Día 81, DAB Español, Jueves 22 de Marzo
Números 33:40-35:34; Lucas 5:12-28; Salmos 65; Proverbios 11:23 (Nueva Versión Internacional (NVI))
Números
33:40-35:34 Nueva Versión Internacional (NVI)
40 El rey cananeo de Arad, que vivía en el Néguev de
Canaán, se enteró de que los israelitas se acercaban.
41 Partieron del monte Hor y acamparon en Zalmona.
42 Partieron de Zalmona y acamparon en Punón.
43 Partieron de Punón y acamparon en Obot.
44 Partieron de Obot y acamparon en Iyé Abarín, en la
frontera con Moab.
45 Partieron de Iyé Abarín y acamparon en Dibón Gad.
46 Partieron de Dibón Gad y acamparon en Almón
Diblatayin.
47 Partieron de Almón Diblatayin y acamparon en los
campos de Abarín, cerca de Nebo.
48 Partieron de los montes de Abarín y acamparon en
las llanuras de Moab, cerca del Jordán, a la altura de Jericó. 49 Acamparon a
lo largo del Jordán, desde Bet Yesimot hasta Abel Sitín, en las llanuras de
Moab.
Instrucciones acerca de la tierra prometida
50 Allí en las llanuras de Moab, cerca del Jordán, a
la altura de Jericó, el Señor le dijo a Moisés: 51 «Habla con los israelitas y
diles que, una vez que crucen el Jordán y entren en Canaán, 52 deberán expulsar
del país a todos sus habitantes y destruir todos los ídolos e imágenes fundidas
que ellos tienen. Ordénales que arrasen todos sus santuarios paganos 53 y
conquisten la tierra y la habiten, porque yo se la he dado a ellos como
heredad. 54 La tierra deberán repartirla por sorteo, según sus clanes. La tribu
más numerosa recibirá la heredad más grande, mientras que la tribu menos
numerosa recibirá la heredad más pequeña. Todo lo que les toque en el sorteo
será de ellos, y recibirán su heredad según sus familias patriarcales.
55 »Pero, si no expulsan a los habitantes de la tierra
que ustedes van a poseer, sino que los dejan allí, esa gente les causará
problemas, como si tuvieran clavadas astillas en los ojos y espinas en los
costados. 56 Entonces yo haré con ustedes lo que había pensado hacer con
ellos».
Fronteras de Canaán
34 El Señor le dijo a Moisés: 2 «Hazles saber a los
israelitas que las fronteras de Canaán, la tierra que van a recibir en heredad,
serán las siguientes:
3 »La frontera sur empezará en el desierto de Zin, en
los límites con Edom. Por el este, la frontera sur estará donde termina el Mar
Muerto. 4 A partir de allí, la línea fronteriza avanzará hacia el sur, hacia la
cuesta de los Alacranes, cruzará Zin hasta alcanzar Cades Barnea, y llegará
hasta Jazar Adar y Asmón. 5 De allí la frontera se volverá hacia el arroyo de
Egipto, para terminar en el mar Mediterráneo.
6 »La frontera occidental del país será la costa del
mar Mediterráneo.
7 »Para la frontera norte, la línea fronteriza correrá
desde el mar Mediterráneo hasta el monte Hor, 8 y desde el monte Hor hasta Lebó
Jamat.[a] De allí, esta línea seguirá hasta llegar a Zedad, 9 para continuar
hasta Zifrón y terminar en Jazar Enán. Esta será la frontera norte del país.
10 »Para la frontera oriental, la línea fronteriza
correrá desde Jazar Enán hasta Sefán. 11 De Sefán bajará a Riblá, que está al
este de Ayin; de allí descenderá al este, hasta encontrarse con la ribera del
lago Quinéret,[b] 12 y de allí la línea bajará por el río Jordán, hasta el Mar
Muerto.
»Esas serán las cuatro fronteras del país».
13 Moisés les dio a los israelitas la siguiente orden:
«Esta es la tierra que se repartirá por sorteo. El Señor ha ordenado que sea
repartida solo entre las nueve tribus y media, 14 pues las familias
patriarcales de las tribus de Rubén y de Gad, y la media tribu de Manasés, ya
recibieron su heredad. 15 Estas dos tribus y media ya tienen su heredad en el
este, cerca del río Jordán, a la altura de Jericó, por donde sale el sol».
Repartición de la tierra
16 El Señor le dijo a Moisés: 17 «Estos son los
nombres de los encargados de repartir la tierra como heredad: el sacerdote
Eleazar, y Josué hijo de Nun. 18 Ustedes, por su parte, tomarán a un jefe de
cada tribu para que les ayuden a repartir la tierra».
19 Los nombres de los jefes de tribu fueron los
siguientes:
Caleb hijo de Jefone, de la tribu de Judá;
20 Samuel hijo de Amiud, de la tribu de Simeón;
21 Elidad hijo de Quislón, de la tribu de Benjamín;
22 Buquí hijo de Joglí, jefe de la tribu de Dan;
23 Janiel hijo de Efod, jefe de la tribu de Manasés
hijo de José;
24 Quemuel hijo de Siftán, jefe de la tribu de Efraín hijo
de José;
25 Elizafán hijo de Parnac, jefe de la tribu de
Zabulón;
26 Paltiel hijo de Azán, jefe de la tribu de Isacar;
27 Ajiud hijo de Selomí, jefe de la tribu de Aser;
28 Pedael hijo de Amiud, jefe de la tribu de Neftalí.
29 A estos les encargó el Señor repartir la heredad
entre los israelitas, en la tierra de Canaán.
Ciudades levíticas
35 En las llanuras de Moab, cerca del Jordán, a la
altura de Jericó, el Señor le dijo a Moisés: 2 «Ordénales a los israelitas que,
de las heredades que reciban, entreguen a los levitas ciudades donde vivir,
junto con las tierras que rodean esas ciudades. 3 De esta manera los levitas
tendrán ciudades donde vivir y tierras de pastoreo para su ganado, rebaños y
animales.
4 »Las tierras de pastoreo que entreguen a los levitas
rodearán la ciudad, a quinientos metros[c] de la muralla. 5 A partir de los
límites de la ciudad, ustedes medirán mil metros[d] hacia el este, mil hacia el
sur, mil hacia el oeste y mil hacia el norte. La ciudad quedará en el centro.
Estas serán las tierras de pastoreo de sus ciudades.
6 »De las ciudades que recibirán los levitas, seis
serán ciudades de refugio. A ellas podrá huir cualquiera que haya matado a
alguien. Además de estas seis ciudades, les entregarán otras cuarenta y dos. 7
En total, les darán cuarenta y ocho ciudades con sus tierras de pastoreo. 8 El
número de ciudades que los israelitas entreguen a los levitas de la tierra que
van a heredar deberá ser proporcional a la heredad que le corresponda a cada
tribu. Es decir, de una tribu numerosa se tomará un número mayor de ciudades,
mientras que de una tribu pequeña se tomará un número menor de ciudades».
Ciudades de refugio
9 El Señor le ordenó a Moisés 10 que les dijera a los
israelitas: «Cuando crucen el Jordán y entren a Canaán, 11 escojan ciudades de
refugio adonde pueda huir quien inadvertidamente mate a alguien. 12 Esa persona
podrá huir a esas ciudades para protegerse del vengador. Así se evitará que se
mate al homicida antes de ser juzgado por la comunidad.
13 »Seis serán las ciudades que ustedes reservarán
como ciudades de refugio. 14 Tres de ellas estarán en el lado este del Jordán,
y las otras tres en Canaán. 15 Estas seis ciudades les servirán de refugio a
los israelitas y a los extranjeros, sean estos inmigrantes o residentes.
Cualquiera que inadvertidamente dé muerte a alguien podrá refugiarse en estas
ciudades.
16 »Si alguien golpea a una persona con un objeto de
hierro, y esa persona muere, el agresor es un asesino y será condenado a
muerte.
17 »Si alguien golpea a una persona con una piedra, y
esa persona muere, el agresor es un asesino y será condenado a muerte.
18 »Si alguien golpea a una persona con un pedazo de
madera, y esa persona muere, el agresor es un asesino y será condenado a
muerte. 19 Corresponderá al vengador matar al asesino. Cuando lo encuentre, lo
matará.
20 »Si alguien mata a una persona por haberla empujado
con malas intenciones, o por haberle lanzado algo intencionalmente, 21 o por
haberle dado un puñetazo por enemistad, el agresor es un asesino y será
condenado a muerte. Cuando el vengador lo encuentre, lo matará.
22 »Pero podría ocurrir que alguien sin querer empuje
a una persona, o que sin mala intención le lance algún objeto, 23 o que sin
darse cuenta le deje caer una piedra, y que esa persona muera. Como en este
caso ellos no eran enemigos, ni hubo intención de hacer daño, 24 será la
comunidad la que, de acuerdo con estas leyes, deberá arbitrar entre el acusado
y el vengador. 25 La comunidad deberá proteger del vengador al acusado, dejando
que el acusado regrese a la ciudad de refugio adonde huyó, y que se quede allí
hasta la muerte del sumo sacerdote que fue ungido con el aceite sagrado.
26 »Pero, si el acusado sale de los límites de la
ciudad de refugio adonde huyó, 27 el vengador podrá matarlo, y no será culpable
de homicidio si lo encuentra fuera de la ciudad. 28 Así que el acusado debe
permanecer en su ciudad de refugio hasta la muerte del sumo sacerdote. Después
de eso podrá volver a su heredad.
29 »Esta ley regirá siempre sobre todos tus
descendientes, dondequiera que vivan.
30 »Solo por el testimonio de varios testigos se le
podrá dar muerte a una persona acusada de homicidio. Nadie podrá ser condenado
a muerte por el testimonio de un solo testigo.
31 »No aceptarás rescate por la vida de un asesino
condenado a muerte. Tendrá que morir.
32 »Tampoco aceptarás rescate para permitir que el
refugiado regrese a vivir a su tierra antes de la muerte del sumo sacerdote.
33 »No profanes la tierra que habitas. El
derramamiento de sangre contamina la tierra, y solo con la sangre de aquel que
la derramó es posible hacer expiación en favor de la tierra.
34 »No profanes la tierra donde vives, y donde yo
también vivo, porque yo, el Señor, habito entre los israelitas».
Footnotes:
34:8 Lebó Jamat. Alt. la entrada de Jamat.
34:11 lago Quinéret. Es decir, lago de Galilea.
35:4 quinientos metros. Lit. mil codos.
35:5 mil metros. Lit. dos mil codos.
Nueva Versión Internacional (NVI)
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Lucas 5:12-28 Nueva Versión
Internacional (NVI)
Jesús sana a un leproso
12 En otra ocasión, cuando Jesús estaba en un pueblo,
se presentó un hombre cubierto de lepra. Al ver a Jesús, cayó rostro en tierra
y le suplicó:
―Señor, si quieres, puedes limpiarme.
13 Jesús extendió la mano y tocó al hombre.
―Sí, quiero —le dijo—. ¡Queda limpio!
Y al instante se le quitó la lepra.
14 ―No se lo digas a nadie —le ordenó Jesús—; solo ve,
preséntate al sacerdote y lleva por tu purificación lo que ordenó Moisés, para
que les sirva de testimonio.
15 Sin embargo, la fama de Jesús se extendía cada vez
más, de modo que acudían a él multitudes para oírlo y para que los sanara de
sus enfermedades. 16 Él, por su parte, solía retirarse a lugares solitarios
para orar.
Jesús sana a un paralítico
17 Un día, mientras enseñaba, estaban sentados allí
algunos fariseos y maestros de la ley que habían venido de todas las aldeas de
Galilea y Judea, y también de Jerusalén. Y el poder del Señor estaba con él
para sanar a los enfermos. 18 Entonces llegaron unos hombres que llevaban en
una camilla a un paralítico. Procuraron entrar para ponerlo delante de Jesús,
19 pero no pudieron a causa de la multitud. Así que subieron a la azotea y,
separando las tejas, lo bajaron en la camilla hasta ponerlo en medio de la
gente, frente a Jesús.
20 Al ver la fe de ellos, Jesús dijo:
―Amigo, tus pecados quedan perdonados.
21 Los fariseos y los maestros de la ley comenzaron a
pensar: «¿Quién es este que dice blasfemias? ¿Quién puede perdonar pecados sino
solo Dios?»
22 Pero Jesús supo lo que estaban pensando y les dijo:
―¿Por qué razonan así? 23 ¿Qué es más fácil decir:
“Tus pecados quedan perdonados”, o “Levántate y anda”? 24 Pues para que sepan
que el Hijo del hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados —se
dirigió entonces al paralítico—: A ti te digo, levántate, toma tu camilla y
vete a tu casa.
25 Al instante se levantó a la vista de todos, tomó la
camilla en que había estado acostado, y se fue a su casa alabando a Dios. 26
Todos quedaron asombrados y ellos también alababan a Dios. Estaban llenos de
temor y decían: «Hoy hemos visto maravillas».
Llamamiento de Leví
27 Después de esto salió Jesús y se fijó en un
recaudador de impuestos llamado Leví, sentado a la mesa donde cobraba.
―Sígueme —le dijo Jesús.
28 Y Leví se levantó, lo dejó todo y lo siguió.
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Salmos 65 Nueva Versión Internacional
(NVI)
Al director musical. Salmo de David. Cántico.
65 A ti, oh Dios de Sión,
te pertenece
la alabanza.
A ti se te deben cumplir los votos,
2 porque
escuchas la oración.
A ti acude todo mortal,
3 a causa de
sus perversidades.
Nuestros delitos nos abruman,
pero tú los
perdonaste.
4 ¡Dichoso aquel a quien tú escoges,
al que
atraes a ti para que viva en tus atrios!
Saciémonos de los bienes de tu casa,
de los dones
de tu santo templo.
5 Tú, oh Dios y Salvador nuestro,
nos respondes con imponentes obras de
justicia;
tú eres la esperanza de los confines de la tierra
y de los más
lejanos mares.
6 Tú, con tu poder, formaste las montañas,
desplegando
tu potencia.
7 Tú calmaste el rugido de los mares,
el estruendo
de sus olas,
y el tumulto
de los pueblos.
8 Los que viven en remotos lugares
se asombran
ante tus prodigios;
del oriente al occidente
tú inspiras
canciones de alegría.
9 Con tus cuidados fecundas la tierra,
y la colmas
de abundancia.
Los arroyos de Dios se llenan de agua,
para
asegurarle trigo al pueblo.
¡Así
preparas el campo!
10 Empapas los surcos, nivelas sus terrones,
reblandeces
la tierra con las lluvias
y bendices
sus renuevos.
11 Tú coronas el año con tus bondades,
y tus
carretas se desbordan de abundancia.
12 Rebosan los prados del desierto;
las colinas
se visten de alegría.
13 Pobladas de rebaños las praderas,
y cubiertos
los valles de trigales,
cantan y
lanzan voces de alegría.
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Proverbios 11:23 Nueva Versión
Internacional (NVI)
23 Los deseos de los justos terminan bien;
la esperanza
de los malvados termina mal.[a]
Footnotes:
11:23 termina mal (LXX); es ira (TM).
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