Thursday, January 18, 2024

DAB Español, Viernes 19 de Enero

Día 019, DAB Español, Viernes 19 de Enero


Génesis 39:1-41:16; Mateo 12:46-13:23; Salmos 17; Proverbios 3:33-35 (Nueva Biblia Viva (NBV))




Génesis 39:1-41:16

Nueva Biblia Viva

José y la esposa de Potifar

39 Cuando José llegó a Egipto, fue vendido por los ismaelitas a Potifar, que era un egipcio muy importante, ya que era el capitán de la guardia personal del faraón. 2 El Señor bendijo mucho a José en la casa de su amo, de modo que tenía éxito en todo lo que emprendía. 3 Potifar comprendió que el Señor estaba con José de una manera muy especial. 4 Por supuesto, José llegó a ser su persona de confianza. Pronto estuvo a cargo de la administración de la hacienda y todos los negocios de Potifar. 5 Inmediatamente, Dios comenzó a bendecir a Potifar, por amor a José. Todos los asuntos de su hacienda comenzaron a prosperar, sus cosechas aumentaron y se multiplicó su ganado. 6 Por esa razón, Potifar le entregó a José la responsabilidad de administrar todas sus posesiones. Potifar no tenía nada de qué preocuparse, sino de comer.


Además de las cualidades mencionadas, José era un joven bien parecido. 7 Un día la mujer de Potifar comenzó a fijarse en José, se enamoró de él y lo invitó a tener relaciones sexuales con ella. 8 Pero José se rehusó a hacerlo, y le dijo:


―Señora, mi amo confía en mí en todo lo relacionado con su hacienda; 9 él me ha dado toda su autoridad. No me ha prohibido ninguna cosa. Solamente sobre usted yo no tengo ningún derecho, pues usted es su esposa. ¿Cómo podría yo hacerle una maldad tan grande como esta? Sería un pecado muy grande contra Dios.


10 Pero ella continuó con sus insinuaciones día tras día, a pesar de que él se negaba y evitaba en todo lo posible encontrarse con ella a solas. 11 Un día, mientras José estaba haciendo sus quehaceres en la casa, ella aprovechó que no había nadie más en la casa, 12 lo agarró de la túnica y le ordenó:


―¡Acuéstate conmigo!


Él salió corriendo, pero ella logró echarle mano del manto y se lo quitó. 13 Cuando ella vio el manto de José en sus manos, y que él había huido, 14-15 comenzó a gritar. Cuando los otros hombres que estaban cerca llegaron corriendo para ver lo que ocurría, ella comenzó a gritar histéricamente.


―¡Mi marido tenía que traer a ese esclavo hebreo para que nos insultara! —dijo llorando—. Trató de violarme, pero cuando grité, huyó y olvidó llevarse el manto.


16 Ella guardó el manto, y cuando Potifar regresó a casa esa noche, 17 le dijo:


―¡El esclavo hebreo que tienes aquí quiso violarme, 18 y solamente mis gritos me salvaron! ¡Al salir corriendo se le quedó su manto!


19 Cuando Potifar oyó esto, se enfureció. 20 Tomó preso a José y lo echó en la cárcel donde tenían encadenados a los prisioneros del rey. 21 Pero el Señor estuvo con José también allí y le mostró su amor, permitiendo que se ganara la confianza del carcelero. 22 El hecho es que el carcelero pronto le entregó el cuidado de los prisioneros y lo dejó a cargo de todo lo demás que se hacía en la cárcel. 23 Por eso, el carcelero ya no se preocupaba de nada, porque José tenía cuidado de cada cosa y el Señor hacía que todas las cosas le salieran bien.


El copero y el panadero

40 Mucho tiempo después, el jefe de los panaderos y el jefe de los coperos que servían al rey de Egipto, hicieron algo que lo ofendió. 2-3 Por eso, el faraón se enojó con ellos y los mandó a la misma cárcel en donde estaba José, es decir, en la casa del capitán de la guardia. 4 Estuvieron presos un buen tiempo, y el capitán de la guardia designó a José para que los atendiera. 5 Cierta noche cada uno de ellos tuvo un sueño. 6 A la mañana siguiente José los notó tristes y deprimidos.


7 ―¿Qué les pasa? ¿Por qué están tan tristes? —les preguntó.


8 Ellos le contestaron:


―Cada uno de nosotros tuvo un sueño anoche, y no hay quién nos interprete los sueños.


9-10 El primero en contar su sueño fue el jefe de los coperos:


―En mi sueño vi una vid con tres ramas que brotaron, florecieron y luego dieron racimos de uva madura. 11 Yo tenía la copa del faraón, Entonces tomé las uvas y las exprimí en la copa del faraón y se la serví.


12 José entonces le dijo:


―Esta es la interpretación del sueño: Las tres ramas son tres días. 13 Dentro de tres días el faraón te va a sacar de la cárcel y te pondrá nuevamente en tu cargo de copero. 14 Por favor, apiádate de mí cuando hayas vuelto a gozar del favor del faraón, y pídele que me saque de aquí. 15 Yo soy un hebreo que fue raptado de su tierra, y ahora estoy en la cárcel sin haber hecho nada para merecer este castigo.


16 Cuando el jefe de los panaderos vio que el primer sueño tenía un significado tan bueno, también le contó su sueño a José.


―En mi sueño llevaba tres canastos de pan sobre la cabeza. 17 El canasto de encima estaba lleno de deliciosos productos de pastelería, hechos especialmente para el faraón. Pero vinieron las aves y se los comieron.


18 ―Los tres canastos son tres días —le dijo José—. 19 De aquí a tres días, el faraón te quitará la cabeza, colgará tu cuerpo de un madero, y las aves comerán tus carnes.


20 Tres días más tarde, el faraón hizo una fiesta para celebrar su cumpleaños. Invitó a todos sus funcionarios y a todo el personal de su palacio. Mandó a buscar al jefe de los coperos y al jefe de los panaderos. Así que los sacaron de la cárcel y los llevaron delante del faraón. 21 Entonces el faraón colocó de nuevo al jefe de los coperos en su cargo, 22 pero mandó a ahorcar al jefe de los panaderos, tal como lo había dicho José. 23 Sin embargo, el jefe de los coperos se olvidó por completo de José.


Los sueños del faraón

41 Una noche, dos años más tarde, el faraón soñó que estaba a la orilla del Nilo. 2 Repentinamente vio siete vacas hermosas y gordas que salían del río y se ponían a pastar. 3 Luego salieron siete vacas flacas; eran tan flacas que se les veían todas las costillas. 4 Salieron del río, se pusieron junto a las vacas gordas y se las comieron. En ese preciso momento, el faraón despertó.


5 Cuando volvió a dormirse tuvo un segundo sueño. Esta vez vio siete espigas de trigo que crecían de una misma caña. Eran gruesas y estaban llenas de grano, 6 De repente, de la caña salieron otras siete espigas, pero estas eran delgadas y estaban vacías y las marchitaba el viento que venía del desierto. 7 Y estas siete espigas delgadas devoraron a las siete espigas gruesas y llenas.


Cuando el faraón despertó nuevamente se dio cuenta de que todo había sido un sueño. 8 Al día siguiente, al acordarse de los sueños se sintió bastante preocupado por lo que pudieran significar. Así que llamó a todos los magos y sabios de Egipto, y les contó los sueños. Pero ninguno pudo ni siquiera dar una idea de lo que significaban. 9 Entonces el jefe de los coperos le dijo al faraón:


―Hoy recuerdo mi falta. 10 Hace algún tiempo usted se enojó con el jefe de los panaderos y conmigo, y nos mandó a la cárcel que dirigía el capitán de la guardia. 11 Allí el jefe de los panaderos y yo tuvimos un sueño una noche, y cada sueño tenía su propio significado. 12 Le contamos los sueños a un joven hebreo, que era esclavo del capitán de la guardia, y él nos los interpretó. 13 Todo ocurrió tal como él lo dijo: yo fui restaurado en mi puesto de jefe de los coperos del rey, y el jefe de los panaderos fue ahorcado.


14 El faraón mandó inmediatamente a buscar a José. Lo hicieron salir corriendo del calabozo, lo afeitaron rápidamente, le cambiaron la ropa y lo hicieron entrar a la presencia del faraón.


15 ―Anoche tuve un sueño —le dijo el faraón—, y ninguno de estos hombres puede interpretármelo. He oído decir que puedes interpretar sueños, y por esa razón te he hecho venir.


16 ―Yo no lo puedo hacer por mi propia cuenta —replicó José— pero Dios le dirá lo que significa.


Mateo 12:46-13:23

Nueva Biblia Viva

La madre y los hermanos de Jesús

46 Mientras Jesús hablaba a la gente, su madre y sus hermanos, que deseaban hablar con él, se tuvieron que quedar fuera.


47 Cuando alguien le avisó a Jesús que su familia estaba fuera y quería hablarle, 48 él preguntó:


―¿Quién es mi madre?, ¿quiénes son mis hermanos?


49 Y señalando a sus discípulos, dijo:


―Aquí tienen a mi madre y a mis hermanos. 50 ¡El que obedece a mi Padre que está en los cielos, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre!


Parábola del sembrador

13 Mas tarde, aquel mismo día, Jesús salió de la casa y se dirigió a la orilla del lago. 2 Pronto se congregó una multitud tan inmensa que se vio obligado a subir a una barca y enseñar desde allí a la gente que lo escuchaba con atención en la orilla. 3-4 En su sermón, empleó muchos simbolismos que ilustraban sus puntos de vista. Por ejemplo, usó el siguiente:


«Un agricultor salió a sembrar sus semillas en el campo. Mientras lo hacía, algunas semillas cayeron en el camino, y las aves vinieron y se las comieron. 5 Otras cayeron sobre terreno pedregoso, donde la tierra no era muy profunda. Las plantas nacieron pronto, pero a flor de tierra, 6 y el sol ardiente las abrasó y se secaron, porque casi no tenían raíz. 7 Otras semillas cayeron entre espinos, y los espinos las ahogaron. 8 Pero algunas cayeron en buena tierra y produjeron una cosecha de treinta, sesenta y hasta cien granos por semilla plantada. 9 ¡El que tenga oídos, oiga!».


10 Sus discípulos se le acercaron y le dijeron:


―¿Por qué usas esos simbolismos tan difíciles de entender?


11 Él les explicó que ellos, los discípulos, era a los únicos a los que se les permitía entender las cosas del reino de los cielos, pero no a los demás. Y añadió:


12 ―Al que tiene se le dará más, pero al que no tiene nada, aun lo poco que tiene le será quitado. 13 Usé estos simbolismos porque esta gente oye y ve, pero no entiende. 14 Así se cumple la profecía de Isaías:


»“Oirán, pero no entenderán; verán, pero no percibirán, 15 porque tienen el corazón endurecido, no oyen bien y tienen los ojos cerrados. Por lo tanto, no verán ni oirán ni entenderán ni se convertirán ni dejarán que yo los sane”.


16 »¡Dichosos los ojos de ustedes, porque ven! ¡Dichosos los oídos de ustedes, porque oyen! 17 Muchos profetas y muchos hombres justos anhelaron ver lo que ustedes están viendo y oír lo que están oyendo; pero no lo lograron. 18 Y ahora les voy a explicar el simbolismo del sembrador.


19 »El camino duro en que algunas de las semillas cayeron representa el corazón de las personas que escuchan las buenas nuevas del reino y no las entienden. Por eso, cuando Satanás llega, les quita lo que se les sembró. 20 El terreno pedregoso y poco profundo simboliza el corazón del hombre que escucha el mensaje y lo recibe con gozo, 21 pero no hay profundidad en su experiencia, y las semillas no echan raíces profundas; luego, cuando aparecen los problemas o las persecuciones por causa de sus creencias, el entusiasmo se le desvanece y se aparta de Dios. 22 El terreno lleno de espinos es el corazón del que escucha el mensaje, pero se afana tanto en esta vida que el amor al dinero ahoga en él la Palabra de Dios, y cada vez trabaja menos para el Señor. 23 La buena tierra representa el corazón del hombre que escucha el mensaje, lo entiende y sale a ganar treinta, sesenta y hasta cien almas para el reino de Dios.


Salmos 17

Nueva Biblia Viva

Oración de David.

17 Oh, Señor oye mi ruego para que se haga justicia; escucha mi clamor para obtener ayuda; presta oído a mi oración porque sale de un corazón sincero. ¡Presta oído a mi angustioso clamor! 2 Declara mi inocencia, Señor, pues tú conoces a los justos. 3 Has probado mis pensamientos; aun de noche has examinado mi corazón. Has buscado dentro de mí sin hallar nada incorrecto y sabes que he dicho la verdad. 4 He cumplido tus mandatos y no he imitado a los hombres crueles y perversos. 5 Mis pasos no se han desviado de tus sendas; no he dudado en seguirte.


6 Oro así porque sé que me responderás, oh Dios. ¡Sí!, inclinas a mí tu oído y escuchas mi oración. 7 Muéstrame en forma admirable tu gran amor, oh Salvador de cuantos buscan tu auxilio contra sus enemigos. 8 Protégeme como lo harías con la niña de tus ojos; escóndeme bajo la sombra de tus alas.


9 Protégeme de los malvados que me atacan, de los asesinos enemigos que me rodean. 10 Son despiadados y arrogantes. Escúchalos alardear. 11 Se abalanzan contra mí, prontos a derribarme. 12 Son como leones ansiosos de destrozarme; como leoncillos agazapados en busca de su oportunidad.


13 Señor, levántate y haz que caigan de rodillas. Rescátame de los malvados con tu espada. 14 Líbrame con tu poderosa mano de estos mortales cuyo único interés está en la ganancia terrena. Con tus tesoros les has llenado el vientre, sus hijos han tenido abundancia, y hasta ha sobrado para sus descendientes.


15 Pero yo en justicia contemplaré tu rostro; me bastará con verte cuando despierte.


Proverbios 3:33-35

Nueva Biblia Viva

33 La maldición del Señor cae sobre la casa de los malvados, pero su bendición está sobre el hogar de los justos. 34 El Señor se burla de los burladores, pero ayuda a los humildes. 35 Los sabios se llenarán de honra, pero los necios se llenarán de vergüenza.


Nueva Biblia Viva (NBV)

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