Thursday, June 24, 2021

DAB Español, Viernes 25 de Junio

Día 176, DAB Español, Viernes 25 de Junio

2 Reyes 8:1-9:15; Hechos 16:16-40; Salmos 143; Proverbios 17:26 (Nueva Biblia Viva (NBV))









2 Reyes 8:1-9:15

Nueva Biblia Viva

La sunamita recupera su terreno

 

8 Eliseo le había dicho a la mujer a cuyo hijo él había resucitado: «Vete con tu familia a donde puedas, porque el Señor enviará un gran hambre sobre Israel, que durará siete años». 2 La mujer llevó a su familia a vivir a la tierra de los filisteos durante siete años.

 

3 Cuando la hambruna acabó, regresó a Israel y fue a ver al rey, y le rogó que le devolviera su casa y su tierra. 4 Cuando ella entró, el rey estaba conversando con Guiezi, el criado de Eliseo, y le decía: «Cuéntame de las grandes hazañas que Eliseo ha hecho». 5 Y Guiezi le estaba hablando al rey acerca de la oportunidad en que Eliseo había resucitado al niño. En ese mismo momento entró la madre del niño.

 

―¡Señor, esta es la mujer, y este es su hijo! ¡Este es el niño que Eliseo resucitó! —exclamó Guiezi.

 

6 ―¿De veras? —le preguntó el rey a ella.

 

Ella le dijo que sí, y él dio órdenes a un oficial de su confianza para que se preocupara de que todo lo que le pertenecía a ella le fuera devuelto, además del valor de la cosecha que hubiera habido durante su ausencia.

Jazael, rey de Siria

 

7 Eliseo se había ido a Damasco (capital de Siria). En esos días el rey Ben Adad estaba enfermo, y alguien le dijo al rey que el profeta había llegado. 8-9 «Lleva un presente al varón de Dios y pídele que le pregunte al Señor si sanaré o no» —le ordenó a Jazael.

 

Jazael llevó cuarenta camellos cargados de los mejores productos de la tierra, como presente para Eliseo, y le dijo:

 

―Ben Adad, el rey de Siria y servidor tuyo, me ha enviado a preguntarte si sanará.

 

10 Eliseo le respondió:

 

―Le dirás que sí se sanará. Pero el Señor me ha mostrado que de todas maneras va a morir.

 

11 Eliseo se quedó mirando a Jazael, y lo hizo sentir incómodo. Luego Eliseo rompió a llorar.

 

12 ―¿Qué le pasa a mi señor? —le preguntó Jazael.

 

Eliseo le respondió:

 

―Yo sé las cosas terribles que le harás al pueblo de Israel. Quemarás sus ciudades fortificadas, matarás a los jóvenes, estrellarás a los niños contra las rocas, y abrirás el vientre a las mujeres embarazadas.

 

13 ―¿Soy yo un perro, acaso? —preguntó Jazael—. ¡Jamás haré algo semejante!

 

Pero Eliseo le respondió:

 

―El Señor me ha mostrado que vas a ser rey de Siria.

 

14 Cuando Jazael regresó, el rey le preguntó:

 

―¿Qué te dijo el profeta?

 

Y Jazael respondió:

 

―Me dijo que usted va a sanar de su enfermedad.

 

15 Pero al día siguiente, Jazael tomó una manta, la mojó en agua y cubrió con ella el rostro del rey, hasta que este murió asfixiado. Luego, Jazael tomó posesión del trono.

Jorán, rey de Judá

 

16 Jorán hijo de Josafat, de Judá, comenzó a reinar cuando Jorán hijo de Acab llevaba cinco años reinando en Israel. 17 Jorán tenía treinta y dos años cuando comenzó a reinar, y reinó durante ocho años en Jerusalén. 18 Pero fue tan perverso como Acab y los demás reyes de Israel, y hasta se casó con una de las hijas de Acab. 19 Sin embargo, como Dios había prometido a su siervo David que cuidaría y guiaría a sus descendientes, no destruyó a Judá.

 

20 Durante el reinado de Jorán, el pueblo de Edom se rebeló contra Judá y designó a su propio rey. 21 El rey Jorán trató de aplastar la rebelión, pero no tuvo éxito. Cruzó el río Jordán y atacó la ciudad de Zaír, pero fue rápidamente rodeado por los edomitas. Protegido por la oscuridad de la noche, logró cruzar las filas enemigas, pero su ejército se dispersó. 22 De esta manera Edom logró su independencia, la cual ha conservado hasta hoy. La ciudad de Libná también se rebeló en aquel tiempo.

 

23 El resto de la historia del rey Jorán está escrito en el libro de los reyes de Judá. 24 Cuando murió lo sepultaron en el cementerio real de la ciudad de David, la sección antigua de Jerusalén. Y su hijo Ocozías reinó en su lugar.

Ocozías, rey de Judá

 

25 Cuando Ocozías hijo de Jorán comenzó a reinar en Judá, Jorán hijo de Acab llevaba doce años reinando en Israel. 26 Ocozías tenía veintidós años cuando comenzó a reinar, pero reinó solamente un año en Jerusalén. Su madre fue Atalía, nieta de Omrí, rey de Israel. 27 Fue un hombre perverso, y al igual que todos los descendientes del rey Acab, con quien había emparentado, hizo lo que desagrada al Señor.

 

28 En unión con el rey Jorán hijo de Acab, rey de Israel, peleó contra Jazael, el rey de Siria, en Ramot de Galaad. El rey Jorán fue herido en la batalla, 29 y fue a Jezrel a descansar y a recuperarse de sus heridas. Mientras estaba allí, fue a visitarlo el rey Ocozías hijo de Jorán, rey de Judá.

Jehú ungido rey de Israel

 

9 Un día, el profeta Eliseo le dijo a uno de los discípulos de los profetas: «Prepárate para ir a Ramot de Galaad. Toma este vaso de aceite contigo 2 y busca a Jehú hijo de Josafat y nieto de Nimsi. Hazlo entrar en una pieza en privado, donde no lo vean sus amigos, 3 y derrama aceite sobre su cabeza. Dile que el Señor lo ha ungido como rey de Israel. Tan pronto hagas esto, sal corriendo y no te detengas».

 

4 El joven profeta hizo lo que Eliseo le había dicho. Cuando llegó a Ramot de Galaad, 5 encontró a Jehú sentado junto con otros jefes del ejército.

 

―Tengo un mensaje para usted, señor —le dijo.

 

―¿Para quién? —preguntó Jehú.

 

―Para usted —le respondió el joven profeta.

 

6 Jehú se apartó de los otros y entró en la casa, y el joven derramó el aceite sobre su cabeza y le dijo: «El Señor, Dios de Israel, dice: “Yo te unjo como rey de mi pueblo Israel. 7 Tú destruirás a la familia de Acab. Tú vengarás el asesinato de mis profetas y de toda la otra gente que murió por causa de Jezabel. 8 Toda la familia de Acab debe ser eliminada. Todo varón de esa familia, esclavo o libre, morirá. 9 Yo destruiré a la familia de Acab, como destruí a la familia de Jeroboán hijo de Nabat, y de Basá hijo de Ahías. 10 Los perros se comerán a Jezabel, la esposa de Acab, en el campo de Jezrel, y nadie la sepultará”».

 

Tan pronto hizo esto, el profeta abrió la puerta y salió corriendo. 11 Jehú, por su parte, regresó para reunirse con los jefes, y uno de ellos le preguntó:

 

―¿Qué quería ese tonto? ¿Está todo bien?

 

―Ustedes saben muy bien quién era y lo que quería —respondió Jehú.

 

12 ―No, no lo sabemos —dijeron ellos—. Cuéntanos.

 

―Me dijo: “El Señor te hace saber que te ha ungido como rey de Israel”.

 

13 Ellos prontamente pusieron sus capas a modo de alfombras en el piso, y tocaron la trompeta y gritaron: «¡Que viva el rey Jehú!».

Jehú asesina a Jorán y a Ocozías

 

14 De esta manera, Jehú hijo de Josafat y nieto de Nimsi, se rebeló contra el rey Jorán. Fue en la época en que el rey Jorán había ido a Ramot de Galaad, con todo Israel, para pelear contra Jazael, rey de Siria. 15 Pero, como fue herido, regresó a Jezrel para recuperarse de sus heridas. Jehú les dijo a quienes estaban de su lado: «Puesto que ustedes quieren que yo sea rey, no permitan que nadie vaya a Jezrel a llevar la noticia».

Hechos 16:16-40

Nueva Biblia Viva

Pablo y Silas en la cárcel

 

16 Un día en que nos dirigíamos a orar, nos salió al encuentro una joven esclava endemoniada que tenía la facultad de adivinar. Con sus adivinaciones, les proporcionaba jugosas ganancias a sus amos. 17 La joven empezó a seguirnos.

 

―¡Estos hombres son siervos de Dios que han venido a enseñarles el camino de salvación! —gritaba a nuestras espaldas.

 

18 Esto lo hizo por varios días hasta que Pablo, muy molesto, se volvió y le dijo al demonio que estaba en la joven:

 

―Te ordeno en el nombre de Jesucristo que salgas de esta joven.

 

E instantáneamente el demonio obedeció.

 

19 A causa de esto, se desvanecieron las esperanzas de riqueza de los dueños de la esclava, por lo que tomaron a Pablo y lo llevaron ante los magistrados de la plaza pública.

 

20-21 ―Estos judíos están corrompiendo nuestra ciudad —dijeron—. Están enseñándole al pueblo costumbres contrarias a las romanas.

 

22 El pueblo se alzó entonces contra Pablo y Silas, y los jueces ordenaron que los desvistieran y azotaran con varas.

 

23 Así se hizo, y los azotaron repetidas veces. Al terminar, los arrojaron en una prisión y le advirtieron al carcelero que los cuidara con suma seguridad. 24 El carcelero, entonces, además de encerrarlos en el calabozo de más adentro, les aprisionó los pies en el cepo.

 

25 Era ya media noche. Pablo y Silas todavía estaban orando y cantando himnos al Señor. Los demás prisioneros escuchaban. 26 De pronto, un gran terremoto sacudió los cimientos de la cárcel y las puertas se abrieron y las cadenas de todos los presos se soltaron.

 

27 El carcelero, al despertar y al ver las puertas abiertas, creyó que los prisioneros habían escapado y sacó la espada para matarse.

 

28 ―¡No te hagas ningún daño! —le gritó Pablo—. ¡Todos estamos aquí!

 

29 Temblando de miedo, el carcelero ordenó que trajeran luz, corrió al calabozo y se puso de rodillas ante Pablo y Silas.

 

30 ―Señores, ¿qué tengo que hacer para salvarme? —les preguntó suplicante, después de sacarlos de allí.

 

31 ―Cree en el Señor Jesucristo y serán salvos tú y tu familia —le respondieron.

 

32 Entonces le contaron delante de sus familiares las buenas noticias del Señor. 33 Y en aquella misma hora, el carcelero les lavó las heridas y se bautizó junto con los demás miembros de su familia. 34 Después prepararon un banquete y el carcelero rebosaba de gozo, al igual que sus familiares, porque ya todos creían en Dios.

 

35 A la siguiente mañana se presentaron ante el carcelero varios alguaciles:

 

―Dicen los magistrados que sueltes a esos hombres —le ordenaron.

 

36 El carcelero corrió a notificarle a Pablo que estaba en libertad. 37 Pero este le respondió:

 

―¡Ah, no! ¡Así que a pesar de que somos ciudadanos romanos nos azotan públicamente sin someternos a juicio, nos encarcelan y ahora quieren ponernos en libertad secretamente! ¡No, señor! ¡Qué vengan ellos mismos a sacarnos!

 

38 Los alguaciles transmitieron a los magistrados estas palabras y estos, muertos de miedo al enterarse de que Pablo y Silas eran ciudadanos romanos, 39 corrieron a la cárcel a suplicarles que salieran y abandonaran la ciudad.

 

40 Pablo y Silas entonces regresaron a casa de Lidia y allí volvieron a reunirse con los creyentes para consolarlos una vez más antes de partir.

Salmos 143

Nueva Biblia Viva

Salmo de David.

 

143 Escucha mi plegaria, Señor; responde a mi súplica, pues tú eres fiel y justo. 2 ¡No me sometas a juicio! Porque, comparado contigo, nadie es perfecto.

 

3 Mi enemigo me persigue. Me ha derribado a tierra. Me obliga a vivir en tinieblas como los que están en el sepulcro. 4 Estoy perdiendo toda esperanza; el temor me paraliza.

 

5 Recuerdo los días de antaño; medito en tus gloriosos milagros. Pienso en lo que tú has hecho. 6 Extiendo las manos hacia ti; me haces falta como la lluvia a la tierra seca. 7 Ven pronto, Señor, y respóndeme, porque cada vez me deprimo más; ¡no te apartes de mí, o me muero! 8 En la mañana, muéstrame tu bondad para conmigo, pues en ti confío. Muéstrame a dónde ir, porque a ti elevo mi oración. 9 Sálvame de mis enemigos, Señor, a ti acudo para que me escondas. 10 Ayúdame a hacer tu voluntad, pues tú eres mi Dios. Que tu buen Espíritu me guíe por un terreno firme. 11 Por la gloria de tu nombre, Señor, sálvame; por tu justicia sácame de esta angustia. 12 Por tu gran amor, destroza a todos mis enemigos y destruye a quienes procuran dañarme; porque soy siervo tuyo.

Proverbios 17:26

Nueva Biblia Viva

 

26 No está bien multar al inocente, ni castigar al honorable por su rectitud.

Nueva Biblia Viva (NBV)

 

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