Monday, March 13, 2023

DAB Español, Martes 14 de Marzo

Día 073, DAB Español, Martes 14 de Marzo


Números 21:1-22:20; Lucas 1:26-56; Salmos 57; Proverbios 11:9-11 (La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH))








Números 21:1-22:20

La Palabra (Hispanoamérica)

Victoria sobre el rey cananeo de Arad


21 Cuando el rey cananeo de Arad, en el Négueb, supo que Israel venía por el camino de Atarín, le presentó batalla e hizo algunos prisioneros. 2 Entonces Israel hizo un voto al Señor, diciendo:


— Si me entregas a este pueblo, consagraré al exterminio sus ciudades.


3 El Señor atendió la petición de Israel y puso en sus manos a los cananeos que, junto con sus ciudades, fueron consagrados al exterminio. Por eso se dio a aquel lugar el nombre de Jormá.

La serpiente de bronce


4 Después partieron los israelitas del monte Hor, camino del mar de las Cañas, rodeando el país de Edom. Pero el pueblo se impacientó por el camino 5 y protestó contra Dios y contra Moisés, diciendo:


— ¿Por qué nos han hecho salir de Egipto para hacernos morir en este desierto? Pues no hay pan ni agua, y estamos hastiados de este alimento miserable.


6 El Señor envió entonces contra el pueblo serpientes venenosas que los mordían. Fueron muchos los israelitas que murieron, 7 por lo que el pueblo acudió a Moisés y le suplicó:


— Hemos pecado al hablar contra el Señor y contra ti. Intercede ante el Señor para que aleje estas serpientes de nosotros.


Moisés intercedió por el pueblo 8 y el Señor le dijo:


— Haz esculpir una serpiente venenosa y colócala en la punta de una asta; cualquiera que sea mordido y la mire, se recuperará.


9 Esculpió, en efecto, Moisés una serpiente de bronce y la puso en la punta de una asta; cuando uno cualquiera era mordido por una serpiente, miraba a la serpiente de bronce y se recuperaba.

Etapas por el desierto


10 Los israelitas continuaron su marcha y acamparon en Obot. 11 Luego partieron de Obot y acamparon en Iyé-Abarín, en el desierto que está frente a Moab, al oriente. 12 Partieron de allí y acamparon en el valle de Záred. 13 Partieron de allí y acamparon al otro lado del Arnón que cruza el desierto y procede del territorio de los amorreos; y es que el Arnón marca la frontera entre Moab y los amorreos. 14 Por eso se dice en el libro de las Batallas del Señor: “… Waheb en Sufa y los arroyos del Arnón; 15 sus afluentes se alargan hasta donde se asienta Ar y fluyen a lo largo de la frontera de Moab”.


16 Desde allí se dirigieron a Beer, que es el pozo donde el Señor le dijo a Moisés: “Reúne al pueblo y yo le proporcionaré agua”. 17 Fue entonces cuando Israel entonó esta canción:


¡Brota, pozo! ¡Canten en su honor!

18

Es el pozo que cavaron los príncipes,

excavado por los jefes del pueblo;

con sus cetros lo cavaron,

con sus propios cayados.


Desde el desierto se dirigieron a Mataná; 19 de Mataná a Najaliel, de Najaliel a Bamot 20 y de Bamot al valle que está en la campiña de Moab, hasta llegar a la cumbre del Pisga desde donde se domina la estepa.

Victoria en Transjordania


21 Entonces Israel envió mensajeros a Sejón, rey de los amorreos, y le dijo:


22 — Déjame pasar por tu país. No iremos por los sembrados, ni por las viñas, ni beberemos agua de los pozos. Iremos por la calzada real, hasta que hayamos cruzado tu territorio.


23 Pero Sejón no dejó pasar a Israel por su territorio, sino que convocó a todo su pueblo e hizo frente a Israel en el desierto. Se encontró con Israel en Jasá y le presentó batalla. 24 Pero Israel los pasó a espada, se apoderó de su tierra desde el Arnón hasta el Yaboc, llegando hasta la frontera de los amonitas, frontera que estaba fuertemente fortificada. 25 Israel capturó todas estas ciudades y se asentó en todas las ciudades de los amorreos, en Jesbón y en todas sus aldeas anejas.


26 Jesbón era la ciudad de Sejón, rey de los amorreos, quien había guerreado con el anterior rey de Moab y le había arrebatado todo su territorio hasta el Arnón. 27 Por eso cantan los trovadores:


¡Vengan a Jesbón!

¡Qué fortificada estaba

y qué firmemente construida,

la ciudad de Sejón!

28

Pero salió fuego de Jesbón,

llamas de la ciudad de Sejón,

que devoraron Ar de Moab,

a los señores de los altos del Arnón.

29

¡Ay de ti, Moab!

¡Estás perdido, pueblo de Quemós!

Tus hijos se dieron a la fuga,

tus hijas siguen cautivas

de Sejón, el rey amorreo.

30

El poder de Moab ha perecido

desde Jesbón hasta Dibón;

todo lo hemos arrasado

desde Nofaj hasta Madabá.


31 Así fue como Israel ocupó el territorio de los amorreos.


32 Luego envió Moisés a explorar el territorio de Jazer, se apoderaron de sus aldeas y expulsaron a los amorreos que habitaban allí. 33 Siguiendo la marcha, tomaron el camino de Basán. Por aquel entonces ocupaba el trono de Basán el rey Og quien, con todo su pueblo, salió al encuentro de los israelitas y les presentó batalla en Edreí. 34 Pero el Señor dijo a Moisés:


— No le temas porque lo he puesto en tus manos junto con todo su pueblo y su territorio. Harás con él lo que hiciste con Sejón, rey de los amorreos, que habitaba en Jesbón.


35 Y así fue; los israelitas derrotaron a Og junto con sus hijos y todo su pueblo; no dejaron ni un solo superviviente y se apoderaron de su territorio.

En la estepa de Moab (22—25)

Balac y Balaán


22 Los israelitas siguieron su marcha y acamparon en la llanura de Moab junto al Jordán, a la altura de Jericó. 2 Balac hijo de Zipor estaba enterado de todo lo que Israel había hecho con los amorreos. 3 Así que Moab se alarmó al ver un pueblo tan numeroso. Asustado ante los israelitas, 4 Moab dijo a los ancianos de Madián:


— Ahora esta gente devorará todos nuestros bienes, como devora el buey el pasto del campo.


Balac, hijo de Zipor, que era entonces rey de Moab, 5 envió mensajeros a Balaán, hijo de Beor, que residía en Petor, ciudad que está junto al río Éufrates y era su país de origen, para que le dijeran:


— Un pueblo ha salido de Egipto y cubre ya la faz de la tierra; ahora se ha asentado delante de mí. 6 Ven, pues, y maldice a este pueblo de mi parte pues es más fuerte que yo; quizá entonces yo pueda derrotarlo y expulsarlo de mi territorio. Porque yo sé bien que será bendito quien reciba tu bendición y a quien tú maldigas, maldito será.


7 Los ancianos de Moab y los ancianos de Madián partieron llevando consigo el pago por el vaticinio. Llegaron adonde estaba Balaán y le dieron el mensaje de Balac. 8 Él les respondió:


— Pasen aquí esta noche y yo les contestaré según me diga el Señor.


Se quedaron, en efecto, con Balaán aquella noche los dignatarios de Moab. 9 Y tuvo Balaán una visión en la que Dios le preguntó:


— ¿Qué es lo que quieren esos hombres de ti?


10 Balaán respondió a Dios:


— Balac, hijo de Zipor, rey de Moab, me ha enviado este mensaje: 11 “Un pueblo ha salido de Egipto y cubre ya la faz de la tierra; Ven, pues, y maldice a ese pueblo de mi parte; quizá entonces yo pueda derrotarlo y expulsarlo de mi territorio”.


12 Pero Dios dijo a Balaán:


— No vayas con ellos. Tú no debes maldecir a ese pueblo porque es un pueblo bendito.


13 Balaán se levantó por la mañana y dijo a los dignatarios de Balac:


— Retornen a su tierra, porque el Señor no me deja ir con ustedes.


14 Los dignatarios de Moab partieron y regresaron donde estaba Balac y le dijeron:


— Balaán rehusó venir con nosotros.


15 Entonces Balac envió otros dignatarios, más numerosos y más honorables que los anteriores, 16 los cuales llegaron adonde estaba Balaán y le dijeron:


— Así dice Balac, hijo de Zipor: Te ruego que no rehúses venir a mí. 17 Yo te recompensaré espléndidamente y haré todo lo que me digas; ven, pues, ahora y maldice a este pueblo de mi parte.


18 Pero Balaán respondió a los enviados de Balac:


— Aunque Balac me dé su palacio repleto de plata y oro, yo no podré hacer nada, grande o pequeño, que vaya contra lo mandado por el Señor, mi Dios. 19 Les ruego, por tanto, que pasen aquí esta noche para que yo averigüe si el Señor tiene algo que decirme.


20 Esa noche se apareció Dios a Balaán y le dijo:


— Ya que esos hombres han venido a buscarte, puedes ir con ellos. Pero sólo harás lo que yo te ordene.

Lucas 1:26-56

La Palabra (Hispanoamérica)

Anuncio del nacimiento de Jesús


26 Al sexto mes, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a Nazaret, un pueblo de Galilea, 27 a visitar a una joven virgen llamada María, que estaba prometida en matrimonio a José, un varón descendiente del rey David. 28 El ángel entró en el lugar donde estaba María y le dijo:


— Alégrate, favorecida de Dios. El Señor está contigo.


29 María se quedó perpleja al oír estas palabras, preguntándose qué significaba aquel saludo. 30 Pero el ángel le dijo:


— No tengas miedo, María, pues Dios te ha concedido su gracia. 31 Vas a quedar embarazada, y darás a luz un hijo, al cual pondrás por nombre Jesús. 32 Un hijo que será grande, será Hijo del Altísimo. Dios, el Señor, le entregará el trono de su antepasado David, 33 reinará eternamente sobre la casa de Jacob y su reinado no tendrá fin.


34 María replicó al ángel:


— Yo no tengo relaciones conyugales con nadie; ¿cómo, pues, podrá sucederme esto?


35 El ángel le contestó:


— El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Dios Altísimo te envolverá. Por eso, el niño que ha de nacer será santo, será Hijo de Dios. 36 Mira, si no, a Elisabet, tu parienta: también ella va a tener un hijo en su ancianidad; la que consideraban estéril, está ya de seis meses, 37 porque para Dios no hay nada imposible. 38 María dijo:


— Yo soy la esclava del Señor. Que él haga conmigo como dices.


Entonces el ángel la dejó y se fue.

María visita a Elisabet


39 Por aquellos mismos días María se puso en camino y, a toda prisa, se dirigió a un pueblo de la región montañosa de Judá. 40 Entró en casa de Zacarías y saludó a Elisabet. 41 Y sucedió que, al oír Elisabet el saludo de María, el niño que llevaba en su vientre saltó de alegría. Elisabet quedó llena del Espíritu Santo, 42 y exclamó con gritos alborozados:


— ¡Dios te ha bendecido más que a ninguna otra mujer, y ha bendecido también al hijo que está en tu vientre! 43 Pero ¿cómo se me concede que la madre de mi Señor venga a visitarme? 44 Porque, apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi vientre. 45 ¡Feliz tú, porque has creído que el Señor cumplirá las promesas que te ha hecho!

María alaba al Señor


46 Entonces dijo María:


— Todo mi ser ensalza al Señor.

47

Mi corazón está lleno de alegría

a causa de Dios, mi Salvador,

48

porque ha puesto sus ojos en mí

que soy su humilde esclava.

De ahora en adelante

todos me llamarán feliz,

49

pues ha hecho maravillas conmigo

aquel que es todopoderoso,

aquel cuyo nombre es santo

50

y que siempre tiene misericordia

de aquellos que le honran.

51

Con la fuerza de su brazo

destruyó los planes de los soberbios.

52

Derribó a los poderosos de sus tronos

y encumbró a los humildes.

53

Llenó de bienes a los hambrientos

y despidió a los ricos con las manos vacías.

54

Se desveló por el pueblo de Israel, su siervo,

acordándose de mostrar misericordia,

55

conforme a la promesa de valor eterno

que hizo a nuestros antepasados,

a Abrahán y a todos sus descendientes.


56 María se quedó unos tres meses con Elisabet, y luego regresó a su casa.

Salmos 57

La Palabra (Hispanoamérica)

Salmo 57 (56)

Dios es bueno conmigo


57 Al maestro del coro. Según “No destruyas”. Poema de David. Cuando escapó de Saúl escondiéndose en una cueva.


2

Apiádate de mí, oh Dios, apiádate,

que en ti pongo mi confianza;

bajo tus alas me refugiaré

hasta que pase la desgracia.

3

Invocaré al Dios Altísimo,

al Dios que es bueno conmigo.

4

Me salvará desde el cielo

y humillará a quien me acosa; [ Pausa]

¡Dios enviará su amor y verdad!

5

Estoy tendido entre leones

que devoran a seres humanos;

sus dientes son lanzas y flechas,

es su lengua una espada afilada.

6

Oh Dios, álzate sobre los cielos,

alza tu gloria sobre la tierra entera.

7

A mis pies tendieron una trampa

y todo mi ser quedó abatido;

delante de mí cavaron una fosa,

pero ellos mismos cayeron dentro. [ Pausa]

8

Mi corazón está firme, oh Dios,

se siente firme mi corazón.

Voy a cantar, voy a tocar:

9

¡Despierta, corazón mío!

¡Despiértense, cítara y arpa,

que yo despertaré a la aurora!

10

Te alabaré entre los pueblos, Señor,

te cantaré entre las naciones,

11

pues tu amor llega hasta el cielo,

hasta el firmamento tu verdad.

12

Oh Dios, álzate sobre los cielos,

alza tu gloria sobre la tierra entera.

Proverbios 11:9-11

La Palabra (Hispanoamérica)


9

Las palabras del impío arruinan a su prójimo,

los justos se libran por su saber.

10

Si los justos prosperan, se alegra la ciudad;

si los malvados fracasan, se llena de júbilo.

11

La bendición de los rectos engrandece a una ciudad,

la palabras de los malvados la arruinan.

La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)


La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España


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