Día 358, DAB Español, Domingo 24 de Diciembre
Zacarías 6:1-7:14; Apocalipsis 15:1-8; Salmos 143:1-12; Proverbios 30:24-28 (La Palabra (Hispanoamérica))
Zacarías 6-7 La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
Octava visión: los
cuatro carros
6 De nuevo alce la
vista y, al mirar, vi cuatro carros que salían de entre dos montañas que eran
de bronce. 2 El primer carro iba tirado por caballos alazanes, el segundo por
caballos negros, 3 el tercero por caballos blancos, y el cuarto por caballos tordos.
4 Pregunté entonces al ángel que hablaba conmigo:
— Señor mío, ¿qué
representan esos caballos?
5 El ángel me
respondió:
— Representan a los
cuatro vientos del cielo que se ponen en movimiento después de haber estado en
presencia del Dueño de toda la tierra. 6 El carro de caballos negros sale hacia
el norte, el de caballos blancos parte siguiendo sus pasos, y el de caballos
tordos avanza hacia el país del sur.
7 Salieron con ímpetu
decididos a recorrer toda la tierra. Apenas se les ordenó que salieran a
recorrer toda la tierra, la recorrieron de inmediato. 8 Y [el ángel] me llamó
para decirme:
— Mira, los que se
dirigen al norte intentan aplacar la ira del Señor en el país del norte.
La corona
9 El Señor me habló
en estos términos:
10 — Vete a casa de
Josías, hijo de Sofonías, adonde acaban de llegar de Babilonia los deportados
Jelday, Tobías y Jedaías, y haz una colecta. 11 Toma oro y plata, fabrica una
corona, ponla sobre la cabeza del sumo sacerdote Josué, hijo de Josadac, 12 y
dile: “Así dice el Señor del universo: Aquí está el hombre llamado Germen; a su
paso todo germinará; él reconstruirá el Templo del Señor. 13 Reconstruirá, en
efecto, el Templo del Señor, recibirá honores reales y se sentará en el trono
para gobernar. Un sacerdote se sentará en el trono y reinará entre ambos la
concordia”.
14 En cuanto a la
corona, se conservará en el Templo del Señor para perpetuar la memoria de
Jelday, Tobías, Jedaías y Josías, hijo de Sofonías. 15 Vendrá gente de lejos a
trabajar en la reconstrucción del Templo del Señor y tendrán que reconocer que
el Señor del universo me ha enviado a ustedes. Todo esto se cumplirá si
obedecen puntualmente al Señor, su Dios.
Libro de los oráculos
(7—8)
El ayuno
conmemorativo
7 El año cuarto del
reinado de Darío, en el día cuarto del noveno mes —el mes de Casleu—, el Señor
dirigió su palabra a Zacarías. 2 Betel-Sareser había enviado a Réguem-Mélec,
junto con sus colaboradores, para implorar el perdón del Señor 3 y preguntar a
los sacerdotes del Templo del Señor del universo y a los profetas lo siguiente:
— ¿Debemos hacer
duelo el quinto mes y ayunar tal como lo hemos hecho durante muchos años?
4 Entonces el Señor
del universo me dirigió su palabra en estos términos:
5 — Di a los
sacerdotes y a todo el pueblo de la tierra:
— Cuando ayunaban y
hacían duelo en el quinto y séptimo mes desde hace ya setenta años, ¿acaso lo
hacían para honrarme a mí? 6 Y cuando comían y bebían, ¿no lo hacían acaso para
su provecho? 7 Además, ¿no eran ésas las palabras que el Señor pronunció por
medio de los más antiguos profetas, cuando Jerusalén y las ciudades de su
entorno estaban habitadas y vivían en paz, y cuando el Négueb y la Sefela
estaban también habitados?
8 De nuevo el Señor
dirigió su palabra a Zacarías:
9 — Así dice el Señor
del universo: Juzguen con justicia y equidad, y practiquen con sus hermanos el
amor y la fidelidad. 10 No opriman a la viuda, al huérfano, al extranjero o al
pobre, y no maquinen en su interior nada malo contra el prójimo. 11 Pero no me
hicieron caso, sino que me volvieron la espalda y, rebeldes, rehusaron
escucharme. 12 Endurecieron como un diamante su corazón para no prestar oído a
la ley ni a las palabras que el Señor del universo les dirigía inspirando a los
antiguos profetas. A causa de ello el Señor del universo se enojó sobremanera.
13 Y así como el Señor llamó y ellos no escucharon, así yo —dice el Señor del
universo— tampoco los escuché cuando me invocaron, 14 sino que los dispersé
entre naciones que no conocían. La tierra quedó asolada cuando ellos la
abandonaron y nadie pasaba por allí. Así es como convirtieron en desierto un
país tan espléndido.
La Palabra
(Hispanoamérica) (BLPH)
La Palabra, (versión
hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España
Apocalipsis 15 La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
IV.— LAS SIETE COPAS
(15,1—19,10)
El cántico de Moisés
y del Cordero
15 Vi luego en el
cielo otra señal formidable y maravillosa: siete ángeles llevaban las siete
últimas calamidades con las que había de consumarse la ira de Dios. 2 Vi
también una especie de mar, mezcla de fuego y cristal, en cuya orilla, de pie,
estaban los vencedores de la bestia, de su imagen y de su nombre cifrado.
Acompañándose de arpas celestiales, 3 cantaban el cántico de Moisés, siervo de
Dios, y el cántico del Cordero, diciendo:
— Maravillas sin
cuento has realizado,
Señor Dios, dueño de
todo;
recto y fiel es tu
proceder,
rey de las naciones.
4 ¿Cómo no temerte,
Señor?
¿Cómo no
engrandecerte?
Sólo tú eres santo.
Todas las naciones
vendrán a postrarse
ante ti,
porque tus designios
de salvación
se han hecho
manifiestos.
Los ángeles de las
siete calamidades
5 Después de esto, vi
cómo se abría en el cielo la puerta de la Tienda del testimonio. 6 Y los siete
ángeles que llevaban las siete calamidades salieron del Templo vestidos con sus
resplandecientes túnicas de lino puro, y con su pecho ceñido de bandas doradas.
7 Vi cómo uno de los cuatro seres vivientes entregaba a los siete ángeles siete
copas de oro llenas a rebosar del furor del Dios que vive para siempre. 8 El
Templo se llenó del humo de la gloria y del poder de Dios, sin que nadie
pudiera entrar allí mientras no se consumaran las siete calamidades que
llevaban los siete ángeles.
La Palabra
(Hispanoamérica) (BLPH)
La Palabra, (versión
hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España
Salmos 143 La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
Salmo 143 (142)
Soy ante ti como
tierra reseca
143 Poema de David.
Señor, escucha mi
oración, atiende mis ruegos;
respóndeme por tu
lealtad, por tu justicia.
2 No lleves a tu
siervo al tribunal,
porque ante ti nadie
es justo.
3 El enemigo me
persigue,
tira por tierra mi
vida;
en las tinieblas me
hace morar
como a los que ya han
muerto.
4 Mi ánimo
desfallece,
mi corazón se
estremece.
5 Recuerdo los días
de antaño,
medito en todas tus
acciones,
reflexiono sobre la
obra de tus manos.
6 Extiendo hacia ti
mis manos,
soy ante ti como
tierra reseca. [ Pausa]
7 Señor, respóndeme
pronto,
que mi vida se agota.
¡No me ocultes tu
rostro,
que no sea yo como
los muertos!
8 Anúnciame tu amor
por la mañana,
que en ti confío;
enséñame qué senda he
de seguir,
que a ti te anhelo.
9 Señor, líbrame de
mis rivales,
que a ti me acojo.
10 Enséñame a hacer
tu voluntad,
que tú eres mi Dios;
que tu buen espíritu
me lleve
por una tierra llana.
11 Señor, por tu
nombre, dame vida,
por tu justicia,
sácame de la angustia.
12 Por tu amor,
destruye a mis enemigos,
haz perecer a cuantos
me hostigan
porque yo soy tu
siervo.
La Palabra (Hispanoamérica)
(BLPH)
La Palabra, (versión
hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España
Proverbios 30:24-28 La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
24 Hay cuatro
pequeños seres en la tierra
que son más sabios
que los sabios:
25 las hormigas,
pueblo débil
que en verano asegura
su alimento;
26 los tejones,
pueblo sin fuerza
que hace madrigueras
en la roca;
27 las langostas, que
no tienen rey
y avanzan todas bien
organizadas;
28 la lagartija, que
la atrapas con las manos
y habita en palacios
reales.
La Palabra
(Hispanoamérica) (BLPH)
La Palabra, (versión
hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España
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