Sunday, December 24, 2017

DAB Español, Lunes 25 de Diciembre

Día 359, DAB Español, Lunes 25 de Diciembre

Zacarías 8:1-23; Apocalipsis 16:1-21; Salmos 144:1-15; Proverbios 30:29-31 (La Palabra (Hispanoamérica))





Zacarías 8 La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)

Oráculos mesiánicos
8 El Señor del universo me dirigió esta palabra:

2 Así dice el Señor del universo:
estoy profundamente enamorado de Sión
y siento por ella una ardiente pasión.
3 Así dice el Señor:
Volveré de nuevo a Sión
y habitaré en medio de Jerusalén.
Jerusalén será llamada “ciudad fiel”,
y se llamará “monte santo”
al monte del Señor del universo.
4 Así dice el Señor del universo:
Ancianos y ancianas se sentarán
en las plazas de Jerusalén,
cada uno con un bastón en la mano,
debido a su avanzada edad.
5 Muchachos y muchachas
abarrotarán jugando
las plazas de la ciudad.
6 Así dice el Señor del universo:
Aunque al resto del pueblo
esto le parezca prodigioso en aquellos días,
no será prodigioso para mí
—oráculo del Señor del universo—.
7 Pues así dice el Señor del universo:
Voy a liberar a mi pueblo
del país donde sale el sol
y del país donde se pone:
8 los traeré y habitarán Jerusalén;
ellos serán mi pueblo
y yo seré su Dios, fiel y salvador.
9 Así dice el Señor del universo:

— Cobren ánimo los que oyen las palabras que los profetas pronuncian estos días en que se echan los cimientos del Templo del Señor del universo. 10 Porque antes de estos días, ni personas ni animales percibían jornal; nadie podía moverse con seguridad, pues yo había enfrentado a unos contra otros. 11 Pero ahora no me portaré como antes con el resto de este pueblo —oráculo del Señor del universo—. 12 Ahora sembraré todo de paz: la vid dará su fruto, los cielos dejarán caer su rocío y la tierra producirá su cosecha; todo esto daré en posesión al resto de este pueblo. 13 Y así como antes fueron objeto de maldición entre las naciones, pueblo de Judá y de Israel, así ahora los salvaré y los convertiré en bendición. ¡Cobren, pues, ánimo y no teman!

14 Así dice el Señor del universo:

— Lo mismo que castigué y no tuve compasión de los antepasados de ustedes cuando provocaron mi cólera —dice el Señor del universo—, 15 así ahora, cambiando de parecer, he decidido favorecer a Jerusalén y a Judá. Así que no teman. 16 Basta con que hagan lo siguiente: sean sinceros los unos con los otros, juzguen con equidad en su tribunales y construyan la paz; 17 no maquinen la maldad unos contra otros en su interior, ni se acostumbren a jurar en falso. Todas estas cosas me son aborrecibles —oráculo del Señor—.

18 El Señor del universo me dirigió su palabra en estos términos:

19 — Así dice el Señor del universo: Los ayunos del cuarto, quinto, séptimo y décimo mes se convertirán para Judá en días de alegría y regocijo y en festivas solemnidades, siempre que amen la verdad y la paz. 20 Porque así dice el Señor del universo: Afluirán todavía pueblos y gentes de ciudades populosas. 21 Y los habitantes de una ciudad irán a decir a los de la otra: “Vamos a implorar el perdón y la protección del Señor del universo. ¡Yo también voy!”. 22 Y serán innumerables los pueblos y naciones poderosas que vendrán a Jerusalén para buscar la protección del Señor del universo e implorar su perdón.

23 Así dice el Señor del universo:

— Sucederá en aquellos días que diez hombres procedentes de distintas naciones y lenguas asirán a un judío por la orla del manto y le dirán: “Queremos unirnos a ustedes porque hemos oído que Dios está con ustedes”

La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España

Apocalipsis 16 La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)

Las primeras seis plagas
16 Oí entonces una voz poderosa que desde el Templo ordenaba a los siete ángeles:

— Vayan a derramar sobre la tierra las siete copas de la ira de Dios.

2 Partió el primer ángel, derramó su copa sobre la tierra y llagas repugnantes y dolorosas se abatieron sobre los que estaban tatuados con la marca de la bestia y adoraban su imagen.

3 El segundo ángel derramó su copa sobre el mar, que se convirtió en sangre de cadáver; y todo aliento de vida marina pereció.

4 El tercer ángel derramó su copa sobre los ríos y los manantiales, que también se convirtieron en sangre. 5 Y oí que el ángel de las aguas decía:

— Eres justo y has hecho justicia,
tú que eres santo
y que existes desde siempre.
6 Ellos derramaron la sangre
de tus consagrados y profetas
y sangre les has dado tú a beber.
¡Bien merecido lo tienen!
7 Oí también que alguien decía desde el altar:

— Efectivamente, Señor Dios, dueño de todo,
tú juzgas con verdad y con justicia.
8 El cuarto ángel derramó su copa sobre el sol y se le concedió abrasar a los humanos. 9 Todos quedaron horriblemente calcinados; pero aun así, blasfemaban y se negaron a convertirse y a reconocer la grandeza de Dios, quien tiene en su mano tales calamidades.

10 El quinto ángel derramó su copa sobre el trono de la bestia, y su reino quedó sumido en tinieblas. 11 En el paroxismo del dolor y acosada por sus llagas, la gente se mordía la lengua y renegaba del Dios del cielo; pero siguió sin convertirse.

12 El sexto ángel derramó su copa sobre el gran río Éufrates. El agua del río se secó y el cauce quedó convertido en camino para los reyes procedentes del este. 13 Y vi cómo de la boca del dragón, de la boca de la bestia y de la boca del falso profeta salían tres espíritus inmundos que parecían sapos. 14 Se trataba de espíritus diabólicos que realizaban prodigios y pretendían reunir a todos los poderosos del mundo con vistas a la batalla del gran día de Dios, el dueño de todo.

15 “Miren que llego como un ladrón. ¡Dichoso el que se mantenga vestido y vigilante! No tendrá que andar desnudo, y nadie verá sus vergüenzas”. 16 Y reunieron a los reyes en el lugar llamado en hebreo Harmagedón.

La séptima copa
17 El séptimo ángel derramó, finalmente, su copa en el aire, y una voz poderosa procedente del Templo, de junto al trono mismo, clamó:

— ¡Hecho está!

18 Hubo entonces relámpagos y truenos fragorosos, y un terremoto tan formidable como jamás se dio desde que el mundo es mundo. 19 La gran ciudad se partió en tres; se desmoronaron las restantes ciudades del mundo, y Dios se acordó de la orgullosa Babilonia para hacerle apurar hasta las heces la copa de su terrible indignación. 20 Desaparecieron todas las islas, y de los montes nunca más se supo. 21 Una tromba de granizos descomunales se abatió desde el cielo sobre la gente que, a pesar de todo y más todavía a causa del azote del granizo, terrible sobremanera, siguió blasfemando contra Dios.

La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España

Salmos 144 La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)

Salmo 144 (143)
Tú das la victoria a los reyes
144 De David.
Bendito sea el Señor, mi fortaleza,
que adiestra mi mano para el combate,
mis dedos para la guerra.
2 Él es mi bien, mi baluarte,
mi defensa y quien me salva;
el escudo que me sirve de refugio,
el que me somete a mi pueblo.
3 Señor, ¿qué es el ser humano para que lo cuides,
el simple mortal para que pienses en él?
4 El ser humano se parece a un soplo,
su vida es como sombra que pasa.
5 Señor, inclina los cielos y baja,
toca los montes y que echen humo.
6 Lanza rayos y dispérsalos,
envía tus flechas y destrúyelos.
7 Desde el cielo extiende tu mano,
líbrame, sálvame de las aguas turbulentas,
de la mano de gente extranjera,
8 pues es mentirosa su boca,
es engañosa su diestra.
9 Señor, te cantaré un cántico nuevo,
tocaré para ti con un arpa de diez cuerdas.
10 Tú que das la victoria a los reyes,
tú que salvas de la espada mortal
a tu siervo David,
11 líbrame y sálvame
de la mano de gente extranjera,
pues es mentirosa su boca,
es engañosa su diestra.
12 Sean nuestros hijos como plantas
que en su juventud van creciendo;
sean nuestras hijas pilares tallados
que sustentan un palacio.
13 Que rebosen nuestros graneros
de toda clase de granos,
que las ovejas aumenten por miles,
por millares en nuestros campos;
14 que vayan bien cargados nuestros bueyes,
que no haya brecha ni grieta en la muralla,
que no haya gritos en nuestras plazas.
15 ¡Feliz el pueblo que esto tiene,
feliz el pueblo que al Señor tiene por Dios!
La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España

Proverbios 30:29-31 La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)

29 Hay tres seres de paso garboso
y un cuarto de airoso caminar:
30 el león, el animal más fuerte
que ante nada retrocede,
31 el gallo orgulloso, el macho cabrío,
y el rey al frente de su pueblo.
La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España


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