Monday, January 20, 2020

DAB Español, Martes 21 de Enero


Día 21, DAB Español, Martes 21 de Enero



Génesis 42:18-43:34; Mateo 13:47-14:13; Salmos 18:16-34; Proverbios 4:7-10 (Nueva Traducción Viviente (NTV))






Génesis 42:18-43:34 Nueva Traducción Viviente (NTV)

18 Al tercer día, José les dijo:



—Yo soy un hombre temeroso de Dios. Si hacen lo que les digo, vivirán. 19 Si de verdad son hombres honrados, escojan a uno de sus hermanos para que se quede en la cárcel. Los demás podrán regresar a casa con el grano para sus familias que mueren de hambre. 20 Pero deben traerme a su hermano menor. Eso demostrará que dicen la verdad, y no morirán.



Ellos estuvieron de acuerdo. 21 Y hablando entre ellos, dijeron: «Es obvio que estamos pagando por lo que le hicimos hace tiempo a José. Vimos su angustia cuando rogaba por su vida, pero no quisimos escucharlo. Por eso ahora tenemos este problema».



22 «¿No les dije yo que no pecaran contra el muchacho? —preguntó Rubén—. Pero ustedes no me hicieron caso, ¡y ahora tenemos que responder por su sangre!».



23 Obviamente ellos no sabían que José entendía lo que decían, pues él les hablaba mediante un intérprete. 24 Entonces José se apartó de ellos y comenzó a llorar. Cuando recuperó la compostura, volvió a hablarles. Entonces escogió a Simeón e hizo que lo ataran a la vista de los demás hermanos.



25 Después José ordenó a sus siervos que llenaran de grano los costales de los hombres, pero también les dio instrucciones secretas de que devolvieran el dinero del pago y lo pusieran en la parte superior del costal de cada uno de ellos. Además les dio provisiones para el viaje. 26 Así que los hermanos cargaron sus burros con el grano y emprendieron el regreso a casa.



27 Cuando se detuvieron a pasar la noche y uno de ellos abrió su costal a fin de sacar grano para su burro, encontró su dinero en la abertura del costal. 28 «¡Miren! —exclamó a sus hermanos—. Me devolvieron el dinero. ¡Aquí está en mi costal!». Entonces se les desplomó el corazón y, temblando, se decían unos a otros: «¿Qué nos ha hecho Dios?».



29 Cuando los hermanos llegaron a donde estaba su padre Jacob, en la tierra de Canaán, le contaron todo lo que les había sucedido. 30 «El hombre que gobierna la nación nos habló con mucha dureza —le dijeron—. Nos acusó de ser espías en su tierra, 31 pero nosotros le dijimos: “Somos hombres honrados, no espías. 32 Somos doce hermanos, hijos del mismo padre. Uno de nuestros hermanos ya no está con nosotros, y el menor está en casa con nuestro padre, en la tierra de Canaán”.



33 »Entonces el hombre que gobierna la nación nos dijo: “Comprobaré si ustedes son hombres honrados de la siguiente manera: dejen a uno de sus hermanos aquí conmigo, tomen grano para sus familias hambrientas y regresen a casa; 34 pero deben traerme a su hermano menor. Entonces sabré que ustedes son hombres honrados y no espías. Después les entregaré a su hermano, y podrán comerciar libremente en la tierra”».



35 Luego, al vaciar cada uno su costal, ¡encontraron las bolsas con el dinero que habían pagado por el grano! Los hermanos y su padre quedaron aterrados cuando vieron las bolsas con el dinero, 36 y Jacob exclamó:



—¡Ustedes me están robando a mis hijos! ¡José ya no está! ¡Simeón tampoco! Y ahora quieren llevarse también a Benjamín. ¡Todo está en mi contra!



37 Entonces Rubén dijo a su padre:



—Puedes matar a mis dos hijos si no te traigo de regreso a Benjamín. Yo me hago responsable de él y prometo traerlo a casa.



38 Pero Jacob le respondió:



—Mi hijo no irá con ustedes. Su hermano José está muerto, y él es todo lo que me queda. Si algo le ocurriera en el camino, ustedes mandarían a la tumba[a] a este hombre entristecido y canoso.



Los hermanos regresan a Egipto

43 El hambre seguía azotando la tierra de Canaán. 2 Cuando el grano que habían traído de Egipto estaba por acabarse, Jacob dijo a sus hijos:



—Vuelvan y compren un poco más de alimento para nosotros.



3 Pero Judá dijo:



—El hombre hablaba en serio cuando nos advirtió: “No volverán a ver mi rostro a menos que su hermano venga con ustedes”. 4 Si envías a Benjamín con nosotros, descenderemos y compraremos más alimento, 5 pero si no dejas que Benjamín vaya, nosotros tampoco iremos. Recuerda que el hombre dijo: “No volverán a ver mi rostro a menos que su hermano venga con ustedes”.



6 —¿Por qué fueron ustedes tan crueles conmigo? —se lamentó Jacob[b]—. ¿Por qué le dijeron que tenían otro hermano?



7 —El hombre no dejaba de hacernos preguntas sobre nuestra familia —respondieron ellos—. Nos preguntó: “¿Su padre todavía vive? ¿Tienen ustedes otro hermano?”. Y nosotros contestamos sus preguntas. ¿Cómo íbamos a saber que nos diría: “Traigan aquí a su hermano”?



8 Judá le dijo a su padre:



—Envía al muchacho conmigo, y nos iremos ahora mismo. De no ser así, todos moriremos de hambre, y no solamente nosotros, sino tú y nuestros hijos. 9 Yo garantizo personalmente su seguridad. Puedes hacerme responsable a mí si no te lo traigo de regreso. Entonces cargaré con la culpa para siempre. 10 Si no hubiéramos perdido todo este tiempo, ya habríamos ido y vuelto dos veces.



11 Entonces su padre Jacob finalmente les dijo:



—Si no queda otro remedio, entonces al menos hagan esto: carguen sus costales con los mejores productos de esta tierra —bálsamo, miel, resinas aromáticas, pistachos y almendras—; llévenselos al hombre como regalo. 12 Tomen también el doble del dinero que les devolvieron, ya que probablemente alguien se equivocó. 13 Después tomen a su hermano y regresen a ver al hombre. 14 Que el Dios Todopoderoso[c] les muestre misericordia cuando estén delante del hombre, para que ponga a Simeón en libertad y permita que Benjamín regrese. Pero si tengo que perder a mis hijos, que así sea.



15 Así que los hombres cargaron los regalos de Jacob, tomaron el doble de dinero y emprendieron el viaje con Benjamín. Finalmente llegaron a Egipto y se presentaron ante José. 16 Cuando José vio a Benjamín con ellos, le dijo al administrador de su casa: «Esos hombres comerán conmigo hoy al mediodía. Llévalos dentro del palacio. Luego mata un animal y prepara un gran banquete». 17 El hombre hizo conforme a lo que José le dijo y los llevó al palacio de José.



18 Los hermanos estaban aterrados al ver que los llevaban a la casa de José, y decían: «Es por el dinero que alguien puso en nuestros costales la última vez que estuvimos aquí. Él piensa hacer como que nosotros lo robamos. Luego nos apresará, nos hará esclavos y se llevará nuestros burros».



Banquete en el palacio de José

19 Los hermanos se acercaron al administrador de la casa de José y hablaron con él en la entrada del palacio.



20 —Señor —le dijeron—, ya vinimos a Egipto una vez a comprar alimento; 21 pero cuando íbamos de regreso a nuestra casa, nos detuvimos a pasar la noche y abrimos nuestros costales. Entonces descubrimos que el dinero de cada uno de nosotros —la cantidad exacta que habíamos pagado— ¡estaba en la parte superior de cada costal! Aquí está, lo hemos traído con nosotros. 22 También trajimos más dinero para comprar más alimento. No tenemos idea de quién puso el dinero en nuestros costales.



23 —Tranquilos, no tengan miedo —les dijo el administrador—. El Dios de ustedes, el Dios de su padre, debe de haber puesto ese tesoro en sus costales. Me consta que recibí el pago que hicieron.



Después soltó a Simeón y lo llevó a donde estaban ellos.



24 Luego el administrador acompañó a los hombres hasta el palacio de José. Les dio agua para que se lavaran los pies y alimento para sus burros. 25 Ellos prepararon sus regalos para la llegada de José a mediodía, porque les dijeron que comerían allí.



26 Cuando José volvió a casa, le entregaron los regalos que le habían traído y luego se postraron hasta el suelo delante de él. 27 Después de saludarlos, él les preguntó:



—¿Cómo está su padre, el anciano del que me hablaron? ¿Todavía vive?



28 —Sí —contestaron—. Nuestro padre, siervo de usted, sigue con vida y está bien.



Y volvieron a postrarse.



29 Entonces José miró a su hermano Benjamín, hijo de su misma madre.



—¿Es este su hermano menor del que me hablaron? —preguntó José—. Que Dios te bendiga, hijo mío.



30 Entonces José se apresuró a salir de la habitación porque la emoción de ver a su hermano lo había vencido. Entró en su cuarto privado, donde perdió el control y se echó a llorar. 31 Después de lavarse la cara, volvió a salir, ya más controlado. Entonces ordenó: «Traigan la comida».



32 Los camareros sirvieron a José en su propia mesa, y sus hermanos fueron servidos en una mesa aparte. Los egipcios que comían con José se sentaron en su propia mesa, porque los egipcios desprecian a los hebreos y se niegan a comer con ellos. 33 José indicó a cada uno de sus hermanos dónde sentarse y, para sorpresa de ellos, los sentó según sus edades, desde el mayor hasta el menor. 34 También llenó sus platos con comida de su propia mesa, y le dio a Benjamín cinco veces más que a los demás. Entonces festejaron y bebieron libremente con José.



Footnotes:

42:38 En hebreo al Seol.

43:6 En hebreo Israel; también en 43:11. Ver nota en 35:21.

43:14 En hebreo El-Shaddai.

Nueva Traducción Viviente (NTV)

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Mateo 13:47-14:13 Nueva Traducción Viviente (NTV)

Parábola de la red para pescar

47 »También el reino del cielo es como una red para pescar, que se echó al agua y atrapó toda clase de peces. 48 Cuando la red se llenó, los pescadores la arrastraron a la orilla, se sentaron y agruparon los peces buenos en cajas, pero desecharon los que no servían. 49 Así será en el fin del mundo. Los ángeles vendrán y separarán a los perversos de los justos, 50 y arrojarán a los malos en el horno ardiente, donde habrá llanto y rechinar de dientes. 51 ¿Entienden todas estas cosas?



—Sí —le dijeron—, las entendemos.



52 Entonces añadió:



—Todo maestro de la ley religiosa que se convierte en un discípulo del reino del cielo es como el propietario de una casa, que trae de su depósito joyas de la verdad tanto nuevas como viejas.



Jesús es rechazado en Nazaret

53 Cuando Jesús terminó de contar esas historias e ilustraciones, salió de esa región. 54 Regresó a Nazaret, su pueblo. Cuando enseñó allí en la sinagoga, todos quedaron asombrados, y decían: «¿De dónde saca esa sabiduría y el poder para hacer milagros?». 55 Y se burlaban: «No es más que el hijo del carpintero, y conocemos a María, su madre, y a sus hermanos: Santiago, José,[a] Simón y Judas. 56 Todas sus hermanas viven aquí mismo entre nosotros. ¿Dónde aprendió todas esas cosas?». 57 Se sentían profundamente ofendidos y se negaron a creer en él.



Entonces Jesús les dijo: «Un profeta recibe honra en todas partes menos en su propio pueblo y entre su propia familia». 58 Por lo tanto, hizo solamente unos pocos milagros allí debido a la incredulidad de ellos.



Muerte de Juan el Bautista

14 Cuando Herodes Antipas, el gobernante de Galilea,[b] oyó hablar de Jesús, 2 les dijo a sus consejeros: «¡Este debe ser Juan el Bautista que resucitó de los muertos! Por eso puede hacer semejantes milagros».



3 Pues Herodes había arrestado y encarcelado a Juan como un favor para su esposa, Herodías (exesposa de Felipe, el hermano de Herodes). 4 Juan venía diciendo a Herodes: «Es contra la ley de Dios que te cases con ella». 5 Herodes quería matar a Juan pero temía que se produjera un disturbio, porque toda la gente creía que Juan era un profeta.



6 Pero durante la fiesta de cumpleaños de Herodes, la hija de Herodías bailó una danza que a él le agradó mucho; 7 entonces le prometió con un juramento que le daría cualquier cosa que ella quisiera. 8 Presionada por su madre, la joven dijo: «Quiero en una bandeja la cabeza de Juan el Bautista». 9 Entonces el rey se arrepintió de lo que había dicho; pero debido al juramento que había hecho delante de sus invitados, dio las órdenes necesarias. 10 Así fue que decapitaron a Juan en la prisión, 11 trajeron su cabeza en una bandeja y se la dieron a la joven, quien se la llevó a su madre. 12 Después, los discípulos de Juan llegaron a buscar su cuerpo y lo enterraron. Luego fueron a contarle a Jesús lo que había sucedido.



Jesús alimenta a cinco mil

13 En cuanto Jesús escuchó la noticia, salió en una barca a un lugar alejado para estar a solas; pero las multitudes oyeron hacia dónde se dirigía y lo siguieron a pie desde muchas ciudades.



Footnotes:

13:55 Otros manuscritos dicen Joses; incluso otros dicen Juan.

14:1 En griego Herodes el tetrarca. Herodes Antipas era un hijo del rey Herodes y gobernaba sobre Galilea.

Nueva Traducción Viviente (NTV)

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Salmos 18:16-34 Nueva Traducción Viviente (NTV)

16 Él extendió la mano desde el cielo y me rescató;

    me sacó de aguas profundas.

17 Me rescató de mis enemigos poderosos,

    de los que me odiaban y eran demasiado fuertes para mí.

18 Me atacaron en un momento de angustia,

    pero el Señor me sostuvo.

19 Me condujo a un lugar seguro;

    me rescató porque en mí se deleita.

20 El Señor me recompensó por hacer lo correcto;

    me restauró debido a mi inocencia.

21 Pues he permanecido en los caminos del Señor;

    no me he apartado de mi Dios para seguir el mal.

22 He seguido todas sus ordenanzas,

    nunca he abandonado sus decretos.

23 Soy intachable delante de Dios;

    me he abstenido del pecado.

24 El Señor me recompensó por hacer lo correcto;

    él ha visto mi inocencia.



25 Con los fieles te muestras fiel;

    a los íntegros les muestras integridad.

26 Con los puros te muestras puro,

    pero te muestras astuto con los tramposos.

27 Rescatas al humilde,

    pero humillas al orgulloso.

28 Enciendes una lámpara para mí.

    El Señor, mi Dios, ilumina mi oscuridad.

29 Con tu fuerza puedo aplastar a un ejército;

    con mi Dios puedo escalar cualquier muro.



30 El camino de Dios es perfecto.

    Todas las promesas del Señor demuestran ser verdaderas.

    Él es escudo para todos los que buscan su protección.

31 Pues ¿quién es Dios aparte del Señor?

    ¿Quién más que nuestro Dios es una roca sólida?

32 Dios me arma de fuerza

    y hace perfecto mi camino.

33 Me hace andar tan seguro como un ciervo,

    para que pueda pararme en las alturas de las montañas.

34 Entrena mis manos para la batalla;

    fortalece mi brazo para tensar un arco de bronce.



Nueva Traducción Viviente (NTV)

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Proverbios 4:7-10 Nueva Traducción Viviente (NTV)

7 ¡Adquirir sabiduría es lo más sabio que puedes hacer!

    Y en todo lo demás que hagas, desarrolla buen juicio.

8 Si valoras la sabiduría, ella te engrandecerá.

    Abrázala, y te honrará.

9 Te pondrá una hermosa guirnalda de flores sobre la cabeza;

    te entregará una preciosa corona».



10 Hijo mío, escúchame y haz lo que te digo,

    y tendrás una buena y larga vida.



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