Wednesday, January 22, 2020

DAB Español, Jueves 23 de Enero


Día 23, DAB Español, Jueves 23 de Enero



Génesis 46:1-47:31; Mateo 15:1-28; Salmos 19; Proverbios 4:14-19 (Nueva Traducción Viviente (NTV))






Génesis 46-47 Nueva Traducción Viviente (NTV)

Viaje de Jacob a Egipto

46 Entonces Jacob[a] emprendió el viaje a Egipto con todas sus posesiones. Y cuando llegó a Beerseba, ofreció sacrificios al Dios de su padre Isaac. 2 Durante la noche, Dios le habló en una visión.



—¡Jacob! ¡Jacob! —lo llamó.



—Aquí estoy —respondió Jacob.



3 —Yo soy Dios, el Dios de tu padre —dijo la voz—. No tengas temor de descender a Egipto, porque allí haré de tu familia una gran nación. 4 Yo descenderé contigo a Egipto y te volveré a traer. Morirás en Egipto, pero José estará contigo para cerrar tus ojos.



5 Entonces Jacob salió de Beerseba, y sus hijos lo llevaron a Egipto. Lo transportaron a él, junto con los pequeños y las esposas, en los carros que el faraón les había provisto. 6 También se llevaron todos los animales y los bienes personales que habían adquirido en la tierra de Canaán. Así que Jacob partió hacia Egipto con toda su familia 7 —hijos y nietos, hijas y nietas—; se fue con todos sus descendientes.



8 Estos son los nombres de los descendientes de Israel —los hijos de Jacob— que fueron a Egipto:



Rubén fue el hijo mayor de Jacob. 9 Los hijos de Rubén fueron Hanoc, Falú, Hezrón y Carmi.



10 Los hijos de Simeón fueron Jemuel, Jamín, Ohad, Jaquín, Zohar y Saúl. (La madre de Saúl fue una mujer cananea).



11 Los hijos de Leví fueron Gersón, Coat y Merari.



12 Los hijos de Judá fueron Er, Onán, Sela, Fares y Zera (aunque Er y Onán habían muerto en la tierra de Canaán). Los hijos de Fares fueron Hezrón y Hamul.



13 Los hijos de Isacar fueron Tola, Púa,[b] Jasub[c] y Simrón.



14 Los hijos de Zabulón fueron Sered, Elón y Jahleel.



15 Esos fueron los hijos de Lea y Jacob que nacieron en Padán-aram, además de su hija Dina. Los descendientes de Jacob por medio de Lea (tanto hombres como mujeres) fueron treinta y tres.



16 Los hijos de Gad fueron Zefón,[d] Hagui, Suni, Ezbón, Eri, Arodi y Areli.



17 Los hijos de Aser fueron Imna, Isúa, Isúi y Bería. La hermana de ellos se llamaba Sera. Los hijos de Bería fueron Heber y Malquiel.



18 Esos fueron los hijos de Zilpa, la sierva que Lea recibió de su padre Labán. Los descendientes de Jacob por medio de Zilpa fueron dieciséis.



19 Los hijos de Raquel, esposa de Jacob, fueron José y Benjamín.



20 Los hijos de José que nacieron en la tierra de Egipto fueron Manasés y Efraín. La madre de ellos fue Asenat, hija de Potifera, sacerdote de On.[e]



21 Los hijos de Benjamín fueron Bela, Bequer, Asbel, Gera, Naamán, Ehi, Ros, Mupim, Hupim y Ard.



22 Esos fueron los hijos de Raquel y Jacob. Los descendientes de Jacob por medio de Raquel fueron catorce.



23 El hijo de Dan fue Husim.



24 Los hijos de Neftalí fueron Jahzeel, Guni, Jezer y Silem.



25 Esos fueron los hijos de Bilha, la sierva que Raquel recibió de su padre Labán. Los descendientes de Jacob por medio de Bilha fueron siete.



26 Todos los descendientes directos de Jacob que partieron con él a Egipto, sin contar a las esposas de sus hijos, fueron sesenta y seis. 27 Además, José tuvo dos hijos[f] que nacieron en Egipto. Así que, en total, había setenta[g] miembros de la familia de Jacob en la tierra de Egipto.



La familia de Jacob llega a Gosén

28 Cuando ya estaban cerca de llegar, Jacob mandó que Judá se adelantara a fin de encontrarse con José y averiguar el camino a la región de Gosén. Cuando por fin llegaron, 29 José preparó su carro de guerra y viajó hasta Gosén para recibir a su padre Jacob. Cuando José llegó, corrió a los brazos de su padre y lloró sobre su hombro un largo rato. 30 Finalmente, Jacob le dijo a José: «Ahora estoy listo para morir porque he vuelto a ver tu rostro y sé que aún vives».



31 Entonces José dijo a sus hermanos y a toda la familia de su padre: «Iré al faraón y le diré: “Mis hermanos y toda la familia de mi padre han venido a verme desde la tierra de Canaán. 32 Son pastores y crían animales. Han traído sus rebaños y sus manadas y todo lo que poseen”».



33 Después dijo: «Cuando el faraón los llame y les pregunte a qué se dedican, 34 ustedes deben decirle: “Nosotros, sus siervos, hemos criado ganado toda nuestra vida, igual que nuestros antepasados”. Cuando le digan eso, él los dejará vivir aquí en la región de Gosén, porque los egipcios desprecian a los pastores».



Jacob bendice al faraón

47 Entonces José fue a ver al faraón y le dijo: «Mi padre y mis hermanos han llegado desde la tierra de Canaán. Vinieron con todos sus rebaños, sus manadas y sus posesiones, y ahora están en la región de Gosén».



2 José llevó con él a cinco de sus hermanos y se los presentó al faraón. 3 El faraón preguntó a los hermanos:



—¿A qué se dedican?



—Nosotros, sus siervos —contestaron ellos—, somos pastores, al igual que nuestros antepasados. 4 Hemos venido a vivir a Egipto por un tiempo, debido a que en Canaán no hay pastos para nuestros rebaños, porque el hambre es muy intensa allí. Por lo tanto, le rogamos que nos permita vivir en la región de Gosén.



5 Entonces el faraón le dijo a José: «Ahora que tu padre y tus hermanos han venido a estar aquí contigo, 6 escoge el lugar que quieras en toda la tierra de Egipto para que ellos vivan. Dales la mejor tierra de Egipto. Que vivan en la región de Gosén, y si alguno de ellos tiene alguna destreza especial, ponlo a cargo de mis rebaños también».



7 Entonces José hizo entrar a su padre Jacob y se lo presentó al faraón. Entonces Jacob bendijo al faraón.



8 —¿Cuántos años tienes? —le preguntó el faraón.



9 Jacob respondió:



—He andado por este mundo ya ciento treinta arduos años; pero mi vida ha sido corta en comparación con la de mis antepasados.



10 Entonces Jacob volvió a bendecir al faraón antes de salir del palacio.



11 Por lo tanto, José asignó la mejor tierra de Egipto —la región de Ramsés— a su padre y a sus hermanos, y los estableció allí, tal como el faraón había ordenado. 12 Y José proveyó alimentos a su padre y a sus hermanos en cantidades proporcionadas al número de familiares, incluidos los niños más pequeños.



Administración de José durante el tiempo de hambre

13 Mientras tanto, el hambre se hizo tan intensa que se acabó todo el alimento, y la gente por toda la tierra de Egipto y la de Canaán se moría de hambre. 14 José, al vender el grano a la población, con el tiempo, obtuvo todo el dinero que había en Egipto y en Canaán, y lo depositó en la tesorería del faraón. 15 Cuando los habitantes de Egipto y de Canaán se quedaron sin dinero, todos los egipcios acudieron a José.



—¡Ya no tenemos dinero! —clamaron—. Por favor, dénos alimentos, ¡o moriremos ante sus propios ojos!



16 José respondió:



—Ya que no tienen dinero, tráiganme sus animales. Yo les daré alimentos a cambio de sus animales.



17 Entonces llevaron sus animales a José a cambio de alimentos. A cambio de sus caballos, rebaños de ovejas y cabras, manadas de ganado y burros, José les proveyó alimentos para un año más.



18 Entonces ese año llegó a su fin. Al año siguiente, ellos acudieron nuevamente a José y le dijeron: «No podemos ocultarle la verdad, señor. Se nos acabó el dinero, y todas nuestras manadas de animales son suyas. Ya no nos queda nada para entregarle, excepto nuestro cuerpo y nuestras tierras. 19 ¿Por qué morir delante de sus propios ojos? Cómprenos a nosotros y también a nuestras tierras a cambio de alimentos; ofrecemos nuestras tierras y nos ofrecemos nosotros mismos como esclavos para el faraón. Solamente provéanos de grano para que podamos vivir y no muramos, y para que la tierra no quede vacía y desolada».



20 José, pues, compró toda la tierra de Egipto para el faraón. Todos los egipcios le vendieron sus campos debido a que el hambre era severa. Así que pronto toda la tierra pasó a ser posesión del faraón. 21 Y en cuanto a los habitantes, los hizo esclavos a todos,[h] desde un extremo de Egipto hasta el otro. 22 Las únicas tierras que no compró fueron las que pertenecían a los sacerdotes. Ellos recibían una ración de alimentos directamente del faraón, por lo cual no tuvieron que vender sus tierras.



23 Entonces José le dijo al pueblo:



—Miren, hoy los he comprado a ustedes y a sus tierras para el faraón. Les proporcionaré semillas para que puedan sembrar los campos. 24 Después, cuando llegue el tiempo de la cosecha, una quinta parte de los cultivos será del faraón. Ustedes podrán quedarse con las otras cuatro quintas partes como semilla para sus campos y alimento para ustedes, los de su casa y sus niños.



25 —¡Usted nos ha salvado la vida! —exclamaron ellos—. Permítanos, señor nuestro, ser los esclavos del faraón.



26 Entonces José emitió un decreto, aún vigente en la tierra de Egipto, según el cual el faraón recibiría una quinta parte de todas las cosechas cultivadas en su tierra. Solo la región perteneciente a los sacerdotes no fue entregada al faraón.



27 Mientras tanto, el pueblo de Israel se estableció en la región de Gosén, en Egipto. Allí adquirieron propiedades, y fueron prósperos y la población creció con rapidez. 28 Jacob vivió diecisiete años después de haber llegado a Egipto, así que en total vivió ciento cuarenta y siete años.



29 Cuando se acercaba el momento de su muerte, Jacob[i] llamó a su hijo José, y le dijo:



—Te ruego que me hagas un favor. Pon tu mano debajo de mi muslo y jura que me tratarás con amor inagotable al hacer honor a esta última petición: no me entierres en Egipto; 30 cuando muera, llévate mi cuerpo de Egipto y entiérrame con mis antepasados.



Entonces José prometió:



—Haré lo que me pides.



31 —Jura que lo harás —insistió Jacob.



Así que José hizo juramento, y Jacob se inclinó con humildad en la cabecera de su cama.[j]



Footnotes:

46:1 En hebreo Israel; también en 46:29, 30. Ver nota en 35:21.

46:13a Así aparece en la versión siríaca y en el Pentateuco Samaritano (ver también 1 Cr 7:1); en hebreo dice Puvá.

46:13b Así aparece en algunos manuscritos griegos y en el Pentateuco Samaritano (ver también Nm 26:24; 1 Cr 7:1). En hebreo dice Job.

46:16 Así aparece en la versión griega y en el Pentateuco Samaritano (ver también Nm 26:15); en hebreo dice Zifión.

46:20 La versión griega dice de Heliópolis.

46:27a La versión griega dice nueve hijos, probablemente incluye a los nietos de José por medio de Efraín y Manasés (ver 1 Cr 7:14-20).

46:27b La versión griega dice setenta y cinco; ver nota en Ex 1:5.

47:21 Así aparece en la versión griega y en el Pentateuco Samaritano; en hebreo dice los trasladó a todos a las ciudades.

47:29 En hebreo Israel; también en 47:31b. Ver nota en 35:21.

47:31 La versión griega dice e Israel se inclinó para adorar, apoyado en su vara. Comparar Hb 11:21.

Nueva Traducción Viviente (NTV)

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Mateo 15:1-28 Nueva Traducción Viviente (NTV)

Jesús enseña acerca de la pureza interior

15 En ese momento, algunos fariseos y maestros de la ley religiosa llegaron desde Jerusalén para ver a Jesús.



2 —¿Por qué tus discípulos desobedecen nuestra antigua tradición? —le preguntaron—. No respetan la ceremonia de lavarse las manos antes de comer.



3 Jesús les respondió:



—¿Y por qué ustedes, por sus tradiciones, violan los mandamientos directos de Dios? 4 Por ejemplo, Dios dice: “Honra a tu padre y a tu madre”[a] y “Cualquiera que hable irrespetuosamente de su padre o de su madre tendrá que morir”[b]. 5 Sin embargo, ustedes dicen que está bien que uno les diga a sus padres: “Lo siento, no puedo ayudarlos porque he jurado darle a Dios lo que les hubiera dado a ustedes”. 6 De esta manera, ustedes afirman que no hay necesidad de honrar a los padres[c]; y entonces anulan la palabra de Dios por el bien de su propia tradición. 7 ¡Hipócritas! Isaías tenía razón cuando profetizó acerca de ustedes, porque escribió:



8 “Este pueblo me honra con sus labios,

    pero su corazón está lejos de mí.

9 Su adoración es una farsa

    porque enseñan ideas humanas como si fueran mandatos de Dios”[d].



10 Luego Jesús llamó a la multitud para que se acercara y oyera. «Escuchen —les dijo—, y traten de entender. 11 Lo que entra por la boca no es lo que los contamina; ustedes se contaminan por las palabras que salen de la boca».



12 Entonces los discípulos se acercaron y le preguntaron:



—¿Te das cuenta de que has ofendido a los fariseos con lo que acabas de decir?



13 Jesús contestó:



—Toda planta que no fue plantada por mi Padre celestial será arrancada de raíz, 14 así que no les hagan caso. Son guías ciegos que conducen a los ciegos, y si un ciego guía a otro, los dos caerán en una zanja.



15 Entonces Pedro le dijo a Jesús:



—Explícanos la parábola que dice que la gente no se contamina por lo que come.



16 —¿Todavía no lo entienden? —preguntó Jesús—. 17 Todo lo que comen pasa a través del estómago y luego termina en la cloaca, 18 pero las palabras que ustedes dicen provienen del corazón; eso es lo que los contamina. 19 Pues del corazón salen los malos pensamientos, el asesinato, el adulterio, toda inmoralidad sexual, el robo, la mentira y la calumnia. 20 Esas cosas son las que los contaminan. Comer sin lavarse las manos nunca los contaminará.



La fe de una mujer gentil

21 Luego Jesús salió de Galilea y se dirigió al norte, a la región de Tiro y Sidón. 22 Una mujer de los gentiles,[e] que vivía allí, se le acercó y le rogó: «¡Ten misericordia de mí, oh Señor, Hijo de David! Pues mi hija está poseída por un demonio que la atormenta terriblemente».



23 Pero Jesús no le contestó ni una palabra. Entonces sus discípulos le pidieron que la despidiera. «Dile que se vaya —dijeron—. Nos está molestando con sus súplicas».



24 Entonces Jesús le dijo a la mujer:



—Fui enviado para ayudar solamente a las ovejas perdidas de Dios, el pueblo de Israel.



25 Ella se acercó y lo adoró, y le rogó una vez más:



—¡Señor, ayúdame!



26 Jesús le respondió:



—No está bien tomar la comida de los hijos y arrojársela a los perros.



27 —Es verdad, Señor —respondió la mujer—, pero hasta a los perros se les permite comer las sobras que caen bajo la mesa de sus amos.



28 —Apreciada mujer —le dijo Jesús—, tu fe es grande. Se te concede lo que pides.



Y al instante la hija se sanó.



Footnotes:

15:4a Ex 20:12; Dt 5:16.

15:4b Ex 21:17 (versión griega); Lv 20:9 (versión griega).

15:6 En griego a su padre; otros manuscritos dicen a su padre o a su madre.

15:8-9 Is 29:13 (versión griega).

15:22 Gentil[es], que no es judío. En griego cananea.

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Salmos 19 Nueva Traducción Viviente (NTV)

Salmo 19

Para el director del coro: salmo de David.

1 Los cielos proclaman la gloria de Dios

    y el firmamento despliega la destreza de sus manos.

2 Día tras día no cesan de hablar;

    noche tras noche lo dan a conocer.

3 Hablan sin sonidos ni palabras;

    su voz jamás se oye.[a]

4 Sin embargo, su mensaje se ha difundido por toda la tierra

    y sus palabras, por todo el mundo.



Dios preparó un hogar para el sol en los cielos,

5 y este irrumpe como un novio radiante luego de su boda.

    Se alegra como un gran atleta, ansioso por correr la carrera.

6 El sol sale de un extremo de los cielos

    y sigue su curso hasta llegar al otro extremo;

    nada puede ocultarse de su calor.



7 Las enseñanzas del Señor son perfectas,

    reavivan el alma.

Los decretos del Señor son confiables,

    hacen sabio al sencillo.

8 Los mandamientos del Señor son rectos;

    traen alegría al corazón.

Los mandatos del Señor son claros;

    dan buena percepción para vivir.

9 La reverencia al Señor es pura,

    permanece para siempre.

Las leyes del Señor son verdaderas,

    cada una de ellas es imparcial.

10 Son más deseables que el oro,

    incluso que el oro más puro.

Son más dulces que la miel,

    incluso que la miel que gotea del panal.

11 Sirven de advertencia para tu siervo,

    una gran recompensa para quienes las obedecen.



12 ¿Cómo puedo conocer todos los pecados escondidos en mi corazón?

    Límpiame de estas faltas ocultas.

13 ¡Libra a tu siervo de pecar intencionalmente!

    No permitas que estos pecados me controlen.

Entonces estaré libre de culpa

    y seré inocente de grandes pecados.



14 Que las palabras de mi boca

    y la meditación de mi corazón

sean de tu agrado,

    oh Señor, mi roca y mi redentor.



Footnotes:

19:3 O No existe discurso ni idioma en el cual no se oiga su voz.

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Proverbios 4:14-19 Nueva Traducción Viviente (NTV)

14 No hagas lo que hacen los perversos

    ni sigas el camino de los malos.

15 ¡Ni se te ocurra! No tomes ese camino.

    Aléjate de él y sigue avanzando.

16 Pues las personas malvadas no pueden dormir sin hacer la mala acción del día.

    No pueden descansar sin antes hacer tropezar a alguien.

17 ¡Se alimentan de la perversidad

    y beben el vino de la violencia!



18 El camino de los justos es como la primera luz del amanecer,

    que brilla cada vez más hasta que el día alcanza todo su esplendor.

19 Pero el camino de los perversos es como la más densa oscuridad;

    ni siquiera saben con qué tropiezan.



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