Saturday, March 30, 2024

DAB Español, Domingo 31 de Marzo

Día 091, DAB Español, Domingo 31 de Marzo


Deuteronomio 16:1-17:20; Lucas 9:7-27; Salmos 72; Proverbios 12:8-9 (La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH))








Deuteronomio 16-17

La Palabra (Hispanoamérica)

Las fiestas anuales (Ex 23,14-17; 34,8-24)


16 No dejes de celebrar la Pascua en honor del Señor, tu Dios, en el mes de Abib, porque en una noche del mes de Abib él te sacó de Egipto. 2 En el lugar que el Señor haya escogido como morada de su nombre inmolarás vacas y ovejas como víctima pascual en honor del Señor tu Dios. 3 No acompañarás la comida con pan fermentado, sino que durante siete días comerás pan sin levadura, pan de aflicción, porque saliste de Egipto apresuradamente. Así recordarás toda tu vida el día en que saliste de Egipto. 4 Durante esos siete días no habrá levadura en todo tu territorio, y de la carne inmolada al atardecer del primer día no ha de quedar nada para la mañana siguiente. 5 No podrás sacrificar la víctima pascual en cualquiera de las ciudades que el Señor tu Dios te haya dado. 6 Solo podrás sacrificarla en el lugar que el Señor tu Dios haya escogido como morada de su nombre. Y lo harás al atardecer, cuando se pone el sol, porque ese fue el momento en que saliste de Egipto. 7 La carne del sacrificio de la Pascua la cocerás y la comerás en el lugar que el Señor tu Dios haya elegido, y a la mañana siguiente emprenderás el regreso a casa. 8 Durante seis días comerás pan ácimo y el séptimo celebrarás una asamblea sagrada en honor del Señor tu Dios. En ese día no realizarás trabajo alguno.

La fiesta de las Semanas


9 Cuenta siete semanas a partir del momento en que comience la siega de los sembrados. 10 Celebrarás entonces en honor del Señor tu Dios la fiesta solemne de las Semanas, en la que presentarás ofrendas voluntarias en proporción a las bendiciones que del Señor tu Dios hayas recibido. 11 Irás al lugar que el Señor tu Dios haya escogido como morada de su nombre; y allí, en presencia del Señor tu Dios, celebrarás la fiesta en su honor con tus hijos e hijas, con tus esclavos y esclavas, con los levitas que viven en tus ciudades, con los inmigrantes, y con los huérfanos y las viudas que vivan en medio de ti. 12 Recuerda que fuiste esclavo en Egipto; por tanto, cumple y pon en práctica estos preceptos.

La fiesta de las Enramadas


13 Una vez acabada la vendimia y la recogida de la cosecha celebrarás durante siete días la fiesta de las Enramadas. 14 La celebrarás con tus hijos e hijas, tus esclavos y esclavas, con los levitas, inmigrantes, huérfanos y viudas que viven en tus ciudades. 15 Durante siete días celebrarás esta fiesta en honor del Señor tu Dios, en el lugar que escoja el Señor, porque él bendecirá todas tus cosechas y todo el trabajo de tus manos, y eso te hará sentir tremendamente dichoso.


16 Tres veces al año irán todos los varones a presentarse ante el Señor tu Dios, al lugar que el Señor haya escogido: para la fiesta de los Panes sin levadura, para la fiesta de las Semanas y para la fiesta de las Enramadas. Nadie se presentará ante el Señor con las manos vacías, 17 sino que cada uno llevará ofrendas, conforme a las bendiciones que del Señor tu Dios haya recibido.

Administración de la justicia


18 En todas las ciudades que el Señor tu Dios te da, nombrarás, por tribus, jueces y oficiales que se encargarán de juzgar con justicia al pueblo. 19 No quebrantarás el derecho ni actuarás con parcialidad. No aceptarás soborno, porque el soborno ciega los ojos de los sabios y falsea la causa del inocente. 20 Actúa siempre con toda justicia, para que vivas y poseas la tierra que el Señor tu Dios te da.

Prácticas cultuales prohibidas


21 Cuando levantes un altar en honor del Señor tu Dios, no plantes a su lado árbol sagrado alguno, 22 ni erijas ninguna piedra votiva, pues el Señor tu Dios las detesta.


17 No inmolarás al Señor tu Dios ningún toro u oveja que tenga algún defecto o falta, porque eso sería una abominación para el Señor tu Dios.


2 Puede suceder que en alguna de las ciudades que el Señor tu Dios te da, un hombre o una mujer hagan lo que desagrada al Señor, quebrantando su alianza 3 y practicando lo que yo prohibí, al dar culto y postrarse ante otros dioses, o ante el sol, la luna o el ejército del cielo; 4 si te denuncian el hecho o te enteras del particular, deberás hacer una investigación minuciosa y, si se confirma que se ha cometido tal abominación en Israel, 5 llevarás a las puertas de la ciudad al hombre o la mujer que cometió tal delito y los apedrearás hasta que mueran.


6 Para que alguien sea condenado a muerte es necesaria la declaración de dos o más testigos; no se le podrá condenar a muerte por el testimonio de un solo testigo. 7 Los primeros en ejecutar el castigo serán los testigos, y luego los seguirá el resto del pueblo. Así extirparás el mal de en medio de ti.

Tribunal del Templo


8 Si en tu ciudad se da un caso que para ti resulta demasiado difícil de juzgar, tal como homicidio, pleito, violencia u otro asunto grave, irás al lugar que el Señor tu Dios haya escogido 9 y expondrás el caso a los sacerdotes levitas y al juez de turno, los cuales te indicarán cómo habrás de resolverlo. 10 Actuarás según la sentencia dictada por los del lugar escogido por el Señor. Sigue al pie de la letra lo que te digan. 11 Procederás de acuerdo a su veredicto y siguiendo sus instrucciones en cada detalle. 12 El que por soberbia desobedezca el veredicto dado por el sacerdote o por el juez que están allí sirviendo al Señor tu Dios, será condenado a muerte. Así extirparás el mal de Israel. 13 Y cuando el pueblo se entere, sentirá temor y nadie volverá a actuar con arrogancia.

Prescripciones sobre el rey


14 Si una vez que hayas entrado en la tierra que el Señor tu Dios te da, la hayas conquistado y ya estés establecido allí, dices: “Quiero tener un rey como lo tienen todas las naciones vecinas”, 15 te nombrarás como rey aquel a quien el Señor tu Dios escoja. El rey deberá pertenecer a tu mismo pueblo; no harás rey a un extranjero, a alguien que no sea de los tuyos. 16 El rey no deberá poseer una caballería numerosa ni hacer que el pueblo vuelva a Egipto para adquirir más caballos, pues el Señor dijo: “No vuelvan más por ese camino”. 17 Tampoco tendrá muchas mujeres para que no se descarríe su corazón, ni acumulará oro y plata en cantidad excesiva. 18 Cuando el rey tome posesión del trono real, mandará que le hagan una copia del Libro de la Ley que está al cuidado de los sacerdotes levitas. 19 La llevará siempre consigo y la leerá todos los días de su vida para que aprenda a respetar al Señor su Dios, observando todos los preceptos de esta ley y poniendo en práctica sus prescripciones, 20 de modo que no se crea superior a sus hermanos ni se aparte lo más mínimo de esta ley. Así, tanto él como sus descendientes tendrán un largo reinado en Israel.


Lucas 9:7-27

La Palabra (Hispanoamérica)

Desconcierto de Herodes (Mt 14,1-2; Mc 6,14-16)


7 Cuando Herodes, que gobernaba en Galilea, se enteró de todo lo que estaba sucediendo, se quedó desconcertado, porque algunos decían que Juan el Bautista había resucitado de entre los muertos. 8 Otros decían que se había aparecido el profeta Elías; y otros, que uno de los antiguos profetas había resucitado. 9 Pero Herodes dijo:


— Yo mandé decapitar a Juan. ¿Quién podrá ser ese de quien cuentan tales cosas?


Y andaba buscando la ocasión de conocerlo.

Los Doce regresan de la misión (Mc 6,30-32)


10 Cuando volvieron los apóstoles, contaron a Jesús todo lo que habían hecho. Jesús se los llevó aparte, a un pueblo llamado Betsaida. 11 Pero la gente se dio cuenta y lo siguió. Jesús los acogió, les habló del reino de Dios y curó a los enfermos.

Jesús da de comer a más de cinco mil personas (Mt 14,13-21; Mc 6,33-44; Jn 6,1-14)


12 Al comenzar a declinar el día, los Doce se acercaron a Jesús y le dijeron:


— Despide a toda esa gente para que vayan a las aldeas y caseríos de alrededor a buscar alojamiento y comida, porque aquí estamos en despoblado.


13 Jesús les contestó:


— Denles de comer ustedes mismos.


Ellos replicaron:


— Nosotros no tenemos más que cinco panes y dos peces, a menos que vayamos y compremos comida para toda esta gente.


14 Eran unos cinco mil hombres. Jesús dijo a sus discípulos:


— Hagan que se recuesten en grupos como de cincuenta personas.


15 Ellos siguieron sus instrucciones, y toda la gente se recostó. 16 Luego Jesús tomó los cinco panes y los dos peces y, mirando al cielo, los bendijo, los partió y se los fue dando a sus discípulos para que los distribuyeran entre la gente. 17 Todos comieron hasta quedar satisfechos, y todavía se recogieron doce cestos llenos de trozos sobrantes.

Declaración de Pedro acerca de Jesús (Mt 16,13-20; Mc 8,27-30)


18 En una ocasión en que Jesús se había retirado para orar a solas, los discípulos fueron a reunirse con él. Jesús, entonces, les preguntó:


— ¿Quién dice la gente que soy yo?


19 Ellos contestaron:


— Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros, que Elías; y otros, que uno de los antiguos profetas que ha resucitado.


20 Jesús insistió:


— Y ustedes, ¿quién dicen que soy?


Entonces Pedro declaró:


— ¡Tú eres el Mesías enviado por Dios!


21 Jesús, por su parte, les encargó encarecidamente que a nadie dijeran nada de esto.

Jesús anuncia por primera vez su muerte y su resurrección (Mt 16,21-18; Mc 8,31—9,1)


22 Les dijo también:


— El Hijo del hombre tiene que sufrir mucho; va a ser rechazado por los ancianos del pueblo, por los jefes de los sacerdotes y por los maestros de la ley que le darán muerte; pero al tercer día resucitará.


23 Y añadió, dirigiéndose a todos:


— Si alguno quiere ser discípulo mío, deberá olvidarse de sí mismo, cargar con su cruz cada día y seguirme. 24 Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que entregue su vida por causa de mí, ese la salvará. 25 ¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero, si él se pierde o se destruye a sí mismo? 26 Pues bien, si alguno se avergüenza de mí y de mi mensaje, también el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga rodeado de su gloria, de la gloria del Padre y de la de los santos ángeles. 27 Les aseguro que algunos de los que están aquí no morirán sin antes haber visto el reino de Dios.


Salmos 72

La Palabra (Hispanoamérica)

Salmo 72 (71)

Confía tus juicios al rey


72 De Salomón.

Oh Dios, confía tus juicios al rey,

tu justicia al hijo del monarca.

2

Él juzgará a tu pueblo con justicia,

a los humildes con rectitud.

3

De los montes llegará al pueblo la paz,

de las colinas la justicia.

4

Hará justicia a los humildes,

salvará a los oprimidos,

aplastará al explotador.

5

Que dure tanto como el sol,

tanto como la luna,

generación tras generación.

6

Que descienda como la lluvia sobre la hierba,

como aguacero que empapa la tierra.

7

Que en sus días florezca la justicia

y abunde la paz mientras dure la luna.

8

Que domine de mar a mar,

desde el gran río al confín de la tierra.

9

Que se postren ante él las tribus del desierto,

que muerdan el polvo sus enemigos.

10

Que los reyes de Tarsis y las islas

le traigan obsequios,

que los reyes de Sabá y de Sebá

le ofrezcan presentes.

11

¡Que todos los reyes se inclinen ante él,

que todas las naciones lo sirvan!

12

Pues él salvará al desvalido que clama,

al humilde a quien nadie ayuda;

13

se apiadará del oprimido y del pobre,

a los desvalidos salvará la vida;

14

los librará del engaño y la violencia

porque estima mucho sus vidas.

15

Que viva y reciba el oro de Sabá,

que oren siempre por él,

que sin cesar se le bendiga.

16

Que haya grano abundante en la tierra,

que la mies ondee en la cima de los montes,

que sus frutos florezcan como el Líbano,

sus gavillas como la hierba del campo.

17

Que su fama dure por siempre,

que perdure por siempre bajo el sol;

que en su nombre se bendiga,

que todas las naciones lo elogien.

18

Bendito sea Dios, el Señor, el Dios de Israel,

el único que hace prodigios;

19

bendito sea su glorioso nombre por siempre,

que llene su gloria la tierra entera.

¡Amén, amén!

20

Aquí terminan las oraciones de David, hijo de Jesé.


Proverbios 12:8-9

La Palabra (Hispanoamérica)


8

Por su buen juicio es alabada una persona,

la mente retorcida es despreciada.

9

Más vale un don nadie bien servido

que un presuntuoso hambriento.

La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)


La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España


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