Saturday, January 11, 2020

DAB Español, Domingo 12 de Enero


Día 12, DAB Español, Domingo 12 de Enero



Génesis 26:17-27:46; Mateo 9:1-17; Salmos 10:6-18; Proverbios 3:9-10 (Dios Habla Hoy (DHH))






Génesis 26:17-27:46 Dios Habla Hoy (DHH)

17 Isaac se fue y acampó en el valle de Guerar, y allí se quedó a vivir. 18 Volvió a abrir los pozos de agua que habían sido abiertos en vida de su padre, y que los filisteos habían tapado después de su muerte, y les puso los mismos nombres que su padre les había dado. 19 Un día, los siervos de Isaac estaban haciendo un pozo en el valle, y encontraron un manantial. 20 Pero los pastores que cuidaban las ovejas en el valle de Guerar se pelearon con los pastores que cuidaban las ovejas de Isaac, porque decían que esa agua era de ellos. Por eso Isaac llamó a ese pozo «Pelea», pues se habían peleado por él. 21 Después sus siervos abrieron otro pozo, por el que volvieron a pelear, y a ese pozo Isaac lo llamó «Enemistad».



22 Isaac se fue lejos de allí, y abrió otro pozo. Como ya no pelearon por él, lo llamó «Libertad», pues dijo: «Ahora el Señor nos ha dejado en libertad de progresar en este lugar.»



23 De allí Isaac se fue a Beerseba. 24 Esa noche el Señor se le apareció y le dijo:



«Yo soy el Dios de tu padre Abraham.

No tengas miedo; yo estoy contigo.

Por causa de mi siervo Abraham

te bendeciré y aumentaré mucho tu descendencia.»



25 Entonces Isaac construyó un altar allí, e invocó el nombre del Señor. Acampó en aquel lugar, y sus siervos abrieron un pozo.



Isaac y Abimélec hacen un pacto

26 Un día, Abimélec vino desde Guerar para hablar con Isaac. Lo acompañaban su amigo Ahuzat, y Ficol, que era el capitán de su ejército. 27 Isaac les dijo:



—Si ustedes no me quieren, y hasta me echaron de su tierra, ¿para qué vienen a verme?



28 Ellos le contestaron:



—Hemos visto que el Señor está contigo, y hemos pensado proponerte que hagamos un pacto. El pacto será éste: 29 que tú no nos harás ningún mal, pues nosotros no te hemos molestado. Al contrario, siempre te hemos tratado bien y te despedimos en forma amistosa, y ahora el Señor te está bendiciendo.



30 Entonces Isaac les hizo una gran fiesta, y ellos comieron y bebieron. 31 Al día siguiente por la mañana, se levantaron y se hicieron juramentos entre sí. Luego Isaac les dijo adiós, y ellos se despidieron de él como amigos.



32 Aquel mismo día, los siervos de Isaac vinieron a darle la noticia de que habían encontrado agua en el pozo que estaban abriendo. 33 Isaac le puso a aquel pozo el nombre de Sebá. Por eso aquella ciudad todavía se llama Beerseba.



34 Cuando Esaú tenía cuarenta años, se casó con Judit, que era hija de Beerí el hitita. También se casó con Basemat, que era hija de otro hitita llamado Elón. 35 Estas dos mujeres les amargaron la vida a Isaac y Rebeca.



Isaac bendice a Jacob y Esaú

27 Isaac estaba ya muy viejo, y se había quedado ciego. Un día llamó a Esaú, su hijo mayor, y le dijo:



—¡Hijo mío!



—Dime, padre —contestó Esaú.



2 —Ya ves que estoy muy viejo —dijo Isaac—, y un día de éstos me puedo morir. 3 Por eso quiero que vayas al monte con tu arco y tus flechas para cazar algún animal. 4 Prepara luego un guisado sabroso, como a mí me gusta, y tráelo para que yo lo coma. Entonces te daré mi bendición antes de morir.



5 Pero Rebeca estaba oyendo lo que Isaac le decía a Esaú. Por eso, en cuanto éste se fue al monte a cazar algo para su padre, 6 ella dijo a Jacob, su hijo menor:



—Mira, oí que tu padre estaba hablando con tu hermano Esaú, y que le decía: 7 “Caza algún animal, prepara un guisado sabroso para que yo lo coma, y te daré mi bendición delante del Señor antes de morir.” 8 Así que, hijo mío, escucha bien lo que te voy a decir: 9 Ve a donde está el rebaño, y tráeme dos de los mejores cabritos; voy a prepararle a tu padre un guisado sabroso, como a él le gusta. 10 Tú se lo vas a llevar para que lo coma, y así te dará a ti su bendición antes de morir.



11 Pero Jacob le dijo a su madre:



—Mi hermano tiene mucho pelo en el cuerpo, y yo no. 12 Si mi padre llega a tocarme y me reconoce, va a pensar que me estoy burlando de él; entonces haré que me maldiga en lugar de que me bendiga.



13 Pero su madre le contestó:



—Hijo mío, que esa maldición recaiga sobre mí. Tú haz lo que te digo y tráeme esos cabritos.



14 Jacob fue por los cabritos y se los trajo a su madre. Ella preparó entonces un guisado sabroso, como a Isaac le gustaba, 15 sacó la mejor ropa de Esaú, su hijo mayor, que estaba guardada en la casa, y se la puso a Jacob, su hijo menor. 16 Luego, con la piel de los cabritos, le cubrió a Jacob los brazos y la parte del cuello donde no tenía pelo, 17 y le dio el guisado y el pan que había preparado.



18 Entonces Jacob entró donde estaba su padre, y le dijo:



—¡Padre!



—Aquí estoy. ¿Cuál de mis hijos eres tú? —preguntó Isaac.



19 —Soy Esaú, tu hijo mayor —contestó Jacob—. Ya hice lo que me dijiste. Levántate, por favor; siéntate y come del animal que he cazado, y dame tu bendición.



20 Entonces Isaac le preguntó:



—¿Cómo pudiste encontrarlo tan pronto, hijo mío?



—El Señor tu Dios me ayudó a encontrarlo —respondió Jacob.



21 Pero Isaac le dijo:



—Acércate y déjame tocarte, a ver si de veras eres mi hijo Esaú.



22 Jacob se acercó para que su padre lo tocara. Entonces Isaac dijo: «La voz es la de Jacob, pero los brazos son los de Esaú.» 23 Así que no lo reconoció, porque sus brazos tenían mucho pelo, como los de su hermano Esaú. Pero cuando iba a darle su bendición, 24 volvió a preguntarle:



—¿De veras eres mi hijo Esaú?



—Sí, yo soy Esaú —respondió Jacob.



25 Entonces su padre le dijo:



—Sírveme, hijo mío, para que coma yo de lo que cazaste, y entonces te daré mi bendición.



Jacob le sirvió de comer a su padre, y también le trajo vino. Isaac comió y bebió, 26 y luego le dijo:



—Acércate, hijo, y dame un beso.



27 Cuando Jacob se acercó para besarlo, Isaac le olió la ropa. Entonces lo bendijo con estas palabras:



«Sí, este olor es de mi hijo.

Es como el olor de un campo

bendecido por el Señor.

28 Que Dios te dé la lluvia del cielo,

las mejores cosechas de la tierra,

mucho trigo y mucho vino.

29 Que mucha gente te sirva;

que las naciones se arrodillen delante de ti.

Gobierna a tus propios hermanos;

¡que se arrodillen delante de ti!

Los que te maldigan serán malditos,

y los que te bendigan serán benditos.»



30 Había terminado Isaac de bendecir a Jacob, y apenas salía Jacob de donde estaba su padre, cuando Esaú regresó de cazar. 31 También él preparó un guisado sabroso, se lo llevó a su padre, y le dijo:



—Levántate, padre; come del animal que tu hijo ha cazado, y dame tu bendición.



32 Entonces Isaac le preguntó:



—¿Quién eres tú?



—Soy Esaú, tu hijo mayor —contestó.



33 Isaac se quedó muy sorprendido, y con voz temblorosa dijo:



—Entonces, ¿quién es el que fue a cazar y me trajo el guisado? Yo me lo comí todo antes de que tú llegaras, y le di mi bendición, y ahora él ha quedado bendecido.



34 Cuando Esaú oyó lo que su padre decía, se puso a llorar amargamente, y gritó:



—¡Dame también a mí tu bendición, padre mío!



35 Pero Isaac le contestó:



—Ya vino tu hermano, y me engañó, y se llevó la bendición que era para ti.



36 —¡Con razón le pusieron por nombre Jacob! —dijo Esaú—. ¡Ya van dos veces que me hace trampa! Primero me quitó mis derechos de hijo mayor, y ahora me ha quitado la bendición que me tocaba. ¿No has guardado ninguna otra bendición para mí?



37 Entonces Isaac le contestó:



—Mira, yo le he dado a Jacob autoridad sobre ti; le he dado por siervos a todos sus parientes, y le he deseado que tenga mucho trigo y mucho vino. ¿Qué puedo hacer ahora por ti, hijo mío?



38 Esaú insistió:



—¿No puedes dar más que una sola bendición, padre mío? ¡Bendíceme también a mí!



Y volvió a llorar a gritos.



39 Entonces Isaac le dijo:



«Vivirás lejos de las tierras fértiles

y de la lluvia que cae del cielo.

40 Tendrás que defenderte con tu espada

y serás siervo de tu hermano;

pero cuando te hagas fuerte,

te librarás de él.»



Jacob huye de Esaú

41 Desde entonces Esaú odió a Jacob por la bendición que le había dado su padre, y pensaba: «Ya pronto vamos a estar de luto por la muerte de mi padre; después de eso, mataré a mi hermano Jacob.»



42 Cuando Rebeca supo lo que Esaú estaba planeando, mandó llamar a Jacob y le dijo:



—Mira, tu hermano Esaú quiere matarte para vengarse de ti. 43 Por eso, hijo, escúchame; huye en seguida a Harán, a casa de mi hermano Labán. 44 Quédate con él por algún tiempo, hasta que se le pase el enojo a tu hermano 45 y olvide lo que le has hecho. Entonces te mandaré avisar para que vuelvas. ¡No quiero perder a mis dos hijos en un solo día!



46 Luego Rebeca le dijo a Isaac:



—Estoy cansada de la vida por culpa de estas hititas con las que Esaú se casó. Si Jacob se casa con una hitita como estas, de las que viven aquí en Canaán, vale más que me muera.



Dios Habla Hoy (DHH)

Dios habla hoy ®, © Sociedades Bíblicas Unidas, 1966, 1970, 1979, 1983, 1996.



Mateo 9:1-17 Dios Habla Hoy (DHH)

Jesús perdona y sana a un paralítico

9 Después de esto, Jesús subió a una barca, pasó al otro lado del lago y llegó a su propio pueblo. 2 Allí le llevaron un paralítico, acostado en una camilla; y cuando Jesús vio la fe que tenían, le dijo al enfermo:



—Ánimo, hijo; tus pecados quedan perdonados.



3 Algunos maestros de la ley pensaron: «Lo que éste ha dicho es una ofensa contra Dios.» 4 Pero como Jesús se dio cuenta de lo que estaban pensando, les preguntó:



—¿Por qué tienen ustedes tan malos pensamientos? 5 ¿Qué es más fácil, decir: “Tus pecados quedan perdonados”, o decir: “Levántate y anda”? 6 Pues voy a demostrarles que el Hijo del hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados.



Entonces le dijo al paralítico:



—Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa.



7 El paralítico se levantó y se fue a su casa. 8 Al ver esto, la gente tuvo miedo y alabó a Dios por haber dado tal poder a los hombres.



Jesús llama a Mateo

9 Jesús se fue de allí y vio a un hombre llamado Mateo, que estaba sentado en el lugar donde cobraba los impuestos para Roma. Jesús le dijo:



—Sígueme.



Entonces Mateo se levantó y lo siguió.



10 Sucedió que Jesús estaba comiendo en la casa, y muchos de los que cobraban impuestos para Roma, y otra gente de mala fama, llegaron y se sentaron también a la mesa junto con Jesús y sus discípulos. 11 Al ver esto, los fariseos preguntaron a los discípulos:



—¿Cómo es que su maestro come con cobradores de impuestos y pecadores?



12 Jesús lo oyó y les dijo:



—Los que están buenos y sanos no necesitan médico, sino los enfermos. 13 Vayan y aprendan el significado de estas palabras: “Lo que quiero es que sean compasivos, y no que ofrezcan sacrificios.” Pues yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores.



La pregunta sobre el ayuno

14 Los seguidores de Juan el Bautista se acercaron a Jesús y le preguntaron:



—Nosotros y los fariseos ayunamos mucho, ¿por qué tus discípulos no ayunan?



15 Jesús les contestó:



—¿Acaso pueden estar tristes los invitados a una boda, mientras el novio está con ellos? Pero llegará el momento en que se lleven al novio; entonces sí ayunarán.



16 «Nadie arregla un vestido viejo con un remiendo de tela nueva, porque el remiendo nuevo se encoge y rompe el vestido viejo, y el desgarrón se hace mayor. 17 Ni tampoco se echa vino nuevo en cueros viejos, porque los cueros se revientan, y tanto el vino como los cueros se pierden. Por eso hay que echar el vino nuevo en cueros nuevos, para que así se conserven las dos cosas.»



Dios Habla Hoy (DHH)

Dios habla hoy ®, © Sociedades Bíblicas Unidas, 1966, 1970, 1979, 1983, 1996.



Salmos 10:6-18 Dios Habla Hoy (DHH)

6 y piensa que nadie lo hará caer,

que jamás tendrá problemas.

7 Su boca está llena de maldiciones,

de mentiras y de ofensas;

sus palabras ocultan opresión y maldad.

8 Se pone al acecho, por las aldeas,

y a escondidas mata al inocente.

No pierde de vista al indefenso:

9 como si fuera un león en su cueva,

espía al pobre desde su escondite,

esperando el momento de caer sobre él,

y cuando lo atrapa, lo arrastra en su red.

10 Se agacha, se encoge,

y caen en sus garras los indefensos.



11 El malvado cree que Dios se olvida,

que se tapa la cara y que nunca ve nada.

12 ¡Levántate, Señor, levanta tu brazo!

¡No olvides a los afligidos!

13 ¿Por qué, Dios mío, han de burlarse los malos,

pensando que no habrás de pedirles cuentas?

14 Tú mismo has visto su irritante maldad;

¡la has visto, y les darás su merecido!

A ti se acogen los indefensos;

tú eres la ayuda de los huérfanos.

15 ¡Rómpeles el brazo a los malvados!

¡Pídeles cuentas de su maldad

hasta que no quede nada pendiente!



16 El Señor es el Rey eterno;

¡los paganos serán echados de su país!

17 Señor, tú escuchas la oración de los humildes,

tú los animas y los atiendes.

18 Haz justicia al huérfano y al oprimido:

¡que el hombre, hecho de tierra,

no vuelva a sembrar el terror!



Dios Habla Hoy (DHH)

Dios habla hoy ®, © Sociedades Bíblicas Unidas, 1966, 1970, 1979, 1983, 1996.



Proverbios 3:9-10 Dios Habla Hoy (DHH)

9 Honra al Señor con tus riquezas

y con los primeros frutos de tus cosechas;

10 así se llenarán a reventar

tus graneros y tus depósitos de vino.



Dios Habla Hoy (DHH)

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