); en hebreo dice Elot, una variante de Elat.

    9:26b En hebreo mar de juncos.

    9:28 En hebreo 420 talentos [16 toneladas cortas].

    10:1 O que se debía al nombre del Señor. El significado del hebreo es incierto.

    10:6 En hebreo tus palabras.

    10:8 La versión griega, la siríaca y la Vulgata Latina dicen ¡Qué felices deben estar tus esposas!

    10:10 En hebreo 120 talentos [9000 libras].

    10:11 En hebreo madera de almug; también en 10:12.

    10:14 En hebreo 666 talentos [25 toneladas cortas].

    10:16 En hebreo 600 [siclos] de oro [15 libras].

    10:17 En hebreo 3 minas [4 libras].

    10:22 O y babuinos.

    10:26 O y conductores de carros; también en 10:26b.

    10:27 En hebreo en la Sefela.

    10:28a Posiblemente Musri, un distrito cerca de Cilicia; similar en 10:29.

    10:28b En hebreo Coa, probablemente otro nombre de Cilicia.

    10:29a En hebreo 600 [siclos] de plata, aproximadamente 6,8 kilos o 15 libras.

    10:29b En hebreo 150 [siclos], aproximadamente 1,7 kilos o 3,8 libras.

 

Hechos 8:14-40

Nueva Traducción Viviente

 

14 Cuando los apóstoles de Jerusalén oyeron que la gente de Samaria había aceptado el mensaje de Dios, enviaron a Pedro y a Juan allá. 15 En cuanto ellos llegaron, oraron por los nuevos creyentes para que recibieran el Espíritu Santo. 16 El Espíritu Santo todavía no había venido sobre ninguno de ellos porque solo habían sido bautizados en el nombre del Señor Jesús. 17 Entonces Pedro y Juan impusieron sus manos sobre esos creyentes, y recibieron el Espíritu Santo.

 

18 Cuando Simón vio que el Espíritu se recibía cuando los apóstoles imponían sus manos sobre la gente, les ofreció dinero para comprar ese poder.

 

19 —Déjenme tener este poder también—exclamó—, para que, cuando yo imponga mis manos sobre las personas, ¡reciban el Espíritu Santo!

 

20 Pedro le respondió:

 

—¡Que tu dinero se destruya junto contigo por pensar que es posible comprar el don de Dios! 21 Tú no tienes parte ni derecho en esto porque tu corazón no es recto delante de Dios. 22 Arrepiéntete de tu maldad y ora al Señor. Tal vez él perdone tus malos pensamientos, 23 porque puedo ver que estás lleno de una profunda envidia y que el pecado te tiene cautivo.

 

24 —¡Oren al Señor por mí!—exclamó Simón—. ¡Que no me sucedan estas cosas terribles que has dicho!

 

25 Después de dar testimonio y predicar la palabra del Señor en Samaria, Pedro y Juan regresaron a Jerusalén. Por el camino, se detuvieron en muchas aldeas samaritanas para predicar la Buena Noticia.

Felipe y el eunuco etíope

 

26 En cuanto a Felipe, un ángel del Señor le dijo: «Ve al sur[a] por el camino del desierto que va de Jerusalén a Gaza». 27 Entonces él emprendió su viaje y se encontró con el tesorero de Etiopía, un eunuco de mucha autoridad bajo el mando de Candace, la reina de Etiopía. El eunuco había ido a Jerusalén a adorar 28 y ahora venía de regreso. Sentado en su carruaje, leía en voz alta el libro del profeta Isaías.

 

29 El Espíritu Santo le dijo a Felipe: «Acércate y camina junto al carruaje».

 

30 Felipe se acercó corriendo y oyó que el hombre leía al profeta Isaías. Felipe le preguntó:

 

—¿Entiendes lo que estás leyendo?

 

31 El hombre contestó:

 

—¿Y cómo puedo entenderlo, a menos que alguien me explique?

 

Y le rogó a Felipe que subiera al carruaje y se sentara junto a él.

 

32 El pasaje de la Escritura que leía era el siguiente:

 

«Como oveja fue llevado al matadero.

    Y, como cordero en silencio ante sus trasquiladores,

    no abrió su boca.

33

Fue humillado y no le hicieron justicia.

    ¿Quién puede hablar de sus descendientes?

    Pues su vida fue quitada de la tierra»[b].

 

34 El eunuco le preguntó a Felipe: «Dime, ¿hablaba el profeta acerca de sí mismo o de alguien más?». 35 Entonces, comenzando con esa misma porción de la Escritura, Felipe le habló de la Buena Noticia acerca de Jesús.

 

36 Mientras iban juntos, llegaron a un lugar donde había agua, y el eunuco dijo: «¡Mira, allí hay agua! ¿Qué impide que yo sea bautizado?».[c] 38 Ordenó que detuvieran el carruaje, descendieron al agua, y Felipe lo bautizó.

 

39 Cuando salieron del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe. El eunuco nunca más volvió a verlo, pero siguió su camino con mucha alegría. 40 Entre tanto, Felipe se encontró más al norte, en la ciudad de Azoto. Predicó la Buena Noticia allí y en cada pueblo a lo largo del camino, hasta que llegó a Cesarea.

Footnotes

 

    8:26 O Ve al mediodía.

    8:32-33 Is 53:7-8 (versión griega).

    8:36 Algunos manuscritos agregan el versículo 37: —Puedes—respondió Felipe—, si crees con todo tu corazón. Y el eunuco respondió:—Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios.

 

Salmos 130

Nueva Traducción Viviente

Cántico para los peregrinos que suben a Jerusalén.

 

130 Desde lo profundo de mi desesperación, oh Señor,

    clamo por tu ayuda.

2

Escucha mi clamor, oh Señor.

    Presta atención a mi oración.

 

3

Señor, si llevaras un registro de nuestros pecados,

    ¿quién, oh Señor, podría sobrevivir?

4

Pero tú ofreces perdón,

    para que aprendamos a temerte.

 

5

Yo cuento con el Señor;

    sí, cuento con él.

    En su palabra he puesto mi esperanza.

6

Anhelo al Señor

    más que los centinelas el amanecer,

    sí, más de lo que los centinelas anhelan el amanecer.

 

7

Oh Israel, espera en el Señor,

    porque en el Señor hay amor inagotable;

    su redención sobreabunda.

8

Él mismo redimirá a Israel

    de toda clase de pecado.

Proverbios 17:2-3

Nueva Traducción Viviente

 

2

El sirviente sabio gobernará sobre el hijo sinvergüenza de su amo

    y compartirá la herencia con los demás hijos.

 

3

El fuego prueba la pureza del oro y de la plata,

    pero el Señor prueba el corazón.

Nueva Traducción Viviente (NTV)

 

La Santa Biblia, Nueva Traducción Viviente, © Tyndale House Foundation, 2010. Todos los derechos reservados.

 

 

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