Monday, January 8, 2024

DAB Español, Lunes 08 de Enero

Día 008, DAB Español, Lunes 08 de Enero


Génesis 18:20-19:38; Mateo 6:25-7:14; Salmos 8; Proverbios 2:6-15 (La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH))




Génesis 18:20-19:38

La Palabra (Hispanoamérica)

20 Así que el Señor dijo a Abrahán:


— La denuncia contra Sodoma y Gomorra es tan seria y su pecado tan grave, 21 que bajaré a ver si sus acciones se corresponden con la denuncia que contra ellas ha llegado a mí. Si es o no así, lo averiguaré.


22 Los visitantes se fueron de allí y se encaminaron hacia Sodoma, pero Abrahán se quedó de pie delante del Señor. 23 Entonces Abrahán se acercó al Señor y le dijo:


— ¿De modo que vas a hacer que perezcan juntos el inocente y el culpable? 24 Supongamos que en la ciudad hay cincuenta inocentes. ¿Destruirás ese lugar, en vez de perdonarlo por amor a los cincuenta inocentes que hay en él? 25 ¡Lejos de ti hacer una cosa así: hacer que mueran inocentes junto con culpables y que tenga el mismo castigo el justo que el malvado! ¡Lejos de ti! ¿El que juzga toda la tierra, no va a hacer justicia?


26 El Señor respondió:


— Si encuentro cincuenta inocentes en la ciudad de Sodoma, por ellos perdonaré a toda la ciudad.


27 Replicó Abrahán:


— ¡Ya sé que es un atrevimiento hablar así a mi Señor, yo que sólo soy polvo y ceniza! 28 Pero tal vez falten cinco inocentes para completar los cincuenta; ¿destruirás toda la ciudad si faltan esos cinco?


El Señor respondió:


— No la destruiré si encuentro allí a cuarenta y cinco inocentes.


29 Abrahán volvió a insistir:


— Supongamos que solo se encuentran cuarenta.


El Señor respondió:


— No lo haré en atención a esos cuarenta.


30 Pero Abrahán volvió a suplicar:


— Que mi Señor no se enfade si insisto. Supongamos que quizás no sean más que treinta.


El Señor respondió:


— No lo haré si encuentro a treinta inocentes.


31 Abrahán siguió insistiendo:


— Una vez más me tomo el atrevimiento de dirigirme a mi Señor. Supongamos que se encuentran veinte.


El Señor respondió:


— Por consideración a esos veinte, no la destruiré.


32 Todavía insistió Abrahán:


— ¡Qué mi Señor no se enfade si insisto por última vez! ¿Y si no son más que diez los inocentes?


El Señor respondió:


— En atención a los diez, no la destruiré.


33 Cuando acabó de hablar con Abrahán, el Señor se marchó y Abrahán regresó a su tienda.


La corrupción de Sodoma

19 Al caer la tarde los dos mensajeros llegaron a Sodoma. Lot estaba sentado a la puerta de la ciudad. Al verlos se levantó para recibirlos, e inclinándose hasta el suelo, 2 les dijo:


— Por favor, señores míos, vengan a casa de su siervo, para que pasen en ella la noche y se laven los pies. Mañana por la mañana podrán continuar su camino.


Pero ellos respondieron:


— No; pasaremos la noche en la plaza.


3 Pero Lot insistió tanto que se fueron con él y entraron en su casa. Les preparó comida, coció panes sin levadura y ellos comieron.


4 Aún no se habían acostado, cuando los habitantes de la ciudad de Sodoma se agolparon alrededor de la casa: jóvenes y ancianos, allí estaban todos sin excepción. 5 Y gritaron a Lot:


— ¿Dónde están los hombres que han entrado esta noche en tu casa? Hazlos salir fuera para que tengamos relaciones sexuales con ellos.


6 Lot salió a la puerta y, después de cerrarla detrás de sí, 7 les dijo:


— Hermanos míos, les ruego que no cometan tal maldad. 8 Tengo dos hijas que aún son vírgenes; voy a traérlas para que hagan con ellas lo que quieran, pero no les hagan nada a estos hombres que están cobijados bajo mi techo.


9 Pero ellos le contestaron:


— ¡Quítate de ahí! Este individuo que ni siquiera es de aquí quiere ahora dárselas de juez. ¡Pues vamos a tratarte peor que a ellos!


Y empujándolo violentamente, trataron de echar abajo la puerta. 10 Pero los visitantes alargaron el brazo, metieron a Lot con ellos en la casa y cerraron la puerta, 11 Y a toda aquella gente que estaba agolpada a la puerta de la casa dejaron ciega, desde el más joven al más anciano, de modo que no eran capaces de encontrar la puerta.


La destrucción de Sodoma

12 Los visitantes dijeron a Lot:


— ¿Tienes más familiares aquí? Saca de este lugar a tus yernos, a tus hijos e hijas, y a todos los familiares que tengas en esta ciudad, 13 porque vamos a destruirla. La denuncia presentada ante el Señor contra ella es tan grave que el Señor nos envía a destruirla.


14 Entonces Lot salió a avisar a sus futuros yernos, los que se habían de casar con sus hijas, y les dijo:


— ¡Salgan de esta ciudad sin perder tiempo, porque el Señor va a destruirla!


Pero los yernos pensaron que Lot lo decía en broma. 15 Al amanecer los ángeles urgieron a Lot:


— ¡Deprisa! Toma a tu mujer y a tus dos hijas que están aquí si no quieren ser aniquilados junto con la ciudad.


16 Pero como Lot titubeaba, los mensajeros los agarraron de la mano, a él, a su mujer y a sus dos hijas, y los sacaron fuera de la ciudad, porque el Señor tuvo compasión de ellos. 17 Y mientras los sacaban fuera de la ciudad, uno de los ángeles le dijo:


— ¡Corre, ponte a salvo! No mires atrás ni te detengas para nada en el valle. Huye hacia las montañas, si no quieres morir.


18 Pero Lot les dijo:


— Eso no, por favor, Señor mío. 19 Tú has protegido a este siervo tuyo y has mostrado tu gran misericordia salvando mi vida, pero yo no puedo huir a las montañas, porque me alcanzaría la desgracia y moriría. 20 Fíjate, por favor, en esa ciudad que está aquí cerca y déjame refugiarme en ella, pues es insignificante —¿no es verdad que lo es?—. Déjame buscar refugio en ella para poner a salvo mi vida.


21 El ángel le respondió:


— Está bien, acepto tu petición. No destruiré la ciudad de que me hablas. 22 Pero, ¡anda! vete allá de una vez, porque no puedo hacer nada mientras no llegues allí.


Por eso a aquella ciudad se le dio el nombre de Soar.


23 Amanecía ya cuando Lot llegó a Soar. 24 Entonces el Señor desde el cielo hizo llover azufre y fuego sobre Sodoma y Gomorra. 25 Y destruyó estas ciudades y toda la llanura, todos los habitantes de las ciudades y la vegetación del campo. 26 En cuanto a la mujer de Lot, quedó convertida en estatua de sal por haber mirado hacia atrás.


27 Abrahán madrugó y volvió al lugar donde había estado hablando con el Señor. 28 Cuando dirigió su mirada hacia Sodoma y Gomorra y toda la región de la llanura, vio un humo que subía de la tierra, como el humo de un horno. 29 Así, cuando Dios destruyó las ciudades de la llanura, arrasando las ciudades donde había vivido Lot, se acordó de Abrahán y libró a Lot de la catástrofe.


Origen de los moabitas y de los amonitas

30 Después, por miedo a quedarse en Soar, Lot se fue con sus dos hijas a la región montañosa y se quedaron a vivir en una cueva. 31 Un día la hija mayor le dijo a la menor:


— Nuestro padre se va haciendo viejo y no han quedado hombres por esta región con quien podamos unirnos, como se hace en todas partes. 32 Ven, demos de beber vino a nuestro padre hasta que esté borracho y luego nos acostaremos con él; así tendremos descendencia de nuestro padre.


33 Aquella misma noche emborracharon a su padre con vino y la mayor se acostó con él, sin que el padre se diera cuenta de lo que pasó en toda la noche. 34 A la mañana siguiente, la mayor dijo a la menor:


— Yo ya me acosté anoche con mi padre. Esta noche volvemos a emborracharlo y te acuestas tú con él; así las dos tendremos hijos de nuestro padre.


35 Aquella misma noche volvieron a emborrachar con vino a su padre y, sin que este se diera cuenta, también su hija menor se acostó con él. 36 Así las dos hijas de Lot quedaron embarazadas de su padre. 37 La mayor tuvo un hijo, al que llamó Moab; es el padre de los actuales moabitas. 38 La menor también tuvo un hijo, al que llamó Ben Amí que es el padre de los actuales amonitas.


Mateo 6:25-7:14

La Palabra (Hispanoamérica)

Confianza en Dios (Lc 12,22-31)

25 Por lo tanto les digo: No anden preocupados pensando qué van a comer o qué van a beber para poder vivir, o con qué ropa van a cubrir su cuerpo. ¿Es que no vale la vida más que la comida, y el cuerpo más que la ropa? 26 Miren las aves que vuelan por el cielo: no siembran, ni cosechan, ni guardan en almacenes y, sin embargo, el Padre celestial las alimenta. ¡Pues ustedes valen mucho más que esas aves! 27 Por lo demás, ¿quién de ustedes, por mucho que se preocupe, podrá añadir una sola hora a su vida?


28 ¿Y por qué preocuparse a causa de la ropa? Aprendan de los lirios del campo y fíjense en cómo crecen. No trabajan ni hilan 29 y, sin embargo, les digo que ni siquiera el rey Salomón, con todo su esplendor, llegó a vestirse como uno de ellos. 30 Pues si Dios viste así a la hierba del campo, que hoy está verde y mañana será quemada en el horno, ¿no hará mucho más por ustedes? ¡Qué débil es la fe que ustedes tienen! 31 Así pues, no se atormenten diciendo: “¿Qué comeremos, qué beberemos o con qué nos vestiremos?”. 32 Esas son las cosas que preocupan a los paganos; pero el Padre celestial ya sabe que las necesitan. 33 Ustedes, antes que nada, busquen el reino de Dios y todo lo justo y bueno que hay en él*, y Dios les dará, además, todas esas cosas. 34 No se inquieten, pues, por el día de mañana, que el día de mañana ya traerá sus inquietudes. ¡Cada día tiene bastante con sus propios problemas!


No juzgar a la ligera (Lc 6,37-38.41-42)

7 No juzguen a nadie, para que Dios no los juzgue a ustedes. 2 Porque del mismo modo que juzguen a los demás, los juzgará Dios a ustedes, y los medirá con la misma medida con que ustedes midan a los demás. 3 ¿Por qué miras la brizna que tiene tu hermano en su ojo y no te fijas en el tronco que tienes en el tuyo? 4 ¿Cómo podrás decirle a tu hermano: “Deja que te saque la brizna que tienes en el ojo”, cuando tienes un tronco en el tuyo? 5 ¡Hipócrita! Saca primero el tronco de tu ojo, y entonces podrás ver con claridad para sacar la brizna del ojo de tu hermano.


6 No entreguen las cosas sagradas a los perros, ni echen sus perlas a los cerdos, pues las pisotearán y, revolviéndose, los harán pedazos a ustedes.


Orar con confianza (Lc 11,9-13)

7 Pidan, y Dios los atenderá; busquen, y encontrarán; llamen, y Dios les abrirá la puerta. 8 Pues todo el que pide, recibe, y el que busca, encuentra, y al que llama, Dios le abrirá la puerta. 9 ¿Quién de ustedes, si su hijo le pide pan, le dará una piedra? 10 ¿O si le pide pescado, le dará una serpiente? 11 Pues si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre que está en los cielos se las dará también a quienes se las pidan!


La regla de oro (Lc 6,31)

12 Pórtense en todo con los demás como quieren que los demás se porten con ustedes. ¡En esto consisten la ley de Moisés y las enseñanzas de los profetas!


Dos puertas y dos caminos (Lc 13,24)

13 Entren por la puerta estrecha. La puerta que conduce a la perdición es ancha, y el camino fácil, y muchos son los que pasan por ellos. 14 En cambio, es estrecha la puerta y angosto el camino que llevan a la vida, y son pocos los que los encuentran.


Salmos 8

La Palabra (Hispanoamérica)

Salmo 8

¡Qué grande es tu nombre en la tierra entera!

8 Al maestro del coro; según la melodía de Gad. Salmo de David.

2 Señor Dios nuestro,

¡qué grande es tu nombre en la tierra entera!

Alzas tu gloria sobre los cielos

3 y de la boca de lactantes y niños,

has hecho un baluarte frente a tus rivales

para silenciar al enemigo y al rebelde.

4 Miro el cielo, obra de tus dedos,

la luna y las estrellas que has fijado,

5 ¿qué es el mortal para que te acuerdes de él,

el ser humano para que de él te ocupes?

6 Lo has hecho algo inferior a un dios,

lo has revestido de honor y de gloria,

7 lo has puesto al frente de tus obras,

todo lo has sometido a su poder:

8 el ganado menor y mayor, todo él,

y también los animales del campo,

9 los pájaros del cielo, los peces del mar

y cuanto surca los senderos de los mares.

10 Señor Dios nuestro,

¡qué grande es tu nombre en la tierra entera!


Proverbios 2:6-15

La Palabra (Hispanoamérica)

6 Porque el Señor concede la sabiduría

y de su boca salen el saber y la prudencia;

7 otorga el éxito a los honrados

y es escudo de conductas íntegras;

8 protege al que se comporta rectamente

y custodia el camino de sus fieles.

9 Entonces comprenderás la justicia,

el derecho y la honradez:

todos los caminos del bien.

10 Pues la sabiduría entrará en tu mente

y el saber se te hará atractivo;

11 la sensatez cuidará de ti

y la prudencia te protegerá;

12 te apartará del mal camino

y de quienes hablan con maldad;

13 de los que abandonan los senderos rectos

y andan por caminos sombríos;

14 de los que disfrutan haciendo el mal

y gozan con la perversión;

15 de los que siguen senderos tortuosos

y caminos extraviados.


La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)

La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España

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