Día 70, DAB Español, Domingo 11 de Marzo
Números 15:17-16:40; Marcos 15:1-47; Salmos 54; Proverbios 11:5-6 (Reina-Valera 1995 (RVR1995))
Números
15:17-16:40 Reina-Valera 1995 (RVR1995)
17 Habló Jehová a Moisés y le dijo: 18 «Habla a los
hijos de Israel y diles: Cuando hayáis entrado en la tierra a la cual yo os
llevo, 19 cuando comencéis a comer del pan de la tierra, presentaréis una
ofrenda a Jehová. 20 De lo primero que amaséis, presentaréis una torta como
ofrenda; como la ofrenda de la era, así la ofreceréis. 21 De las primicias de
vuestra masa daréis a Jehová una ofrenda por vuestras generaciones.
22 »Cuando involuntariamente dejéis de cumplir
cualquiera de estos mandamientos que Jehová ha comunicado a Moisés, 23
cualquiera de las cosas que Jehová os ha mandado por medio de Moisés, desde el
día que Jehová lo mandó en adelante, por generaciones, 24 si el pecado
involuntario fue cometido ignorándolo la congregación, toda la congregación
ofrecerá un novillo como holocausto de olor grato a Jehová, con su ofrenda y su
libación conforme a la ley, y un macho cabrío como expiación. 25 Luego el
sacerdote hará expiación por toda la congregación de los hijos de Israel, y les
será perdonado, porque se trata de un error involuntario. Ellos presentarán sus
ofrendas, ofrenda que se quema a Jehová, y sus expiaciones delante de Jehová,
por esos errores. 26 Y será perdonado a toda la congregación de los hijos de
Israel, y al extranjero que vive entre ellos, por cuanto es una falta
involuntaria de todo el pueblo.
27 »Si una persona peca involuntariamente, ofrecerá
una cabra de un año para expiación. 28 El sacerdote hará expiación por la
persona que haya pecado involuntariamente delante de Jehová, la reconciliará, y
le será perdonado. 29 Una misma ley tendréis para el que peque
involuntariamente, ya se trate de uno de los hijos de Israel o del extranjero
que viva entre ellos.
30 »Pero la persona que haga algo con soberbia, sea el
natural o el extranjero, ultraja a Jehová; esa persona será eliminada de en
medio de su pueblo. 31 Por cuanto tuvo en poco la palabra de Jehová y
menospreció su mandamiento, esa persona será eliminada por completo y su pecado
caerá sobre ella.»
Lapidación de un violador del sábado
32 Cuando los hijos de Israel estaban en el desierto,
hallaron a un hombre que recogía leña en sábado. 33 Los que lo hallaron
recogiendo leña lo llevaron ante Moisés, Aarón y toda la congregación. 34 Lo
pusieron en la cárcel, porque no estaba determinado qué se le había de hacer.
35 Entonces Jehová dijo a Moisés: «Irremisiblemente ese hombre debe morir:
apedréelo toda la congregación fuera del campamento.» 36 La congregación lo
sacó fuera del campamento, y lo apedrearon hasta que murió, como Jehová había mandado
a Moisés.
Los flecos en los vestidos
37 Jehová habló a Moisés y le dijo: 38 «Habla a los
hijos de Israel y diles que se hagan unos flecos en los bordes de sus vestidos,
por sus generaciones; y pongan en cada fleco de los bordes un cordón de azul. 39
Llevaréis esos flecos para que cuando los veáis os acordéis de todos los
mandamientos de Jehová. Así los pondréis por obra y no seguiréis los apetitos
de vuestro corazón y de vuestros ojos, que han hecho que os prostituyáis. 40
Así os acordaréis y cumpliréis todos mis mandamientos, para que seáis santos
ante vuestro Dios. 41 Yo soy Jehová, vuestro Dios, que os saqué de la tierra de
Egipto para ser vuestro Dios. Yo, Jehová, vuestro Dios.»
La rebelión de Coré
16 Coré hijo de Izhar hijo de Coat hijo de Leví, con
Datán y Abiram hijos de Eliab, y On hijo de Pelet, descendientes de Rubén,
tomaron gente 2 y se levantaron contra Moisés con doscientos cincuenta hombres
de los hijos de Israel, príncipes de la congregación, miembros del consejo,
hombres de renombre. 3 Se juntaron contra Moisés y Aarón, y les dijeron:
—¡Basta ya de vosotros! Toda la congregación, todos
ellos son santos y en medio de ellos está Jehová. ¿Por qué, pues, os encumbráis
vosotros sobre la congregación de Jehová?
4 Cuando oyó esto Moisés, se postró sobre su rostro. 5
Luego habló a Coré y a todo su séquito, y les dijo:
—Mañana mostrará Jehová quién le pertenece y quién es
santo, y hará que se acerque a él. Al que él escoja, lo acercará a sí. 6 Haced
esto: tomad los incensarios de Coré y de todo su séquito, 7 poned fuego en
ellos y echad en ellos incienso delante de Jehová mañana. Aquel a quien Jehová
escoja, ése será el santo; esto os baste, hijos de Leví.
8 Dijo Moisés a Coré:
—Oíd ahora, hijos de Leví: 9 ¿Os es poco que el Dios
de Israel os haya apartado de la congregación de Israel, acercándoos a él para
que ministréis en el servicio del tabernáculo de Jehová y estéis delante de la
congregación para ministrarles? 10 Hizo que te acercaras, junto con todos tus
hermanos, los hijos de Leví, ¿y ahora procuráis también el sacerdocio? 11 Por
tanto, tú y todo tu séquito sois los que os juntáis contra Jehová; porque
¿quién es Aarón para que contra él murmuréis?
12 Luego Moisés mandó llamar a Datán y Abiram, hijos
de Eliab. Pero ellos respondieron:
—No iremos allá. 13 ¿Es poco que nos hayas hecho venir
de una tierra que destila leche y miel, para hacernos morir en el desierto,
sino que también te quieres enseñorear de nosotros imperiosamente? 14 Tampoco
nos has metido tú en tierra que fluya leche y miel, ni nos has dado heredades
de tierras y viñas. ¿Sacarás los ojos de estos hombres? ¡No subiremos!
15 Entonces Moisés se enojó mucho, y dijo a Jehová:
—¡No aceptes su ofrenda! Ni aun un asno he tomado de
ellos, ni a ninguno de ellos he hecho mal.
16 Después dijo Moisés a Coré:
—Tú y todo tu séquito, poneos mañana delante de
Jehová; tú, ellos y Aarón. 17 Que cada uno tome su incensario, le ponga
incienso y se acerque a la presencia de Jehová cada uno con su incensario:
doscientos cincuenta incensarios en total. Tú también, y Aarón, cada uno con su
incensario.
18 Tomó cada uno su incensario, pusieron en ellos el
fuego, echaron en ellos incienso y se pusieron a la puerta del Tabernáculo de
reunión junto con Moisés y Aarón. 19 Ya Coré había reunido contra ellos a toda
la congregación a la puerta del Tabernáculo de reunión; entonces la gloria de
Jehová se apareció a toda la congregación. 20 Jehová habló a Moisés y a Aarón,
y les dijo:
21 —¡Apartaos de esta congregación, y los consumiré en
un momento!
22 Ellos se postraron sobre sus rostros y dijeron:
—Dios, Dios de los espíritus de toda carne, ¿no es un
solo hombre el que pecó? ¿Por qué airarte contra toda la congregación?
23 Jehová habló a Moisés y le dijo:
24 —Habla a la congregación y diles: Apartaos de los
alrededores de la tienda de Coré, Datán y Abiram.
25 Moisés se levantó y fue adonde estaban Datán y
Abiram, y los ancianos de Israel lo siguieron. 26 Y habló a la congregación,
diciendo:
—Apartaos ahora de las tiendas de estos hombres
impíos, y no toquéis ninguna cosa suya, para que no perezcáis por todos sus
pecados.
27 Ellos se apartaron de los alrededores de las
tiendas de Coré, de Datán y de Abiram; y Datán y Abiram salieron y se pusieron
a la entrada de sus tiendas, con sus mujeres, sus hijos y sus pequeñuelos. 28
Moisés dijo:
—En esto conoceréis que Jehová me ha enviado para que
hiciera todas estas cosas, y que no las hice de mi propia voluntad. 29 Si como
mueren todos los hombres mueren estos, o si al ser visitados ellos corren la
suerte de todos los hombres, Jehová no me envió. 30 Pero si Jehová hace algo
nuevo, si la tierra abre su boca y se los traga con todas sus cosas, y
descienden vivos al seol, entonces conoceréis que estos hombres irritaron a
Jehová.
31 Aconteció que cuando terminó de decir todas estas
palabras, se abrió la tierra que estaba debajo de ellos. 32 Abrió la tierra su
boca y se los tragó a ellos, a sus casas, a todos los hombres de Coré y a todos
sus bienes. 33 Ellos, con todo lo que tenían, descendieron vivos al seol; los
cubrió la tierra y desaparecieron de en medio de la congregación. 34 Al oír sus
gritos, todo Israel, los que estaban en derredor de ellos, huyeron, diciendo:
«¡No sea que nos trague también la tierra!» 35 También salió fuego de la
presencia de Jehová, que consumió a los doscientos cincuenta hombres que
ofrecían el incienso.
36 Jehová habló a Moisés y le dijo: 37 «Di a Eleazar,
hijo del sacerdote Aarón, que tome los incensarios de en medio del incendio y
derrame más allá el fuego, porque están santificados 38 los incensarios de
estos que pecaron contra sus almas. Harán de ellos planchas batidas para cubrir
el altar, por cuanto ofrecieron con ellos delante de Jehová y están santificados.
Serán como una señal para los hijos de Israel.»
39 El sacerdote Eleazar tomó los incensarios de bronce
con que los quemados habían ofrecido, y los convirtieron en láminas para cubrir
el altar, 40 como recuerdo a los hijos de Israel de que ningún extraño que no
sea de la descendencia de Aarón se acerque para ofrecer incienso delante de
Jehová, no sea que le ocurra como a Coré y como a su séquito, según se lo dijo
Jehová por medio de Moisés.
Reina-Valera
1995 (RVR1995)
Copyright
© 1995 by United Bible Societies
Marcos
15 Reina-Valera 1995 (RVR1995)
Jesús ante Pilato
15 Muy de mañana, habiendo tenido consejo los
principales sacerdotes con los ancianos, con los escribas y con todo el
Concilio, llevaron a Jesús atado y lo entregaron a Pilato. 2 Pilato le
preguntó:
—¿Eres tú el Rey de los judíos?
Respondiendo él, le dijo:
—Tú lo dices.
3 Y los principales sacerdotes lo acusaban mucho. 4
Otra vez le preguntó Pilato, diciendo:
—¿Nada respondes? Mira de cuántas cosas te acusan.
5 Pero Jesús ni aun con eso respondió, de modo que
Pilato quedó muy extrañado.
Jesús sentenciado a muerte
6 En el día de la Fiesta les soltaba un preso,
cualquiera que pidieran. 7 Y había uno que se llamaba Barrabás, preso con sus
compañeros de motín que habían cometido homicidio en una revuelta. 8 Viniendo
la multitud, comenzó a pedir que hiciera como siempre les había hecho. 9 Pilato
les respondió diciendo:
—¿Queréis que os suelte al Rey de los judíos?, 10
porque sabía que por envidia lo habían entregado los principales sacerdotes. 11
Pero los principales sacerdotes incitaron a la multitud para que les soltara
más bien a Barrabás. 12 Respondiendo Pilato, les dijo otra vez:
—¿Qué, pues, queréis que haga del que llamáis Rey de
los judíos?
13 Y ellos volvieron a gritar:
—¡Crucifícalo!
14 Pilato dijo:
—¿Pues qué mal ha hecho?
Pero ellos gritaban aun más:
—¡Crucifícalo!
15 Pilato, queriendo satisfacer al pueblo, les soltó a
Barrabás, y entregó a Jesús, después de azotarlo, para que fuera crucificado.
16 Entonces los soldados lo llevaron dentro del atrio,
esto es, al pretorio, y reunieron a toda la compañía. 17 Lo vistieron de
púrpura, le pusieron una corona tejida de espinas 18 y comenzaron a saludarlo:
—¡Salve, Rey de los judíos!
19 Le golpeaban la cabeza con una caña, lo escupían y,
puestos de rodillas, le hacían reverencias. 20 Después de haberse burlado de
él, le quitaron la púrpura, le pusieron sus propios vestidos y lo sacaron para
crucificarlo.
Crucifixión y muerte de Jesús
21 Obligaron a uno que pasaba, Simón de Cirene, padre
de Alejandro y de Rufo, que venía del campo, a que le llevara la cruz.
22 Y lo llevaron a un lugar llamado Gólgota, (que
significa: «Lugar de la Calavera»). 23 Le dieron a beber vino mezclado con
mirra, pero él no lo tomó. 24 Cuando lo crucificaron, repartieron entre sí sus
vestidos, echando suertes sobre ellos para ver qué se llevaría cada uno.
25 Era la hora tercera cuando lo crucificaron. 26 El
título escrito que señalaba la causa de su condena era: «El Rey de los Judíos».
27 Crucificaron también con él a dos ladrones, uno a su derecha y el otro a su
izquierda. 28 Así se cumplió la Escritura que dice: «Y fue contado con los
pecadores». 29 Los que pasaban lo insultaban, meneando la cabeza y diciendo:
—¡Bah! tú que derribarías el Templo de Dios y en tres
días lo reedificarías, 30 sálvate a ti mismo y desciende de la cruz.
31 De esta manera también los principales sacerdotes,
burlándose, se decían unos a otros, con los escribas:
—A otros salvó, pero a sí mismo no se puede salvar. 32
¡El Cristo! ¡Rey de Israel! ¡Que descienda ahora de la cruz, para que veamos y
creamos!
También los que estaban crucificados con él lo
insultaban.
33 Cuando vino la hora sexta, hubo tinieblas sobre
toda la tierra hasta la hora novena. 34 Y a la hora novena Jesús clamó a gran
voz, diciendo:
—¡Eloi, Eloi!, ¿lama sabactani? (que significa: “Dios
mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?”).
35 Algunos de los que estaban allí decían, al oírlo:
—Mirad, llama a Elías.
36 Corrió uno y, empapando una esponja en vinagre, la
puso en una caña y le dio a beber, diciendo:
—Dejad, veamos si viene Elías a bajarlo.
37 Pero Jesús, lanzando un fuerte grito, expiró. 38
Entonces el velo del Templo se rasgó en dos, de arriba abajo. 39 Y el centurión
que estaba frente a él, viendo que después de clamar había expirado así, dijo:
—¡Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios!
40 También había algunas mujeres mirando de lejos,
entre las cuales estaban María Magdalena, María la madre de Jacobo el menor y
de José, y Salomé, 41 quienes, cuando él estaba en Galilea, lo seguían y le
servían; y otras muchas que habían subido con él a Jerusalén.
Jesús es sepultado
42 Cuando llegó la noche, porque era la preparación,
es decir, la víspera del sábado, 43 José de Arimatea, miembro noble del
Concilio, que también esperaba el reino de Dios, vino y entró osadamente a
Pilato, y pidió el cuerpo de Jesús. 44 Pilato se sorprendió de que ya hubiera
muerto, y llamando al centurión, le preguntó si ya estaba muerto. 45 E
informado por el centurión, dio el cuerpo a José, 46 el cual compró una sábana
y, bajándolo, lo envolvió en la sábana, lo puso en un sepulcro que estaba
cavado en una peña e hizo rodar una piedra a la entrada del sepulcro. 47 María
Magdalena y María madre de José miraban dónde lo ponían.
Reina-Valera
1995 (RVR1995)
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© 1995 by United Bible Societies
Salmos
54 Reina-Valera 1995 (RVR1995)
Plegaria pidiendo protección contra los enemigos
Al músico principal; en Neginot. Masquil de David,
cuando vinieron los zifeos y dijeron a Saúl: «¿No está David escondido en
nuestra tierra?»
54 Dios, sálvame por tu nombre
y con tu poder defiéndeme.
2 Dios, oye mi oración;
escucha las razones de mi boca,
3 porque extraños se han levantado contra mí
y hombres violentos buscan mi vida;
no han puesto a Dios delante de sí. Selah
4 Dios es el que me ayuda;
el Señor está con los que sostienen mi vida.
5 Él devolverá el mal a mis enemigos.
¡Córtalos, por tu verdad!
6 Voluntariamente sacrificaré a ti;
alabaré tu nombre, Jehová, porque es bueno,
7 porque él me ha librado de toda angustia
y mis ojos han visto la ruina de mis enemigos.
Reina-Valera
1995 (RVR1995)
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Proverbios
11:5-6 Reina-Valera 1995 (RVR1995)
5 La justicia del perfecto endereza su camino,
pero el malvado caerá por su propia impiedad.
6 La justicia libra a los rectos,
pero los pecadores son atrapados en su pecado.
Reina-Valera
1995 (RVR1995)
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