Tuesday, October 11, 2022

DAB Español, Miércoles 12 de Octubre

Día 285, DAB Español, Miércoles 12 de Octubre


Jeremías 19:1-21:14; 1 Tesalonicenses 5:4-28; Salmos 82; Proverbios 25:8-10 (Nueva Versión Internacional (NVI))









Jeremías 16:16-18:23

Nueva Versión Internacional

16 »Voy a enviar a muchos pescadores —afirma el Señor—, y ellos los pescarán a ustedes. Después, enviaré a muchos cazadores, y ellos los cazarán a ustedes por todas las montañas y colinas, y por las grietas de las rocas. 17 Ciertamente mis ojos ven todas sus acciones; ninguna de ellas me es oculta. Su iniquidad no puede esconderse de mi vista. 18 Primero les pagaré el doble por su iniquidad y su pecado, porque con los cadáveres de sus ídolos detestables han profanado mi tierra, y han llenado mi herencia con sus abominaciones».

19 Señor, fuerza y fortaleza mía,

    mi refugio en el día de la angustia:

desde los confines de la tierra

    vendrán a ti las naciones, y dirán:

«Solo mentira heredaron nuestros antepasados;

    heredaron lo absurdo,

    lo que no sirve para nada.

20 ¿Acaso puede el hombre hacer sus propios dioses?

    ¡Pero si no son dioses!»

21 «Por eso, esta vez les daré una lección;

    les daré a conocer mi mano poderosa.

    ¡Así sabrán que mi nombre es el Señor!

17 »El pecado de Judá está escrito

    con cincel de hierro;

grabado está con punta de diamante

    sobre la tabla de su corazón

    y sobre los cuernos de sus altares.

2 Bien que se acuerdan sus hijos

    de sus altares junto a árboles frondosos;

de sus imágenes de Aserá sobre altas colinas

3     y sobre mi montaña a campo abierto.

»Entregaré como botín tu riqueza,

    tus tesoros y tus santuarios paganos,

por todos tus pecados

    en todo tu territorio.

4 Por tu culpa perderás la herencia

    que yo te había dado.

Te haré esclava de tus enemigos,

    en un país para ti desconocido,

porque has encendido mi ira,

    la cual se mantendrá ardiendo para siempre».

5 Así dice el Señor:

«¡Maldito el hombre que confía en el hombre!

    ¡Maldito el que se apoya en su propia fuerza

    y aparta su corazón del Señor!

6 Será como una zarza en el desierto:

    no se dará cuenta cuando llegue el bien.

Morará en la sequedad del desierto,

    en tierras de sal, donde nadie habita.

7 »Bendito el hombre que confía en el Señor

    y pone su confianza en él.

8 Será como un árbol plantado junto al agua,

    que extiende sus raíces hacia la corriente;

no teme que llegue el calor,

    y sus hojas están siempre verdes.

En época de sequía no se angustia,

    y nunca deja de dar fruto».

9 Nada hay tan engañoso como el corazón.

    No tiene remedio.

    ¿Quién puede comprenderlo?

10 «Yo, el Señor, sondeo el corazón

    y examino los pensamientos,

para darle a cada uno según sus acciones

    y según el fruto de sus obras».

11 El que acapara riquezas injustas

    es perdiz que empolla huevos ajenos.

En la mitad de la vida las perderá,

    y al final no será más que un insensato.

12 Trono de gloria,

    exaltado desde el principio,

    es el lugar de nuestro santuario.

13 Señor, tú eres la esperanza de Israel,

    todo el que te abandona quedará avergonzado.

El que se aparta de ti

    quedará como algo escrito en el polvo,

porque abandonó al Señor,

    al manantial de aguas vivas.

14 Sáname, Señor, y seré sanado;

    sálvame y seré salvado,

    porque tú eres mi alabanza.

15 No falta quien me pregunte:

    «¿Dónde está la palabra del Señor?

    ¡Que se haga realidad!»

16 Pero yo no me he apresurado

    a abandonarte y dejar de ser tu pastor,

    ni he deseado que venga el día de la calamidad.

Tú bien sabes lo que he dicho,

    pues lo dije en tu presencia.

17 No seas para mí un motivo de terror;

    tú eres mi refugio en tiempos de calamidad.

18 ¡No me pongas a mí en vergüenza;

    avergüénzalos a ellos!

¡No me llenes de terror a mí;

    aterrorízalos a ellos!

Envíales tiempos difíciles;

    ¡destrózalos, y vuelve a destrozarlos!

La observancia del sábado

19 Así me dijo el Señor: «Ve y párate en la puerta del Pueblo, por donde entran y salen los reyes de Judá, y luego en todas las puertas de Jerusalén, 20 y diles: “¡Escuchen la palabra del Señor, reyes de Judá, y toda la gente de Judá y todos los habitantes de Jerusalén que entran por estas puertas! 21 Así dice el Señor: ‘Cuídense bien de no llevar ninguna carga en día sábado, y de no meterla por las puertas de Jerusalén. 22 Tampoco saquen ninguna carga de sus casas en día sábado, ni hagan ningún tipo de trabajo. Observen el reposo del sábado, tal como se lo ordené a sus antepasados. 23 Pero ellos no me prestaron atención ni me obedecieron, sino que se obstinaron y no quisieron escuchar ni recibir corrección.

24 »” ’Si de veras me obedecen —afirma el Señor— y no meten ninguna carga por las puertas de esta ciudad en día sábado, sino que observan este día no haciendo ningún trabajo, 25 entonces entrarán por las puertas de esta ciudad reyes y príncipes que se sentarán en el trono de David. Ellos y los príncipes entrarán montados en carros y caballos, acompañados por la gente de Judá y por los habitantes de Jerusalén, y esta ciudad será habitada para siempre. 26 Vendrá gente de las ciudades de Judá y de los alrededores de Jerusalén, del territorio de Benjamín y de la Sefelá, de la región montañosa y del Néguev. Traerán a la casa del Señor holocaustos y sacrificios, ofrendas de cereal y de incienso, y ofrendas de acción de gracias. 27 Pero, si no obedecen ustedes mi mandato de observar el reposo del sábado, y de no llevar carga al entrar en sábado por las puertas de Jerusalén, entonces les prenderé fuego a sus puertas, que no podrá ser apagado y que consumirá los palacios de Jerusalén’ ”».

Parábola del alfarero

18 Esta es la palabra del Señor, que vino a Jeremías: 2 «Baja ahora mismo a la casa del alfarero, y allí te comunicaré mi mensaje».

3 Entonces bajé a la casa del alfarero, y lo encontré trabajando en el torno. 4 Pero la vasija que estaba modelando se le deshizo en las manos; así que volvió a hacer otra vasija, hasta que le pareció que le había quedado bien.

5 En ese momento la palabra del Señor vino a mí, y me dijo: 6 «Pueblo de Israel, ¿acaso no puedo hacer con ustedes lo mismo que hace este alfarero con el barro? —afirma el Señor—. Ustedes, pueblo de Israel, son en mis manos como el barro en las manos del alfarero. 7 En un momento puedo hablar de arrancar, derribar y destruir a una nación o a un reino; 8 pero, si la nación de la cual hablé se arrepiente de su maldad, también yo me arrepentiré del castigo que había pensado infligirles. 9 En otro momento puedo hablar de construir y plantar a una nación o a un reino. 10 Pero, si esa nación hace lo malo ante mis ojos y no me obedece, me arrepentiré del bien que había pensado hacerles. 11 Y ahora habla con los habitantes de Judá y de Jerusalén, y adviérteles que así dice el Señor: “Estoy preparando una calamidad contra ustedes, y elaborando un plan en su contra. ¡Vuélvanse ya de su mal camino; enmienden su conducta y sus acciones!” 12 Ellos objetarán: “Es inútil. Vamos a seguir nuestros propios planes”, y cada uno cometerá la maldad que le dicte su obstinado corazón».

13 Por eso, así dice el Señor:

«Pregunten entre las naciones:

    ¿Quién ha oído algo semejante?

La virginal Israel

    ha cometido algo terrible.

14 ¿Acaso la nieve del Líbano

    desaparece de las colinas escarpadas?

¿Se agotan las aguas frías

    que fluyen de las montañas?[a]

15 Sin embargo, mi pueblo me ha olvidado;

    quema incienso a ídolos inútiles.

Ha tropezado en sus caminos,

    en los senderos antiguos,

para andar por sendas

    y caminos escabrosos.

16 Así ha dejado desolado su país;

    lo ha hecho objeto de burla constante.

Todo el que pase por él

    meneará atónito la cabeza.

17 Como un viento del este,

    los esparciré delante del enemigo.

En el día de su calamidad

    les daré la espalda y no la cara».

18 Ellos dijeron: «Vengan, tramemos un plan contra Jeremías. Porque no le faltará la ley al sacerdote, ni el consejo al sabio, ni la palabra al profeta. Ataquémoslo de palabra, y no hagamos caso de nada de lo que diga».

19 ¡Señor, préstame atención!

    ¡Escucha a los que me acusan!

20 ¿Acaso el bien se paga con el mal?

    ¡Pues ellos me han cavado una fosa!

Recuerda que me presenté ante ti

    para interceder por ellos,

    para apartar de ellos tu ira.

21 Por eso, entrega ahora sus hijos al hambre;

    abandónalos a merced de la espada.

Que sus esposas se queden viudas y sin hijos;

    que sus maridos mueran asesinados,

y que sus jóvenes caigan en combate

    a filo de espada.

22 ¡Que se oigan los gritos desde sus casas,

    cuando de repente mandes contra ellos

    una banda de asaltantes!

Han cavado una fosa para atraparme,

    y han puesto trampas a mi paso.

23 Pero tú, Señor, conoces

    todos sus planes para matarme.

¡No perdones su iniquidad,

    ni borres de tu presencia sus pecados!

¡Que caigan derribados ante ti!

    ¡Enfréntate a ellos en el momento de tu ira!

Footnotes

  1. 18:14 ¿Se agotan … montañas? Texto de difícil traducción.

1 Tesalonicenses 4:1-5:3

Nueva Versión Internacional

La vida que agrada a Dios

4 Por lo demás, hermanos, les pedimos encarecidamente en el nombre del Señor Jesús que sigan progresando en el modo de vivir que agrada a Dios, tal como lo aprendieron de nosotros. De hecho, ya lo están practicando. 2 Ustedes saben cuáles son las instrucciones que les dimos de parte del Señor Jesús.

3 La voluntad de Dios es que sean santificados; que se aparten de la inmoralidad sexual; 4 que cada uno aprenda a controlar su propio cuerpo[a] de una manera santa y honrosa, 5 sin dejarse llevar por los malos deseos como hacen los paganos, que no conocen a Dios; 6 y que nadie perjudique a su hermano ni se aproveche de él en este asunto. El Señor castiga todo esto, como ya les hemos dicho y advertido. 7 Dios no nos llamó a la impureza, sino a la santidad; 8 por tanto, el que rechaza estas instrucciones no rechaza a un hombre, sino a Dios, quien les da a ustedes su Espíritu Santo.

9 En cuanto al amor fraternal, no necesitan que les escribamos, porque Dios mismo les ha enseñado a amarse unos a otros. 10 En efecto, ustedes aman a todos los hermanos que viven en Macedonia. No obstante, hermanos, les animamos a amarse aún más, 11 a procurar vivir en paz con todos, a ocuparse de sus propias responsabilidades y a trabajar con sus propias manos. Así les he mandado, 12 para que por su modo de vivir se ganen el respeto de los que no son creyentes, y no tengan que depender de nadie.

La venida del Señor

13 Hermanos, no queremos que ignoren lo que va a pasar con los que ya han muerto,[b] para que no se entristezcan como esos otros que no tienen esperanza. 14 ¿Acaso no creemos que Jesús murió y resucitó? Así también Dios resucitará con Jesús a los que han muerto en unión con él. 15 Conforme a lo dicho por el Señor, afirmamos que nosotros, los que estemos vivos y hayamos quedado hasta la venida del Señor, de ninguna manera nos adelantaremos a los que hayan muerto. 16 El Señor mismo descenderá del cielo con voz de mando, con voz de arcángel y con trompeta de Dios, y los muertos en Cristo resucitarán primero. 17 Luego los que estemos vivos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados junto con ellos en las nubes para encontrarnos con el Señor en el aire. Y así estaremos con el Señor para siempre. 18 Por lo tanto, anímense unos a otros con estas palabras.

5 Ahora bien, hermanos, ustedes no necesitan que se les escriba acerca de tiempos y fechas, 2 porque ya saben que el día del Señor llegará como ladrón en la noche. 3 Cuando estén diciendo: «Paz y seguridad», vendrá de improviso sobre ellos la destrucción, como le llegan a la mujer encinta los dolores de parto. De ninguna manera podrán escapar.

Footnotes

  1. 4:4 aprenda … cuerpo. Alt. trate a su esposa, o consiga esposa.

  2. 4:13 han muerto. Lit. duermen; el mismo verbo en vv. 14 y 15.

Salmos 81

Nueva Versión Internacional

Al director musical. Sígase la tonada de «La canción del lagar». Salmo de Asaf.

81 Canten alegres a Dios, nuestra fortaleza;

    ¡aclamen con regocijo al Dios de Jacob!

2 ¡Entonen salmos!

    ¡Toquen ya la pandereta,

    la lira y el arpa melodiosa!

3 Toquen el cuerno de carnero en la luna nueva,

    y en la luna llena, día de nuestra fiesta.

4 Este es un decreto para Israel,

    una ordenanza del Dios de Jacob.

5 Lo estableció como un pacto con José

    cuando salió de la tierra de Egipto.

Escucho un idioma que no entiendo:

6 «Te he quitado la carga de los hombros;

    tus manos se han librado del pesado cesto.

7 En tu angustia me llamaste, y te libré;

    oculto en el nubarrón te respondí;

    en las aguas de Meribá te puse a prueba. Selah

8 »Escucha, pueblo mío, mis advertencias;

    ¡ay, Israel, si tan solo me escucharas!

9 No tendrás ningún dios extranjero,

    ni te inclinarás ante ningún dios extraño.

10 Yo soy el Señor tu Dios,

    que te sacó de la tierra de Egipto.

    Abre bien la boca, y te la llenaré.

11 »Pero mi pueblo no me escuchó;

    Israel no quiso hacerme caso.

12 Por eso los abandoné a su obstinada voluntad,

    para que actuaran como mejor les pareciera.

13 »Si mi pueblo tan solo me escuchara,

    si Israel quisiera andar por mis caminos,

14 ¡cuán pronto sometería yo a sus enemigos,

    y volvería mi mano contra sus adversarios!

15 Los que aborrecen al Señor se rendirían ante él,

    pero serían eternamente castigados.

16 Y a ti te alimentaría con lo mejor del trigo;

    con miel de la peña te saciaría».

Proverbios 25:6-7

Nueva Versión Internacional

6 No te des importancia en presencia del rey,

    ni reclames un lugar entre los magnates;

7 vale más que el rey te diga: «Sube acá»,

    y no que te humille ante gente importante.

Lo que atestigües con tus ojos

Nueva Versión Internacional (NVI)

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