Día 8, DAB Español, Miércoles 8 de Enero
Génesis 18:20-19:38; Mateo 6:25-7:14; Salmos 8;
Proverbios 2:6-15 (Reina Valera Contemporánea (RVC))
Génesis 18:20-19:38 Reina Valera Contemporánea (RVC)
20 Entonces el Señor le dijo:
«Puesto que el clamor contra Sodoma y Gomorra va en
aumento, y su pecado se ha agravado demasiado, 21 voy ahora a descender allá,
para ver si lo que han hecho corresponde a las quejas que han llegado hasta mí.
Si no es así, lo sabré.»
22 Y aquellos varones se apartaron de allí, y fueron
hacia Sodoma; pero Abrahán seguía estando delante del Señor. 23 Y se acercó
Abrahán y le dijo:
«¿Acaso vas a destruir al justo con el injusto? 24 Tal
vez haya cincuenta justos en la ciudad. ¿Acaso destruirás ese lugar, y no lo
perdonarás por los cincuenta justos que estén allí adentro? 25 ¡Lejos sea de ti
hacer morir al justo con el impío, y tratar al justo como al impío! ¡Jamás
hagas tal cosa! ¿Acaso el Juez de toda la tierra no debe hacer lo que es
justo?»
26 El Señor respondió:
«Si dentro de la ciudad de Sodoma encuentro a
cincuenta justos, por ellos perdonaré a todos los que estén allí.»
27 Abrahán replicó y dijo:
«Aquí estoy ahora, atreviéndome a hablar con mi Señor,
aunque sólo soy polvo y ceniza. 28 Pero tal vez falten cinco justos para
completar los cincuenta; ¿por faltar esos cinco destruirás toda la ciudad?»
Y el Señor dijo:
«No la destruiré, si encuentro sólo cuarenta y cinco.»
29 Abrahán volvió a hablarle, y dijo:
«Tal vez sólo se hallen cuarenta...»
Y el Señor respondió:
«Aun por esos cuarenta no lo haré.»
30 Abrahán insistió:
«Espero que mi Señor no se enoje, si sigo hablando;
pero tal vez sólo se encuentren treinta...»
Y el Señor respondió:
«Aun si encuentro treinta, no lo haré.»
31 Abrahán dijo:
«Aquí estoy ahora, atreviéndome a hablar con mi Señor;
tal vez sólo se encuentren veinte...»
Y el Señor contestó:
«Aun por esos veinte, no la destruiré.»
32 Pero Abrahán volvió a decir:
«Espero que mi Señor no se enoje si hablo una vez más;
pero tal vez se encuentren sólo diez...»
Y el Señor respondió:
«Aun por esos diez, no la destruiré.»
33 Cuando el Señor terminó de hablar con Abrahán, se
fue de allí; y Abrahán volvió a su lugar.
Destrucción de Sodoma y Gomorra
19 Al caer la tarde llegaron los dos ángeles a Sodoma.
Lot estaba sentado a la entrada de Sodoma, así que al verlos se levantó a
recibirlos. Se inclinó hasta el suelo, 2 y dijo:
«Señores míos, les ruego que vengan a la casa de este
siervo suyo y pasen allí la noche. Se lavarán los pies, y por la mañana podrán
levantarse y seguir su camino.»
Pero ellos respondieron:
«No, sino que pasaremos la noche en la calle.»
3 Como Lot les insistió demasiado, ellos se fueron con
él. Al entrar en su casa, les ofreció un banquete de panes sin levadura, y
ellos comieron. 4 Pero antes de que se acostaran, los hombres de la ciudad
rodearon la casa. Allí estaba todo el pueblo junto, todos los hombres de
Sodoma, desde el más joven hasta el más viejo. 5 Llamaron a Lot, y le dijeron:
«¿Dónde están los varones que vinieron a tu casa esta
noche? Sácalos, pues queremos tener relaciones con ellos.»
6 Lot salió hasta la puerta para hablar con ellos,
pero cerró la puerta tras de sí. 7 Y les dijo:
«Hermanos míos, yo les ruego no cometer tal maldad. 8
Yo tengo aquí dos hijas mías, que no han conocido varón. Voy a sacarlas, y
ustedes podrán hacer con ellas lo que mejor les parezca; pero a estos varones
no les hagan nada, pues han venido a refugiarse bajo mi tejado.»
9 Pero ellos respondieron:
«¡Hazte a un lado!»
Y añadieron:
«Este extranjero vino a vivir entre nosotros, ¡y ahora
quiere erigirse en juez! ¡Pues te va a ir peor que a ellos!»
Y trataron a Lot con gran violencia, y se acercaron
para derribar la puerta. 10 Entonces los varones extendieron la mano y metieron
a Lot en la casa con ellos; luego cerraron la puerta, 11 y a los hombres que
estaban a la entrada de la casa, desde el menor hasta el mayor, los hirieron
con ceguera, y éstos se cansaron de buscar la puerta. 12 Y los varones le
dijeron a Lot:
«¿Todavía hay alguien más contigo? ¿Yernos, hijos,
hijas? Todo lo que tengas en la ciudad, ¡sácalo de aquí! 13 Porque nosotros
vamos a destruir este lugar. ¡Son ya demasiadas las quejas contra ellos, que
han llegado a oídos del Señor! Por eso el Señor nos ha enviado a destruirlo.»
14 Entonces Lot salió y habló con sus yernos, es
decir, los que habían tomado a sus hijas, y les dijo:
«¡Levántense, salgan de esta ciudad, que el Señor va a
destruirla!»
Pero a sus yernos les pareció que Lot estaba
bromeando.
15 Al rayar el alba, los ángeles apuraban a Lot y le
decían:
«Levántate, y llévate a tu mujer y a tus dos hijas que
tienes aquí, para que no mueras cuando la ciudad sea castigada.»
16 Pero como él se tardaba, los varones lo tomaron de
la mano y, junto con su mujer y sus dos hijas, lo sacaron de la ciudad y lo
pusieron fuera de ella, conforme a la misericordia que el Señor tuvo de él. 17
Una vez que los sacaron, le dijeron:
«¡Corre, ponte a salvo! No mires hacia atrás, ni te
detengas en toda esta llanura. ¡Huye a los montes, no sea que perezcas!»
18 Pero Lot les dijo:
«No, señores míos, por favor. 19 Puedo ver que este
siervo suyo ha hallado gracia ante sus ojos. Ustedes han engrandecido su
misericordia para conmigo al concederme la vida; pero yo no puedo huir a los
montes, no sea que el mal me alcance y yo muera. 20 ¡Miren esa ciudad! ¡Está
muy cerca y es pequeña! ¡Déjenme escapar a ella, y así podré salvar mi vida!
¿Verdad que sí es pequeña?»
21 Y él le respondió:
«Acepto esta súplica tuya. No destruiré esa ciudad, de
la que me has hablado. 22 Pero date prisa y corre a ella, porque yo no podré
hacer nada hasta que llegues allá.»
Por eso esa ciudad recibió el nombre de Soar.[a] 23 Y
cuando el sol comenzaba a salir sobre la tierra, Lot llegó a Soar. 24 Entonces
el Señor hizo llover desde los cielos azufre y fuego sobre Sodoma y Gomorra, 25
y destruyó las ciudades y toda aquella llanura, junto con todos los habitantes
de aquellas ciudades y los productos de la tierra. 26 Pero la mujer de Lot miró
hacia atrás, y quedó convertida en una estatua de sal.
27 A la mañana siguiente, Abrahán se levantó y fue al
lugar donde había estado hablando con el Señor, 28 y cuando miró hacia Sodoma y
Gomorra, y hacia toda la tierra de aquella llanura, vio que de la tierra subía
humo, como el humo de un horno.
29 Cuando Dios destruyó las ciudades de la llanura y
asoló las ciudades donde Lot vivía, se acordó de Abrahán y sacó a Lot de en
medio de la destrucción.
30 Pero Lot tuvo miedo de quedarse en Soar, así que
salió de allí y se fue al monte, y allí se quedó a vivir en una cueva, junto
con sus dos hijas. 31 Y la hija mayor le dijo a la menor:
«Nuestro padre es un anciano, y ya no hay en la tierra
ningún hombre que se allegue a nosotras, como es la costumbre de toda la
tierra. 32 Vamos a darle vino a nuestro padre, para que lo beba, y luego nos
acostaremos con él. Así mantendremos viva la descendencia de nuestro padre.»
33 Esa misma noche le dieron a beber vino a su padre,
y la mayor fue y se acostó con él, pero él no supo cuándo se acostó ella, ni
cuándo se levantó. 34 Al día siguiente, la mayor le dijo a la menor:
«Como sabes, anoche yo dormí con mi padre. Démosle a
beber vino también esta noche, para que ahora vayas tú y te acuestes con él.
Así mantendremos viva la descendencia de nuestro padre.»
35 Y esa noche también le dieron a beber vino a su
padre, y la menor fue y se acostó con él; pero él tampoco supo cuándo se acostó
ella, ni cuándo se levantó. 36 Y así, las dos hijas de Lot concibieron de parte
de su padre. 37 La mayor tuvo un hijo, y le puso por nombre Moab, que hasta el
día de hoy es el padre de los moabitas. 38 También la menor tuvo un hijo, y le
puso por nombre Ben Amí, que hasta el día de hoy es el padre de los amonitas.
Footnotes:
Génesis 19:22 Es decir, Pequeña.
Reina Valera Contemporánea (RVC)
Copyright © 2009, 2011 by Sociedades Bíblicas Unidas
Mateo 6:25-7:14 Reina Valera Contemporánea (RVC)
El afán y la ansiedad
25 »Por lo tanto les digo: No se preocupen por su
vida, ni por qué comerán o qué beberán; ni con qué cubrirán su cuerpo. ¿Acaso
no vale más la vida que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? 26 Miren
las aves del cielo, que no siembran, ni cosechan, ni recogen en graneros, y el
Padre celestial las alimenta. ¿Acaso no valen ustedes mucho más que ellas? 27
¿Y quién de ustedes, por mucho que lo intente, puede añadir medio metro a su
estatura? 28 ¿Y por qué se preocupan por el vestido? Observen cómo crecen los
lirios del campo: no trabajan ni hilan, 29 y aun así ni el mismo Salomón, con
toda su gloria, se vistió como uno de ellos. 30 Pues si Dios viste así a la
hierba, que hoy está en el campo y mañana se echa en el horno, ¿no hará mucho
más por ustedes, hombres de poca fe? 31 Por lo tanto, no se preocupen ni se
pregunten “¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos?” 32 Porque la
gente anda tras todo esto, pero su Padre celestial sabe que ustedes tienen
necesidad de todas estas cosas. 33 Por lo tanto, busquen primeramente el reino
de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas.
34 »Así que, no se preocupen por el día de mañana,
porque el día de mañana traerá sus propias preocupaciones. ¡Ya bastante tiene
cada día con su propio mal!
El juzgar a los demás
7 »No juzguen, para que no sean juzgados. 2 Porque con
el juicio con que ustedes juzgan, serán juzgados; y con la medida con que
miden, serán medidos. 3 ¿Por qué miras la paja que está en el ojo de tu
hermano, y no miras la viga que está en tu propio ojo? 4 ¿Cómo dirás a tu
hermano: “Déjame sacar la paja de tu ojo”, cuando tienes una viga en el tuyo? 5
¡Hipócrita! Saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para
sacar la paja del ojo de tu hermano.
6 »No den ustedes lo santo a los perros, ni echen sus
perlas delante de los cerdos, no sea que las pisoteen, y se vuelvan contra
ustedes y los despedacen.
La oración, y la regla de oro
7 »Pidan, y se les dará, busquen, y encontrarán,
llamen, y se les abrirá. 8 Porque todo aquel que pide, recibe, y el que busca,
encuentra, y al que llama, se le abre. 9 ¿Quién de ustedes, si su hijo le pide
pan, le da una piedra? 10 ¿O si le pide un pescado, le da una serpiente? 11
Pues si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más
su Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan! 12 Así
que, todo lo que quieran que la gente haga con ustedes, eso mismo hagan ustedes
con ellos, porque en esto se resumen la ley y los profetas.
La puerta estrecha
13 »Entren por la puerta estrecha, porque ancha es la
puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que
entran por ella. 14 Pero estrecha es la puerta y angosto el camino que lleva a
la vida, y pocos son los que la encuentran.
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Salmos 8 Reina Valera Contemporánea (RVC)
La gloria de Dios y la honra del hombre
Al músico principal. Sobre Gitit. Salmo de David.
8 Señor y Dios nuestro,
¡cuán glorioso es tu nombre en toda la tierra!
¡Has puesto tu gloria sobre los cielos!
2 Las alabanzas de los niños de pecho
son tu mejor defensa contra tus enemigos;
ellas silencian a tus vengativos adversarios.
3 Cuando contemplo el cielo, obra de tus dedos,
y la luna y las estrellas que has creado,
4 me pregunto:
¿Qué es el ser humano, para que en él pienses?
¿Qué es la humanidad, para que la tomes en cuenta?
5 Hiciste al hombre poco menor que un dios,
y lo colmaste de gloria y de honra.
6 ¡Lo has hecho señor de las obras de tus manos!
¡todo lo has puesto debajo de sus pies!
7 ¡Todas las ovejas y todos los toros!
¡Todos los animales del bosque!
8 ¡Las aves en el cielo y los peces en el mar!
¡Todo lo que surca las profundidades del mar!
9 Señor y Dios nuestro,
¡cuán glorioso es tu nombre en toda la tierra!
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Proverbios 2:6-15 Reina Valera Contemporánea (RVC)
6 Porque el Señor da la sabiduría;
de sus labios brotan conocimiento e inteligencia.
7 El Señor da sabiduría a los hombres rectos,
y es el escudo de los que viven con rectitud.
8 El Señor vigila las sendas de la justicia,
y preserva el camino de sus fieles.
9 Así entenderás lo que es el derecho y la justicia,
la equidad y todo buen camino.
10 Cuando la sabiduría entre en tu corazón,
Y te deleites con el conocimiento,
11 la discreción te protegerá
y la inteligencia cuidará de ti.
12 Te librará del mal camino
y de los que dicen cosas perversas,
13 de los que dejan el camino recto
para andar por senderos tenebrosos;
14 de los que gozan haciendo el mal,
y se alegran de sus actos perversos.
15 Sus senderos son torcidos;
sus caminos han perdido el rumbo.
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