Día 28, DAB Español, Martes 28 de Enero
Éxodo 5:22-7:24; Mateo 18:23-19:12; Salmos 23;
Proverbios 5:22-23 (La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH))
Éxodo 5:22-7:24 La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
22 Entonces Moisés se quejó al Señor diciendo:
— ¿Por qué afliges a este pueblo? ¿Para qué me has
enviado? 23 Desde que fui a hablar en tu nombre al faraón, él está maltratando
a tu pueblo y tú no has hecho nada para librarlo.
6 El Señor respondió a Moisés:
— Ahora verás lo que voy a hacer con el faraón: una
fuerza poderosa lo obligará a dejarlos salir y no tendrá más remedio que
echarlos de su país.
Vocación renovada
2 Dios habló a Moisés y le dijo:
— Yo soy el Señor. 3 Me manifesté a Abrahán, Isaac y
Jacob como el Todopoderoso, pero no les revelé mi nombre, el Señor. 4 Establecí
mi alianza con ellos para otorgarles la tierra de Canaán, en la que moraron
como inmigrantes, 5 y ahora he escuchado el lamento de los israelitas
esclavizados en Egipto, acordándome de mi alianza. 6 Por tanto, anuncia a los
israelitas: Yo soy el Señor; yo los liberaré de la opresión de los egipcios,
los libraré de su esclavitud, los rescataré con gran poder y a ellos los castigaré
duramente. 7 Los tomaré para que sean mi pueblo, y yo seré su Dios; así
reconocerán que yo soy el Señor su Dios, el que los rescató de la opresión
egipcia. 8 Los guiaré a la tierra que juré dar a Abrahán, Isaac y Jacob, la
tierra que les daré a ustedes en propiedad. Yo, el Señor.
9 Con estas palabras habló Moisés a los israelitas,
pero no le hicieron caso, pues estaban desalentados a causa de su dura
esclavitud. 10 Entonces el Señor dijo a Moisés:
11 — Preséntate al faraón, rey de Egipto, y dile que deje
salir de su país a los israelitas.
12 Respondió Moisés al Señor:
— Si ni siquiera los propios israelitas me hacen caso,
¿cómo me va a hacer caso el faraón, con lo torpe de palabra que soy?
13 Pero el Señor habló a Moisés y a Aarón y les dio
órdenes para los israelitas y para el faraón, rey de Egipto, con el fin de
sacar a los israelitas del país de Egipto.
Genealogía de Moisés y Aarón
14 Estos son los jefes de los clanes patriarcales:
Hijos de Rubén, primogénito de Israel: Janoc, Falú,
Jezrón y Carmí. Estos son los clanes de Rubén.
15 Hijos de Simeón: Jemuel, Jamín, Ohad, Jaquín, Zohar
y Saúl, el hijo de la cananea. Estos son los clanes de Simeón.
16 Leví vivió ciento treinta siete años, y los nombres
de sus hijos, por familias, fueron: Guersón, Queat y Merarí. 17 Hijos de
Guersón: Libní y Simeí, con sus clanes. 18 Queat vivió ciento treinta y siete
años y sus hijos fueron: Amrán, Izhar, Hebrón y Uziel. 19 Hijos de Merarí:
Majlí y Musí. Estos son los clanes de Leví, por familias.
20 Amrán se casó con su tía Joquébed de la que tuvo a
Aarón y Moisés. Amrán vivió ciento treinta y siete años.
21 Hijos de Izhar: Coré, Néfeg y Zicrí.
22 Hijos de Uziel: Misael, Elzafán y Sitrí.
23 Aarón se casó con Elisebá, hija de Aminadab,
hermana de Naasón, de la que tuvo a Nadab, Abihú, Eleazar e Itamar.
24 Hijos de Coré: Asir, Elcaná y Abiasaf. Estos son
los clanes coraítas.
25 Eleazar, hijo de Aarón, se casó con una de las
hijas de Futiel, la cual dio a luz a Finés. Estos son los jefes de los diversos
clanes levitas.
26 A estos clanes pertenecen Aarón y Moisés a los que
el Señor dijo:
— Saquen a los israelitas del país de Egipto de manera
organizada.
27 También fueron ellos, Moisés y Aarón, los que
hablaron con el faraón, rey de Egipto, para que dejara salir a los israelitas
de su país.
Aarón profeta de Moisés
28 El día en que el Señor habló a Moisés en Egipto, 29
le dijo:
— Yo soy el Señor. Repite al faraón, rey de Egipto,
todo lo que voy a decirte.
30 Pero Moisés replicó al Señor:
— ¿Cómo me va a escuchar el faraón, con lo torpe de
palabra que soy?
7 El Señor respondió a Moisés:
— Mira, delante del faraón, te he hecho como un dios,
y tu hermano Aarón será tu profeta. 2 Tú dirás todo lo que te ordene y Aarón,
tu hermano, hablará con el faraón para que deje salir de su país a los
israelitas. 3 Sin embargo, yo haré que el faraón se muestre intransigente, y
tendré que realizar muchas señales y prodigios en Egipto. 4 Aun así, el faraón
no los escuchará; pero yo descargaré mi poder sobre Egipto y sacaré de allí a
Israel mi pueblo como un ejército en orden de batalla, y en medio de grandes
castigos. 5 Cuando haya desplegado mi poder y hecho salir a los israelitas de
en medio de ellos, reconocerán los egipcios que yo soy el Señor.
6 Moisés y Aarón hicieron exactamente lo que les
ordenó el Señor. 7 Cuando hablaron con el faraón, Moisés tenía ochenta años y
Aarón ochenta y tres.
Las plagas de Egipto (7,8—11,10)
La vara de Aarón
8 El Señor dijo a Moisés y Aarón:
9 — Cuando el faraón les pida que hagan algún
prodigio, le dirás a Aarón que tome su vara y la arroje delante del faraón;
entonces la vara se convertirá en una serpiente.
10 Moisés y Aarón se presentaron ante el faraón e
hicieron exactamente lo que les había ordenado el Señor. Aarón arrojó su vara
ante el faraón y sus cortesanos, y la vara se convirtió en una serpiente. 11 El
faraón mandó entonces llamar a sus sabios y magos, y los hechiceros de Egipto
hicieron lo mismo con sus artes mágicas. 12 Cada uno arrojó su vara que también
se convirtió en serpiente; pero la vara de Aarón engulló a las otras. 13 A
pesar de ello, tal como predijo el Señor, el faraón se mantuvo intransigente y
no les hizo caso.
Primera plaga: el agua convertida en sangre
14 El Señor dijo a Moisés:
— El faraón continúa intransigente y no deja salir al
pueblo. 15 Así pues, mañana temprano, cuando se dirija al río, hazte el
encontradizo con él, a la orilla del Nilo; no olvides llevar contigo la vara
que se convirtió en serpiente 16 y dile:
— El Señor, Dios de los hebreos, me envía a decirte:
“Deja salir a mi pueblo para que me rinda culto en el desierto”. Pero hasta
ahora no has querido obedecer. 17 Por tanto, esto dice el Señor: Ahora vas a
saber que yo soy el Señor. Por eso, cuando yo, Moisés, golpee las aguas del
Nilo con la vara que llevo en mi mano, se convertirán en sangre; 18 los peces
del Nilo morirán, y el río apestará de tal manera que beber de sus aguas
causará una gran repugnancia a los egipcios.
19 El Señor dijo a Moisés:
— Manda a Aarón que tome su vara y extienda su mano
sobre las aguas de Egipto, sobre sus ríos y canales, sobre sus estanques y
todos sus depósitos de agua. Todas las aguas se convertirán en sangre; habrá
sangre en todo el país de Egipto, incluso en los recipientes de madera y de
piedra.
20 Moisés y Aarón obraron según lo ordenado por el
Señor: Aarón alzó su vara, golpeó las aguas del Nilo ante la mirada del faraón
y sus cortesanos, y las aguas del río se convirtieron en sangre. 21 Los peces
del Nilo murieron, y el río empezó a despedir un olor tan pestilente que los
egipcios no pudieron beber de sus aguas. Egipto entero se llenó de sangre.
22 Pero los magos de Egipto, valiéndose de sus artes
mágicas, hicieron lo mismo. Así que el faraón continuó intransigente y no
escuchó a Moisés y Aarón, tal como el Señor había predicho. 23 Sin dar
importancia a lo ocurrido, el faraón se volvió a su palacio. 24 Los egipcios
tuvieron que excavar pozos en las márgenes del Nilo para sacar agua potable,
pues el agua del Nilo ya no lo era.
La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y
Edición, Sociedad Bíblica de España
Mateo 18:23-19:12 La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
23 Y es que el reino de los cielos puede compararse a
un rey que quiso hacer cuentas con la gente que tenía a su servicio. 24 Para
empezar, se le presentó uno que le debía diez mil talentos. 25 Y como no tenía
posibilidades de saldar su deuda, el amo mandó que los vendieran como esclavos
a él, a su esposa y a sus hijos junto con todas sus propiedades, para que así
saldara la deuda. 26 El siervo cayó entonces de rodillas delante de su amo,
suplicándole: “Ten paciencia conmigo, que yo te lo pagaré todo”. 27 El amo tuvo
compasión de su siervo; le perdonó la deuda y lo dejó ir libremente.
28 Pero, al salir, aquel siervo se encontró con uno de
sus compañeros, que le debía cien denarios. Lo sujetó violentamente por el
cuello y le dijo: “¡Págame lo que me debes!”. 29 Su compañero se arrodilló
delante de él, suplicándole: “Ten paciencia conmigo, que yo te lo pagaré”. 30
Pero el otro no quiso escucharlo, sino que fue y lo hizo meter en la cárcel
hasta que liquidara la deuda. 31 Los demás siervos, al ver todo esto, se
sintieron consternados y fueron a contarle al amo lo que había sucedido. 32
Entonces el amo hizo llamar a aquel siervo y le dijo: “Siervo malvado, yo te
perdoné toda aquella deuda porque me lo suplicaste; 33 en cambio tú no has
querido compadecerte de tu compañero como yo me compadecí de ti”. 34 Y,
encolerizado, el amo ordenó que fuera torturado hasta que toda la deuda quedara
saldada. 35 Esto mismo hará mi Padre celestial con aquel de ustedes que no perdone
de corazón a su hermano.
IV.— CAMINO DE JERUSALÉN (19—20)
Enseñanza sobre el matrimonio (Mc 10,1-12; Lc 16,18)
19 Cuando Jesús terminó este discurso, salió de
Galilea y se dirigió a la región de Judea situada en la otra orilla del Jordán.
2 Lo seguía mucha gente, y allí mismo curó a los enfermos. 3 En esto, se le
acercaron unos fariseos que, para tenderle una trampa, le preguntaron:
— ¿Le está permitido al hombre separarse de su mujer
por un motivo cualquiera?
4 Jesús les contestó:
— Ustedes han leído que Dios, cuando creó al género
humano, los hizo hombre y mujer 5 y dijo: Por esta razón dejará el hombre a sus
padres, se unirá a una mujer y ambos llegarán a ser como una sola persona. 6 De
modo que ya no son dos personas, sino una sola. Por tanto, lo que Dios ha
unido, no debe separarlo el ser humano.
7 Ellos le dijeron:
— Entonces, ¿por qué dispuso Moisés que el marido dé a
la mujer un acta de divorcio cuando vaya a separarse de ella?
8 Jesús les contestó:
— A causa de que ustedes son incapaces de entender los
planes de Dios, Moisés consintió en que se separasen de sus esposas; pero al
principio no era así. 9 Y yo os digo esto: el que se separe de su mujer (a no
ser en caso de inmoralidad sexual) y se case con otra, comete adulterio.
10 Los discípulos dijeron a Jesús:
— Pues si esa es la situación del hombre respecto de
la mujer, más vale no casarse.
11 Jesús les contestó:
— No todos pueden comprender lo que digo, sino sólo
aquellos a quienes Dios les da la comprensión necesaria. 12 Hay algunos que
nacen incapacitados para el matrimonio; a otros los incapacitan los demás
convirtiéndolos en eunucos, y otros renuncian al matrimonio a fin de estar más
disponibles para el servicio del reino de los cielos. El que pueda aceptar eso,
que lo acepte.
La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y
Edición, Sociedad Bíblica de España
Salmos 23 La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
Salmo 23 (22)
El Señor es mi pastor
23 Salmo de David.
El Señor es mi pastor, nada me falta.
2 En verdes praderas me hace descansar,
junto a aguas tranquilas me lleva.
3 El Señor me reconforta,
me conduce por caminos rectos
haciendo honor a su nombre.
4 Aunque camine por valles sombríos
no temeré mal alguno,
porque tú estás conmigo,
tu vara y tu cayado me sosiegan.
5 Ante mí preparas una mesa
delante de mis enemigos,
unges mi cabeza con aceite
y mi copa rebosa.
6 El bien y la bondad estarán conmigo
todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor
durante días sin fin.
La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y
Edición, Sociedad Bíblica de España
Proverbios 5:22-23 La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
22 Al malvado lo atrapan sus propios delitos,
las redes de su pecado lo aprisionan;
23 morirá por falta de corrección,
por su gran insensatez se perderá.
La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
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