Día 359, DAB Español, Lunes 25 de Diciembre
Zacarías 8:1-23; Apocalipsis 16:1-21; Salmos 144:1-15; Proverbios 30:29-31 (La Palabra (Hispanoamérica))
Zacarías 8 La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
Oráculos mesiánicos
8 El Señor del
universo me dirigió esta palabra:
2 Así dice el Señor
del universo:
estoy profundamente
enamorado de Sión
y siento por ella una
ardiente pasión.
3 Así dice el Señor:
Volveré de nuevo a
Sión
y habitaré en medio
de Jerusalén.
Jerusalén será
llamada “ciudad fiel”,
y se llamará “monte
santo”
al monte del Señor
del universo.
4 Así dice el Señor
del universo:
Ancianos y ancianas
se sentarán
en las plazas de
Jerusalén,
cada uno con un
bastón en la mano,
debido a su avanzada
edad.
5 Muchachos y
muchachas
abarrotarán jugando
las plazas de la
ciudad.
6 Así dice el Señor
del universo:
Aunque al resto del
pueblo
esto le parezca
prodigioso en aquellos días,
no será prodigioso para
mí
—oráculo del Señor
del universo—.
7 Pues así dice el
Señor del universo:
Voy a liberar a mi
pueblo
del país donde sale
el sol
y del país donde se
pone:
8 los traeré y
habitarán Jerusalén;
ellos serán mi pueblo
y yo seré su Dios,
fiel y salvador.
9 Así dice el Señor
del universo:
— Cobren ánimo los
que oyen las palabras que los profetas pronuncian estos días en que se echan
los cimientos del Templo del Señor del universo. 10 Porque antes de estos días,
ni personas ni animales percibían jornal; nadie podía moverse con seguridad,
pues yo había enfrentado a unos contra otros. 11 Pero ahora no me portaré como
antes con el resto de este pueblo —oráculo del Señor del universo—. 12 Ahora
sembraré todo de paz: la vid dará su fruto, los cielos dejarán caer su rocío y
la tierra producirá su cosecha; todo esto daré en posesión al resto de este
pueblo. 13 Y así como antes fueron objeto de maldición entre las naciones,
pueblo de Judá y de Israel, así ahora los salvaré y los convertiré en
bendición. ¡Cobren, pues, ánimo y no teman!
14 Así dice el Señor
del universo:
— Lo mismo que
castigué y no tuve compasión de los antepasados de ustedes cuando provocaron mi
cólera —dice el Señor del universo—, 15 así ahora, cambiando de parecer, he
decidido favorecer a Jerusalén y a Judá. Así que no teman. 16 Basta con que
hagan lo siguiente: sean sinceros los unos con los otros, juzguen con equidad
en su tribunales y construyan la paz; 17 no maquinen la maldad unos contra
otros en su interior, ni se acostumbren a jurar en falso. Todas estas cosas me
son aborrecibles —oráculo del Señor—.
18 El Señor del
universo me dirigió su palabra en estos términos:
19 — Así dice el
Señor del universo: Los ayunos del cuarto, quinto, séptimo y décimo mes se
convertirán para Judá en días de alegría y regocijo y en festivas solemnidades,
siempre que amen la verdad y la paz. 20 Porque así dice el Señor del universo:
Afluirán todavía pueblos y gentes de ciudades populosas. 21 Y los habitantes de
una ciudad irán a decir a los de la otra: “Vamos a implorar el perdón y la
protección del Señor del universo. ¡Yo también voy!”. 22 Y serán innumerables
los pueblos y naciones poderosas que vendrán a Jerusalén para buscar la
protección del Señor del universo e implorar su perdón.
23 Así dice el Señor
del universo:
— Sucederá en
aquellos días que diez hombres procedentes de distintas naciones y lenguas
asirán a un judío por la orla del manto y le dirán: “Queremos unirnos a ustedes
porque hemos oído que Dios está con ustedes”
La Palabra
(Hispanoamérica) (BLPH)
La Palabra, (versión
hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España
Apocalipsis 16 La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
Las primeras seis
plagas
16 Oí entonces una
voz poderosa que desde el Templo ordenaba a los siete ángeles:
— Vayan a derramar
sobre la tierra las siete copas de la ira de Dios.
2 Partió el primer
ángel, derramó su copa sobre la tierra y llagas repugnantes y dolorosas se
abatieron sobre los que estaban tatuados con la marca de la bestia y adoraban
su imagen.
3 El segundo ángel
derramó su copa sobre el mar, que se convirtió en sangre de cadáver; y todo
aliento de vida marina pereció.
4 El tercer ángel
derramó su copa sobre los ríos y los manantiales, que también se convirtieron
en sangre. 5 Y oí que el ángel de las aguas decía:
— Eres justo y has
hecho justicia,
tú que eres santo
y que existes desde
siempre.
6 Ellos derramaron la
sangre
de tus consagrados y
profetas
y sangre les has dado
tú a beber.
¡Bien merecido lo
tienen!
7 Oí también que
alguien decía desde el altar:
— Efectivamente,
Señor Dios, dueño de todo,
tú juzgas con verdad
y con justicia.
8 El cuarto ángel
derramó su copa sobre el sol y se le concedió abrasar a los humanos. 9 Todos
quedaron horriblemente calcinados; pero aun así, blasfemaban y se negaron a
convertirse y a reconocer la grandeza de Dios, quien tiene en su mano tales
calamidades.
10 El quinto ángel
derramó su copa sobre el trono de la bestia, y su reino quedó sumido en
tinieblas. 11 En el paroxismo del dolor y acosada por sus llagas, la gente se
mordía la lengua y renegaba del Dios del cielo; pero siguió sin convertirse.
12 El sexto ángel
derramó su copa sobre el gran río Éufrates. El agua del río se secó y el cauce
quedó convertido en camino para los reyes procedentes del este. 13 Y vi cómo de
la boca del dragón, de la boca de la bestia y de la boca del falso profeta
salían tres espíritus inmundos que parecían sapos. 14 Se trataba de espíritus
diabólicos que realizaban prodigios y pretendían reunir a todos los poderosos
del mundo con vistas a la batalla del gran día de Dios, el dueño de todo.
15 “Miren que llego
como un ladrón. ¡Dichoso el que se mantenga vestido y vigilante! No tendrá que
andar desnudo, y nadie verá sus vergüenzas”. 16 Y reunieron a los reyes en el
lugar llamado en hebreo Harmagedón.
La séptima copa
17 El séptimo ángel
derramó, finalmente, su copa en el aire, y una voz poderosa procedente del Templo,
de junto al trono mismo, clamó:
— ¡Hecho está!
18 Hubo entonces
relámpagos y truenos fragorosos, y un terremoto tan formidable como jamás se
dio desde que el mundo es mundo. 19 La gran ciudad se partió en tres; se
desmoronaron las restantes ciudades del mundo, y Dios se acordó de la orgullosa
Babilonia para hacerle apurar hasta las heces la copa de su terrible
indignación. 20 Desaparecieron todas las islas, y de los montes nunca más se
supo. 21 Una tromba de granizos descomunales se abatió desde el cielo sobre la
gente que, a pesar de todo y más todavía a causa del azote del granizo,
terrible sobremanera, siguió blasfemando contra Dios.
La Palabra
(Hispanoamérica) (BLPH)
La Palabra, (versión
hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España
Salmos 144 La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
Salmo 144 (143)
Tú das la victoria a
los reyes
144 De David.
Bendito sea el Señor,
mi fortaleza,
que adiestra mi mano
para el combate,
mis dedos para la
guerra.
2 Él es mi bien, mi
baluarte,
mi defensa y quien me
salva;
el escudo que me
sirve de refugio,
el que me somete a mi
pueblo.
3 Señor, ¿qué es el
ser humano para que lo cuides,
el simple mortal para
que pienses en él?
4 El ser humano se
parece a un soplo,
su vida es como
sombra que pasa.
5 Señor, inclina los
cielos y baja,
toca los montes y que
echen humo.
6 Lanza rayos y
dispérsalos,
envía tus flechas y
destrúyelos.
7 Desde el cielo
extiende tu mano,
líbrame, sálvame de
las aguas turbulentas,
de la mano de gente
extranjera,
8 pues es mentirosa
su boca,
es engañosa su
diestra.
9 Señor, te cantaré
un cántico nuevo,
tocaré para ti con un
arpa de diez cuerdas.
10 Tú que das la
victoria a los reyes,
tú que salvas de la
espada mortal
a tu siervo David,
11 líbrame y sálvame
de la mano de gente extranjera,
pues es mentirosa su
boca,
es engañosa su
diestra.
12 Sean nuestros
hijos como plantas
que en su juventud
van creciendo;
sean nuestras hijas
pilares tallados
que sustentan un
palacio.
13 Que rebosen
nuestros graneros
de toda clase de
granos,
que las ovejas
aumenten por miles,
por millares en
nuestros campos;
14 que vayan bien
cargados nuestros bueyes,
que no haya brecha ni
grieta en la muralla,
que no haya gritos en
nuestras plazas.
15 ¡Feliz el pueblo
que esto tiene,
feliz el pueblo que
al Señor tiene por Dios!
La Palabra
(Hispanoamérica) (BLPH)
La Palabra, (versión
hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España
Proverbios 30:29-31 La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
29 Hay tres seres de
paso garboso
y un cuarto de airoso
caminar:
30 el león, el animal
más fuerte
que ante nada
retrocede,
31 el gallo
orgulloso, el macho cabrío,
y el rey al frente de
su pueblo.
La Palabra
(Hispanoamérica) (BLPH)
La Palabra, (versión
hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España
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